martes, 13 de abril de 2021

DICHOS DE RAFAEL CADENAS

 



D I C H O S de RAFAEL CADENAS

 

Cree que escribe pero solo hace huecos en las paredes de su celda.

 

Hablo desde la cárcel que tú también conoces. Pero, qué pasa si la aceptamos? No se vuelve albergue? ¿No se une a nosotros para formar un ser real?

 

Sin esperanza, y por eso, sin desesperanza.

 

Abandonado te quiere lo inmenso.

 

Nos reunimos para hablar de lo que no es esencial.

 

Ponerse a compás de la época significa hoy no ser de ninguna época.

 

Aceptar la idea de nación es aceptar la idea de guerra.

 

El reino: lo más presente, lo más oculto.

 

Vivir ya supone una opción a la que casi nunca guardamos fidelidad.

 


Digámoslo en voz baja para que la vida no lo oiga: somos personajes.



 

El hombre ha perdido la poética del vivir.

 

Lo inmediato, esa cima.

 

En lo más silencioso subyacemos.

 


Si bien se mira la alegría es más profunda que la tristeza.

 

Haber herido a personas queridas le ha dejado cicatrices sobre las que ha tratado de formarse.

 

Culparte es derramar tu vino.

 

Salgo en mi busca y solo encuentro huellas.

 

Nuestra morada es impenetrable y la habitamos.

 

Los ojos reciben innombradas las cosas.

 

Poetas, girasoles del ser, confíenme sus secretos.

 

Lo único que no termina nunca es el presente.

 

Días en los que está el corazón como el sol en el pan.

 

La sencillez quebranta el orden convencional.


Se sirve de la ausencia para estar presente.

 

La exactitud protege de la ilusión.


 

La poesía no tiene residencia fija, por eso es tan difícil dar con ella.

 

Haces el poema y el también te hace.

 

Un poco de pensamiento nada más para que no enferme el poema.

 

Cuando recobramos nuestro no saber las cosas refulgen.

 

Te instalas en el momento fugitivo.

 

Solo si no te juzgas puedes hacer transacciones con tu sombra.

 

Hay quienes no se permiten ser suaves por temor a disolverse.

sábado, 10 de abril de 2021

LO QUE DICES DE MÍ ME DEJA SOLO

Para el Poeta madrileño Jesús Aguado un  libro de poemas es un plan de fuga puesto en práctica para escapar de una cárcel diferente, porque la poesía es sobre todo: liberación. También sostiene que para ser un buen poeta antes hay que haber aprendido a fugarse de muchas prisiones: la del Sentido, la de la Historia, la del Cuerpo, la de la Sociedad, la del Yo, la de la Ideología. Ese carácter de búsqueda de identidad y aceptación de la poesía la convierte en primordial.  ¿No te has preguntado en que cárcel andas metido tú ahora?. En todos nosotros hay un poeta con la voz dormida. La poesía puede ayudarnos a despertarla. Con la palabra podemos inventarnos, construir nuevas estructuras, modelar lo que queremos ser, hacer del  espacio y el entorno donde vivimos un lugar más habitable y hospitalario. La poesía y el amor nos liberan. Adelante  ¿A qué esperamos?.





LO QUE DICES DE MI un poema de Jesús Aguado


Lo que dices de mí:
un extraño camino que nunca he recorrido,
un camino que enlosan tus palabras
y que si miras bien se corresponde
con una de las líneas de tu mano.

Lo que dices de mí
eres tú misma,
eres tú de repente bifurcada,
una parte de ti que se queda a tu lado,
otra parte de ti que se viene conmigo.

Lo que dices de mí va borrando mis huellas

Lo que dices de mí me prepara emboscadas.

Lo que dices de mí
es saliva y es tierra que amasas para darme
figura de caballo, figura de montículo,
figura de lunar, figura de tu espalda,
figura de cualquiera de mis dedos
cerrando uno por uno todos tus orificios
(más saliva y más tierra que coges para darme
figura de cabaña, figura de murciélago.

Lo que dices de mí
es mentira que acierta a decir la verdad.

Lo que dices de mí
se acuesta junto a mí donde estaré,
se acuesta junto a un hueco que llama por mi nombre
y al que besa y aplasta hasta que nazco.

Lo que dices de mí
es telaraña, es red, pero tú no las tensas,
pero nadie las tensa pues nadie está al acecho,
es red, es telaraña frenando una caída
que no se ha producido.

Lo que dices de mí me desconoce
del modo más perfecto imaginable,
me desconoce más que el desconocimiento
que me tienen las vetas de una mina,
que me tienen los kraken,
que me tienen las aguas cenagosas,
que me tienen los cientos de tejados
que guarda el huracán en su gruta secreta.

Lo que dices de mí se va probando mundos.

Lo que dices de mí me multiplica.

Lo que dices de mí estira mis pulmones,
catapulta mis ojos,
despierta a los caimanes de mi sangre.

Lo que dices de mí me acelera y me vuelve
más lento.

Lo que dices de mí no lo dices de mí,
no lo dices siquiera, no soy yo,
es raíces de un árbol cuya fruta
se deshace en tu boca y la refresca,
es un malentendido que tu voz
provoca en nuestro sexo

(el fosfeno y la noche es lo que dices
cuando dices de mí no importa lo que digas.)

Lo que dices de mí no son tus opiniones,
es el dulce apagón de la conciencia,
es la locuacidad de lo que existe,
es un puente colgante entre nosotros,
son ardillas que roen las cuerdas de ese puente,
son cáscaras de nueces, un arca abandonada,
maderos embreados que alimentan el fuego
de un náufrago asustado.

