Una de las cosas que más me ha motivado en mi vida adulta, ha sido el conocimiento y las ganas de saber. La curiosidad por todo aquello que atañe a lo personal. A ese hipercomplejo mundo que habita en nosotros, que habla de lo nuestro y nuestras relaciones exteriores, y al enriquecedor descubrimiento de tantas materias y ciencias cuyo conocimiento mejora nuestra condición humana y la de nuestro entorno.
Escuché decir en una entrevista al historiador, filósofo, ensayista y profesor universitario Antonio Escohotado que el querer saber era una de las razones que le hacían seguir viviendo con interés, de manera apasionada, en un estado permanente de complacencia y alegría. Manifestaba que el placer era mayor que el de un orgasmo.
Coincidía con él, en que esa condición de vida no podría ser la misma ─ni tan apasionada ni entusiasta─ si no fuera acompañada por el amor o el cariño de una persona próxima, como una pareja. De una persona incondicional que estuviera a tu lado, resguardando esa fortaleza. Cuando le preguntaban si creía en el matrimonio, respondía con sonrisa medio irónica: fíjate, si creo, que he estado casado tres veces.
Desde muy pequeño ya apuntaba formas; se interesaba por los volúmenes más pesados de la biblioteca familiar, y copiaba sus fragmentos con pueril seriedad. Lo que le llevó a convertirse en un magnífico experto, erudito de muchas ciencias, cuyo virtuosismo estaba y sigue estando ampliamente reconocido en academias y sociedades intelectuales de más prestigio.
Su manera de gran pensador, siempre predispuesta al «saber», lo convirtió en una persona satisfecha y alegre con su vivir, en contraposición a la nuestra actual: ansiosa y convulsa. Distraída y relegada que nos exige resultados inmediatos, y que acaban con nuestra salud.
Las sociedades envejecen y se transforman, cambian. La de mi generación es una sociedad de largo recorrido. Tiene muchos elementos comparables históricos, científicos, económicos, académicos y sociales, para poder valorar y opinar, para enriquecer, complementar y emparejarse a la toma de decisiones de generaciones más jóvenes que nos gobiernan y dirigen, como es de ley que sea. Pero a nosotros nadie nos escucha. Somos mandados y guiados por otros que nacieron más tarde, a menudo con visiones más pobres y sesgadas. Su recorrido de vida es más corto, lo que no quiere decir que el nuestro, por largo, sea más sabio, pero si me aventuro a decir que tiene valores y criterios acertados que deberían ser escuchados. Muchos son los que desconocen el alcance de su vivir estrecho y reducido, ─por encontrarse inmersos en medio del torbellino de locura donde vivimos ahora─ y hasta qué punto son utilizados, pensados y dirigidos por estrategias de terceros, de élites poderosas y organizadas, cuyo alcance desconocen. Controlan nuestro mundo y nos hacen vivir bajo su yugo esclavo, en un aparente bienestar, pero en el fondo de manera muy insana y estrecha. Las nuevas generaciones deben avanzar no solo en el progreso científico y tecnológico, sino también en el humano.
La tecnología, en los últimos cincuenta años, ha transformado de extremo a extremo nuestros hábitos de vida. Aceptamos lo que hay sin reflexión [cada día sabemos más y entendemos menos] y cuando nos ponemos a ello, porque sabemos más y hemos reunido convicciones y certezas, ya nos hemos hecho mayores, ─que no lerdos, como algunos creen─ y entonces sucede que nos retiran "los permisos" la voz y la determinación. No sea que los ignorantes, los dormidos, los que saben poco, y los que nacieron más tarde nos escuchen y se cuestionen dudas: como principio del saber propio y del cambio. Porque saber lo que todo el mundo sabe es como no saber nada. El saber comienza allí donde el mundo comienza a ignorar.
Olvida lo que crees saber; plantéate la duda, cuéntate, y construye tu propio relato, porque nadie puede saber por ti, crecer por ti, buscar por ti. Ser feliz por ti. La existencia no admite managers ni representantes. El mundo necesita gente despierta, autónoma y sana. ¿Te apuntas?
Cuanta razón tienes Elena, ya no es adonde vamos sino a donde van y que futuro espera.
