lunes, 26 de diciembre de 2022

CUANDO ESTÁS CONTIGO NO ESTÁS TAN SOLO



Estos días de Navidad, donde todo el mundo parece tener la piel más sensible, se oye mucho hablar de la soledad, de los cientos y miles de personas a partir de los sesenta y cinco años que pasarán los días de Navidad en su única compañía. Cada año se repite la misma historia, la misma canción; humo, gases lacrimógenos en off con sus atrezzos, abuelitos tiernos, confites explotando, muchas luces navideñas, alegrías etílicas de lotería, comer turrón en compañía mientras tocamos la zambomba y la pandereta para hacer más humana y solidaria la soledad.


Nada nuevo en el horizonte televisado que no sean los mundiales de fútbol 2022 de Catar, acaparando estos días todas las miradas con la información en portada más rabiosa. "Messi el niño Jesús", el nuevo mesías. Mareas de pantallas blancas y azules que nos entretienen, que llenan nuestros corazones vaciados, cual cáscara sin fruto en océano a la deriva. En el trasfondo de todo esa alegría/locura desmedida, rozando el delirio, se esconde la soledad, como epidemia silenciosa que coloniza, que va tomando cuerpos para instalar tristezas, para apagar todas las luces.




Se escucha decir que la pandemia agravó el problema, que son demasiadas las personas que reconocen sentirse solas.

En sociedades aparentemente abundantes y sociales, como la nuestra, cada vez es mayor el número de personas que la sufren. ¿No será que nuestra sociedad no es tan abundante ni tan sociable?

La soledad es tan silenciosa como lo es un suicida; se inicia con un malestar que se convierte en trastorno íntimo que nadie percibe, hasta llegar a ser una amenaza de alto riesgo.




En países como Francia y Alemania ya se abordó el tema años atrás, ante cifras que arrojaban datos muy alarmantes de personas, de todas las edades,  que decían sentir la soledad, y ante el elevado números de suicidios. El asunto obligó al gobierno a impulsar el Ministerio de la Soledad. La primera vez que lo escuché me pareció un disparate que alguien se le ocurriera crear un ministerio con ese nombre. Hoy no me lo parece. Las cifras son escalofriantes: en Japón en el 2020 se registraron casi 22.000 suicidios. Un estudio publicado por la OMS señalaba a Gran Bretaña como el país con mayor número de personas que sufrían de soledad. Ese mismo estudio afirmaba que más de 9.000.000 de británicos la padecían, y más de 200.000 personas decían pasar largos periodos de tiempo sin hablar con nadie -más de un mes-. Hay muchas más cifras al respecto todas muy preocupantes.




Cierto es que el tema creciente de la depresión y de la soledad que dice sufrir la gente es como para contar con un ministerio propio. La gente se siente sola, tremendamente sola y no tanto por un vivir independiente como por la incomunicación de ese vivir. Sorprende en una sociedad moderna, activa y trepidante como la nuestra, con grandes medios tecnológicos, escuchar el lamento de la falta de comunicación, del abandono, de la incomprensión, de la necesidad de ternura que todos tenemos. Nadie habla de la soledad con la naturalidad que lo hace de su azúcar o colesterol, de su tensión arterial o su falta de hierro. Nadie dice abiertamente "sufro de soledad".




No estar en nadie es estar solo.
Nadie vendrá a salvarnos que no seamos nosotros mismos. Cuando aprendemos a querernos bien, queremos mejor; es cuando nos sentimos más queridos y acompañados. Esa es la forma, no esperar que ningún gobierno venga a salvarnos de lo que para ellos sería otra manera de mercantilizar, de obtener beneficios de un problema. Cierto es que podría ayudar, pero no lo hacen, lo vemos cada día.

Acabo con una frase, a modo de metáfora que hace referencia a la vida en pareja. En este caso lo aplico a ti y a tu soledad, a mi y la mía, a ti que como yo tantas veces te has sentido solo, huérfano de padre y de madre, a todos los que en algún momento sufrís de soledad:

UN MATRIMONIO DEBE TENER UNA TAPIA ALREDEDOR, COMO EL JARDÍN. DENTRO DE LA TAPIA, TODO ESTÁ A SALVO. HA DE SER ASÍ, PARA QUE LA FRUTA CREZCA..."

"El matrimonio eres tú y tu soledad: cada cual con la suya. La fruta es el resultado de los pensamientos, de las acciones que dan el fruto en forma de alimento para la buena vida."



Te deseo una feliz Navidad en tu compañía.

viernes, 16 de diciembre de 2022

ESCRIBIR, LEER, SOBREVIVIR EN EL GRAN LABERINTO PARA COMPRENDER


Decía Luis García Montero en unas declaraciones, que la poesía era para él conocimiento y amparo. Años antes José Saramago ya nos había contado que empezó a escribir para comprender y para ser querido. Y así, con palabras distintas, que vienen a significar lo mismo, ilustres escritores de todos los tiempos nos cuentan que la literatura es un lugar de acogida, un lugar donde aprender a quererse y a conocerse. El maestro Saramago insistía que era necesario tratar con cuidado los libros, porque llevaban una persona dentro: al autor -No solo escribo, escribo lo que soy- Lo que no nos dijo es que también llevaban a los lectores.

Leer para comprender, para no sentirse tan solos y abandonados, para recibir respeto. 

Que razón tenía Antonio Machado cuando escribió:  Que difícil es no caer cuando todo cae. Qué difícil es actuar inteligentemente si la sociedad se vuelve estúpida. ¿Cómo sobrevivir tanta inteligencia a un mundo tan estúpido?, tan determinado por estructuras económicas y políticas, por medios de opinión, ideologías, modas... Controlados y subyugados por fuerzas imbatibles imponiendo sus creencias culturales que nos presentan como evidencias, de las que no tenemos ninguna información porque nada hacemos por saber más: Las Culturas Fracasadas las llama José Antonio Marina en su libro.  

Es fácil entender porque ante semejante fracaso la poesía pueda ser, y es, un refugio para tantos hombres y mujeres de valor,  donde escapar de la inmundicia, donde sentirse a salvo y consolados. 


LABERINTO

En mí te pierdo aparición nocturna,
en este bosque de engaños,  en esta ausencia,
en la neblina gris de la distancia,
en el largo pasillo de puertas falsas.

De todo se hace nada y esa nada
de un cuerpo vivo enseguida se puebla,
cómo islas del sueño que entre la bruma
flotan, en la memoria que regresa.

En mi te pierdo, digo, cuando la noche
sobre la boca viene a colocar el sello
del enigma que,  dicho,  resucita
y se envuelve en los humos del secreto.

En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
en el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
donde el haz de sol, los pasos justos?