Lo que dices de mí
es estaca que busca
con avidez al ávido corazón de ese muerto
que ronda mis castillos y se duerme en sus sótanos,
ese muerto no muerto que llamamos amor.

Lo que dices de mí no necesita
de mí para encontrarme.

Lo que dices de mí no se viene conmigo
a menos que yo firme una página en blanco.

Lo que dices de mí lo dices simplemente
con estar en el mundo, lo dice tu deseo,
esa energía pura que hace pasar las nubes.

Lo que dices de mí
obliga al horizonte
a tenderse a tus pies y lamerte sumiso.

Lo que dices de mí se escribe en las paredes
con tizones calientes de tus muslos.

Lo que dices de mí
es la jaula y el mapa
en el acto preciso de aprender
a vendarse los ojos y saltar al vacío.

Lo que dices de mí me pone en marcha,
un loco mecanismo
de huesos astillados como sables
que va retando a duelo a todos los que dicen
que nunca has dicho nada de mí, que estás callada,
que un mutismo feroz te ha comido la lengua.

Lo que dices de mí
es manada de lobos
hambrientos y atrapados en páramos nevados,
lobos que se devoran entre aullidos
mientras hila la luna bufandas para el No.

Lo que dices de mí me traduce a un idioma
que aún no conocemos.

Lo que dices de mí me resucita.

Lo que dices de mí:
una orquesta sonámbula
de músicos que tocan concentrados
y miran sin rencor sus partituras
mientras todo el pasaje
ya abarrota los botes salvavidas.

Lo que dices de mí me deja solo.





miércoles, 7 de abril de 2021

ADIÓS A LA TRISTEZA

 


CON LUZ DE PRIMAVERA

  

En los caminos sin luz

donde perdemos la alegría

y la estrella que nos guía,

creemos morir de repente.

Un cuerpo helado

busca el abrigo

en el calor amigo

de un  abrazo confinado.

Mas al otro lado del hilo

otros cuerpos tiritan                     

rastreando la lumbre

que los desvista

del frío.

Perezosos los ojos

buscan

en un desierto sin vistas

parques amarillos

vuelos de gaviotas

fuentes cantarinas.

Huellas de vacíos

se adivinan

en todas las pisadas:

corazones sin pulso,

esperanzas bajo tierra,

alegrías prohibidas.

Mas la  tristeza

es natural y pasajera,

no es de dolor que está hecha

ni tan siquiera de materia,

es solo un estado inerte

temporal

que se asienta

tras la hoguera.

Nacerá de sus cenizas

la alegría en primavera

como el ave destruida

que se renuevo

como a la rama del árbol

cuando le asoman los frutos,

la alas, los cantos, las risas

La primavera y las cigüeñas

siempre vuelven

con flores y con vida.


Elena Larruy

lunes, 5 de abril de 2021

COMPOSICIONES LITERARIAS A PARTIR DE UN TÍTULO

Sencillas composiciones literarias a partir de títulos dados: frases, poemas, aforismos, Haikus, notas diversas... (Taller Laie)   






RAIZ CUADRADA DE DOS

Una casa,
un techo,
un encofrado de hierro,
un brasero
tu y yo:
cuatro.




GUISANTES NADANDO EN UN PLATO


Los hay que se ahogan
en un chupito
en un tubo de ensayo
en un colirio
y hasta en la gota derramada

de un vaso de agua.




HE VUELTO NO MATES A SPIDERMAN


Razones traigo
con sarmientos de mentiras
para quemar en la hoguera

ídolos falsos

dioses veganos vengativos

héroes y adalides de tres cuartos.




HOY NO HARÉ NADA

(    ).



UN BOSQUE A MEDIDA

Me cautivó tu cabeza.
En la onda expansiva de su alcance
me distraje. Te lo dije en unos versos
que aún siguen intactos.



LAS COSAS QUE NADIE ROMPE, PERO SE QUEBRARON


Y aquí estoy ahora
esperando un mensaje de Teresa
una visita (que no se dará)
una llamada para dar (o escuchar)
una disculpa 
un te echo de menos
con su voz resucitada diciendo:
no te puedo borrar de mi cabeza
siempre te sentí hermana.

Yo también te quiero.




LOS ESPEJISMOS NO TIENEN PÁJAROS, OÍ DECIR


Tiempo y espacio
en la visión del alma
espejo falso.




ME DEJO VIOLAR POR EL DOLOR DE UN VAGÓN VACÍO


No estar en ti
ni en mi
ni en nadie.
Extraviar todas
las llaves.




NADA ES MIO, TODO ME PERTENECE


Todo cuanto observo me pertenece.
Nada es de la memoria
tan solo el usufructo.




NO HEMOS APRENDIDO NADA DEL BARRO

Es de la bandera
la voz de su estaca
clavada en la tierra

la que más me interesa.




PEOR ES PERDERSE EN UN HUERTO DE ALCACHOFAS


Cuando no vayas a ninguna parte
yo también querré ir.




¿QUÉ FUE DE LAS ARENAS MOVEDIZAS?


Cuando no hay abrazo alguno
donde pararse a llorar.



