lunes, 31 de agosto de 2020

RECONOZCO ESA MIRADA


Estuve en el abismo pero le eché un par y seguí andando... Me gusta demasiado la vida. Karmelo Iribarren


EL PASADO, ESE LUGAR AL QUE PREFIERO NO VOLVER

Acaba de felicitarme
por mis seis años
en el "dique seco".
Él sigue en el tema
-dice-, pero
que lo tiene controlado.
No engañaría a un niño,
y lo sabe.
De ahí pasa a sus proyectos,
a sus sempiternos
castillos en el aire,
a sus burdas
patrañas.
Sólo que hoy no estoy
de humor.
Le digo que lo siento,
pero que me tengo
que marchar.
Me mira, y reconozco
esa mirada.
Sólo es para tabaco
-se ríe-,
no empieces a pensar mal.




LAS CIUDADES

Me gustan las ciudades, sus plazas
sus calles anchas, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo ante la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer su rostro
o el último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar,
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo...




MALOS TIEMPOS

Ándate con cuidado,
que no se entere nadie
de que lo pasas bien,
que tu vida funciona,
y eres feliz a ratos.

Hay gente que es capaz
de cualquier cosa,
cuando ve una sonrisa.


lunes, 24 de agosto de 2020

INTELIGENCIA IMBERBE

CINCINATO-Personaje legendario de la antigua Roma Republicana

Recientemente he conocido a Cincinato, un personaje de la Roma Republicana, ejemplar por su conducta honorable con sus conciudadanos y con su pueblo. En la antigua Roma frente a una situación de caos el senado elegía a un dictador provisional relevante para dar solución rápida a un problema político-militar. Durante seis meses el dictador en cuestión tenía todos los poderes a su mando. No había tiempo que perder en debates y votaciones, el elegido debía dar órdenes inmediatas y tomar decisiones rápidas eficientes para dar fin al conflicto. Esa excepcionalidad no estaba exenta de peligros, pues se arriesgaban a abusos de poder o excesos en decisiones de vida o muerte, incluso a la tentación de que algún elegido quisiera perpetuarse en el mando; claro que el senado siempre se guardaba la autoridad para revocar el poder otorgado. Cuenta la historia que el único dictador elegido para tan noble asunto, que tuvo un comportamiento ejemplar fue Lucio Quincio Cincinato, quien antes había sido cónsul y general romano y ahora por decisión propia había abandonado la política y se dedicaba a las tareas agrícolas. Este hombre audaz, inteligente y resolutivo era capaz de organizar un ejército y ganar una batalla, derrotando al enemigo en tan solo dieciséis días, evitando así una guerra civil, para luego renunciar al cargo y a los honores que le correspondían, y volver con toda la normalidad a sus tareas agrícolas. Esa era su manera de prestar servicio a Roma, así su moral, algo impensable en nuestros días. Cincinnato solo cumplía su deber, no tenía necesidad de asomarse a un balcón para exhibir su patriotismo ni hacer ningún tipo de populismo. El senado, cuando se hizo mayor, seguían depositando en él su confianza y lo buscaban. Fue un auténtico héroe y un patriota que se entregaba a su pueblo sin ningún otro interés que el de servirlo.

Esta historia fue muy bien acogida en Estados Unidos, hasta el punto que en honor a su presidente George Washington,  le pusieran su nombre a una ciudad de Ohio:  Cincinnati, pues les recordaba a este héroe patricio.

Personajes de esa categoría humana y política se echan mucho de menos a faltar en nuestros días.

Más de mil quinientos millones de seres humanos estamos confinados, con nuestras libertades limitadas. El futuro en todas las áreas que nos afectan es incierto, un nuevo orden de vida se percibe. No hay claridad, hay muchas dudas y sospechas sobre la manipulación de todo este asunto y sobra las buenas intenciones de los que parecen querer ayudar y que no son otros que los dueños del mundo, en cuyas manos está el futuro y el control de la energía, los alimentos, la salud y la reproducción. 

Muchos somos los que por solidaridad y coherencia vivimos  obedientes al momento que nos toca; no queremos crear más conflicto, pero somos, repito, muchos los que no nos creemos las noticias, ni los datos tal como nos los cuentan. Debemos no tanto atenderlas como destruir todas aquellas que son falsas, para ver si asoma alguna verdad con creíble que de lugar a pensamientos críticos y no manipulados. Hay una retórica política monopolizadando "la verdad" y creando el dilema de libertad o supervivencia. Hay sobre todo, una voz popular que repite lo que que cada día oye en los noticieros. Mal vamos.