ResponderEliminarUn beso
Cuando hablamos de futuros parece que solo haya uno común para todos, sin embargo hay tantos futuros como caminos. Cada uno está en el suyo, intentando llevarlo de la mejor manera. Lo que a menudo se olvida es que el destino, ese que nunca alcanzamos, está más en nuestras manos de lo que nos parece. Gracias German. Un abrazo
EliminarHola Elena, totalmente de acuerdo con las palabras de A.Escohotado, uno de mis sabios favoritos, filósofo psiconauta, escritor etc. He leído alguno de sus libros y visto infinidad de vídeos, charlas y conferencias en las que siempre aprendes mucho más que algo. Deseándote lo mejor, te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSé que eres un gran lector, celebro que compartamos la opinión. Yo no hace tanto que descubrí a A.Escohotado, me quedé prendada de su saber. Destaca su pensamiento genuino, un modelo con el que reflexionar y aprender; como tu dices, mucho más que algo. Gracias Carlos, celebro tus palabras. Un abrazo
EliminarQué interesante, pero que MUY INTERESANTE. Lo he reenviado a varios amigos. Un abrazo
ResponderEliminarQué bien que te haya gustado Sofia. Gracias
EliminarMuy interesante escrito. Sabes muy bien trasmitir tus conocimientos y experiencias. Mi aplauso para ti.
ResponderEliminarMuchas gracias Pilar. Un abrazo
EliminarUna vez más nos regalas un relato en el que compartes tu sabiduría.
ResponderEliminarVoy a empezar a leer a A. Escohotado.
Muchas gracias
Mejor escúchalo primero Marian. Un abrazo preciosa. Y gracias
ResponderEliminarComo siempre, un muy buen pensamiento. Gracias por ponerlo y que yo lo pueda disfrutar.
ResponderEliminarNo conozco la obra Antonio Escohotado, tal vez algún día me llegue, se ve que hasta hoy no era para mi.
Ya sabes que soy un lector de obras fuera de lo normal y ahora descubridor de cosas que he de comprobar.
Debido a eso estoy de acuerdo en que, si todos leemos, escuchamos y vemos las mismas noticias y obras, ya tenemos la ignorancia que quieren que tengamos.
Por eso el salirme de lo establecido y creo que cuando llegue el Angel de la Trompeta y diga, se acabó todo, le diré, espera que aún tengo muchas cosas que aprender, comprobar y descubrir.
Un abrazo muy fuerte y otra vez gracias por tus reflexiones.
Ya nos lo hemos dicho todo por teléfono José Ángel. Poco que aclarar entre nosotros. Así que una vez más, darte las gracias por tu interés y el de M.Dolors en mi lectura y por ser de la misma "cuerda" que yo, como dice mi amiga Carmen.
ResponderEliminarSe os quiere.
K bonito, Elena. Me encanta. Se lo voy a mandar a mi padre. Un abrazo
ResponderEliminarGracias María. Me encanta que te encante, viniendo de ti. Ya se lo envié yo a Jesús. Un abrazo
ResponderEliminarQue bien transmites tus anhelos, tus experiencias, en fin tus sentimientos. Querida Elena para poder captar todo lo que dices en tu relato y poder incorporarlo, tengo que volver a releerlo. Muchas gracias
ResponderEliminarLo mas importante del mensaje está en el primer párrafo M.Cruz. La poderosa fuerza del saber, la pasión por el conocimiento.
ResponderEliminarLo demás es mi voz lamentándome de lo poco a nada trasmisible que es nuestra experiencia a las nuevas generaciones. Una siempre está a la espera de que la llamen a filas para participar en hacer algo más que algo en este nuestro mundo que unos pocos convierten en un campo de batalla y otros en un gran basurero.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo
Mi querida y sabia amiga siempre escribes cosas que nos hacen reflexionar y preguntarnos. Es la manera de seguir adelante y aumentando la conciencia. Gracias. Te quiero!
ResponderEliminarY yo a ti Adriana. Pese a la distancia siempre te siento cerca. Caminamos juntas de la mano, ahora más que nunca, sabes lo importante que es para mi. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarHola Elena, me ha gustado mucho tus comentarios sobre el saber, eres un primor de sabiduría, a tú lado no se puede aburrir nadie, lo dicho me ha encantado , un fuerte abrazo y hasta siempre.
ResponderEliminarElena que placer conocerte en persona y ahora además descubrir esa sabiduría que tan bien relatas, y que te aseguro compartiré con amigos que valorarán mucho este rincón maravilloso donde se puede apreciar tu sentir, y los pensamientos reflexivos que haces y que tanto hacen falta.
ResponderEliminarEl placer de conocerte también ha sido.mio Carol. Gracias por tus palabras y tu mirada. Tu tienes un cuerpo entrenado y disciplinado que admiro, eres un ejemplo a seguir. Un abrazo
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