En mí te pierdo, insisto,  en mí te huyo,
en mí el cristal se funde, se hace pedazos,
más cuando el cuerpo cansado se quiebra
en ti me venzo y salvo,  en ti me encuentro.

José Saramago


viernes, 11 de noviembre de 2022

POR EL DOLOR LA FUERZA

Chantal Malliard


El contenido de un poema no es algo que se pueda explicar. Cuando se hace, el poema deja de ser lo que era, pierde su identidad, su esencia. El poema llega a los sentidos como lo hace la música al cuerpo, lo penetra, le da sentido sin tener que interpretarlo. El poema tiene hondura, atraviesa varias capas de conciencia, surge, no se construye. María Zambrano decía: la filosofía plantea preguntas, la poesía las responde. Cuando nos alejamos del ruido incesante en el que vivimos y, nos acomodamos en la quietud del silencio las respuestas se dan, la poesía se pronuncia sin intermediarios, sin razones críticas que desvirtúen la sensación íntima, personal e intransferible que sentimos. Es a través de la poesía donde la palabra alcanza mayor protagonismo, su mayor fuerza expresiva.
Vivir los descubrimientos que la experiencia de la poesía proporciona es apasionante. Es, sin lugar a dudas, el género literario del que más he aprendido, el que más me ha mostrado y enseñado, con el que más disfruto.
Este poema que dejo, Escribir, es de Chantal Mallard, una de las voces poéticas más auténticas que conozco.


escribir

para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos

escribir

para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa

aunque en el alma no

en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos

escribir

como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera

escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra


[ ]

escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo


escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco

escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”

escribir

para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta


decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada

muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre

escribir

todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir

¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía





Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío

escribir

para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
--------apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto

[ ]

escribir

[ ]

¿y no hacer literatura?


¡y qué mas da!:

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.

------------Escribo

para que el agua envenenada
pueda beberse.


jueves, 3 de noviembre de 2022

MICRORRELATOS PARA PASAR EL RATO



MICRORRELATOS PARA PASAR EL RATO

De Luis Manteiga Pousa

De niño quería ser fútbolisto o policío pero ya de adulto me tuve que "contentar" con otros empleos y de esta manera fui electricisto, masajisto, taxisto y quise ser taxidermisto pero me daban pena los animales. Total, un lío, quizás tenga que consultarlo con mi psiquiatro.

*******
Los tertulianos suelen opinar de cualquier tema indistontamente - De aquellos polvos vinieron estos bobos.


De Julio Cortázar

Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.


De Gabriel Garcia Marquez , El drama del desencantado

El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.


Anónimo, El espejo Chino

Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.

Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.

Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.

La mujer le dio el espejo y le dijo:

-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.

La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:

-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.


De Juan José Millás, Carta del enamorado,

Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez.



De Ana María Matute, Música

Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.

Y otra vez silencio.

Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba algo.

La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:

-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!



De Luis Mateo Diez, El pozo

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.

Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.



De Franz Kafka , Una pequeña fábula

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.

-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.



De Luisa Valenzuela, Cada cosa en su lugar

Hay dramas más aterradores que otros. El de Juan, por ejemplo, que por culpa de su pésima memoria cada tanto optaba por guardar silencio y después se veía en la obligación de hablar y hablar y hablar hasta agotarse porque el silencio no podía recordar dónde lo había metido.


De Ángel García Galiano, La última cena

El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida.

miércoles, 26 de octubre de 2022

FRAGMENTOS DE IDENTIDAD





Primero somos hijos: y dejamos de serlo cuando nos vamos a nuestras vidas.
Luego somos padres: y dejamos de serlo porque nuestros hijos se van a sus vidas.
Después somos abuelos: y lo somos temporalmente porque nuestros nietos solo lo son cuando sus padres nos piden ayuda.
Nuestra identidad está formada por ese encadenamiento. ¿Quién nos acompaña a lo largo de nuestra vida de adultos y hasta la muerte? ¿Nuestros padres, nuestros hijos, nuestros nietos? No: esos pasan por nuestra vida y nosotros pasamos por las suyas. Somos y son circunstancias; muy amadas, pero circunstancias; fragmentos de identidad.
Los únicos que nos acompañan desde el comienzo hasta el final son nuestras parejas, maridos, esposas… , que son quienes nos apoyan y a quienes apoyamos. Y por eso es prioritario escoger buen compañero o buena compañera de viaje. Para esa persona somos una esencia, no una circunstancia. Todos los demás siempre regresan a sus vidas. Solo esta persona permanece en la nuestra.
Tal vez digas que en el mundo no ocurre así; pero es que el mundo no ha entendido bien el do ut des (doy para que des): que engendrar otras vidas no nos obliga a matar la nuestra. Por eso: Yo me voy a una isla en la que los corazones no estén contaminados de errores aceptados como verdades. Allí encontraré, antes o después, un corazón primigenio, puro y honesto que no tema amar ni rectificar si se equivoca: esta sí es una divisa para convivir.
Texto original de Antonio Gracia en https://antoniograciaoniria.blogspot.com/


miércoles, 24 de agosto de 2022

UN VIVIR MEJORADO

 Obra de Andrew Salgado

“La vida va de ir apagando luces, de acostumbrarse a perder, a despedirse, de ir tirando cosas, las rotas y las que estorban…” Frase extraída del libro Adiós pequeño de Maxím Huerta.


LA REFORMA 

Actualizar una vida

es necesario,

como quien reforma un baño

alicata una cocina

o repara un tejado.

Mudarse a otra piel

y saciarse de olvidos,

quitar gravedad al dolor

y no echar pulsos

con el pasado

es jugar a ganar.

Éxitos y fracasos

como agua entre las manos

se escapan todos por igual.

Y qué más da

si lo vivido

fue ficción o realidad.

Nada se debe arrastrar

que nos impida

aprender y disfrutar.

Lo que cuenta

es el instante -bien vivido-

nada más.

Cuando la noche te echa de menos

y en su rincón oscuro

te escondes a llorar,

lo mejor es cambiar.

El viaje va de eso

de acostumbrarse a perder

a despedirse y a soltar,

a tirar

para adelante

sin cargas ni pesares.


O morir o reformar.

Elena Larruy


El Covid deja secuelas sutiles -y otras no tanto- en personas que lo han padecido y que afectan a diferentes órganos y estados del cuerpo. Los trastornos, por un lado, nos hablan de que debemos reforzar nuestro sistema inmune con buena alimentación y complementos vitamínicos y por otro nos inducen a mejorar la condición humana, en todas sus dimensiones. Vivir o Morir, depende en gran medida de nosotros, mucho más de lo que pueda parecer.  

