viernes, 24 de abril de 2020

FALACES Y FALSAS MANIOBRAS

A propósito de los actores políticos del acontecimiento  Covid19  dejo un fragmento poético del gran poeta, ensayista venezolano Rafael Cadenas, premio, entre otros de prestigio, del Reina Sofía de Poesía latinoamericana 2018, extraído de su obra FALSAS MANIOBRAS de 1966 

Artista Rafal Olbinsky


DIFICULTAD

El actor destruye todo lo que pueda reflejarlo. En vez de la vía directa prefiere el interminable rodeo. Vive entre dilaciones, aguzando su capacidad de perder de vista, pasando por alto, mirando oblicuamente, escondiendo pruebas, alterando los hechos, elaborando versiones, poniéndole a todo su oscura sal.

¿Y si los echamos a todos?


sábado, 18 de abril de 2020

DE LA INOCENCIA A LA CULPA




DE LA INOCENCIA A LA CULPA

Desobedecía a escondidas,
con la terca inocencia
del que no tiene argumento
que lo libre del castigo,
        con el afinado instinto
del que atiende las señales
que dan en lo cierto.

Cuando cumplí los siete años
me obligaron a aprender
el catecismo
para recibir a Cristo:
           ¡si yo ya lo tenía!:
andaba por mis adentros
como Pedro por su casa,
     -pero ellos, no lo sabían-.

Desobedecía así de niña,
cuando a confesar los pecados
me mandaban, y yo
me escapaba de la fila,
me escondía tras las puertas:
        porque  no mataba
ni robaba, ni mentía
ni incumplía los preceptos
de La Santa Madre Iglesia:
a mi padre ya lo honraba
y madre
     ya tenía.

El noveno mandamiento
¡debía ser muy malo!
a saber: ¿la lujuria?.
un pecado de mayores:
                         me decía.

Al salir del colegio
algunos días,
me compraba en El Cubano
chicles Bazoka,
chufas y pipas
que escondía en la cartera
por si fuera pecado.

Nunca creí en el infierno.
Para el cielo no tenía edad
ni preguntas.
Me quedó grabada la culpa
como señal de la iglesia
como marcan al ganado
para saber que tiene dueño.

Me robaron la sonrisa.
Fui antes que adulta
penitente.

Así de gris y constreñida
en mi uniforme estrecho
crecí de niña,
           aún me parece a veces
que lo llevo puesto.

Elena Larruy



martes, 14 de abril de 2020

ESTOS DÍAS DE INTERMEDIO







Las voces de afuera me sacan de mi encierro, me asomo a la terraza con la cabeza de estar por casa y me encuentro una calle vacía de almas: ni un coche, ni una alarma, no se mueve ni una hoja. En la ante sala de la escena el murmullo de la gente en los balcones fumando, hablando por teléfono con la familia, con los amigos. Entre balcón y terraza también se escuchan, se cuentan anécdotas, se pasan recetas: que ya no encuentran levadura en el súper, que en la farmacia no hay mascarillas... Desde mi casa no se observa ningún drama, la gente relajada, en un receso, como cuando paras en la autopista en el área de servicio a tomarte un descanso. No es mi caso, pero pienso en todos esos oficios, los más explotados, que pone a sus trabajadores a descansar en sus casas, me alegro por ellos: los camareros, los panaderos, los empleados del metro... con el deseo que no tenga graves consecuencias su ya precaria economía.
Unos llevan puesto el delantal, otros van en chándal, los hay que en pijama, los que más ropa cómoda de estar por casa, y los viejos:  cada día con la misma bata. Justo en frente de la mía hay uno sentado en su silla, con una mantita en las piernas,  que toma el sol por las  mañanas, impertérrito y tedioso, me pregunto si será su casa o la de una hija, porque cada tarde a las ocho veo una señora de mi edad aplaudiendo en la terraza. También pongo cara a la señora que cuida a mi vecino Calderón, el que vive justo debajo, es curioso y chocante ver como esta retirada forzosa, lejos de aislarnos, nos pone a todos caras. 

