domingo, 29 de marzo de 2020

POESÍA NECESARIA



De la poesía se dice que es un diez por ciento inspiración y un noventa  trabajo. Desconozco la proporción, pero sí afirmo que la buena poesía son las dos cosas, lo cual no es mucho decir. Como tampoco es decir mucho  que está  en boca de todos, que se lee poco y viene a ser la triste cenicienta de la literatura. Conozco poetas cuya poesía les fluye, para algunos es como respirar, mientras que para otros es más labor de laboratorio. Cuando se trabaja mucho sobre un poema, pasa a menudo que pierde frescura y espontaneidad, si bien el léxico, los recursos literarios y los versos son más ricos y ocurrentes. Creo que esa manera de componer, como la forma espontánea que parte de un núcleo central para tirar de ese hilo y hacerlo emerger, todo vale si se hace de manera honesta. El poeta de oficio sabe de qué hablo. Otra cosa es que el poema sea bueno, malo o regular. Todo no es poesía, evidentemente. Sin entrar en materia ni demagogias, para que se entienda desde lo coloquial diré que hay una poesía estereotipada, retórica llena de tópicos que debería tener otro nombre, porque la verdadera poesía es otra cosa más humilde y auténtica, Chantal Maillard a eso le llama la poiesis, pero cuando hablamos de verdadera Poesía de la que escuchamos hablar a poetas consagrados, eso son palabras mayores. La auténtica voz poética tiene esa paradoja, grandeza y humildad. Los poetas no vociferan, ni hacen demagogia porque han mordido el alma del poema hasta sus huesos, y saben de sus entrañas. No es fácil hablar de poesía, sin embargo es fácil dialogar con ella -otra posible paradoja-. La buena poesía está  en primera línea de la excelencia literaria, por eso se hace necesaria. Lo dicen todos los poetas ¿Por qué deberíamos leer poesía? Todo el mundo necesita reparar o calmar cosas, es reparadora, balsámica, calmante, cierra heridas. Da patrones de identidad, te devuelve a la vida cuando crees estar muriendo, libera y da paz. La poesía lo hace todo posible, solo requiere silencio, quietud y algo de tiempo; tan generosa ella que a su regreso nos reintegra lo dado por triplicado. 
La poesía da aliento y sentimiento: le pone palabras, te nombra, me nombra, nos ayuda a encontrar nuestro sitio en el mundo.
Os recomiendo estos días que leáis poesía y si no lo hacéis que por lo menos estéis en esa actitud.








La poesía es un arma cargada de futuro. Gabriel Celaya
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas.  Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.


Elegia,  Miguel Hernandez
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón
Sijé con quien tanto quería).

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.



Me gustas cuando callas,  Pablo Neruda


Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.




Palabras para Julia, José Agustín Goytisolo


Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.



El remordimiento, Jorge Luis Borges

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado

La sombra de haber sido un desdichado.

Retrato, Antonio Machado

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,y un huerto claro donde madura el limonero;mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,más recibí la flecha que me asignó Cupido,y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,pero mi verso brota de manantial sereno;y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;mas no amo los afeites de la actual cosmética,ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna.A distinguir me paro las voces de los ecos,y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada:famosa por la mano viril que la blandiera,no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito,el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.


Y cuando llegue el día del último vïaje,y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,me encontraréis a bordo ligero de equipaje,casi desnudo, como los hijos de la mar.







Octavio Paz la define así:

Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la idea. Locura, éxtasis, logos. Regreso a la infancia, coito, nostalgia del paraíso, del infierno, del limbo. Juego, trabajo, actividad ascética. Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario. Pura e impura, sagrada y maldita, popular y minoritaria, colectiva y personal, desnuda y vestida, hablada, pintada, escrita, ostenta todos los rostros pero hay quien afirma que no posee ninguno: el poema es una careta que oculta el vacío, ¡prueba hermosa de la superflua grandeza de toda obra humana!