No siempre sabemos, pero siempre debemos intentar un vivir mejorado. Yo ahora percibo en mi estado de ánimo secuelas de la enfermedad que pasé hace ocho meses. Me aconsejaba una buena amiga que cambiara mis pensamientos negativos, a lo que le respondí que no creía tenerlos, no soy persona pesimista ni destructiva, pero si admito llevar una considerable carga negativa que me pesa con la edad y que me resta felicidad,  como consecuencia de todo lo vivido. Nada diferente a lo que puedan estar viviendo o les pueda pasar a otras personas. 

Hay en mí muchas edades no resueltas, que han ido dejando un poso de insatisfacción y de tristeza en los diferentes cuerpos -físico, mental, emocional-  en forma de residuos tóxicos, que alimentan a Arnold: el enemigo depresivo al que Manuel Vilas, le pone nombre - el autor de Ordesa y de Alegría- así llama él al personaje fantasma que le fastidia la existencia en muchos momentos de su vida. Ese "individuo temido y poderoso"  le arrastra hasta su  sombra y le chupa la energía para quedarse con su alegría. 

Coincidimos hace unos días con mi amiga M.Dolors por teléfono, que la felicidad hay que trabajarla cada día. Las cosas no nos son dadas fáciles. Hay momentos que cuesta mucho sonreír.  

De ahí este poema; de la necesidad -"siempre la necesidad"- de cambiar hábitos y conductas que mejoren la salud y los estados de ánimo. Los cambios siempre favorecen, son buenos y necesarios, despiertan la dinámica del cuerpo, nos obligan a tomar decisiones, a estar creativos, a renunciar a apegos y pensamientos tan inútiles como centrífugos, que no nos llevan a ningún parte. 

Hay una palabra, de origen griego, que me gusta especialmente: ATARAXIA, significa ausencia de turbación, cuyo estado de ánimo se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. Esta filosofía desarrollada por los epicúreos, estoicos y  escépticos consistía en alcanzar un bienestar mental  que les permitiera vivir en calma.  Desechaban así cualquier sentimiento negativo que les inquietara y les alejara de esa meta espiritual. Todo un logro. Una condición indispensable para llevar una mejor vida ahora a la vuelta de vacaciones. ¿No os parece?


jueves, 18 de agosto de 2022

DESCENSO AL UNIVERSO DE LOUISE GLUCK

Imagen de Louise Glück

 Tanto para los cazadores como para las presas,                     

 esconderse bien es una condición indispensable para sobrevivir. John Berger           


Para ti hombre o mujer que caminas hacia el valle fértil y apacible, libre de nieblas y espesuras, estos poemas de mirada lúcida y austera, nítida y transparente, de la poeta Neoyorquina Louise Glück


CONFESIÓN

Mentiría si digo que no tengo miedo.

Le temo a la enfermedad, a la humillación.

Como todo el mundo tengo mis sueños.

Pero he aprendido a esconderlos,

a cuidarme a mí misma

de la plenitud: cualquier felicidad

atrae a las Furias del Destino.

Son hermanas, salvajes.

No poseen ningún tipo de emoción,

sólo envidia.




PRIMER RECUERDO

Hace mucho me hirieron. Viví

para vengarme

de mi padre, no

por lo que fue

sino por lo que era yo:

desde el principio de los tiempos,

en la infancia, pensé

que el dolor significaba

que no era amada.

Significaba que yo amaba.




DESCENSO AL VALLE

Los años de ascensión me parecieron

difíciles, llenos de angustia.

No dudaba de mis capacidades:

cuando avanzaba hacia él,

temía el futuro, cuya forma

podía percibir. Vi

la forma de una vida humana:

por un lado, siempre hacia arriba y hacia adelante

hasta la luz; por otro lado,

hacia abajo hasta las nieblas de la incertidumbre.

Todo entusiasmo minado por el conocimiento.


He descubierto que no es así.

La luz de la cumbre, la luz que era,

en teoría, el objetivo de la subida,

ha resultado ser patéticamente abstracta:

mi mente, en su ascensión,

se dedicó por completo a los detalles, no

a la percepción de la forma: mis ojos

nerviosos, atentos a mantener el equilibrio.


Qué dulce es mi vida ahora

en su descenso hacia el valle,

el valle no cubierto de niebla,

sino fértil y apacible.

Así que por primera vez me encuentro

capaz de mirar hacia adelante, capaz de mirar al mundo,

incluso de acercarme a él.



jueves, 11 de agosto de 2022

CARTA A MI ESPOSO

Serenidad en el caos. Autorretrato de Aurelio Huguet


Yo creo querido esposo, que tu ahora a los 70 caminas por la vida con mucha normalidad y ligereza, con el mismo propósito e intención con la que has vivido siempre.  Para ti la palabra vejez no existe en tu cabeza, te esfuerzas cada día en mejorar tu estado físico y tu intelecto, en encontrarte mejor, en cuidar tu salud de manera integral. Relativizas las cosas que no te gustan, las pones a un lado, te niegas a entretenerte en lo que te resta, en las personas oscuras, en lo que no te aporta valor, no hay un espacio menos visitado por ti que los lugares banales y grises. Eres una persona a todo color, como tu pintura. No te castigas con cosas inútiles ni eres incisivo en tu manera de relacionarte. La tenacidad y la constancia son atributos de tu personalidad: un arquitecto de vida saludable. Lo mismo que quieres para ti lo promulgas en los otros, a veces de manera  insistente y poco adecuada. 

Tú eres para ti la primera prioridad. No permites que la tristeza enturbie tus días  ni desvíe tus pasos, la dejas que pase. Ahuyentas el dolor. Eres cuidadoso en tus formas, si tú estás bien los que estamos a tu alrededor lo estarán también,  así piensas. Casi nunca eres un motivo de preocupación, aunque tu salud, a veces, nos da algún que otro susto.

Reflexionas, estudias, ensayas, diseñas tu vida como quieres que sea, seleccionas los pensamientos. No admites que nadie dirija tu manera de pensar y menos tu persona: eso nunca lo llevaste bien. Cada día que comienza es para ti el inicio de algo bueno. Eres ante todo lo que queda por venir: positivo. Esa es tu actitud ante la vida.