Qué triste visión la del anciano muriendo en una silla, peor la del que muere solo en una residencia, imagino. Veo también, en el tercero de enfrente, a una madre y dos niños, jugar a las cartas, mientras escucho tocar un saxo, es el hijo de los del ático, me dice la vecina del rellano, con la que juego al rummy y charlamos algunas tardes. A la que le cuento que me creo la mitad de todo esto que está pasando y que nos cuentan, que las causas son varias, que escuchamos muchas mentiras, que la alarma no es tal, que si no reaccionamos a tiempo las señales serán cada vez más fuertes. 

Ya casi es medio día, quiero tomar del sol su vitamina, me remango, me cojo una coleta y el libro  y me siento en mi sillón  a pasar el tiempo que queda hasta la comida. Hoy no hice bicicleta: mañana será otro día. Hay días que me preparo un vermouth con unas aceitunas, los festivos, ya llevamos un mes de retiro; me sienta bien, estoy  a gusto, disfruto del murmullo de fondo,  voces que se mezclan con el piar de los pájaros que salen de sus nidos y las primeras notas de olor de la primavera, me parece estar en el balcón de mi pueblo, hace unos años, cuando iba a visitar a la familia y escuchaba desde la terraza de la plaza el ruido alegre y festivo de la gente saliendo de misa de doce, cuando se sentaban a tomar una caña y petaban la charrada. Tampoco habían coches ni más ruido que no fueran  las risas vecinales de una mañana festiva. 

Cuando llega la primavera abrimos las ventanas para que salga el aire viciado del invierno y limpie nuestra casa. Así yo abro el corazón para que se ventile. Me parece tan extraño todo lo que está sucediendo estos días, que no llego a la raíz del asunto con tanta interferencia, eso sí,  disfruto del silencio del momento, cierro los ojos y me escucho más clara.  Ayer oí decir a alguien que era un tiempo de "intermedio" de descanso, así lo vivo. Me dejo envolver por el calorcito suave de los primeros rayos de primavera que ya está aquí, la siento. No tengo miedo de esta travesía, media verdad, media mentira y media, no tengo, por fortuna, en mi familia ningún afectado, ni me siento como un cervatillo asustado.

Ahora viene cuando nos quitamos la ropa y somos más nosotros,  salimos afuera y saludamos al día, a los vecinos y agradecemos a los sanitarios, a los municipales, y nos sentimos bien por el gesto, y satisfechos volvemos para adentro a seguir ordenando nuestros armarios y nuestras vidas, quiero pensar que estamos todos en ello, que no solo estamos por contestar al amigo que nos envió un vídeo gracioso. Qué manera tan extraña tenemos en este tiempo de encierro de relacionarnos, de mirarnos, de besarnos sin tocarnos; de relajarnos.
Por las noches con las luces encendidas, sin que nadie eche las cortinas, vemos el vivir natural de los otros en sus casas, haciendo las mismas cosas y nos sorprende ver que no son tan extraños: miran la tele, se levantan a la nevera, van al baño descalzos,  hojean  una revista, contestan el whatsapp. Por cierto las televisiones cada vez son más grandes, como pantallas de cine.
Todos somos lo mismo en diferente cuerpo, en diferente casa, estos días hasta parecemos que somos hermanos.
Me acuerdo de la gente que nos deja, que se van sin despedirse de los hijos, no todos mueren de lo mismo,  no todos mueren por el virus, también hay amigos que se han ido por otras causas, de los que no nos despedimos. Nadie debería irse así. A nadie ha dejado indiferente esta experiencia de confinamiento, un antes y un después se nos viene encima, con muchos frentes a resolver, con cambios en nuestra manera de pensar  y actuar, a poder ser distanciados de la información que nos trasmiten los medios y beber de fuentes más fiables. Esa es mi conclusión por todo lo que llevo observado. Me gustaría decir lo contrario, estoy expectante por ver qué sucede y cómo transcurre este tiempo de pruebas y oportunidades, pero no tengo mucha esperanza, la verdad,  en que el futuro sea más trasparente y justo. Que por mí no sea.

