sábado, 25 de julio de 2020

SOY MADRE DE DOS HIJOS




Este poema está inspirado en otro que escuche recitado por su autora la poeta Begoña Abad, a la que aprecio y admiro y tuve el gusto de conocer recientemente.


SOY MADRE DE DOS HIJOS


Uno tiene el pelo liso
el otro rizado
los dos son altos
morenos
y guapos
-que decimos las madres-
       los dos
tienen los ojos castaños.

El mayor se me parece
el menor no tanto,
-es más de su padre-,
la piel tiene blanquita
el nombre romano
y el pelo a lo "afro".
El nombre del primero es griego
la piel tiene morena
el pelo, como los ojos: castaños,
pasa del metro ochenta,
los dos, al nacer,
pesaron más de cuatro.

El que llegó con prisas
a la vida le echa pulsos
pelea y forcejea
se  proyecta con vehemencia
lo mismo que da, exige de ella,
el pequeño, sin embargo...
la torea. Este es sagitario
y pulsos ninguno
¡no vaya a ser que los pierda!.

Los dos van de frente
los dos son rectos y limpios,
en el sentido más amplio,
aunque a veces
jueguen al despiste 
como yo misma hago.
     
El que salió  más inquieto
le gusta el deporte 
nada, pedalea, escala
también le da a la raqueta
siempre va al gimnasio.
El menor es más tranquilo
cuida su cuerpo sin prisas
también visita el gimnasio
-aunque no tanto-
no le gusta complicar
ni que le compliquen la vida.
A las cosas llega sin rodeos
ama lo sencillo
le gusta la calle
las terrazas
rodearse de amigos
niños y barbacoas.
.
Los dos cocinan
lo hacen bien y con oficio
el menor nos hace pasteles
el mayor igual confita un pato
que nos hace paella.

Ninguno "come perdices"
pero son felices con sus vidas
sus parejas y sus hijos.
El menor está casado
el mayor juntado,
de cada uno tengo
el mejor de los regalos.

Uno y otro van en moto
y me llevan de paquete
el inquieto por las curvas
su hermano por los atajos.

El que nació más herido 
el corazón le rompieron
-de eso hace ya unos años-
le costó repararlo
pero ahora, lo tiene
a buen recaudo,
el otro, más práctico y funcional
al mal tiempo
buena cara: 
como si nada pasara,
en eso se parece
al que al  lado mío
duerme en la cama. 

Y si hablamos de dinero
uno y otro son distintos
lo disfrutan y administran
de manera diferente:
el menor lo ahorra
al mayor
le gusta más gastarlo.
El que primero llegó al mundo
sacó una oposición
y se hizo funcionario 
el otro no.
Ninguno de los dos 
trabaja para lo que se preparó

El pequeño es relajado
en su trato es sencillo
templado y sin dobleces
acepta lo que viene
pero ¡ojo! cuidado
que nadie toque lo suyo
porque responde con raza
-tiene a quien parecerse-,
la misma que el mayor tiene:
exigente y flexible cuando toca
de mano tendida y justiciera
lo que da, para sí  quiere.

En los dos está mi nombre
mi talento y mi falla.
Saber que están felices,
que son gente sana
que se cuidan por dentro
es lo que más  me interesa.
A estas alturas de partido
que hagan y sean
cuanto les venga en gana.

Con los dos me siento en deuda
y no es de cariño
ni financiera,
uno aprende el oficio
y compensa deudas
tirando a vieja.
Ellos son mi biografía
mi mapa y mi bandera
mi país,
el espejo
donde cada día me veo.

Como ya se aprecia 
los dos son diferentes
tanto es así
que hasta el género 
tienen distinto:
uno es varón
y el otro hembra,
a ella no le puse mi nombre
aunque por fuera
sea y es "mi maqueta".

Ironías, juegos, licencias,
diferencias a parte
entre ellos y yo 
no hay distancia más larga 
que la lógica de la edad
-que tampoco es tanta-
lo que viene a explicar
-aunque mal y poco-
que al varón  no le guste la poesía
-cómo es natural-,
a la chica tampoco
.-en eso se parecen-.
Ninguno de los dos lee lo que escribo.

¡Y que le vamos a hacer...!

Elena Larruy


La velocidad del sonido es una cosa extraña. Tus padres te dicen algo cuando tienes 20 años y te llega solo a los 40.


viernes, 17 de julio de 2020

LA VOZ MAESTRA DE SARAMAGO

SIN IDEAS NO VAMOS A NINGUNA PARTE


José Saramago junto a su esposa, Pilar del Río



Hay hombres cuyas voces nacieron para ser eternas, la de José Saramago fue una de ellas. Repasando sus frases, citas y fragmentos de entrevistas que concedió y que aquí dejo escritas, no puedo dejar de pensar cuanta falta le hace al mundo personas de esa catadura moral, ética y cultural. Sin ser nada mio, lo son sus ideas y pensamientos, me siento orgullosa de este hombre, por encima de todo un pensador y un ciudadano del mundo, libre.


Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal.

La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.

El viaje no termina jamás. Sólo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración... El objetivo de un viaje es sólo el inicio de otro viaje.

Ahora no hay duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda. Esa soledad del agua que no se mueve.

Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos.

No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona.