Amas el  bienestar, la salud y la familia. Proteges lo tuyo y a los tuyos sin hacer ruido. Actúas desde el silencio, es tu manera de hacer, sin dejarte ver. Ayudas de manera altruista y anónima. Es la parte más generosa que conozco de ti. Casi nadie la conoce. Eres poco o nada exhibicionista. Conservas la inocencia del niño, la manifiestas sin rubor en ocasiones, no la ocultas. No peleas por ser el primero, ni por brillar, aunque por tus conocimientos pudieras hacerlo; sabes de geografía, de historia, de arte, de deportes y de muchas ciencias mucho más que la media. Tienes curiosidad por todo lo que es el conocimiento. Te has formado en tres carreras muy distintas. Se refleja en tu pintura todo esto que cuento de ti. El color, la alegría de la vida, el estudio, el método, la exploración. Cierto que no te adorna el don de la espontaneidad, se puede ver en tus cuadros, porque tú prefieres explorar y arriesgar a  conformarte en el acomodo de un estilo.

A tus 70, sigues siendo la persona íntegra que conocí con 19 años,  fiel a tu manera de pensar y de vivir. Has mejorado pero poco has cambiado en tus actitudes y en tus defectos, -como el resto de humanos- que sin duda tienes. Solo apunto uno -el que menos soporto- que es cuando te desdoblas en un "cable de alta tensión",  disparado como una bala, atropellas de manera centrífuga, no hay ninguna posibilidad contigo, anulas al que está a tu lado, lo aplastas, eso te pasa ante una situación imprevista que no controlas o ante otra que prevés y quieres dominar de inmediato, la falta de control te desestabiliza totalmente y eso es lo que tu haces con el que está a tu lado. Cuando eso pasa eres otro totalmente distinto, te haces odioso: sacas lo mas feo de mi.

No eres una persona almibarada, ni nada amarga, tampoco justiciera. No te gustan las críticas personales. Ni eres políticamente correcto, o más bien diría adecuado para según qué ocasiones, no te mueves con facilidad en el ámbito social, pero tampoco eso te echa atrás ni te preocupa en exceso. Tienes poca pericia, cero picardía, se te ve venir. Como un soldado romano siempre estás en guardia, aunque haya muchas situaciones que te abordan a ti por la retaguardia. Te disparas, como ya he contado,  ante imprevistos, sucesos que no esperas o no tienes calculados, y por contra te relajas y ausentas en un estado pacífico y de divinidad cuando entras en ti y te aíslas en tus meditaciones diarias y en tus reflexiones.

Tu cerebro tiene tantos archivos con información almacenada que tu estudiosa cabeza  se ha vuelto algo lenta a las respuestas exteriores, y eso hace que a veces te cueste reaccionar. Por otro lado eso te impide una visión intuitiva e inmediata de las cosas, que aunque mejorada y reconocida  no la dejas actuar como debieras,  tu mente racional, ordenada y estudiosa la frena,  la tiene secuestrada como a una cenicienta su madrastra.

Te gusta tenerlo todo bajo control, de ahí tu poca espontaneidad, aunque a veces nos sorprendas con chispa, que también la tienes. Te empleas a fondo en algo que crees firmemente: la espiritualidad, tu crecimiento personal. Vivir a tu lado no da quebrantos, ni motivos de preocupación, como ya he dicho, nunca añades  gravedad a los problemas, pero sí tensionas, y te manejas con torpeza cuando lo que escuchas te pilla por sorpresa y a ti te parece un conflicto o problema. A menudo no tienes ganas de atenderlo, lo pospones si incordia tu momento o tu día a día. Hay un exceso de razón lógica en tus argumentos, que con el tiempo ha ido disminuyendo y perdiendo peso, con la edad has ido entendiendo el complejo e importante valor de la intuición y la confianza y atención que esta merece.

Aprecias mucho la amistad y al amigo, y amas la buena conversación y su compañía. Cuando viajamos en coche te gusta que te lea, luego conversamos del tema, es un momento muy placentero para los dos y a ti te hace el viaje más ameno.

Vivir contigo en pareja ha significado para mi crecer, ampliar mis conocimientos, también como persona, sentirme querida, protegida y admirada por ti. Mejorar en muchos aspectos, como puede ser en la lectura,  pero también ha significado renunciar a una parte de mis impulsos y mis deseos. Nada en la vida es gratuito, lo diré de  otra manera, todo en la vida  tiene un precio, pero a sabiendas que hay precios que uno nunca debe estar dispuesto a pagar. Creo que para ti la convivencia no ha significado tanto renuncia como oportunidad. También creo que son muchas las oportunidades nuevas que nuestra vida juntos te ha brindado cada día para seguir mejorando.

Donde estás tú está mi casa, con sus cosas buenas y no tan buenas, como es lógico y normal en todos las casas. Con la edad me he vuelto más tolerante, menos exigente, aunque también lo pongo en duda. Mis demandas han ido perdiendo intensidad, soy una mujer vikinga, luchadora, inquieta, promotora... Tenemos ritmos muy diferentes. No me gustan las rutinas, a las que me he tenido que acostumbrar contigo,  intentando aceptarlas, viendo el lado positivo y bueno para mi.  Siempre admitiendo y sintiendo, de manera especial, los fuertes valores  que nos unían,  como pilares fundamentales de nuestro hogar, no tanto familiares como de maneras de sentir, concebir y vivir la vida, en el sentido más hondo. Nos hemos hecho el uno al otro más fuertes, nos hemos dado lo mejor y juntos hemos aprendido a respetar nuestros espacios, nuestra individualidad; nuestros impulsos, no tanto, yo diría que esta es nuestra asignatura pendiente. Somos dos personas de talantes muy diferentes en cuanto a las formas, de carácter fuerte, no nos gusta que nos pisen ni que nos gobiernen, sentir que atropellan nuestro espacio y nuestra mente nos hace reaccionar de manera poco amigable. Sabemos lo que no queremos. Hemos aprendido juntos a aceptar las cosas como vienen, a sacar partido de lo menos bueno. Sabemos que las experiencias nos cambian, que cada día somos diferentes, y hemos aceptado el uno del otro lo que cada uno es y lo que cada uno ha dejado de ser.

Nuestro amor, también se ha transformado con el paso del tiempo,  no tiene florituras ni envoltorios, no es espinoso ni tampoco pegajoso, no nos decimos esos "te quiero" que repiten otros, cientos de veces, como el que da los buenos días o habla de su mascota o del tiempo que hace, en el ascensor. También se que nos gustaría escucharlo más a menudo. Somos ante todo aprendices de la vida. Almas sensibles construyendo valor a cada instante. Es nuestra manera de estar bien,  de contribuir con el mundo a hacerlo mejor. Gozar y aprender es nuestro lema. No envejecemos, solo nos hacemos mayores para el tiempo. Nos gusta rodearnos de mentes despiertas y positivas de cualquier edad, pero jóvenes de cabeza,  de gente inteligente, de almas buenas,  de otros que nacieron en nuestra generación y están despiertos y se renuevan día a día, con aquellos que tienen las puertas abiertas al conocimiento, y por supuesto las puertas del corazón.