Elena Larruy





viernes, 10 de abril de 2020

TIEMPO DE RETIRADA CON PESSOA


Fernando Pessoa - Obra de Antonio Faria





Cuando llegue la primavera

si ya me he muerto,
las flores florecerán de la misma manera
y los árboles no serán menos verdes que
la primavera pasada.
La realidad no precisa de mí.
Siento una alegría enorme
al pensar que mi muerte no tiene importancia ninguna.
Si supiese que iba a morirme mañana
y la primavera iba a llegar pasado mañana,
me moriría contento, porque ella llegaría pasado mañana.
Si ése es su tiempo, ¿cuándo había de venir sino en su tiempo?
Me gusta que todo sea real y que todo esté bien;
y me gusta porque sería así aunque no me gustase.
Por eso, si me muero ahora, muero contento,
porque todo es real y todo está bien.
Podéis rezar en latín sobre mi féretro si queréis.
Podéis bailar y cantar a su alrededor, si queréis.
No tengo preferencias para cuando ya no se pueda
tener preferencias.
Lo que sea, cuando sea, es lo que será lo que es.
Si, después de morir, quisieran escribir mi biografía
No hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento
y la de mi muerte.



Tengo tanto sentimiento

que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.



Nada queda de nada. Nada somos.

Nada queda de nada. Nada somos.
Al sol y al aire libre, un poco, nos atrasamos
Por lo irrespirable de la tiniebla que pesa sobre nosotros,
Por lo húmedo de esta tierra impuesta.
Cadáveres aplazados que procrean.
Leyes decretadas, estatuas vistas, odas ya escritas.
Todo tiene su color. Si nosotros, carne
Al que un íntimo sol brinda sangre, tendremos
Un ocaso, ¿por qué no ellas?
Somos cuentos contando cuentos, nada.





miércoles, 8 de abril de 2020

SOBREVIVIR A CUALQUIER NEGATIVIDAD

Fragmentos extraídos del libro Mujeres que corren con los lobos de Clarisa Pinkola, Es un libro de ensayo que trata sobre la psicología femenina. Enseña, a través de cuentos de la tradición popular, cómo llegar a la parte más profunda e intuitiva de la mujer. Manifiesta la evidencia de su sabiduría innata, de su saber hacer y su creatividad sin límites. Cuestiona los roles que una sociedad patriarcal le ha asignado, reduciendo sus capacidades y los dones que la propia naturaleza le otorga. Cuando la mujer los descubre y conecta con su yo instintivo y lo nutre, cuando arroja luz en la oscuridad de su psique, se transforma y sobrevive a cualquier negatividad. Este es un libro con el que aprender a resurgir, que marca un antes y un después: más allá de las creencias, de los postulados, de todo lo aprendido; valora la intuición como herramienta primordial, como instrumento que responde a nuestras peticiones con total acierto. Y lo hace utilizando la conducta analógica de los lobos.
Mujeres que corren con los lobos es sobre todo una hoja de ruta que enseña a la mujer a saber ver las direcciones equivocadas, a conducirse por la vida, a cómo vivirla desde el alma, desde el amor en su forma más plena: Vida/muerte/vida.
Una lectura ideal para estos días de retirada y un buen regalo que hacer a cualquier mujer buscadora y luchadora.

Elena Larruy



El amor en su forma más plena es una serie de muertes y renacimientos. Soltamos una fase, un aspecto del amor, y entramos en otra fase. La pasión muere y es traída de regreso. El dolor es ahuyentado y resurge en otro momento. Amar significa abrazar y al mismo tiempo soportar muchos, muchos finales y muchos, muchos comienzos.


La diferencia entre vivir desde el alma y vivir sólo desde el ego radica en tres cosas: la habilidad de percibir y aprender nuevas maneras, la tenacidad de atravesar senderos turbulentos y la paciencia de aprender el amor profundo con el tiempo.

Sería un error pensar que se necesitaría ser un héroe endurecido para lograrlo. No es así. Se necesita un corazón que esté dispuesto a morir y nacer y morir y nacer una y otra vez.

Uno de los asuntos menos discutidos de la individuación es que conforme arroja luz en la oscuridad de tu psique tan intensamente como puedas, las sombras, donde no hay luz, se vuelven aún más oscuras. Así al iluminar una parte de la psique, resulta una  oscuridad más profunda con la cual luchar. Esta oscuridad no debe ignorarse. La clave, las preguntas, no pueden esconderse ni olvidarse. Deben ser postuladas. Deben ser respondidas.