UN GLACIAR BAJO LAS UÑAS CONSTRUYENDO LO QUE SERÁ CONSTANCIA


Desplazar una montaña
trabajar en su base
retirando las piedras
de una en una:
encontrar la mandíbula
de un Homo Erectus


Elena Larruy


viernes, 26 de marzo de 2021

MICROCUENTOS DE TERROR

 







Micro cuentos de terror (malva2)
(propuesta de trabajo taller literatura Laie)

 

(nadie me advirtió)

Apenas puedo moverme. Hace mucho frío. Se me congelan los huesos. La piel se me acartona. Sellada tengo la boca: de haberlo sabido, hubiera preferido la incineración.

 

 (soc el tiet…)

Los dibujos del armario en la penumbra del cuarto le hacían ver ogros y monstruos. Paralizado en su miedo no podía dormir. Temblaba de terror y los llamaba a todos cuando escuchaba el chirrido de la puerta y una mano tenebrosa tras ella que la abría... una noche más.

   

(me tienes harto de sopa)

Cenar sola nunca me gustó. Es lo que llevo peor de tu ausencia. Por eso te sigo poniendo el plato cada noche en la mesa, y la sopa desaparece poco a poco.

  

(¡¡¡Ayyy esa copita de más!!!)

El estrecho brazo que rodeaba su cintura y el calor del aliento pegado a su nuca la tranquilizaban de sus terrores nocturnos. Hasta que se dio cuenta que dormía sola.

 

 (dejarse de tonterías: ¡hostias!)

Adán era más de proteínas y despreció la manzana.

Se la comió a ella. Mientras la engullida

Eva

le gritaba

que en la manzana también había.

 

 (te lo advertí)

Se lo tragó un desierto yendo a por dulces y tabaco. Lo dieron por desaparecido. Años más tarde una tormenta de arena lo devolvió a su casa en Jerez, con un paquete de Ducados y unos dátiles en la mano, pero ella ya tenía marido… y un estanco.

lunes, 15 de marzo de 2021

EL RIDÍCULO SENTIDO DEL RIDÍCULO




HAY ALGUIEN QUE SOLO QUIERE ESTAR A TU LADO SI ES POR ENCIMA DE TI. B.Prado

Siempre tenemos alguien al lado poniendo a prueba nuestra "inteligencia de neumático".  Por eso se aconseja tener siempre un recurso de recambio por si pinchamos y no queremos quedarnos tirados en las "inmediaciones de la miseria" como perros abandonados. Y es que nuestro presumido ego tiene el mismo valor que un  balón de Nivea en la playa. No hay mejor recurso que conocer nuestras fortalezas y las de los otros, aceptarlas sin presuncionesdesde la más absoluta normalidad, sin ceremonias ni parafernalias, sin tampoco arrugarnos cuando el inteligente o listo de turno exhibe su "teorema/teoría/discurso", con intenciones sospechosas de dejarnos por debajo. La misma actitud y el mismo acomodo ante nuestras debilidades y flaquezas. No tenemos que pedir perdón, ni bajar la cabeza. Somos como somos, como nos parieron y educaron, como nos modeló la vida,  con toda su "perfección imperfecta", sintiéndonos enteros y humildes a la vez: "así es como nos comemos el trocito de mundo que nos toca". Asumiendo quienes somos, sumando esfuerzos y siempre arriesgando; quien no juega con fuego se muere del frío. 

Si hemos de competir que sea con nosotros mismos, sabiendo que no siempre conquistamos aquello que perseguimos, pero que siempre ganamos si lo intentamos; y en cualquier caso habrá valido la pena.

Para llegar a ser una torre alta y no sentir ridículo se ha de trabajar mucho tiempo en la base, en sus cimientos. Las personas más manipulables son las que primero se abandonan y dejan de pertenecerse; con facilidad se adscriben a causas ideológicas o de partidos, que poco o nada tienen que ver con ellas, pero que les hacen sentir más fuertes. Cuando se da este abandono, se pierde identidad, libertad de pensamiento y se acaba actuando como un títere, en un vivir aborregado. La inseguridad y el miedo nos encadenan. "Seamos personas de primera mano" que nadie nos use. 

Medirse con otros no es construirse. Siempre habrá alguien que nos supera en algo. No es mejor el que llega primero que el que se supera y se supera y se sigue superando hasta llegar y volver a empezar. Es una cuestión de voluntad, de trabajo y de sonrisa. Estos son los argumentos, estos los tejidos que dan consistencia a nuestra cabeza y solidez a la vida; dejemos de escondernos, de condenarnos, de poner "parches a las ruedas" y hagamos que el vivir de cada día fluya natural y sea fácil. Fiémonos del favor del instinto, si es que no lo hemos hecho todavía,  es el mejor de los asistentes. Esta en nuestras manos.

                                                                                                  Elena Larruy
                                                                                              

martes, 9 de marzo de 2021

FRAGILIDAD

 


Este poema explora en el tejido humano de la fragilidad, en la condición humilde a la que le aboca su deterioro y decadencia. La asemeja a los ciclos vitales de la propia naturaleza.

Se borra nuestro rastro, nuestro nombre. Cuando eso sucede, el fruto ya ha dejado en tierra sus semillas para que en un sin parar la vida se renueve y se suceda.

La fragilidad conlleva fortaleza. Ningún movimiento es definitivo, ninguno banal.  Nada es más importante  que  volver a empezar.

Todo en el universo es dual, detrás de la fragilidad está la fuerza de la vida.



FRAGILIDAD  

Diente de león 

que al vacío cede

el lugar que ocupa.

Pétalo de amapola

tan real en su modestia escarlata.

 

Me ajusto al abandono,                       

a esta manera de estar presente

sin saberlo

como el aroma fugaz

de una hoja de menta.