Sentirnos amados nos da fuerza. Amar nos enriquece y da valor.  Así somos, así caminamos juntos por las mismas vías, aunque a veces en distintas aceras. Así nos queremos.

Elena Larruy



domingo, 7 de agosto de 2022

EL IMPACTO DE LA GRATITUD

 

Artista Georg Paulí

Louise Glück, poeta estadounidense, premio Nobel de Literatura 2020, muestra en su inconfundible voz  poética lo que la realidad esconde de la pérdida, el sufrimiento y la decepción, y lo hace desde el Yo personal valiente, entrelazando su propia biografía con la observación del mundo, en un lenguaje directo de lúcida sencillez.

Leí, no hace mucho, unas declaraciones suyas donde manifestaba desarrollar gratitud a partir de los desastres personales que le ocurrían. Así creó Octubre, una de los poemas, que  transcribo, de los que dice sentirse más satisfecha. Cuenta que surgió a partir de un traumatismo cervical que la tuvo en constante dolor y sufrimiento durante un largo periodo de cinco años. 

Este poema se lo dedico a aquellas personas que sufren accidentes y traumatismos, en cualquier ámbito de sus vidas, -entre las que me incluyo- cuya recuperación es larga y dolorosa, en el deseo que aporte luz de comprensión, hasta tal punto que el agradecimiento pueda o llegue a ser el motivo de su recuperación. 



Octubre

¿Es invierno otra vez, otra vez hace frío,
no acaba Frank de resbalarse en el hielo,
no se curó, no se sembró la simiente de primavera

no terminó la noche,
no anegó acaso el hielo al derretirse
los estrechos desagües,

no fue mi cuerpo
rescatado, no estaba a salvo,

no se formó la cicatriz, invisible,
sobre la herida?

Terror y frío,
¿no acabaron hace poco,
no está ya el jardín roturado y sembrado?

Recuerdo la sensación de la tierra, densa y roja,
en surcos bien derechos ¿no se sembró la simiente,
no trepó la parra por la pared del sur?

No oigo tu voz
por el viento que chilla y silba sobre la tierra desnuda.

Ya no me importa
cómo suene.

¿Cuándo fui silenciada, cuándo describir ese sonido
pareció por primera vez inútil?

Cómo suena no cambia lo que es.

¿No terminó la noche, no estaba a salvo
la tierra cuando fue sembrada

no plantamos nosotros la semilla?
La tierra, ¿no nos necesitaba?

Las parras, ¿se recogió su fruto?

 2.

Verano tras el fin del verano,
bálsamo tras la violencia:
no me hace bien
que se me trate bien ahora;
la violencia me transformó.

El alba. Las colinas resplandecen,
ocre y fuego, hasta el campo resplandece.
Sé lo que veo: un sol que podría
ser el sol de agosto y que devuelve
todo lo que ha sido arrebatado.

¿Oyes esta voz? Es la voz de mi mente.
No puedes tocar mi cuerpo ahora.
Se transformó una vez, se endureció,
no le pidas que vuelva a responder.

Un día como un día de verano.
Una calma extraordinaria. Las largas sombras de los arces
casi color malva en la grava del camino.
Y por la tarde calor. La noche como noche de verano.

No me hace bien. La violencia me ha transformado.
Mi cuerpo se ha enfriado como los campos desnudos.
Ahora sólo está mi mente, cauta y precavida,
sintiendo que la están poniendo a prueba.

El sol vuelve a salir, como en verano,
generoso, bálsamo tras la violencia.
Bálsamo tras la mudanza de las hojas, tras la siega
y el arado.

Dime que esto es el futuro,
no te creeré.
Dime que estoy viva,
no te creeré.

Louise Glück


martes, 19 de julio de 2022

POEMA PARA LUCIA




Poema en recuerdo de los diez días de verano que pasé en a Coruña en casa de Lucia, rodeada de sus cosas y de sus libros. Ella mientras, estaba en la mía, en nuestra casa de Sitges. Hace apenas nada que nos conocimos por un Chat asociado, fue por aquellas causalidades, que la vida te pone delante personas y cosas que estás buscando y necesitas, las que manejan su vida y la entienden como tu lo haces, con las que comunicarse es fácil y gratificante.

Como todo lo que es importante y bueno, no permanece, se  hace líquido y se escapa como el agua entre las manos,  pronto se desvanece la experiencia vivida  y pronto pasará a la página del olvido, no así en la piel, en la que habrá dejado una marca indeleble a modo de caricia y una sonrisa en nuestra historia particular y en nuestro rostro. 

Este poema inspirado en otro de K.Irribarren, es para ti Lucia, que se que me entiendes, no solo porque es tu oficio,  si no porque esa semilla que traías al nacer creció como la mía, en medio de mucha oscuridad. Y por eso damos gracias. 


POEMA PARA LUCIA

Te sientas en la terraza

en la mañana temprano,                                          

con una taza de café en tu mano,

o  quizás atardeciendo

te sirvas una cerveza tostada

fresca y espumosa.


A pocos metros de ti

unos pájaros revolotean y cantan

en lo alto de un pino,

niños y niñas juegan en la piscina

se tiran agua, chapotean

ríen, se pelean...

te llevas a la boca un saladito,

con la otra mano acaricias a chiqui

el, paciente, te escucha sinérgico y atento,

todo lo tuyo le interesa.

Le gustas.

Degustas, ensalivas,

respiras profundamente;

el placer está servido,

la lectura, 

la compañía, cómplice locura la tuya

con la de Rosa Montero

"El Peligro de estar cuerda":

yo, tampoco lo quiero.

Apuesto por el error,

aunque a veces suicida,

es más auténtico,

más valiente. 


Yo te leo a ti Lucia

te percibo íntegra, humana y entera,

no a cachitos,

me identifico con "la niña interior"

de la que tanto sabes y nos cuentas

y, entre medias

leo poesía

de otra alma desgajada

como la mía:

Karmelo Irribarren

otra voz disonante

por sincera, nada cuerda.


Aprovecha este momento

de transformación increíble Lucia,

todo en ti florece,

pronto será tiempo de recogida.

 

Cierra los ojos,

piensa:

"esto es lo más parecido a la felicidad"

luego cuando los abras

y veas un hombre sucio y descuidado,

frente a tu casa,

hurgando en las basuras

con un palo,

apresúrate a retirar deprisa

el contenedor de tu vista.