Adicción es cualquier cosa que reduce la vida mientras la hace "parecer" mejor.

Quienes no encuentran deleite en aprender, quienes no pueden sentirse atraídos por nuevas ideas o experiencias, no podrán desarrollarse más allá del punto en el camino donde descansan ahora. Si hay una sola fuerza que alimente la raíz del dolor, es el rehusarse a aprender más allá del momento presente.

Ser nosotros mismos nos causa ser exiliados por muchos otros. Sin embargo cumplir con lo que otros quieren nos causa exiliarnos de nosotros mismos.

Si vivimos como respiramos, tomando y soltando, no podremos equivocarnos.



domingo, 5 de abril de 2020

LA DESPEDIDA DE LUIS EDUARDO AUTE


Escultura del autor: Luis eduardo Aute

Mientras escribo estas letras me llega la notificación de Amazon que ya ha salido mi pedido: la obra poética completa en el libro Toda la Poesía de Luis Eduardo Aute,  que compré por internet hace un par de días. No hace ni una hora recibo la noticia de que acaba de fallecer, lo recibo impactada, con la misma tristeza que sentí imaginando su despedida, pues sabía de su frágil salud: nunca se  acabó de recuperar del infarto que sufrió en 2016. 
Aute ha nutrido a toda una generación de sus letras y sus canciones, de su música toda, de su arte poético, pictórico y escultórico donde plasmaba sombras luce. En su haber cuenta con un amplísimo repertorio musical de más de cuatrocientas canciones, llenas de poesía y sentimiento. Se trata sin duda de uno de los cantautores españoles más talentosos y relevantes de las últimas décadas. 
Sus amigos camaradas, de la  misma corriente, siempre hacían  piña en torno a él cuando daba un concierto, publicaba un libro o inauguraba una exposición: admiraban su talento y su talante creativo buscador y generoso. Lo definían como un ser coherente, dotado de un gran aliento poético y una curiosidad intelectual que lo conducía al contínuo cultivo de la poesía, la música. Nunca quiso dedicarse a la canción, sí a la poesía, si lo hizo fue empujado por el poeta y amigo José Manuel Caballero Bonald. Aute siempre consideró que "la poesía no se hace" porque "o nace o dejas que te cace".
Todos lo admiraban como artista y lo definían como un ser coherente y completo, tan ensimismado como expresivo. Sus canciones recorren todo un universo poético de hondo calado vivencial. Arte y belleza le acompañaron siempre. 
Este libro que hoy recibo con gratitud y cariño, que ya tengo en mis manos no llegó por casualidad; todo tiene un origen y un porqué, y a mí solo me queda decirle: 

Amigo Aute,
querido camarada, gracias
descansa en paz, en esta noche larga
para llegar pronto al alba
de un nuevo amanecer
 y cuando llegues
avísame,
como hiciste en tu despedida
esperaré tu señal.   


                                         Mi canción preferida.. QUIEREME



miércoles, 1 de abril de 2020

¿ES EL VIRUS EL VERDADERO CULPABLE?


Cobra cada vez más fuerza la teoría de que el virus COVID19 no es el "bichito" malo culpable de nuestro confinamiento, que tiene más que ver con el 5G: la última generación tecnológica de las comunicaciones móviles para redes mundiales. Este sistema implementado en el 2018 se ha ido extendiendo a lo largo de gran parte de nuestro planeta, produciendo, según voces expertas, radiaciones electromagnéticas muy elevadas que dañan la bioquímica de los cuerpos humanos, que no tienen  capacidad de adaptarse por tener sistemas inmunes debilitados y o con pocas defensas. 

Los virus no están vivos ni viven en el exterior, por lo tanto no se pueden matar, lo explican muchos científicos, entre ellos  la Dra. Ana María Oliva, Doctora en Biomedicina, Máster en ingeniería Biomédica, Ingeniera industrial y apasionada por la vida, como ella se define. Los virus los llevamos todos dentro, son diminutas moléculas de material genético, envueltas por una membrana, que forman nuestros genes: son cadenas de ADN. 