 

Dejo de conocerme.

Olvido mi nombre. 

 

Elena

lunes, 1 de marzo de 2021

LA SONRISA EMPAÑADA

Primero fue Joan Margarit el dieciséis de Febrero, días más tarde, el veintidós  me saludó con un hola y un adiós el americano Lawrence Ferlinghetti el último superviviente de la generación Beat y, ayer fue la escritora murciana Isabel Martínez Barquero. Todos tienen maneras distintas de despedirse. Todos coincidieron que Febrero era un buen mes para morir.

No hace ni un año que nos dejó otro gran poeta, además de compositor y cantante L. Eduardo Aute; el mismo día que fallecía en un hospital madrileño, entraba por la puerta de mi casa su libro Toda la poesía, de alguna manera me avisó unos días antes, pues si bien escuchaba su música nunca me interesé por hacerme con sus letras. Sentí entonces como lo siento ahora que los poetas eligen a los herederos de su legado, la poesía no es apta a todas las miradas.



Sorpresivamente ayer veintiocho de Febrero apareció en mi teléfono, sin venir a cuento, el Post de la última entrada del Blog El Cobijo de una desalmada de la escritora murciana Isabel Martínez Barquero, estaba fechada dos años atrás, en ella Isabel se despedía, cerraba lo que llamaba una etapa fértil de nueve años cuyo tiempo había llegado a su fin. Tuve curiosidad por saber qué estaba escribiendo ahora, hacía dos años que le había perdido la pista. La escribí para pedirle dos libros suyos, y tuvimos ocasión de saludarnos e intercambiar comentarios de los mismos. Descubrí entonces a una mujer sufridora que se esforzaba en sonreír. Su poesía trasmitía mucho desgarro. Al leerla sentía que compartía ese dolor y que el suyo se hacía más pequeño, y en ese sentido me aliviaba. Más tarde me contó ─sin contar─ que había padecido una importante depresión que la dejó como muerta: se dejaba entrever en casi todos sus versos y poemas. Conecté de corazón a corazón y la entendí, mucho más cuando leí sus relatos y su libro de poemas el Nervio de la piedra. Ahí dejaba patente la naturaleza de su herida, la necesidad imperante de escribir para seguir viviendo.

Esta mujer Licenciada en Derecho y escritora, cuya valentía y honestidad me emocionaba, la sentí como una mujer de verdad, de las que te hacen sentir orgullosa de tu condición de mujer. Nunca se prodigó más que como una ciudadana que escribía, sin poder parar de hacerlo: le iba la vida. Su alma tantas veces expuesta a la intemperie la llevaba a esa necesidad. Para ella escribir era una pulsión del vivir descosido que sentía en su interior; poder contar aquellas cosas que nos pasan, que sentimos y no decimos, con la sonrisa empañada: sí, pero auténtica y necesaria. Otra mujer echa de voluntad y esfuerzo. Y así se lo hice saber.

Creo que todos los grandes creadores tienen un legado muy valioso que han de dejar en buenas manos, como quien confía un hijo cuando se va. Así hizo Isabel conmigo. La poesía es un material de alta sensibilidad, no apta para miradas que puedan dañarla o ensuciarla. Estos seres entrañables, los poetas,  que nos contaron sus vidas para hablarnos de nosotros, se les debe reconocimiento y agradecimiento, y eso es justo lo que hago ahora, además de seguir su rastro.

No porque sus nombres se escriban con letras mayúsculas y doradas, sino por su humanidad y su saber y, sobre todo porque fueron personas que por encima de todo amaron: ¡y de qué manera! nos lo hicieron saber.

Feliz en tu eterno descanso Isabel, y gracias por tus palabras y tus deseos de que, esta que escribe, nunca fuera herida por el nervio de la piedra.

Elena Larruy



De su libro Mujeres de otoño
Fragmento del Relato: Tibieza
Isabel Martínez Barquero

Más vale cambiar el rumbo de mis pensamientos, no enredarme en cavilaciones que solo consiguen que me precipite en cimas voraces. Por semejantes derroteros, me quedo paralizada en una latitud estéril que me engulle como si fuera un campo minado por arenas movedizas. Si me aflijo por lo que ya no será, perderé lo que aún puede ser. Debo enarbolar la bandera del optimismo, no ceder ante la derrota. Al fin y al cabo, reconozco estas meditaciones, fieles compañeras de mi vida; he aprendido a convivir con su carcoma. Pero también he aprendido que la perfección se empaña en la tristeza. La existencia esconde nuevos días donde es posible sorprenderse con un regalo inesperado en cualquier segundo. No deseo que mi mente se enturbie hasta el extremo de ser incapaz de descubrir las pequeñas cosas que impulsan a la sonrisa, a la dicha cotidiana, al placer inocente de enhebrar las horas en las faenas mínimas que me renuevan. La alegría es una decisión del carácter y un empeño de la voluntad. (...)

martes, 23 de febrero de 2021

A MI HIJO HÉCTOR

Dedicado a mi hijo Héctor, mi extensión cósmica, mi maestro; una manifestación de amor que da sentido a la vida,  un desvelo, una verdad, carne de mi carne, razón y corazón. Mi amor por ti es amor de madre, pero también sentimiento de totalidad. Cuando te tuve entre mis brazos sentí que un círculo perfecto se completaba. Siempre supe quién eras. No había palabras, solo amor. 

 


Cada hijo es una estrella
de fuerza meteorita,
 que nos regala el cielo. 