Elena Larruy


sábado, 11 de junio de 2022

LA FORJA DE UNA SONRISA




No todo el mundo nace con una sonrisa en la cara, como fue mi caso. Me esforcé en darlo todo sin ese atributo, para que las puertas se me abrieran más fácilmente y la vida fuera más condescendiente conmigo. Tanto me esforcé que acabé sonriendo cuarenta años, de ocho a tres de la tarde, empleada en un Banco del paseo de Gracia. El hecho forzado de mi ornamentada sonrisa al final tuvo su recompensa: me dio voluntad y carácter.  
Me enseñó que no es que me faltara la sonrisa en aquellos tiempos,  es que la auténtica, la genuina,  la tenía girada y sonreía para adentro. Con esa luz no tan contaminada iluminaba mi existencia. 
Los años, con su visión de larga distancia, nos dan conocimientos útiles y, respuestas definitivas. A la edad adulta que yo tengo ahora, sé con seguridad cómo se forja la sonrisa en la cara. Sé que hay varias de ellas, unas son naturales otras automáticas, otras forzadas. Me viene a la memoria grandes sonrisas como la de Blanca Fernández Ochoa, la de Verónica Forqué o la de Ivón Reyes a la que recientemente escuché decir, que su sonrisa era fingida, que el hecho espontáneo de su sonrisa lo había heredado de su padre, pero que la mayoría de veces tras esa sonrisa, se escondía otra: la Ivón temerosa e insegura. Su sonrisa era fingida, un escudo protector.
La sonrisa cuando no es de cortesía, muchas veces, no es más que una pose, un mecanismo de conveniencia defensivo, para mostrarnos más seguros ante los otros, para ocultar nuestros verdaderos sentimientos... También la seriedad puede ser otro mecanismo de defensa. Nada es lo que parece, una vez más.


LA FORJA DE UNA SONRISA

No fue fácil quererme 
por mi dulzura
ni mi voz párvula.
La chispa de mi gracia
no brilló en cielo abierto.
Ningún maestro
puso precio a mi talento.
Mi sonrisa fraguó
en enrejada forja
de silencios.

Tampoco yo quise
a cualquier precio,
ni ajusté a mi pecho
dolorido
abrazos huecos
Ni até más lazos 
que los justos.

Por fortuna fui amada
y quise sin voluntad
con la misma fortuna.

Me hice mayor
antes que niña
crecí deprisa
para ocuparme de ella
ea ea ea 
no estás sola
mi pequeña
le decía y le cantaba nanas
y la enseñaba a escuchar
otras voces en ella. 

Asumí el papel de una madre,
de quererla
de consolarla
de enseñarle todo cuanto sabía
hasta que por edad
me cogiera.

Aprendí en horas nocturnas
a improvisar remiendos
a conquistar deseos
a merecer cuanto me llegara,
Aprendí del dolor
y de las cosas feas
y empecé a soñar,
y a recoger su cosecha.

Con los desechos del vivir
construí una gran torre,
piedra a piedra,
para seguir viviendo
mejorada,
en mi fortaleza.
                                                           
Hoy la diosa Artemisa que fue
se desmiembra
como un busto griego
en un jardín de invierno.                          
Se ahoga por dentro
para que nadie la vea llorar,
para que nadie cercano
se vaya más lejos.

Siente la pérdida
y el derrumbe de sus formas.
Se dice que todo está bien,
se desmiente, se contradice
escribe para saber lo que piensa,
y se ausenta,
desaparece emboscada
en tristezas areniscas,
hacia el gran silencio.

Elena




martes, 19 de abril de 2022

TODA TÚ

Marc Chagall


Para elevar el alma,
la poesía es necesaria
Edgar A. Poe


SÓLO TÚ MISMA EN EL ACTO

Extendida, carnosa, húmeda.
Un temblor sin lapso.
Sin equívoco.
Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito nocturno. Flor que se liba.
Sombra de flor. En la sinfonía ciega de las corrientes, lozana forma de mis manos sin ojos. Cuerno remoto de los rendimientos.
Llego navegando ondulaciones desesperadas. Soy dichoso.
¿Cuál es el color de esta fruición desencadenada, cómo llamarla, qué dios nos ha entregado esta conjunción? Me iré, Venus, me iré, pero antes quiero apurar la copa. Ahogar los límites mollares, sofocar los cerrojos albeantes, vencer la sombra leda de la desnudez, sacrificar el sonrojo numerado.
No me marcharé hasta que esta vegetal confusión de ondas no se haya cumplido. En tanto mi animal lamedor no esté sosegado.
Amo los blandos linderos de inefable tinte, ondulantes en la selva enana y espléndidamente libre que sobresale de tu cuerpo como mil vocecillas frutales, el letífico aroma, el muelle calor, el ansioso tremar. Toda tú, adunada por mareas geométricas, a mi piel. Toda presión, jadeo, huida, retorno, blancor, demencia. Nadadora. Extensión que amamanta mi vicio. Sombra del láudano bajo mi pesado tiempo.
No partiré sin llevar una hora feliz en la corola, giradora, vencida y celante de los ojos que como al sol te reciben.

Rafael Cadenas





viernes, 1 de abril de 2022

LAS DOS MIRADAS



                                              Pablo Picasso

Como decía Thomas Edison, no he fracasado, he encontrado diez mil formas que no funcionan. Yo también encuentro a cada paso que doy infinitas formas que no funcionan, y no se que hacer con tanto desperdicio más que desesperarme; así es como vivo mi particular tragedia al enfrentarme a la pérdida de cada día, donde todo a mi alrededor se acelera y desmorona mientras yo me voy volviendo más lenta y pequeña. Nadie nos enseña a morir lentamente. Asistir a ese duelo propio y ajeno, llevarlo con arrojo y dignidad,  es como arrastrar una pesada maleta sin ruedas. 

Cada mañana cuando me despierto encuentro la paz en esas horas tempranas, junto a una taza de café muy calentito. Abro mi ordenador, leo o escribir lo que pienso, y siento, eso me ayuda a estar mejor. En ese momento, antes de que se enturbie el día de ruidos,  puedo ordenar mi caos interior, decir quien soy con mente clara y pensamientos limpios. Es con diferencia mi tiempo néctar, la hora y el espacio que más disfruto, nunca me decepciona. 

Cada día que pasa soy otra distinta -nunca somos los mismo que ayer- las experiencias nos cambian,  aunque el mundo que se pasea por mi ventana le de lo mismo. Yo lo miro con la misma indiferencia -con mi vista cansada-, y no pasa nada, la compasión no está bien vista: es todo cuanto pasa: nada, nunca pasa nada. Hay días que pese a toda apatía y desinterés le sonrió, pues aun llevo brasas encendidas por dentro.  Vivir me gusta muchos días, otros no,  me parece tan fascinante como cansino. Esa soy yo. Desde esas dos miradas, una de ellas empañada, vivo mi existencia adulta. En los otros coetáneos de mi edad veo lo mismo,  aunque muchos lo disimulan o no quizá no se retuerzan el corazón como yo lo hago. Los hay cuyo dolor es más de cabeza, de hígado, de rodilla, de familia, de bolsillo... no tan emocionales, pero todo al fin y al cabo son consecuencias del vivir: como lo es volverse despistado, desmemoriado, desentendido, desmotivado, desfallecido, decepcionado... Demasiados "des" -veinticuatro siete, como se dice ahora-.