No hay nada que me gustaría más en estos momentos que elegir cinco "expertos Cincinatos" de ética y moralidad sobradamente concluyente que manejaron nuestros asuntos de salud, política, economía, y todo lo relacionado con lo socio cultural,  que pusieran fin a esta pesadilla enmascarada de mentiras con soluciones inteligentes y de ningún modo arbitrarias, persiguiendo siempre el bien común y encontrando el punto de equilibrio entre seguridad y  libertad. 

Buscando estos personajes me encuentro con los 15 sabios elegidos por Pedro Sanchez en la crisis del Coronavirus, todos ellos expertos médicos y altos cargos profesionales que le asesoran, cuya edad media no supera los 46 años. Encuentro a faltar, como es costumbre, la figura sabia de la persona mayor, discriminada por la edad, que considera la vejez como una incompetencia moral por la fragilidad del viejo. Y una vez más me digo: ¡esto no tiene remedio!

La sociedad del futuro, la del bienestar ¿para qué le sirve tanta inteligencia imberbe a corto plazo?. Y no es que la rechace, ojo, la admiro y aplaudo, lo que me moriré sin aceptar es que no se incluya la escucha atenta del viejo sabio que tanto tiene que decir: personas de ética y moral demostrada, con la experiencia de vida que les ha dado el haberse movido en muchos y diferentes ámbitos, al margen de títulos y méritos académicos y profesionales, que también los tienen. Estos excelentes asesores de inteligencia desestimada tienen a sus espaldas un largo recorrido de vida,  pueden y deben mejorar la vida, muchos son los que la han vivido en toda su profundidad y extensión. Sinceramente creo que ustedes, los que nos gobiernan no lo hacen mejor, ni quieren. ¡Qué pena! y que condena la nuestra. 

Elena Larruy    


miércoles, 19 de agosto de 2020

SOY CASI PERFECTA


Los ojos hablan,
La palabras miran,
Las miradas piensan.
            Octavio Paz




La analogía entre la literatura y la pintura.

Muchos son los puentes que se tienden entre la literatura y las artes plásticas o la música. A lo largo de la historia existen abundantes muestras de textos inspirados en obras pictóricas o piezas musicales. Otras han sido los propios textos los que han servido como punto de partida para obras de arte, tanto en pintura como escultura o composiciones musicales. Libros y obras de arte son constructores ambos de historias, imágenes de nuestra realidad. Podemos considerar cada obra de arte como un libro escrito con signos diferentes a los de la palabra. Ambas disciplinas se nutren una de la otra. Muchos son los artistas que a lo largo de la historia han dejado su testimonio, enriqueciendo sus trabajos.
La literatura en todas sus facetas lleva a la reflexión pictórica a través de la imagen -figurativa, simbólica incluso abstracta- sobre el proceso del arte y la creación artística.
Cuando leí el poema Deconstrúyeme de la poeta eslovena Katja Perat, me vinieron las imágenes de los retratos de mujeres de Pablo Picasso, y como acostumbro a hacer en casi todos mis trabajos, seleccioné aquellas pinturas que me hablaban del texto, en este caso del poema que estaba leyendo y que aquí os dejo. 




Deconstrúyeme


Yo

(con mi libertina actitud hacia la realidad)

Soy casi perfecta.

Sueños dorados vanguardistas,

Identidad desmantelada,

Victoria de una complicación inútil,




Una niña que se convierte en lavadora,

El cuerpo cortado

Esparcido por el desierto.


Esto es por cuanto luchamos,

Este es el reino

Que prevaleció sobre el fascismo,

Soy vuestra victoria,

Gracias.




No necesito atención,

No pido amor,




Somos justos y honestos con el universo,

No se me debe ningún favor.




Yo soy la perfección inventada,

Yo soy la infinidad de perfecciones inventadas

Que precisan infinito cuidado,




Yo soy, lo que soy

Yo soy, lo que sé

Yo soy, lo que he luchado





Yo soy, lo que quiero dejar atrás

Yo soy, lo que vislumbro




Yo soy, lo que se me ha asignado

Yo soy, lo que pasó desapercibido




Deconstrúyeme,

Es lo más íntimo que puedo pedir

Deconstrúyeme,

Sácame de la Literatura




Y prepárame para el amor.