Cuando saliste de mí

para encontrarte conmigo
aquel final de Septiembre,

me estrenaba como madre.

Con la fuerza brutal de un meteorito,
entre espacios siderales de dolor,
derribaste la compuerta de la vida
para llegar a mis brazos. 
Siete horas te costó.
Era un viernes,
las tres y veinte,
en el reloj de la tarde.

Elegiste mi hombre,

que yo fuera tu madre
para quererte y cuidarte,
para aceptarte sin reservas
trajeras lo que trajeras.

Aquella Noche 
de Reyes
que tomabas mi vientre,   
ya sabía quién eras
Nueve meses y un día
le costó al milagro
mostrame tu cara. 

Aún no tenías nombre
cuando empecé a imaginarte,
a llenarte de besos
de favores,
a darte 
formas amables.
 
De ti quise hacer 
un ser íntegro,
y un hombre fuerte.

Justo, lo que hoy eres.

─Lo que no pude imaginar
no estaba a mi alcance─

Si había una hora precisa
convulsa, eterna
para que tú nacieras:
aquella lo era.
Si había un dolor sin freno
para morir,
aquel dolor "Cósmico" lo era.
Si, le puse nombre
segura como estaba
de que se i
ba a borrar su huella.

¿Qué cabía esperar? hijo
¡si hasta el cielo dejabas sin luz!

Solo mi amor
estuvo a tu altura.

Tu madre

                          Elena Larruy


jueves, 18 de febrero de 2021

A JOAN MARGARIT HONORABLE POETA


Joan Margarit


No me enteré hasta última hora de anoche, -diecisiete de Febrero 2012- del fallecimiento de Joan Margarit. Cada vez que los medios informan de la muerte de un poeta pienso que el mundo se queda mucho más pobre. Otras voces nuevas y más jóvenes vendrán que seguramente no llegarán a mis oídos y mucho menos a los que gobiernan y tienen ministerios de cultura descuidados, desinteresados por la cultura -en supina medida- Por fortuna la voz y la palabra de J.Margarit sí llegó a mis manos y no fue por ellos: los políticos. Y se quedó conmigo por su sensibilidad, su mensaje diáfano y trasparente de lo humano, del acontecer cotidiano de las cosas que a todos nos preocupan y, por sus despedidas. Si algo hizo Margarit en su poesía fue eso: despedirse, entre planos y proyectos de arquitectura, en los pasillos de los hospitales, en los largos paseos por la playa, en hojas en blanco que recogían sus adioses, consciente como era de que morimos un poco cada día. La larga enfermedad de su hija Joana y su anticipada muerte, recogida en gran medida en su obra poética, se lo hizo tener muy presente.
Poetas somos todos los que amamos la poesía, este lenguaje que dice sin decir, que sin decir dice, que se desdice o no se sabe qué quiere decir, o que diciendo dice lo que quiere decir. La poesía es un árbol sin hojas que da sombra dijo otro gran poeta Juan Gelman,  porque la  poesía lo es todo, y lo era para Margarit, por su manera de sentir y de vivirla, por su forma de estar en y para ella.
Del poeta viejo y curtido me interesa su largo viaje, su estar cansado, la bondad que perseguía su lenguaje...  por eso hoy con su cuerpo aún caliente lo primero que hice al levantarme fue acudir a su encuentro, para escucharlo y también para mandarle a Pablo una selección de su poesía,  que me pidió anoche. ¡Qué bueno que alguien, un hombre, se interese por la poesía!: aplaudo y aplaudo y no dejo de aplaudir.
Su libro TODOS LOS POEMAS, recoge la poesía que escribió desde el año 1975 al 2015. Intentando hacer una selección para el amigo  y también para la entrada de hoy en mi Blog, me ha sido más que difícil: imposible, pues todos despertaban mí intereses, así que he escogido estos cinco que aquí dejo, al azar. Su poesía me ha parecido, gozar toda, de una excelente salud, por humana, universal, por amorosa... No exagero si digo que me parece un poeta extraordinario, que mereció mucho más reconocimiento del que tuvo aquí en su tierra, cuando en el 2019 le fue concedido el Premio Cervantes.
En una ocasión le escuché decir algo que los poetas y  los que nos gusta la poesía sabemos: que lo que más cuesta de un poema son los versos finales, sin embargo él lo lograba de una manera sutil y brillante, abajo dejo una muestra.  

Dedicó muchas horas de su vida a los cuidados de Joana, su hija enferma, que padeció una larga enfermedad degenerativa durante treinta años, el síndrome de Rubinstein-Taybe con la que convivió hasta su fallecimiento. A ella le dedicó el poeta hermosos poemas. 

Margarit disfrutó de la poesía, le dedicó y se entregó largas horas de su vida, por que sin duda la amaba: sin la poesía el hombre se encuentra a la intemperie. La compaginó con la arquitectura, esa era su profesión. Fue un escritor que decía tener dos nacionalidades, la catalana y la española. Siempre se identificó con la tierra que le vio nacer, con lo que fueron sus raíces y su lengua, pero también con la castellana que le acogió en sus años adultos, con la que decía también sentirse bien y a gusto. Hubo personas y entidades catalanas que no se lo perdonaron, y no fueron justos a la hora de reconocer sus méritos literarios, que fueron muchos, pero especialmente cuando en el 2019 le fue otorgado el Premio Cervantes de poesía.  Otros como yo le agradeceremos y aplaudiremos siempre sus dos voces. No pasó lo mismo con la de otro poeta extraordinario catalán: Martí i Pol cuya obra fue escasamente traducida al castellano, y bien que la cultura de todos los tiempos y de todos los países lo mereciera, por universal y cercana. Su poesía llega a todos los corazones. No hay fronteras. Pero los ministerios de cultura no parecen tener la misma sensibilidad.
Cito palabras de Margarit: A la mediocridad la caracteriza su gusto por lo extraordinario. En mi descargo diré que detrás de una vejez que no haya asumido la decepción suele haber necedad. La decepción es un sentimiento positivo para la defensa de la mente contra la impostura.
A la pregunta ¿qué es lo extraordinario para los mediocres?, la respuesta es tristemente: lo que pasa cada noche de nueve a diez en los telediarios. ¿Con que impostura, de qué manera, no indigna, nos podemos defender los decentes del mundo de tanta basura y mentira?. 