No he sentido jamás la necesidad de un triunfo, la necesidad de tener una carrera, la necesidad de ser reconocido, la necesidad de ser aplaudido, no lo he sentido jamás en mi vida. No he hecho en cada momento nada más que lo que tenía que hacer y las consecuencias han sido éstas, podrían haber sido otras.

Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista; tienes que leer.

Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar.

He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.

Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes.

El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir.

Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.

Entraré en la nada y me disolveré en ella.

Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos.

Cuanto más te disfraces más te parecerás a ti mismo

El caos es un orden sin descifrar.

La mejor manera de defender los secretos propios es respetando los ajenos

El éxito a toda costa nos hace peor que alimañas.

Si las conociéramos, las cosas del cielo tendrían otros nombres.

Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar.

Yo no escribo por amor, sino por desasosiego; escribo porque no me gusta el mundo donde estoy viviendo

Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia.

Nuestra única defensa contra la muerte es el amor.

Vivimos observando sombras que se mueven y creemos que eso es la realidad.


El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.

Hay personajes de novela que están más vivos que algunos que andan por allí.

El poder real es económico, entonces no tiene sentido hablar de democracia.

A lo mejor estoy en un momento de la vida en que me creo tontamente saber algo de la vida.

Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.

Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada.

La mejor manera de defender los secretos propios es respetando los ajenos.

Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.

Dios quiso lo que hizo e hizo lo que quiso.

La alegría y el dolor no son como el aceite y el agua, sino que coexisten


Me gustaría escribir un libro feliz; yo tengo todos los elementos para ser un hombre feliz; pero sencillamente no puedo. Sin embargo hay una cosa que sí me hace feliz, y es decir lo que pienso.


La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad.


Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa.

Actualmente los laboratorios invierten más en mejorar y producir viagra y en desarrollar mejores prótesis mamarias que en medicamentos para el Alzheimer. Esto provocará -en el curso de unos años- que más gente de la tercera edad tendrá mejores erecciones y senos más prominentes, pero no recordarán para que los tienen.


Extractos escogidos de conversaciones con José Saramago:

El día en que sea posible construir sobre el amor no ha llegado todavía...

Quien va a morir está ya muerto y no lo sabe.

Espero morir como he vivido, respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame.

De esa manera estamos hechos, mitad indiferencia mitad ruindad.

En verdad aún está por nacer el primer humano desprovisto de esa segunda piel que llamamos egoísmo.

Creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven.

Escribo para comprender, y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender. ¿Comprender qué? No para comprender en la línea que yo estoy tratando de hacerlo; él tiene sus propios motivos y razones para comprender algo, pero ese algo lo determina él.

En cierto sentido se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que soy hoy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser.


La importancia que puede tener usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo.

La idea de yo no puedo hacer nada, es la excusa, es la coartada para no hacer nada.


Llevamos siglos preguntándonos los unos a los otros para qué sirve la literatura y el hecho de que no exista respuesta no desanimará a los futuros preguntadores. No hay respuesta posible. O las hay infinitas: la literatura sirve para entrar en una librería y sentarse en casa, por ejemplo. O para ayudar a pensar. O para nada. ¿Por qué ese sentido utilitario de las cosas? Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada. Un tenedor tiene una función. La literatura no tiene una función. Aunque pueda consolar a una persona. Aunque te pueda hacer reír. Para empeorar la literatura basta con que se deje de respetar el idioma. Por ahí se empieza y por ahí se acaba.


Cuanto más viejo, más libre, y cuanto más libre más radical

Si la literatura pudiera cambiar el mundo, ya lo habría hecho.


Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.

miércoles, 8 de julio de 2020

EN MI CIUDAD, CONMIGO, A SOLAS







MI CIUDAD Y YO

Me gusta mi ciudad en verano,
en su hora blanca

con las luces de la noche apagadas
y el silencio de sus calles vacías,

ajustarme a su paisaje
sin ser vista,

levantar castillos
debajo de un pino,

escuchar el trino
de un pájaro
        -me encantaría-
pero en mi ciudad
        no hay parques
ni escondites 
ni trinos de pájaros
ni pinos con nidos.
 
En mi jardín urbano
de plátanos y asfalto
hay silencios interiores
entre rugidos de coches
semáforos -que hacen guiños-
arrullo de palomas
taxis negros y amarillos
ambulancias con urgencias
peatones con prisas
autobuses de dos pisos

gente extranjera sonriendo
por calles y avenidas,
entre templos
paellas
y fachadas modernistas.

En mi ciudad
    hay días de verano -como hoy-
que me pongo una gorra con visera
y me oculto tras las gafas
para perderme por las calles de Gracia,
como si yo misma
fuera la extranjera.

Me gusta el paseo matutino
sin agobio ni prisas.
Con la mirada primera                             
llegar hasta Las Ramblas 
-sin saber cómo ha sido-

sentarme en una terraza
de La Plaza Real,
pedir una caña
y un par de tapas,
    suspendida  en el aire,
-en el saliente de una cornisa-
con la sonrisa pegada a la cara,
ver pasar la gente
como agua de río,
    fluir en la corriente
de un pensamiento deshelado,
estar conmigo a solas,
un día cualquiera
en mi ciudad,
no ser esta, ni la otra,
no ser nada:
desarmada, 
            liviana.
                 Enamorada.

 Elena Larruy



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