Katja Perat poeta eslovena


Obras pictóricas de Pablo Picasso

sábado, 15 de agosto de 2020

QUIÉREME ENTERA


Lita Cabellut Artista




"Si me quieres, quiéreme entera

no por zonas de luz y sombra ...

si me quieres, quiéreme negra

y blanca. Y gris, y verde y rubia,

y morena ...

Quiéreme día,

quiéreme noche ...

¡Y madrugada en la ventana abierta! ...

Si me quieres no me recortes:

¡Quiéreme toda ... O no me quieras!"

                          Dulce Maria Loynaz





jueves, 13 de agosto de 2020

ACOMPAÑAR EN EL DUELO



Hace aproximadamente cuatro meses, en periodo de confinamiento del Covid19, murió Juan Antonio, un amigo de la familia. No murió del coronavirus, se lo llevó un cáncer. Pocas horas después de su fallecimiento vinieron los de pompas fúnebres a retirar su cuerpo, lo metieron en el ascensor dentro de una caja de dos metros y se lo llevaron al crematorio. Mañana, me cuenta mi amiga Carmen, su esposa,  van a recoger sus cenizas para llevarlas a su pueblo, Palacios de la Sierra en Burgos, donde será debidamente despedido y esparcidas sus cenizas. Esta "estación triste de viacrucis", con parada obligatoria, este episodio doloroso de un ser que nos deja para siempre, suena así contado como un pasaje más de la vida cotidiana -la vida y la muerte de los otros-  se nace, se vive, se muere... sin embargo, de qué manera ¡tan diferente! la viven los que la sufren, cuando el que se va es el padre o el esposo y sobre todo cuando se va a destiempo -porque Juan Antonio no tenía edad ni deseos de morir, sólo contaba 65 años-. Aunque su muerte fuera anunciada, su pérdida fue y sigue siendo igual de dolorosa para la familia. 

¿Cómo afrontar la realidad de no volver a ver más al compañero, al padre, a esa persona que fue pilar y fundamento de otras vidas? No te volverán a ver más ni tus hijos, ni tu esposa, ni tú pequeño Leo, ni volverá a estar sentado frente a ellos en la mesa compartiendo el pan y la comida.  Pienso ahora en sus hijos Javi y Alba y en el pequeño Leo que tanto amor compartió con su abuelo: fue un tiempo breve pero intenso. Cuando Leo se haga mayor y vea los vídeos jugando con su abuelo y escuche su voz se preguntará como hubiera sido su vida con él cerca, con ese ejemplo de amor y bondad a su lado. Los hijos seguramente cómo pasa a menudo, pensarán que no lo dieron todo, pero no fue así, estuvieron siempre junto al padre  hasta el momento final, tampoco fue el caso de Carmen, su mujer, que le acompañó y estuvo a su lado  minuto a minuto. Sí, es ley de vida y no hace falta arrojar más humedad sobre el asunto; la vida te arrebata de cuajo algo íntimo muy tuyo sin derecho a reclamar, cada día muere gente a tiempo y  a destiempo, pero ¿qué hacer con el dolor de los otros? de los que se quedan medio inválidos, devaluados, con el corazón partido en dos: ¿se regenerará ese corazón? cómo le pasa al hígado o a la cola de las lagartijas,  se auto destruirá o desaparecerá como agua por las alcantarillas? y nosotros, los otros ¿Qué hacemos nosotros de verdad por el dolor de los demás?

Cuando una pareja llevan unidos toda la vida, como era el caso de Juan Antonio y Carmen, el que sobrevive queda de alguna manera amputado, como si un grave accidente le dejara sin brazo, sin pierna, sin un órgano vital para seguir tirando. Ha de aprender de nuevo a vivir en esa situación de "paraplegia forzada". Desaparece la seguridad en el nosotros, y con él parte de la confianza y el bienestar que se tenía, la persona que se queda si antes viajaba acompañada ahora lo hará sola y le tocará afrontar asuntos que quizás dejaba en manos de la otra persona; desaparecerá el brazo que rodeaba su cintura, la tuya Carmen, la mirada que te decía te quiero se borrará, como se esfuman los recuerdos, ya no paseareis juntos, el uno con el otro,  ni proyectareis  sueños desde la terraza del hotel mientras contemplabais el mar, y en la noche ya no oirás de su boca: Carmen ¿cenamos? o su consejo cuando te acompañaba a comprar ropa: "quédate ese Carmen: es el que te sienta mejor". Sí,  lo echarás de menos, como echarás de menos sus besos porque rompió la promesa, sin quererlo de: juntos para siempre.  

