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viernes, 16 de diciembre de 2022

ESCRIBIR, LEER, SOBREVIVIR EN EL GRAN LABERINTO PARA COMPRENDER


Decía Luis García Montero en unas declaraciones, que la poesía era para él conocimiento y amparo. Años antes José Saramago ya nos había contado que empezó a escribir para comprender y para ser querido. Y así, con palabras distintas, que vienen a significar lo mismo, ilustres escritores de todos los tiempos nos cuentan que la literatura es un lugar de acogida, un lugar donde aprender a quererse y a conocerse. El maestro Saramago insistía que era necesario tratar con cuidado los libros, porque llevaban una persona dentro: al autor -No solo escribo, escribo lo que soy- Lo que no nos dijo es que también llevaban a los lectores.

Leer para comprender, para no sentirse tan solos y abandonados, para recibir respeto. 

Que razón tenía Antonio Machado cuando escribió:  Que difícil es no caer cuando todo cae. Qué difícil es actuar inteligentemente si la sociedad se vuelve estúpida. ¿Cómo sobrevivir tanta inteligencia a un mundo tan estúpido?, tan determinado por estructuras económicas y políticas, por medios de opinión, ideologías, modas... Controlados y subyugados por fuerzas imbatibles imponiendo sus creencias culturales que nos presentan como evidencias, de las que no tenemos ninguna información porque nada hacemos por saber más: Las Culturas Fracasadas las llama José Antonio Marina en su libro.  

Es fácil entender porque ante semejante fracaso la poesía pueda ser, y es, un refugio para tantos hombres y mujeres de valor,  donde escapar de la inmundicia, donde sentirse a salvo y consolados. 


LABERINTO

En mí te pierdo aparición nocturna,
en este bosque de engaños,  en esta ausencia,
en la neblina gris de la distancia,
en el largo pasillo de puertas falsas.

De todo se hace nada y esa nada
de un cuerpo vivo enseguida se puebla,
cómo islas del sueño que entre la bruma
flotan, en la memoria que regresa.

En mi te pierdo, digo, cuando la noche
sobre la boca viene a colocar el sello
del enigma que,  dicho,  resucita
y se envuelve en los humos del secreto.

En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
en el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
donde el haz de sol, los pasos justos?

En mí te pierdo, insisto,  en mí te huyo,
en mí el cristal se funde, se hace pedazos,
más cuando el cuerpo cansado se quiebra
en ti me venzo y salvo,  en ti me encuentro.

José Saramago


miércoles, 8 de junio de 2016

LA EXPRESIÓN DEL SILENCIO

Helene Schjerfbeck



Mi padre solía decir:
"La personas superiores jamás hacen visitas largas;
no hay que enseñarles la tumba de Longfellow,
ni las flores de cristal en Harvard.

Autosuficientes como el gato
(que se lleva la presa a su rincón,
con el rabo fláccido del ratón colgándole de la boca como un cordón de zapato),
a veces disfrutan de la soledad,
ya que se pueden quedar sin habla
al oír palabras que les hayan encantado.

El sentimiento más profundo se expresa, siempre, en silencio;
no en el silencio, sino con discreción".
Tampoco dejaba de ser sincero cuando decía: "Haz de mi casa tu posada".
Las posadas no son domicilios.

Marianne Moore

sábado, 2 de abril de 2016

LA MIRADA DEL POETA



Marco Grassi


                   mientras se llore, sin que el llanto acuda
                   a nublar la pupila;
                   mientras el corazón y la cabeza
                   batallando prosigan,
                   mientras haya esperanzas y recuerdos,

                     ¡habrá poesía!
                                                        G. Adolfo Bequer



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