Repasando su poesía, en este momento de despedida y respeto, no puedo más que sentir tristeza por su pérdida, la de un hombre sensible que vivió de manera respetuosa, que dedicó su vida a la familia, a su profesión y a la poesía. Cuyo ejemplo de vida debería ser un referente social y cultural donde poder mirarnos y, no en esa especie de contenedor de «vacuidad ganadera» donde nos hacen vivir, donde las razones y los argumentos de los violentos que queman contenedores por la noche, parecen tener más sentido y más fuerza expresiva, y sobre todo más verdad que la de los poetas.  

Desde aquí lamento su pérdida y les doy las gracias a Joan Margarit y a su familia por su extraordinario trabajo y su legado poético.
Te quedas conmigo Joan Margarit.

Elena Larruy





FINAL

Tu entierro, en primavera: ése fue
el mensaje final de tu bondad.
Nada mejor en torno a ti que el ruido
de esta ciudad y, enfrente,
la eternidad del mar.
Qué ruda proa Montjuic: alcanza
tan lejos como quiera el pensamiento.

El furgón va subiendo por caminos de arena
y tras el van los coches,
que hacen crujir al pie de los cipreses
la grava en la tranquila plaza de la mañana.
Siento tu sonrisa que atraviesa
los claros pájaros del aire,
ahora que todo vuelve a su principio,
como cuando no estabas.
Ha quedado un olor a flores junto al muro,
entre verdes oscuros y huidizos.
Las canciones del sol de tu silencio
iluminan el hierro de la mañana.
Lo que digo de ti no tiene más sentido
que la herrumbrosa cerradura
de una puerta que no abre a ningún sitio.



ELLA

Llega el tiempo de no esperar a nadie.
Pasa el amor fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie. Es hora de volver
al desolado reino de lo absurdo,
al sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba, ya, perdido.
Al inútil y sórdido tiempo moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo a solas, otro invierno.
¿Cuantos quedan aún, y que sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido?


LA ESPERA

Te están echando en falta tantas cosas.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad. 



CUARTO DE BAÑO

Cuido que no te caigas al ducharte,
y al secarte la espalda sigo con suavidad
la larga cicatriz del espinazo.
El futuro está siempre en la ventana.
Tu vida es este pequeño espacio.
de tu cama y tu música, este cielo
de unas pocas personas y una casa.



NOCTURNO EN SOLIVELLA

Vienes de recorrer la viña en plena noche.
Detuviste el tractor entre las alambradas
donde se emparran verdes y tupidas las cepas,
y escuchaste la tierra alrededor.
Te va dando dinero el restaurante.
Pero de madrugada, ya cerrado,
haciéndote un café en el mostrador,
sin nadie en esta hora, el local te recuerda
cuando era sólo un bar y había viejos
jugando a cartas cerca de la estufa.
En la penumbra se ocultaba un Dios
que fue arrinconado igual que las botellas
de anís de viajas marcas que hoy ya no toma nadie
o retratos de muertos de la infancia
o el hule puesto encima de la mesa,
igual que una bandera cubriendo un ataúd.
Alguno de ellos trasportaba vino
─volviendo con carbón─ al Pirineo.
Quizá es su soledad la que te atrae
de noche hasta las viñas. Oreo fue
un jugador y terminó en la cuadra
colgado con las riendas de una viga.
Quizá apostó su vida por la tuya.
Y aquella bisabuela fusilada
a pie del cementerio: te legó
la furia de existir. Son negros mirlos
que paró en negro vuelo la mano de la muerte.
Haber vivido un día es una chispa
brillante en una oscura eternidad
sin vuelta alguna ni resurrección.
Esto es lo que transmiten, como viejos telégrafos,
los cables de las viñas en las noches. 





Selección de los últimos versos de poemas suyos

Los viejos no buscamos la verdad.
Toda certeza es una herida inútil.


Cuesta entender la vida, no la muerte.
La muerte nunca encierra enigma alguno.


Que extraño puede ser,
al cabo de los años, el amor,
o la memoria del amor, o el rastro
que deja, al apagarse, la memoria.


Como si fuese un gran amor,
el odio ha mantenido a raya
hasta a la propia muerte.
La nostalgia nos manda unas preciosas
postales tuyas desde las tinieblas.

martes, 16 de febrero de 2021

LÁGRIMAS EN LA DUCHA

 



LÁGRIMAS EN LA DUCHA


Todas las lágrimas tienen un propósito de fuga, que a veces el corazón ni sabe. ¡Llevan tanta prisa! 


Sudan las axilas, las manos, el ombligo: lágrimas de cocodrilo.