Ese duelo lo vivirás a solas.  Tendrás muchos días ganas de ser arropada, de que te abracen,  de que te hablen de él, de que lo recuerden y no se olvide  su nombre, y ahí estarás tú con tu soledad a cuestas para vivir la amarga experiencia, de la mejor de las maneras, y hacerte fuerte.  Nosotros, los amigos, la familia, la gente que te quiere y rodea, los que estamos afuera, intentaremos consolarte, acompañarte en su despedida, pero serás solo tú, querida amiga, la que la viva desde la más absoluta intimidad. Sé que lo superarás, porque tú eres fuerte Carmen. 

Cuando murió mi madre hace unos años,  durante bastante tiempo, sentí la necesidad de que alguien levantara el teléfono para hablarme de ella, apenas obtuve respuesta, a los muertos se los olvida con demasiada facilidad cuando son mayores, entre otras cosas porque ellos mismos enterraron a gran parte de los amigos de su generación y ya son pocos los que quedan  para recordarlos, también porque  se les va borrando el rastro desde ese "geriátrico del olvido" donde se les confina a vivir en la etapa adulta. Mi madre tenía, como cualquier persona,  muchas cosas buenas dignas de ser recordadas. Tan solo una amiga entrañable me recordó lo importante que era estar a mi lado en esos meses de duelo posterior que vinieron después; pude hablar con mi amiga de mi madre, de la suya, del papel de todas las madres en general: siempre se lo agradeceré. Lo mismo pasó con mi padre. Los padres son para los  hijos el centro del universo, las personas más importantes de nuestras vidas,  nunca  nadie habla de ellos porque no hicieron nada televisado, ni meritorio  que  la historia  o la fama  no juzgue importante. Por eso yo sí lo hago a menudo, por eso yo insisto en acompañar a las personas cercanas en su duelo.

Si tenéis cerca alguna persona que está viviendo un duelo  acompañadla, no solo preguntando cómo se encuentra y diciendo como debe afrontar la situación sino hablando de esa persona, de su vida, de su relevancia, de sus cosas. Cuando el dolor se acompaña es más llevadero. A decir de los psicólogos que tratan los trastornos de la pérdida, dicen de sus pacientes que acostumbra a durar aproximadamente dos años. Y puestos a echar una mano, un brazo o lo que haga falta, hagámoslo con cariño, sin boberías, con respeto y comprensión, incluso con la alegría natural y humana, quitándole dramatismo, tan solo  escuchando y apoyando, para que el tiempo sea más corto. 

Juan, como le llamaban familiarmente fue y era un ser especialmente  bueno. Puede parecer un tópico honrar su memoria con palabras que se oyen en muchos funerales, pero no lo es;  si algo era Juan era eso, un ser extraordinariamente bueno, como la familia y los amigos quieren recordarlo,  porqué así fue el esposo, el  padre, el abuelo  y el amigo que echaremos tanto de menos. Descansa en paz Juan Antonio.

                                                                                     Elena Larruy    



miércoles, 12 de agosto de 2020

Proclama de Antonio Machado


LITA CABELLUT La artista de almas


SOÑANDO CAMINOS

Creo que la mujer española alcanza una virtud insuperable y que la decadencia de España depende del predominio de la mujer y de su enorme superioridad sobre el varón. Me repugna la política donde veo el encanallamiento del campo por el influjo de la ciudad. Detesto al clero mundano que me parece otra degradación campesina. En general me agrada más lo popular que lo aristocrático social y más el campo que la ciudad. El problema nacional me parece irresoluble por falta de virilidad espiritual; pero creo que se debe luchar por el porvenir y crear una fe que no tenemos. Creo más útil la verdad que condena el presente, que la prudencia que salva lo actual a costa siempre de lo venidero. La fe en la vida y el dogma de la utilidad me parecen peligrosos y absurdos. Estimo oportuno combatir a la Iglesia católica y proclamar el derecho del pueblo a la conciencia y estoy convencido de que España morirá por asfixia espiritual si no rompe ese lazo de hierro. Para ello no hay más obstáculos que la hipocresía y la timidez. Ésta no es una cuestión de cultura —se puede ser muy culto y respetar lo ficticio y lo inmoral— sino de conciencia. La conciencia es anterior al alfabeto y al pan.
Antonio Machado, Autobiografía