Cuando la vida se ha visto del derecho y del revés, no hay viaje placentero de regreso para la persona adulta, sólo hay sentencia y resignación desde los asientos de tercera clase donde nos coloca la sociedad.  Lo vi antes en los que me precedieron, lo veo ahora en los amigos, que por edad van un poco por delante, lo veo en mi misma. Me resisto y me retuerzo en ese incómodo asiento reservista esperando pesares y achaques. Pese a todo, confío en que algo me salve o me anime la existencia, algo que me de brillo y aliento, valor: una alegría, un entusiasmo en forma de llama viva. Mis padres ya no están.

Y mientras voy y vengo, por la vida, con mi antorcha semi apagada, sin más intención que hacer la cama -sin arrugas-, poner una lavadora en la franja horaria menos cara o contestar a los  whatsapp que recibo: aguardo que el capricho del azar me sorprenda por caridad -aunque nada más sea- y me haga vibrar en ilusiones nuevas que me rescaten del ostracismo donde me encuentro.  Abro el frigorífico, cojo la confitura de naranja amarga que hice ayer y mientras la extiendo sobre la tostada con mantequilla pienso que haré de comer hoy para mi marido. Cada día la misma rutina, el mismo panorama desconchado, solo me consuela el hecho de pensar que ya no tengo que salir al trabajo ni recibir órdenes de nadie. Me asomo a la terraza buscando algún indicio de actividad en el cielo, o en mis macetas, algo que me de color, brillo, que inspire lo que escribo. Hablo con mis preciosas orquídeas, blancas y amarillas, atraída de su pureza. Me reúno con mis muertos y les pido disculpas por mis torpezas, les digo que les quiero, les pido que me protejan como cuando era niña.

Me esfuerzo en que la vida sea buena y bella, le quito hierro a los asuntos, le pongo paciencia y buenos pensamientos, me desespero con la trabas y barreras, el tiempo que me ocupan los trámites de las gestiones por internet, imposible hacer nada sin registrarte, inventarte una clave y abrir sesión.  Espero a mi marido para contarle las naderías de la mañana: me escucha a medias y no me extraña. Barro escombros, corrijo letras y vuelvo a mirar al cielo buscando alguna explicación, y solo veo nubes pasar con ligereza sin ningún atisbo de culpa que nada me cuentan. El sol calentará un día más, o no, me hará un guiño o no, y yo me enquistaré o no un día más por la encrucijada de las horas, esperando encontrar mi sitio, mi modo de estar mayor entre la gente adulta, de insistir en mi común tragedia, mientras me debato por dentro si seguir persiguiendo logros y aciertos que den un sentido de valor a mi vida, o pedir hora al Psicólogo para que me ayude a poner nombre a todo este regusto a óxido en la boca que la edad me deja. 

Elena


SOY UNA MUJER

Nadie puede imaginar
lo que digo cuando estoy silente,
a quién veo cuando cierro mis ojos,
cómo me enajeno cuando estoy enajenada,
aquello que busco cuando estiro mis manos.
Nadie, nadie sabe
cuando estoy hambrienta, cuando hago un viaje,
cuando camino, y cuando estoy perdida.
Y nadie sabe
que mi ida es un retorno
y mi retorno es una abstención,
que mi debilidad es una máscara
y mi fuerza es una máscara,
y que lo que viene es una tempestad.

Ellos piensan que saben
así que los dejo pensar,
y yo transcurro.
Ellos me pusieron en una jaula, así que
mi libertad debe ser un regalo de ellos,
y debo agradecerles y obedecerles.

Pero yo soy libre ante ellos, después de ellos,
Con ellos, sin ellos.

Yo soy libre en mi opresión, en mi derrota.
¡Mi prisión es lo que quiero!
La llave de la prisión es su lengua,
pero su lengua está enrollada alrededor de los dedos
de mi deseo,
y mi deseo no lo pueden nunca dirigir.

Soy una mujer.
Ellos creen que poseen mi libertad.
Yo dejo que se lo crean,
y transcurro.