lunes, 23 de marzo de 2020

LA BONDAD




Cuando voy a por pan en Blanes salgo con una barra de cereales y una sonrisa puesta, la panadera es amable y me sonríe, no sé su nombre, cruzamos pocos palabras, solo sé qué hace el momento agradable. Cuando me despido ella contesta, no todo el mundo lo hace. "Gracias chica amable por hacer bien tu trabajo", por alegrarme el día solo con tu trato, educado y atento, por el respeto que siempre muestras hacia las personas. No todos valen para estar detrás de un mostrador repartiendo chapatas, baguettes, pan de espelta, viena o cereales, con la naturalidad y alegría que tú lo haces. Ser amable, mirar a los ojos, sonreír cuando se despacha debería ser lo normal, y hacer feliz a la gente también, ¿no os parece? "Hay un germen de bondad en las personas que hacen su trabajo bien" dice la escritora Ana Merino", Premio Nadal 2020. Si, la bondad está en las personas que se comprometen con las demás, en la calidez del trato, como cuando visitas al médico, la gente mayor lo agradece especialmente. La bondad está mal valorada. Hace unos días mientras me atendía una dependienta en unos grandes almacenes se acercó una señora para preguntarle algo, llevaba puesta una mascarilla, a lo que la joven dependienta me miro con gesto despreciativo  exclamando ¡hay gente rara! yo pensé que el comentario sobraba, que una mascarilla nunca sobra, (aunque aquí aún no se hubiera desatado el virus maligno), que la rara era ella: por edad y por responsabilidad no le correspondía ser  tan cortita de entendimiento. A estas alturas de partido visto lo visto imagino que ya estará puesta y la llevará puesta ella misma.




 Y porque hablo de bondad me viene a la memoria una anécdota que me contó mi madre; siendo ya muy mayor: acudía a misa y a los oficios, una tarde de esas al cura debió molestarle que a su iglesia solo acudían abuelas, (viejas beatas, debía pensar) y de manera despreciativa les recomendó que se estuvieran en casa haciendo ganchillo.  No tuve ocasión pero de haberla tenido le hubiese recordado que en la casa de Dios no se reparte desprecio, la palabra es compasiva, buena y amorosa, más cuando sus principales feligreses son gentes despidiéndose de la vida, y buscan a Dios como saben y pueden, están en su derecho: el suyo es respetarles y acompañarles.
Párrocos,  curas o no curas, gentes así, son los que deberían quedarse siempre en casa, ¿no os parece? favor nos harían a todos.

Elena






sábado, 21 de marzo de 2020

LA ALEGRÍA EN EL PEOR DE LOS ESCENARIOS

 


                                                                                       

Que la alegría sea un brote,
una infección, una pandemia,
que contamine los aeropuertos
las ciudades
los caminos
los valles
las camas de los hospitales
las aceras de todos las calles.

Que todos los corazones la tengan
que todos los tejados la filtren
que todas las casas la guarden.

Que inunde las mañanas
los mediodias
las tardes
las escuelas
los colegios médicos
los hospitales
los despachos
los obradores
las mesas electorales.

La cara del triste
la soledad del anciano
el alma de los suicidas
los corazones  huérfanos.

Que nos trastoque
que nos asista
que nos consuele
que nos defienda
que nos encienda
que nos proteja
que nos sane
que ilumine la llama
de los enfermos
que prenda la hoguera
de los desechos

que nunca nos falte..

Que no haya medicina
ni antídoto
ni vacuna que la evite

ni remedio que la calme.



La alegría está mal vista por aquellos que temen lo peor, que se ponen en la peor de las situaciones, que se encierran en casa y se hacen llevar la comida, que apenas asoman la cabeza por la ventana, que temen al miedo, el más mortal de los virus.
No hay otra manera de valorar y abordar  lo que estamos viviendo estos días con la infección del coronavirus desatada por el mundo que el respeto y la prudencia, pero sí hay diferentes actitudes  de estar y de enfrentarlo que nos diferencian a unos de otros. Es con valentía, serenidad y las recomendaciones de la autoridad sanitaria que lograremos superarlo. Prendida la llama de la sonrisa en nuestra cara, al calor de una alegría  responsable y necesaria. Así es como se vive en mi casa, así como yo la vivo.
El pánico no ayuda, tener la cabeza dándole mañana y tarde al tema afirmando lo expuestos que estamos, imaginando que lo vamos a pillar, tampoco. Creo que se nos brinda una oportunidad de hacer cosas extraordinarias que habitualmente no hacemos, porque el momento es extraordinario, y nos pide actitudes y respuestas diferentes. 
Es momento de estar recogidos, tranquilos, retirados con nosotros mismos, y pararnos a escuchar, y hacer bien las cosas: mejor con alegría.
Por fin tenemos tiempo:  nosotros, los siempre apurados, "los estresados del mundo" para planificar nuestro futuro y mejorarlo. 
A aquellas personas que valoran negativamente a los que enfrentan esta situación  con optimismo y cierto humor son de las que debemos preservarnos  porque su miedo y su opinión contaminan el ambiente, su conversación, enredada en el bucle de la alerta, es insana, su discurso agorero suma negatividad. Un temor sostenido con el pensamiento puesto en el contagio atrae la enfermedad, no ayuda ni les ayuda.  
No, como quiera que te llames, la alegría es sana y está bien,  En la actitud de la alegría hay responsabilidad: pensemos en ello, en su contribución y beneficios. El ejercicio, cada uno como pueda en su casa, la normalidad y escucha interior nos ayuda a fortalecer la mente y como consecuencia el cuerpo, a inmunizarlo, a darle un carácter resistente, a saber que con los pensamientos construimos o destruimos lo que somos y cómo lo vivimos: en nuestra mano está. La alegría es como la vitamina C, útil y necesaria: que nunca nos falte. 
¡Permitámonos la alegría!