domingo, 9 de agosto de 2020

O CONMIGO O CONTRA MÍ



Soy de la opinión de Isabel Coixet de la inutilidad de los repetidos manifiestos que se llevan a cabo  para revindicar causas juiciosas y razonables que  producen, como ella sospecha, un largo bostezo, además de servir para muy poco, ya que la desatención y el  descarte por aquellos a los que va dirigido es  inmediato.  En especial los asuntos que atañen a intereses de la clase política, como pueden ser los sobresueldos, los abusos y mala gestión en la administración, o el número excesivo de políticos a los que mantenemos con nuestros impuestos. Pero ese no es el tema, el tema es como sostiene la directora de cine catalana, cómo en muchos de esos manifiestos y reivindicaciones prevalece, más que la idea en sí, el conmigo o contra mí. No es necesario para decir esto no me gusta  fusilar las razones del contrario.  Hay cosas que no soporto como puede ser el color caldera,  el Steak tartar, la influencia de las influencers de moda  o el periodismo de investigación de Gloria Serra, y no por eso  pierdo un pestañeo de mi tiempo en machacar esas cuestiones, aunque en el caso de la periodista ganas no me falten. Los gustos, como las ideas y los partidos  están en continua confrontación y enfrentamiento. Si odio la palabra odiar además de todo lo que he nombrado, estaría dispuesta a vestirme de color caldera, degustar un Steak tartar en compañía de una influencer que defendiera el trabajo de la periodista mencionada, si con ello se produjeran cambios fructíferos que favorecieran la exposición de ideas, claras y ordenadas, sin hundir los argumentos contrarios,  sin querer convencer al contrario de que la razón es la nuestra. Pero me temo que eso no va a suceder. Lo vemos cada día en el ámbito político. Pondré un ejemplo taurino: el de la fiesta de los Toros: "sí a los toros", "no a los Toros": dos posturas claramente enfrentadas con argumentos más combativos que convincentes. Estaréis de acuerdo que estamos más entrenados a pelear con la palabra que a hacernos entender, a combatir que a colaborar, a hablar que a escuchar, a manejar la palabra ajena más que la propia. A veces llevamos tan lejos los postulados de las defensas que nos convertimos en auténticos radicales extremistas, subimos tanto la voz queriendo mejorar lo inmejorable que acabamos creyendo que solo con la fuerza insistente de la palabra, incluso violenta prevalecerá la verdad: "la nuestra". Y así nos va... Iré más lejos aún, muchas de esas veces la causa que defendemos por la que nos volvemos arrogantes, justicieros e inmisericordes vale lo mismo que una caquita de perro. ¿No os parece?
Elena Larruy

viernes, 7 de agosto de 2020

RELATO DE UN ACCIDENTE NOCTURNO



Uno nunca sabe cuándo se acuesta que sorpresas le deparará la noche, hace unos días no eran ni las tres de la madrugada que mi habitación se vio invadida de personal del SAMUR, con un equipo médico profesional del que sentirse orgullosa. Mientras atendían al que conmigo duerme en mi cama desde hace más de cuarenta años de lo que parecía un infarto y que resultó ser solo una fuerte subida de tensión, mientras le hacían un electro encima de nuestra cama,  daba las gracias al cielo  por la asistencia recibida y por el equipo de profesionales tan bien preparados y equipados, que lo atendían.  Pensé en la suerte que teníamos de estar en esas buenas manos, pensé también como la vida puede abandonarnos en un suspiro, lo insignificantes que somos en esas circunstancias de fragilidad en la que se nos rompen todos los esquemas. Yo, con mi pijama y mis pelos de dormir en una esquina de la habitación,  aturdida sin máscara alguna, observando en medio de la noche,  -como tirada en una cuneta después de un accidente de tráfico-,  cómo asistían al mal herido: en mi casa, en mi habitación, en mi cama;  con el desamparo del que está solo y desnudo en manos de la vida. Como si esa vida la de él y la mía no nos perteneciera. Supe en esa experiencia lo que era sentir el más absoluto vacío existencial. Toda la fortaleza construida en torno a mi persona y a nuestras vidas se desvanecía,  todo, todo lo que hasta entonces creía importante y que era el motor de nuestra existencia se desmontó en un instante y pasé  a ser nada, una mujer de ceniza, asustada,  de rostro envejecido y cansado que sentía el  cuerpo como una casa vacía. Abandonada al destino, los biorritmos se apagaron en un relente húmedo y fúnebre. Se extinguieron las luces,  el mañana se ocultó;  un tren se escapaba sin mí. 