Cleopatra llora a Osiris, Román a Julieta, la Jaquelin al Onasis: increíbles sus lágrimas.

Un juez no llora mientras dicta sentencia justa. ¿Donde se ha visto? En un juzgado.

Agua que no has de beber, rompe el cántaro y no vayas más a la fuente.

Emociones deshidratadas: para darles de beber a-parte. No pasa nada.

A quien mal canta, se le espanta con un manguerazo -con agua de llorar.

Todas las lágrimas en caída libre, no hay quien las pare ni las gobierne.

Para mí las lágrimas son más saladas que amargas. Es una cuestión de gusto... ¿o de disgusto?

Enmudece el corazón, la nube de mis ojos descarga.

Los hay de la opinión que para encontrar un dios que te eleve has de correr primero una cortina de agua. Puestos a elevarse la mayoría prefieren un ascensor... y otras cosas.

¿Porque no creer en el llanto de las plañideras cuando dan a luz?

Quien mal anda, se cae más veces y le salpica el charco en la cara. Lágrimas embarradas.

De todas las lágrimas, las más dolorosas son las que se lloran para adentro. También las que se derraman en la ducha.

Otras son falsas, buscan la caridad con astucia tramposa, responden a un programa de pericia mendiga. Los hay que pican.

Las lágrimas están cargadas de buena poesía. Las hay dulces y amargas, como las almendras.

Nunca ponemos alas a las lágrimas. Es de extrañar. Pocas cosas liberan tanto.

Los hay que antes de salir de casa se insultan, se instruyen y ordenan -por su bien-, se estiran y sacan pecho, los hay que entonan la voz, se asustan, se repasan… Los que salen llorados son los que tienen el terreno más ganado.

Visto lo visto aún tenemos por delante mucho por lo que llorar. No malgastemos las lágrimas.

El llanto afloja la mirada, la deja limpia y trasparente.

Las lágrimas artificiales son como las tomas falsas. Hay quien las compra por caridad.

No creo en las lágrimas de sangre. El dolor no es rojo.

Las lágrimas aclaran la voz, matizan los colores intensos del drama, lo suavizan.


Elena Larruy

sábado, 13 de febrero de 2021

MÚSICA Y LETRA PARA UNA HISTORIA SIN ACABAR

Esta conversación que escuché hace unos días, se produjo en mi ciudad, en una estación de metro de la línea uno. Los techos de la estación son abovedados, las conversaciones apoco que se levante la voz se escuchan con total claridad por todo el andén. Yo me encontraba al final, eran las dos de la tarde. Salía de clase y me metí en el metro, bajé las escaleras y mientras esperaba que llegara, el que parecía  un vigilante de seguridad -de origen Dominicano, o quizá Cubano-  inició una conversación telefónica con un amigo, que me hizo arquear las cejas y sonreír: a mi y a todos los allí presentes. Corrí a escribir la historia antes que se me borrara, pues no tenía desperdicio, por espontánea y fresca, la pena es que la llegada del metro me impidió escuchar el final.  Esto fue lo que oí



!Ei hermano!

¿cómo estás?

yo por aquí

haciendo la ronda:

pillé a dos gais con el "folleteo"

los saqué del baño

¡tu ya sabes!

Desde que cerraron el gimnasio: fatal,

¡pero fatal hermano!

........

Me he echado una novia, sabes

tiene buen corazón

me llama cada día

trabaja en La Caixa

es una chica inteligente

estudiada

está gordita, pero eso es lo de menos

todos los días voy a comer con ella

y me habla bonito

...


Una sonrisa para esta historia, por favor. Bien la merece, ¿no os parece?

Elena Larruy

sábado, 6 de febrero de 2021

VENTANAS Y MIRADAS

 

     La vida es una larga lección de humildad. James M. Barrie


Pocas palabras, tan clarificadoras de un sentimiento, asociado a la vejez, como la palabra soledad. Nunca me importó la soledad cuando era joven. Desde que cumplí los diecisiete que me independicé, aprendí a estar y convivir con el mundo a solas. Nunca me sentí sola aunque no estuviera acompañada, miento sí me sentía sola en algún momento, nunca abandonada. Ahora en mi momento de mujer adulta el término soledad tiene otro significado diferente. 
Cuando estamos en tiempos de regresos, como me gusta llamar a mí a la vejez, o en las etapas maduras de la vida, estamos más consumidos, uno percibe de manera diferente la soledad. Sabe a otra cosa. Nada más triste estos días que ver desaparecer a los mayores, solos, tremendamente solos, sin una mano que les acompañe. A los que no nos sucede estas cosas debemos estar en continua actitud de agradecimiento con la vida. No quiero ni imaginar pasar esta experiencia con un padre, una madre o un hijo.

Hace no mucho leí estas palabras: «No está más solo el que no tiene compañía que el que no es de nadie». Cuando nada de ti tienen los otros es cuando nos sentimos terriblemente solos. Podemos estar acompañados o no,  sentirnos solos o no, pero cuando realmente estamos dolorosamente solos es cuando el amigo, el hermano, el padre, el hijo, aquel que nos importa y del que nos sentimos o deberíamos sentirnos cerca, no tiene nada tuyo. Eso es realmente la soledad. Cuando nadie tiene nada nuestro.


Obra de March Chagall






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Elena Larruy

miércoles, 3 de febrero de 2021

LA PALABRA


LA PALABRA

Cuando la palabra enferma

en la garganta

helada la voz se estrecha.

