viernes, 26 de marzo de 2021

MICROCUENTOS DE TERROR

 







Micro cuentos de terror (malva2)
(propuesta de trabajo taller literatura Laie)

 

(nadie me advirtió)

Apenas puedo moverme. Hace mucho frío. Se me congelan los huesos. La piel se me acartona. Sellada tengo la boca: de haberlo sabido, hubiera preferido la incineración.

 

 (soc el tiet…)

Los dibujos del armario en la penumbra del cuarto le hacían ver ogros y monstruos. Paralizado en su miedo no podía dormir. Temblaba de terror y los llamaba a todos cuando escuchaba el chirrido de la puerta y una mano tenebrosa tras ella que la abría... una noche más.

   

(me tienes harto de sopa)

Cenar sola nunca me gustó. Es lo que llevo peor de tu ausencia. Por eso te sigo poniendo el plato cada noche en la mesa, y la sopa desaparece poco a poco.

  

(¡¡¡Ayyy esa copita de más!!!)

El estrecho brazo que rodeaba su cintura y el calor del aliento pegado a su nuca la tranquilizaban de sus terrores nocturnos. Hasta que se dio cuenta que dormía sola.

 

 (dejarse de tonterías: ¡hostias!)

Adán era más de proteínas y despreció la manzana.

Se la comió a ella. Mientras la engullida

Eva

le gritaba

que en la manzana también había.

 

 (te lo advertí)

Se lo tragó un desierto yendo a por dulces y tabaco. Lo dieron por desaparecido. Años más tarde una tormenta de arena lo devolvió a su casa en Jerez, con un paquete de Ducados y unos dátiles en la mano, pero ella ya tenía marido… y un estanco.

lunes, 15 de marzo de 2021

EL RIDÍCULO SENTIDO DEL RIDÍCULO




HAY ALGUIEN QUE SOLO QUIERE ESTAR A TU LADO SI ES POR ENCIMA DE TI. B.Prado

Siempre tenemos alguien al lado poniendo a prueba nuestra "inteligencia de neumático".  Por eso se aconseja tener siempre un recurso de recambio por si pinchamos y no queremos quedarnos tirados en las "inmediaciones de la miseria" como perros abandonados. Y es que nuestro presumido ego tiene el mismo valor que un  balón de Nivea en la playa. No hay mejor recurso que conocer nuestras fortalezas y las de los otros, aceptarlas sin presuncionesdesde la más absoluta normalidad, sin ceremonias ni parafernalias, sin tampoco arrugarnos cuando el inteligente o listo de turno exhibe su "teorema/teoría/discurso", con intenciones sospechosas de dejarnos por debajo. La misma actitud y el mismo acomodo ante nuestras debilidades y flaquezas. No tenemos que pedir perdón, ni bajar la cabeza. Somos como somos, como nos parieron y educaron, como nos modeló la vida,  con toda su "perfección imperfecta", sintiéndonos enteros y humildes a la vez: "así es como nos comemos el trocito de mundo que nos toca". Asumiendo quienes somos, sumando esfuerzos y siempre arriesgando; quien no juega con fuego se muere del frío. 

Si hemos de competir que sea con nosotros mismos, sabiendo que no siempre conquistamos aquello que perseguimos, pero que siempre ganamos si lo intentamos; y en cualquier caso habrá valido la pena.

Para llegar a ser una torre alta y no sentir ridículo se ha de trabajar mucho tiempo en la base, en sus cimientos. Las personas más manipulables son las que primero se abandonan y dejan de pertenecerse; con facilidad se adscriben a causas ideológicas o de partidos, que poco o nada tienen que ver con ellas, pero que les hacen sentir más fuertes. Cuando se da este abandono, se pierde identidad, libertad de pensamiento y se acaba actuando como un títere, en un vivir aborregado. La inseguridad y el miedo nos encadenan. "Seamos personas de primera mano" que nadie nos use. 

Medirse con otros no es construirse. Siempre habrá alguien que nos supera en algo. No es mejor el que llega primero que el que se supera y se supera y se sigue superando hasta llegar y volver a empezar. Es una cuestión de voluntad, de trabajo y de sonrisa. Estos son los argumentos, estos los tejidos que dan consistencia a nuestra cabeza y solidez a la vida; dejemos de escondernos, de condenarnos, de poner "parches a las ruedas" y hagamos que el vivir de cada día fluya natural y sea fácil. Fiémonos del favor del instinto, si es que no lo hemos hecho todavía,  es el mejor de los asistentes. Esta en nuestras manos.

                                                                                                  Elena Larruy
                                                                                              

martes, 9 de marzo de 2021

FRAGILIDAD

 


Este poema explora en el tejido humano de la fragilidad, en la condición humilde a la que le aboca su deterioro y decadencia. La asemeja a los ciclos vitales de la propia naturaleza.

Se borra nuestro rastro, nuestro nombre. Cuando eso sucede, el fruto ya ha dejado en tierra sus semillas para que en un sin parar la vida se renueve y se suceda.

La fragilidad conlleva fortaleza. Ningún movimiento es definitivo, ninguno banal.  Nada es más importante  que  volver a empezar.

Todo en el universo es dual, detrás de la fragilidad está la fuerza de la vida.