                                                                                              Elena Larruy


sábado, 1 de agosto de 2020

PEONES DEL GRAN TABLERO HUMANO



Cuando se deja atrás  profesión y trabajo muchos de  los que ostentaban cargos relevantes envanecidos en su mando, crecidos en su "hacer importante",  se vienen abajo. De un día a otro se convierten en ciudadanos de a pie sin  despacho, ni cartera, ni secretaria que despache sus asuntos, ni tarjeta de visitas, ni rótulo que anuncie su nombre en la puerta, incluso sin víctimas inocentes -a veces- con quien despachar rarezas y cólera. Aquellos cuyas formas arrogantes y chulescas -o sin ellas-  que en su función se exceden,  que engañan que "venden la moto" a un ciego, y en especial a aquellos  tan llenos de sí mismos que se alimentan de vacíos: mas pronto que tarde la vida les pincha el globo donde andan subidos y los pone en su sitio: la cola de un servicio médico de urgencias, el atasco interminable en un cinturón,  la camilla de un quirófano,  la lista de espera de una intervención necesaria que nunca llega. Todos somos peones en el gran tablero humano de la vida,  por muchas credenciales, atributos y títulos que nos asignen, obreros en la viña que decía el maestro. Nadie es más que nadie para excederse en su función, para beneficiarse de ella,  sea cual sea su responsabilidad.  
Cuando las luces del gran teatro se apagan, para muchos se acaba la función y los brillos. Acostumbramos a pensar que la vida pone a todos en su sitio, como así es. No hace mucho me crucé con uno de esos "actores" saliendo del supermercado. 


PEONES DEL GRAN TABLERO HUMANO


Sucede a menudo
en el reparto de juego
de este gran tablero humano
donde todos jugamos
que personas "listillas"
se crecen en el cargo,
y como ánades torpes
de pata corta, mucha pluma
y poco vuelo
pierden el trasero
por ser los primeros
en llegar al medallero.
A la carrera
los "don nadie" de peseta
con ensayada sonrisa
seleccionan a la presa 
que comprará "su moto vieja"
.
¡Tan financieros!: ellos
tan astutos y engolados,
tan banqueros Colgate:
dioses de mercadillo
afanados en la obra
de engordar su bolsillo
y el activo de su amo. 

Confiada, la presa fácil
sientan a su mesa,
la invitan a un refresco con gaseosa,
le hablan de mercados
de emprestitos
de las empresas del Ibex,
de la prima de riesgo
del euribor, del techo de las hipotecas
del recorrido de la bolsa
de la acción preferente
de la desconfianza del dolar,
hasta que en una de esas vueltas
sinuosas y sutiles
los clientes confiados
les firman -como churros-
contratos:
el fondo de inversión
"ga-ran-ti-za-do" ¡cómo no caballero!
al cero, 
coma, cero -por cien-
el plan de ahorro imprescindible
el financiero aconsejado
el de pensiones: ¡ojo! ¡al dato!
-¡con su desgravación en renta!-
¡compre!, ¡compre! acciones señora,
caballero:
las mejores del mercado
-están de oferta-
¡una apuesta segura!
y por favor atienda:
no pierda ocasión
de llevarse las maletas
o el robot 
de la quincena
-con garantía de un año-.
La moto del hijo
¡también la financiamos!
¡por supueeeesto!
y el seguro a todo riesgo,
con franquicia o sin ella:
como Usted prefiera caballero
¡Ah y 
el casco!.

Sinergias le llaman
los astutos
tunantes de dos géneros,
pillos y zorros 
dirigidos todos ellos
por control remoto:
vendedores de humo,
voceros de mercadillo,
tan necio, alguno 
que compran
su propio humo.

Otros, jugadores de casino
de maquinas traga perras,
que con afilado dominio
de la lengua: juegan
a apostar el dinero
del incauto, del crédulo
del bonachón que se deja.

Tienen oficio
y desparpajo
son actores de primera,
conocen bien las reglas.
Mentiría si no dijera
lo que vi
más de uno
"vendía por entregas"
la dignidad que no tenía.

Y fue con uno de esos
«profesionales»
que me crucé el otro día:
salia del supermercado
con dos barras de pan
bajo el brazo,
llevaba guantes de látex
y una justiciera mascarilla
que le tapaba la boca,
tiraba de un carro
vestía con cazadora tejana
y unas zapatillas de lona.

¡oye!: 
¡hasta parecía persona!

Elena Larruy



Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.
Proverbio italiano


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