Elena Larruy


jueves, 19 de marzo de 2020

HUMOR EN TIEMPO DE RETIRADA





El humor como esencia expresiva de lo humano tiene cabida en cualquier género de la literatura. La poesía también admite el juego, el humor y la ironía. Los poetas dicen que esto no es poesía, o mejor que el verdadero poema es otra cosa bien distinta, yo también se la diferencia, pero hoy me permito jugar con las palabras, y con ellas contar un acto tan cotidiano como común, ir al baño con lectura. ¿Dónde mejor que sentados en la taza del wáter podemos entender un manual, o el prospecto de una medicina? y,  como no llevar esa novela que no podemos dejar de leer. Se de gente que tienen pequeñas bibliotecas en sus aseos. Leer en el baño es un placer, o si no que se lo pregunten a los lectores, quien no aprovecha esa retirada para no ser molestado y leer una revista, por ejemplo, o para hacer una quiniela o la lista de la compra, en fin concentrarse en algo sin que nadie ni nada nos moleste. Yo y mis libros de poesía somos asiduos a esa cita fisiológica. Muy a menudo elijo para la ocasión el libro de poemas Palabra sobre palabra de Ángel González, a cuya memoria dedico estas letras. Así que aprovechando los días de forzada, obligada y prudente retirada, en que dispongo de más tiempo, me permito una sonrisa escribiendo esta humorada.
Para acabar aprovecho la ocasión para hacer reivindicación personal:  + poesía por favor.




UN MOMENTO PLACENTERO

Selecciono con esmero
la lectura que me llevo
al lugar placentero
donde me recojo
con mi trasero.

Para cosas no banales:
el retiro es importante,
echar cerrojo
y como mucho
dejar que pase la gata.

Sin más dilación                                             
ajusto el trasero
por el agujero
y le dejo que haga:
Cojo el manual
de la lavadora,
-que lleva dos días en casa-.
los consejos                             
de la alerta sanitaria,
que nos tiene a todos
metidos en casa,
la receta
el crucigrama
la revista de Ikea
las ofertas de Caprabo
los apuntes de clase
el extracto del banco,
pero las más de las veces
lo que más me apetece
y hace que mi dicha
sea completa
es, cuando tus palabras
caen en mis manos
y te llevo conmigo
hasta la taza.

Podría pasarme así
toda la quincena
de esta retirada
enredada en tus poemas
escuchando tu palabra.

Perdona la impostura Ángel,
del lugar y el momento,
pero es que
a todas horas

me vienes de ganas.