Recuerdo la de mi padre, prisionera aun de guerra, cuando en las tardes de invierno me recogía del colegio y me subía en su vespa: ¡respira por la nariz y cierra la boca! hija -me decía- y yo esperaba ese momento de dicha cocodrilo  para abrirla con todas mis fuerzas, hasta llegar a casa. El resultado buscado era inminente: unas feroces anginas me dejaban en cama una semana. Esa circunstancia, era para mi mucho más soportable que el dolor de mi callada. Siete años tenía. Todo lo lloré en ese momento, mas ahora me pregunto que hacer con estos restos. 

Educada por el credo religioso de los sesenta, me negué a ser la pecadora adoctrinada que pretendían que fuera. No me creí el cuento de los infiernos. Tenía serías sospechas de mi inocencia.  Lo que sí era cierto fue ¡aquel vivir de permanente castigo!. El cielo no estaba tan lejos y probé suerte,  pero también tenía defectos -no era tan benévolo como decían- cada dos por tres te estallaba minas en la cara.No eran mortales pero te dejaban sin habla.Siempre hablaban los mismos.

Las contradicciones y yo nos hicimos amigas. Me acostumbré a ellas. No estaba tan sola. Desojando los días del calendario me tocó el crisantemo: una voz "guadiana" que salía de mis entrañas me guiaba y yo la seguía. No pronuncie palabra, estaba sin voz. La que más me dolía era la que no me daban. Me enseñaron otras voces que no eran la mía. La propia se perdió por los confines de las simas de un pasado en blanco y sombra. Nunca eché de menos esa parte de la infancia en el colegio. Sigo creyendo en los cuentos -que yo me cuento- y en mi padre. 

Así es como se construye una mujer a medias, a medio camino de todo, a medio gas, a medias tintas: aquí y ahora, dándole a la misma cuerda. Intentando desenredarme de ella. 

Mari era muchas cosas: todas pequeñas. A los nueve años ya era pobre: sin palabras. Se sentía a veces como el gusano cien pies que se enrolla sobre sus patas, esos que se estiran y se encogen cuando los tocas: esos.  Le salvó no saberlo y siguió para adelante, levantando la cabeza como sí le enseñaron sus padres.

A veces soy yo.

A veces otra

la turbia voz que se arma

y se desarma

confundida.


Temblorosos castillos de naipes

son las palabras.

En el clamor de un desamparo

se desmoronan

para arraigarse en otro aliento

después de los deshielos

tengo la certeza

que la voz se aclara 

y la palabra

se hace más fuerte.

 

Elena Larruy 


lunes, 18 de enero de 2021

SONETO DEL PUCHERO



Nadie discutirá que estos días fríos de extremo invierno y recogida son los más adecuados para encontrar en la mesa un buen puchero, de esos que hacían las madres y las abuelas de antes, que encendían los carrillos y te reconciliaban con el mundo. Pues bien, este puchero lo he cocinado yo, lo llevé  a clase y todos los compañeros lo  degustaron y contribuyeron con sus sugerencias a hacerlo mejor, guiados por la mano del gran «chef-poeta»  Jesús Aguado. Entre todos lo mejoramos y le dimos gusto y mejor forma.  
Sujetar el soneto a su regla métrica, como todo lo medido, tiene su dificultad. Calzar versos endecasílabos, verbos y predicados (o no) con rima consonante, que suene bien, sean entendibles y empaticen con el resto y con lo que se quiere contar, lleva su trabajo. Encajar en la estructura todas las demás reglas y que el conjunto, respetando los acentos -melódico, heróico, sáfico, dactílico- dándole  el ritmo adecuado y al tiempo conseguir la atmósfera que el poema nos pide, insisto, tiene lo suyo.  No siempre se consigue. En concreto con este soneto y "el bombero infiltrado" además de aprender las reglas, lo mejor que nos pasó es que  echamos unas cuantas risas.
Espero que ya que no podéis degustarlo os llegue parte de su aroma y os caliente un poquito el cuerpo: !que menos!. 


SONETO DEL PUCHERO


Garbanzos, morcilla, rico puchero.
Cuando llega el invierno, un buen cocido
caliente, despierta al cuerpo dormido
y lo deja encendido tal brasero.

No es una encomienda de bombero.
En remojo, bien magro y desvestido
que resucita el mal o el buen sentido             
del noble, del albañil y del clero.

Hueso de caña, carne de morcillo.
No llevar prisas. Que no falte el vino
ni el buen amigo de gusto sencillo.        
 
Deleite lento, humeante y alpino:           
hueso de jamón, vaho de tomillo           
que al sentido quita crédito y tino.

Elena
                       

martes, 12 de enero de 2021

Llevarse

 



Poema inspirado en un aforismo del
poeta Jesús Aguado, de su libro
Heridas que se curan solas


llevarse bien con los espárragos en lata

con el apio

con los polvorones navideños

con el run run de mis caderas

                          

con los programas de la secadora

con Julio Cortázar

con esas cosas que no se dicen

y solo se piensan

 

con los años

de más los por demás

y los que me quedan

 

llevarse bien con las piedras

-no hay otra-

 

y con los rotos de cada día

que pego con saliva

para que no se me escape el vivir

 

llevarse bien con el tapa ojeras

el eyeliner

con la ceja esa insumisa

con el caldera

con ese color difunto

que te devuelve a la tierra

 

llevarse bien con el perdón

como virgencita en capilla

repartiendo bendiciones

de casa en casa 

 

quererse bien por las torpezas

y la palabra chica -el todo a cien de la vida-.

 

Llevarse.

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