miércoles, 11 de septiembre de 2024

UN LUGAR DONDE NO QUEDARSE

 




Sucede a veces en las redes de contacto que das con una cara que despierta tu interés, lees su perfil y no es para ti. Tú lo que buscas es una persona preparada, cariñosa, con presencia: a poder ser. Insistes, pasas al siguiente y no te dice nada, o si te gusta su aspecto, no da la talla: tres centímetros por debajo de la tuya.  Puede que tú no le gustes, por edad ─imaginas─ porque la respuesta en el mejor de los casos, es la callada. Te gusta que se cuide, que tenga pelo en la cabeza —más que menos─ que no fume, y no sea un trasnochado. Los hay que se presentan con seudónimos estrafalarios que de inmediato quedan descartados. Otras son tímidos “descafeinados”, tan callados que apenas tienen un hilo de voz y no te despiertan nada. Tampoco quieres un engreído, narcisista, de los que venden humo. Los “pechito palomo”, que van tres veces por semana al gimnasio, y ninguna a la biblioteca, porque les queda a desmano. Exhiben su cuerpo maduro, esculpido a lo “tableta trenzada de treinta”. Luego los hay que yo llamo de “alta gama” se fotografían con guantes blancos y palos de golf, y/o montados en esquís de alta montaña. Los amantes del mar, sentados al volante en medianas embarcaciones de motor. Bronceados hasta la visera, con ropas de firma y pose de: ¡cómprame, mira que interesante estoy!". Tras unos y otros, fondos marinos y montañas nevadas. Estos son los que dicen que van a la ópera y que escuchan música barroca. Que tengan la vida resuelta y gustos refinados no te parece mal, si lo que ves es sólido. Hombres sensibles, de valores consistentes, llano su saludo y sus formas. Que les guste la lectura y conversar. Tridimensionalmente buenos, en el sentido más amplio del término. Íntegros, conciliadores, que no lleguen "desgastados y rabiosos" a una relación nueva.  A veces te parece dar con uno, de los que no llevan gorra que les tape la calva, ni gafas la mirada, y te ilusionas y, en un par de noches se esfuma el sueño: cruzas un me gustas, un saludo, dos WhatsApp y, tres correos, y en menos que canta un gallo, te surge el “pero” y los reparos. ¡Era solo un espejismo, Elena! No encaja en tu mundo, y viceversa. Los hay que van de artistas, independentistas, con sus títulos caducados, trotamundos, sin un duro en la cartera, miembros de fundaciones muy ocupados, a los que siempre les esperan. También están los honestos y sinceros ─porque así se describen─ y a la que rascas un poco, se les descuelgan las mentiras, los vicios ocultos o se les inflama el ego. Hasta los hay que les crecen los colmillos y las orejas, como al lobo de Caperucita. De inmediato. Hombres que se acaloran y como los dragones, echan fuego por la boca cuando hablan de la señora que les tocó por esposa. Francotiradores con escopeta de feria, que disparan antes de apuntar. De todo me he encontrado. Los de la edad de piedra, que no le crecieron las ideas y que se encogen, como suéter de lana en la secadora, cuando te tienen cara a cara. Algunos de ellos me han contado que lo que ven al otro lado de sus pantallas son señoras con gafas oscuras, de edades que probablemente falsean, y muchas mascotas y nietos junto a ellas. Pero tú insistes en soñar, en encontrar al tuyo, al bueno, «a tu albatros» al que busca algo más que una compañera de cama, de mesa, o de paseo, al que quiere a su lado una mujer a quien querer y que le quiera, con quien seguir creciendo y aprendiendo, de quien tomar su valor y ofrecer el tuyo. "Un hombre vitaminado" sin “óxido de odio”. Mentalmente sano, salubre, que se cuide y sepa cuidar. Con mente abierta y despierta. Que se quiera [...] y sepa querer/me. Bien. Que no confunda la valentía con su "florín" masculino. Ni muestre debilidad en la ternura. Alguien en quien confiar y poder apoyarse cuando lo necesite. Que vea en el futuro un comienzo de vida de un Nosotros, sin congojas otoñales ni oscuridades de ocasos. 

Después de varias citas y bastantes contactos, entre muchos, no encontré a la persona/s con la que me hubiera gustado sostener una amistad estable, con posible futuro afectivo, o no. Descubrí hombres de mi edad muy solos, dañados por el pasado, con historias de enfrentamientos y desengaños, buscando curas paliativas a su dolor. Pero lo más decepcionante, fue la empresa de contactos a la que por mi bien no nombraré, cuyo rigor y profesionalidad brillaba por su ausencia. De afán pura y exclusivamente recaudatorio.

Pero no me voy de vacío. Esta experiencia, tan pobremente enriquecedora como frustrante, me ha dado opinión. Ahora se bien lo que es una página de contactos y citas. Un espacio de soledades no elegidas. Donde lo que más se da son los desencuentros.  Un lugar donde mejor ni estar ni quedarse. 



Música - Rubén Tuesta
Tema - Mejor solo que mal acompañado



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