Elena Larruy



lunes, 16 de marzo de 2020

CUENTO DE INVIERNO- UN POEMA DE OLGA OROZCO




CUENTO DE INVIERNO un poema de OLGA OROZCO
Nadie me desmintió la primavera, ni el ardor de las ascuas, ni el oro de la fiesta. Pero hace muchos años que habito en esta choza en medio del bosque, donde las ramas hablan sin motivo, los silencios son crueles y en los sueños más bellos se cobijan los lobos. Tal vez sea la casa de la bruja, o quizás la posada de las ánimas. No lo sé; lo he olvidado como se olvida uno las luces y las sombras de costumbre, o acaso me confunda con el rincón para las penitencias o con el apeadero de los vientos. Aquí los días tiemblan, tormentosos, porque les temen a las noches; nunca se asoma el sol, siempre acosado por los largos colmillos del invierno, y todo cuanto amé se disolvió en las nubes o me fue arrebatado por unas alas pálidas que llegan y se van y en cuyas duras plumas se guarece tal vez la eternidad. ¿Cómo llegué a esta cueva sin calor y sin misericordia? No he dejado guijarros ni migajas de pan como señales de luz para el regreso. ¿Y hacia dónde volver, si todos los caminos me devuelven aquí, como en los laberintos de los niños perdidos? Aunque quizás no vuelva de nuevo a este lugar sólo porque algún vértigo me aspire, sino porque lo llevo adherido a mis pies, a mi propia condena. Lo anticipó la niebla girando con mi paso en el jardín; lo anunciaba el reflejo de esta casa todavía remota en el estanque; lo confirma el chirrido de tu llave en la puerta del oxidado amanecer, cuando ya te aproximas, cuando ya me olfateas, cuando llegas. Sí, tú, la enemiga invisible con corazón de perro, sombra de cuervo, rastro de serpiente; la voraz que consume un poco cada día esta mano que asomo a través de la jaula, a través de mi cuento, hasta el otro final.




'la poesía espera para si misma la misteriosa gratificación de asir lo inasible y expresar lo inexpresable'.




jueves, 12 de marzo de 2020

REFLEXIONES SOBRE EL MENSAJE DEL CORONAVIRUS

Bellísima reflexión (traducida al español) del psicólogo F. Morelli, que circula entre nuestros queridos vecinos italianos.


Creo que el universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas. Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar...




En una era en la que el cambio climático está llegando a niveles preocupantes por los desastres naturales que se están sucediendo, a China en primer lugar y a otros tantos países a continuación, se les obliga al bloqueo; la economía se colapsa, pero la contaminación baja de manera considerable. La calidad del aire que respiramos mejora, usamos mascarillas, pero no obstante seguimos respirando...




En un momento histórico en el que ciertas políticas e ideologías discriminatorias, con fuertes reclamos a un pasado vergonzoso, están resurgiendo en todo el mundo, aparece un virus que nos hace experimentar que, en un cerrar de ojos, podemos convertirnos en los discriminados, aquéllos a los que no se les permite cruzar la frontera, aquéllos que transmiten enfermedades. Aún no teniendo ninguna culpa, aún siendo de raza blanca, occidentales y con todo tipo de lujos económicos a nuestro alcance.




En una sociedad que se basa en la productividad y el consumo, en la que todos corremos 14 horas al día persiguiendo no se sabe muy bien qué, sin descanso, sin pausa, de repente se nos impone un parón forzado. Quietecitos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?




En una época en la que la crianza de los hijos, por razones mayores, se delega a menudo a otras figuras e instituciones, el Coronavirus obliga a cerrar escuelas y nos fuerza a buscar soluciones alternativas, a volver a poner a papá y mamá junto a los propios hijos. Nos obliga a volver a ser familia.


En una dimensión en la que las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización, se realiza en el (no) espacio virtual, de las redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace, todo se debe de hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. ¿Cuánto hemos dado por descontado estos gestos y su significado?




En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos.

Dejemos de buscar culpables o de preguntarnos por qué ha pasado esto, y empecemos a pensar en qué podemos aprender de todo ello. Todos tenemos mucho sobre lo que reflexionar y esforzarnos. Con el universo y sus leyes parece que la humanidad ya esté bastante en deuda y que nos lo esté viniendo a explicar esta epidemia, a caro precio.














miércoles, 4 de marzo de 2020

PERDÓN, HOY CUMPLO AÑOS



Helena Sofia Schjerfbeck



PERDÓN, HOY CUMPLO AÑOS

Me confieso a las puertas
de otro otoño.
Creo que mi pecado
es común y viejo. Pido perdón:
hoy, cumplo años.

Nada del tedioso futuro
le interesa a mi felicidad
sin pulso. Cruzo las manos,
pienso un deseo,
invoco a las partes
que intervengan en este asunto
de huida parsimoniosa
hacía el olvido:
A ellos pido orientación
y fortaleza.

Alguien se acerca
lleva en sus manos un pastel
y una vela encendida:
construyo una presencia
afectuosa y escéptica.
Soplo la llama.
Mi rostro en fuga
también se apaga
a la espera
que se alineen los planetas:
Júpiter en Piscis

sería lo adecuado.

Elena Larruy


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...