Cuando el cuerpo es sometido a una agresión externa por radiaciones,  por contaminación del aire, por una inadecuada  alimentación o también por causas interna como serían las emociones, los miedos, los malos pensamientos; las células activan una respuesta de doble función: la recuperación y la adaptación  y lo hacen activando esas  moléculas  (los virus), a modo de "telegramas" que manda información a toda la cadena para que activen las defensas de su sistema inmune.

El proceso de adaptación del cuerpo a todos los cambios medioambientales le producen síntomas como resfriados, tos, picores, enfriamientos, molestias varias, que un cuerpo sano y equilibrado las salva de inmediato, pero el de aquellos cuyas defensas están bajas son los primeros en enfermar, porque su material biológico está más debilitado. Si a esto les sumas el miedo que provocan las alarmas sanitarias, las defensas disminuyen todavía más, esto explicaría el fallecimiento principalmente  de las personas mayores. 




¿Cómo protegernos? Con el ejercicio, la respiración, la buena alimentación, procurando evitar los alimentos refinados, los conservantes, comer de la manera más sana posible; cuando tengamos oportunidad, estar en contacto con la naturaleza, andar descalzos para cargarnos de electrones libres que nos llenan de energía, tomar el sol, beber agua de calidad, tener pensamientos positivos, hacer cosas que nos causen alegría, estimular al cuerpo para que active su estado natural, su eficacia protectora y adaptativa. La naturaleza del cuerpo es estar sano. No debemos permitir que la información negativa invada nuestro espacio, hemos de saber mantener nuestro terreno (el cuerpo) ocupado y saludable, sin intoxicaciones, limpio,  para no activar el virus mensajero, no alarmarnos y apagar en las horas de descanso todos los aparatos eléctricos para evitar las  radiaciones del impacto biológico, sobre nuestra salud, que están más que demostradas.

Las radiaciones como los medicamentos en pequeñas dosis no son malos, sin embargo llevadas al extremo pueden matar, eso es justo lo que está pasando ahora con las ondas electromagnéticas de alta frecuencia. Eso es lo que ha pasado a lo largo de la historia con las grandes epidemias del planeta y los diferentes estadios de electrificación, que hay mucha correlación directa y mucha información documentada al respecto, solo tenemos que tirar del hilo. 
El contagio, al parecer,  no se da como nos están contando, de persona a persona, el contagio se da cuando estamos en contacto con esas radiaciones, lo que explica no solo el hecho puntual del COVID19,  también da respuestas al cuestionamiento del por qué de tantas enfermedades raras que proliferan día a día,  y de muchas otras de índole menor a las que estamos tan acostumbrados,  como las migrañas, los dolores musculares, cansancios, arritmias, depresiones, pérdidas de memoria y una larga lista más. 




El planeta está vivo y sufre por la misma razón que lo hacemos los humanos, por las agresiones externas: contaminamos el aire, los mares, quemamos los bosques, llenamos de química los cultivos, los alimentos que nos llevamos a la boca... y ella ¿Cómo responde?: protegiéndose (nos protege) y lo hace con contundencia, como estamos viendo por los últimos desastres naturales, cada vez de más magnitud, que acaecen  en el planeta. Nuestra tierra madre se defiende en su pleno derecho y por nuestro bien, no hay más explicación: recibimos el trato que le damos, todo tiene una correspondencia. Cuidemos de ella, si queremos que ella nos alimente y proteja.
La vida nos exige equilibrio, tenemos la responsabilidad de mantener elevada nuestra frecuencia vibratoria para estar sanos: la bioquímica, la física, la emocional, la mental y la espiritual.
El derecho a estar bien informados, también es una exigencia, como el de filtrar y contrastar la información que nos llega, existen muchos profesionales muy preparados del mundo de la ciencia y la medicina que nos regalan sus conocimientos y experiencias de manera veraz y demostrable. 
No permitamos que nos manejen, como lo hacen las clases políticas dirigentes, nos quieren ignorantes.
No olvidemos que el verdadero propósito de la vida es vivirla: vivirla bien y no morir en los intentos, llenémonos de áurea madurez y disfrutemos de ella y su infinito.  

                                                                                                              Elena Larruy 


Fuente de la información:




Y para acabar, os dejo con un poema de Juan Ramón Jiménez

Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en el verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.

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