FRAGILIDAD  

Diente de león 

que al vacío cede

el lugar que ocupa.

Pétalo de amapola

tan real en su modestia escarlata.

 

Me ajusto al abandono,                       

a esta manera de estar presente

sin saberlo

como el aroma fugaz

de una hoja de menta.

 

Dejo de conocerme.

Olvido mi nombre. 

 

Elena

lunes, 1 de marzo de 2021

LA SONRISA EMPAÑADA

Primero fue Joan Margarit el dieciséis de Febrero, días más tarde, el veintidós  me saludó con un hola y un adiós el americano Lawrence Ferlinghetti el último superviviente de la generación Beat y, ayer fue la escritora murciana Isabel Martínez Barquero. Todos tienen maneras distintas de despedirse. Todos coincidieron que Febrero era un buen mes para morir.

No hace ni un año que nos dejó otro gran poeta, además de compositor y cantante L. Eduardo Aute; el mismo día que fallecía en un hospital madrileño, entraba por la puerta de mi casa su libro Toda la poesía, de alguna manera me avisó unos días antes, pues si bien escuchaba su música nunca me interesé por hacerme con sus letras. Sentí entonces como lo siento ahora que los poetas eligen a los herederos de su legado, la poesía no es apta a todas las miradas.



Sorpresivamente ayer veintiocho de Febrero apareció en mi teléfono, sin venir a cuento, el Post de la última entrada del Blog El Cobijo de una desalmada de la escritora murciana Isabel Martínez Barquero, estaba fechada dos años atrás, en ella Isabel se despedía, cerraba lo que llamaba una etapa fértil de nueve años cuyo tiempo había llegado a su fin. Tuve curiosidad por saber qué estaba escribiendo ahora, hacía dos años que le había perdido la pista. La escribí para pedirle dos libros suyos, y tuvimos ocasión de saludarnos e intercambiar comentarios de los mismos. Descubrí entonces a una mujer sufridora que se esforzaba en sonreír. Su poesía trasmitía mucho desgarro. Al leerla sentía que compartía ese dolor y que el suyo se hacía más pequeño, y en ese sentido me aliviaba. Más tarde me contó ─sin contar─ que había padecido una importante depresión que la dejó como muerta: se dejaba entrever en casi todos sus versos y poemas. Conecté de corazón a corazón y la entendí, mucho más cuando leí sus relatos y su libro de poemas el Nervio de la piedra. Ahí dejaba patente la naturaleza de su herida, la necesidad imperante de escribir para seguir viviendo.

Esta mujer Licenciada en Derecho y escritora, cuya valentía y honestidad me emocionaba, la sentí como una mujer de verdad, de las que te hacen sentir orgullosa de tu condición de mujer. Nunca se prodigó más que como una ciudadana que escribía, sin poder parar de hacerlo: le iba la vida. Su alma tantas veces expuesta a la intemperie la llevaba a esa necesidad. Para ella escribir era una pulsión del vivir descosido que sentía en su interior; poder contar aquellas cosas que nos pasan, que sentimos y no decimos, con la sonrisa empañada: sí, pero auténtica y necesaria. Otra mujer echa de voluntad y esfuerzo. Y así se lo hice saber.

Creo que todos los grandes creadores tienen un legado muy valioso que han de dejar en buenas manos, como quien confía un hijo cuando se va. Así hizo Isabel conmigo. La poesía es un material de alta sensibilidad, no apta para miradas que puedan dañarla o ensuciarla. Estos seres entrañables, los poetas,  que nos contaron sus vidas para hablarnos de nosotros, se les debe reconocimiento y agradecimiento, y eso es justo lo que hago ahora, además de seguir su rastro.

No porque sus nombres se escriban con letras mayúsculas y doradas, sino por su humanidad y su saber y, sobre todo porque fueron personas que por encima de todo amaron: ¡y de qué manera! nos lo hicieron saber.

Feliz en tu eterno descanso Isabel, y gracias por tus palabras y tus deseos de que, esta que escribe, nunca fuera herida por el nervio de la piedra.

Elena Larruy



De su libro Mujeres de otoño
Fragmento del Relato: Tibieza
Isabel Martínez Barquero

Más vale cambiar el rumbo de mis pensamientos, no enredarme en cavilaciones que solo consiguen que me precipite en cimas voraces. Por semejantes derroteros, me quedo paralizada en una latitud estéril que me engulle como si fuera un campo minado por arenas movedizas. Si me aflijo por lo que ya no será, perderé lo que aún puede ser. Debo enarbolar la bandera del optimismo, no ceder ante la derrota. Al fin y al cabo, reconozco estas meditaciones, fieles compañeras de mi vida; he aprendido a convivir con su carcoma. Pero también he aprendido que la perfección se empaña en la tristeza. La existencia esconde nuevos días donde es posible sorprenderse con un regalo inesperado en cualquier segundo. No deseo que mi mente se enturbie hasta el extremo de ser incapaz de descubrir las pequeñas cosas que impulsan a la sonrisa, a la dicha cotidiana, al placer inocente de enhebrar las horas en las faenas mínimas que me renuevan. La alegría es una decisión del carácter y un empeño de la voluntad. (...)
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