Joumana Haddad


martes, 22 de marzo de 2022

EL SILENCIO COMO INSPIRACIÓN Y FUENTE DE FORTALEZA




    Celebro la reflexión del audio que me enviaste hace unos días cuando ibas a tu Master de los viernes querida amiga. Quise contestarte en el mismo momento y no pude; lo hago ahora así. Espero que no te importe. Te diré para empezar que aplaudo tu decisión de alejarte de aquello que no te conviene, si de verdad es así.
    Cuando yo te decía, la última vez que nos vimos, la necesidad del silencio, no me refería a mi persona, me refería en general a la necesidad que tenemos todos los seres humanos de mejorar nuestras vidas mediante el silencio; el mismo silencio del que tú me hablas ahora que decides distanciarte y cortar con determinados círculos en redes sociales, con personajes  que no te convienen ni aportan valor, nada fresco y renovador a tu inteligencia despierta, activa y reflexiva. Lo decías de alguna manera: allí donde pones tu atención, en eso te conviertes. Siempre es así, pudiendo elegir ¿por que estar con los dormidos, los lerdos, los insulsos, con  los insultantes colectivos de redes que empobrecen la conciencia y aborregan el instinto?,  a los que tampoco tenemos nada que ofrecer, porque nada quieren.
   Los grupos, adocenados, se comportan como no debieran,  no son cooperativistas ni tienden a la unión, siguen patrones de pensamiento de doctrinas y consignas impuestas, no invitan a la reflexión ni a la escucha, finalmente no nos llevan a ninguna parte. Por el contrario el trabajo personal y el compromiso para con uno mismo es el trabajo y el compromiso con el resto, esa es nuestra aportación de valor a la sociedad.  La experiencia me dice que es así, que se hace desde el aval silencioso de la observación, el estudio  y la reflexión. Un mundo más cuerdo requiere solvencia y solidez de ideas y argumentos. Me importa la alegría, me importa el bienestar de la humanidad, me importan valores a la baja que no cotizan en los mercados bursátiles.
    Nuestro esfuerzo por querer convencer a los otros es inútil, con tanto ruido y vocerío. Tanta  banalidad, tanta necedad mercantilizada de imberbes e influencers puesta en escena para no parar la máquina de hacer dinero de los que manejan la información y las riquezas,  los hilos de un capitalismo tan consentido como corrupto.  Pero cierto es que de todo podemos aprender,  aunque solo sea para saber dónde no poner la atención ni la mirada, donde no perder nuestro preciado tiempo.
    Nos equivocamos cuando corremos a contar al otro lo cierto de aquello que acabamos de descubrir, en lo errados que están sus determinados posicionamientos. Nadie convence a nadie. Influyen las conductas y los ejemplos. Convence la experiencia. Nos decantan las razones que vienen de gente con manos limpias, nos seduce la bondad, la inteligencia, los actos amorosos:  eso debería bastarnos.   
    Tenemos excesiva información, tanta que nos enturbia y embrutece, que nos provoca ansiedad, porque así se encargan algunos -los de siempre- de que sea. Lo sabemos. Sabemos cerca de quien queremos estar, quien nos dice la verdad, quien nos miente, quien no nos conviene. Sabemos cómo nos manipulan como humanidad. Todas esas razones me llevan a defender  el acierto del trabajo personal individual bien hecho. 
    Cuando la información es excesiva y atronadora, como es ahora, se distorsionan las señales de lo auténtico, de lo adecuado y conveniente y nos lleva a actuar como pollos descabezados unas veces, otras como un rebaño sumiso. Lo vemos y vivimos cada día.  
   Tu Raquel eres una privilegiada en cuanto a tus capacidades: absorbes la información con mucha avidez, eres rápida, enérgica, despierta y muy curiosa, enseguida sacas conclusiones que te cuestionas. Te gustaría que enseguida se dieran los cambios necesarios, no entiendes que no sea así, pero también sabes que hay intereses poderosos que lo impiden, que nos atan las manos, que nos ciegan la vista. No dejes que toda esa basura que nos rodea te distraiga ni te desvíe de tu camino.
   Tu sola llegas a la conclusión, aunque me lo digas con otras palabras, de la  necesidad de retirarte hacia otra luz. Esa luz que nos ilumina y nos encuentra cuando la estamos buscando, cuando nos retiramos en la quietud y la meditación. Cuando pedimos, cada uno a su Dios particular, que queremos ser tocados por su inteligencia y su bondad, que queremos su influencia, por el bien de todos nosotros. A ese silencio me refería; al silencio que pone en orden nuestras vidas, las mejora y las hace más fáciles. 
   Aunque nosotros, por fortuna, no vivamos el drama terrorífico de una invasión rusa, como el pueblo de ucrania, llevemos en nuestra alma silencio y acogida. Algo bueno crecerá seguro.  Ellos llevan girasoles en sus bolsillos. 
Mi más afectuoso abrazo Raquel 


A la mente que está quieta, el universo entero se rinde. Frases de Lao Tse



La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos, eso solo crea dolor. Deja que la realidad sea realidad. Deja que las cosas fluyan naturalmente hacia adelante de la manera que quieran.

Aquel que puede conquistar a los enemigos es fuerte. Aquel que se ha conquistado a sí mismo es poderoso.

El agua es suave y dócil. Pero mina y corroe lo duro. En el vencimiento de lo duro, ella no tiene iguales. Lo suave y lo tierno vencen a lo duro y lo grosero.

La violencia, aunque bien intencionada, siempre rebota sobre uno mismo.

El que camina a grandes zancadas no irá muy lejos.

Si eres flexible, te mantendrás recto.

Quien interfiere en asuntos ajenos y encima habla demasiado se vuelve insoportable para los demás.

En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes lo que quieres.

El conocimiento es un tesoro, pero la práctica es la clave para ello.

Deja de pensar, y termina con tus problemas.

Cuando te des cuenta de que lo que haces a otro, te lo haces a ti, habrás entendido una gran verdad.

Toda acción provoca reacciones.

La amabilidad en palabras crea confianza. La amabilidad en el pensamiento crea profundidad. La bondad de dar crea amor.

El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.

Que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación.

Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe. El que está satisfecho con su parte es rico.

La naturaleza no se apura, sin embargo todo lo logra

La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos.

Lo blando vence a lo duro; y el débil al fuerte.

Para conducir la gente, camina detrás de ellos. Y el respeto conlleva el bienestar. El bienestar contribuye al proceso creativo.

El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.

El silencio es una fuente de gran fortaleza.

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.

Dominar a otros es fortaleza. Dominarse de sí mismo es el verdadero poder.

Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.

Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.

No hay mayor peligro que subestimar a tu oponente.

Aquel que conoce a las personas es razonable. Aquel que se conoce a sí mismo es iluminado.

El que mucho promete rara vez cumple su palabra.

¡No busques exhibirte! La persona sabia que ha conocido su esencia superior no se entrega al narcisismo ni se enaltece.

Cuanto más lejos se va, menos se sabe.

Haz las cosas difíciles mientras son fáciles y haz las grandes cosas mientras son pequeñas. Una jornada de mil millas debe comenzar con un sólo paso.

El amor es de todas las pasiones la más fuerte, ya que ataca al mismo tiempo la cabeza, el corazón y los sentidos.

Los caminos pueden ser guías, pero no senderos trazados.

Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.

Sólo zarpas y espinos nacen en el lugar donde acampan los ejércitos. No te quejes de sufrir, que así aprendes a socorrer.

Grandes actos se componen de pequeñas obras.

El sabio siempre gana, porque no compite.

Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.

El que sabe que suficiente es suficiente siempre tendrá suficiente. Saber que no se sabe, eso es humildad.

Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.

El mejor luchador nunca se enfada.

Ser profundamente amado por alguien te da fortaleza, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje.

Si no cambias la dirección, puedes terminar donde has comenzado. Una hormiga en marcha hace más que un buey durmiendo.

El hombre sabio no acumula.

Cuanto más da a los otros, más obtiene él mismo. El sabio no enseña con palabras, sino con actos.

El que sabe no habla, el que habla no sabe.

No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás. Un buen caminante no deja huellas.

Cuando dejo de ir lo que soy, me convierto en lo que podría ser. La manera de hacer es ser.

He aquí mis tres tesoros. Guárdalos bien. El primero es la piedad; el segundo, la frugalidad; el tercero, la negativa a ser la primera de todas las cosas bajo el cielo.

Cuando estás contento con ser simplemente tú mismo y no te comparas o compites, todo el mundo te respetará.

Alégrate con lo que tienes; regocíjate de cómo son las cosas. Cuando te des cuenta de que no falta nada, el mundo entero te pertenece.

Debido a un gran amor, uno es valiente.

Gobierna mejor quien gobierna menos.

Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso.

El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde.

Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás.

Poca fe se otorga a los que tienen poca fe.

Un hombre con coraje exterior se atreve a morir; un hombre con coraje interior se atreve a vivir.




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