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miércoles, 1 de abril de 2020

¿ES EL VIRUS EL VERDADERO CULPABLE?


Cobra cada vez más fuerza la teoría de que el virus COVID19 no es el "bichito" malo culpable de nuestro confinamiento, que tiene más que ver con el 5G: la última generación tecnológica de las comunicaciones móviles para redes mundiales. Este sistema implementado en el 2018 se ha ido extendiendo a lo largo de gran parte de nuestro planeta, produciendo, según voces expertas, radiaciones electromagnéticas muy elevadas que dañan la bioquímica de los cuerpos humanos, que no tienen  capacidad de adaptarse por tener sistemas inmunes debilitados y o con pocas defensas. 

Los virus no están vivos ni viven en el exterior, por lo tanto no se pueden matar, lo explican muchos científicos, entre ellos  la Dra. Ana María Oliva, Doctora en Biomedicina, Máster en ingeniería Biomédica, Ingeniera industrial y apasionada por la vida, como ella se define. Los virus los llevamos todos dentro, son diminutas moléculas de material genético, envueltas por una membrana, que forman nuestros genes: son cadenas de ADN. 

Cuando el cuerpo es sometido a una agresión externa por radiaciones,  por contaminación del aire, por una inadecuada  alimentación o también por causas interna como serían las emociones, los miedos, los malos pensamientos; las células activan una respuesta de doble función: la recuperación y la adaptación  y lo hacen activando esas  moléculas  (los virus), a modo de "telegramas" que manda información a toda la cadena para que activen las defensas de su sistema inmune.

El proceso de adaptación del cuerpo a todos los cambios medioambientales le producen síntomas como resfriados, tos, picores, enfriamientos, molestias varias, que un cuerpo sano y equilibrado las salva de inmediato, pero el de aquellos cuyas defensas están bajas son los primeros en enfermar, porque su material biológico está más debilitado. Si a esto les sumas el miedo que provocan las alarmas sanitarias, las defensas disminuyen todavía más, esto explicaría el fallecimiento principalmente  de las personas mayores. 




¿Cómo protegernos? Con el ejercicio, la respiración, la buena alimentación, procurando evitar los alimentos refinados, los conservantes, comer de la manera más sana posible; cuando tengamos oportunidad, estar en contacto con la naturaleza, andar descalzos para cargarnos de electrones libres que nos llenan de energía, tomar el sol, beber agua de calidad, tener pensamientos positivos, hacer cosas que nos causen alegría, estimular al cuerpo para que active su estado natural, su eficacia protectora y adaptativa. La naturaleza del cuerpo es estar sano. No debemos permitir que la información negativa invada nuestro espacio, hemos de saber mantener nuestro terreno (el cuerpo) ocupado y saludable, sin intoxicaciones, limpio,  para no activar el virus mensajero, no alarmarnos y apagar en las horas de descanso todos los aparatos eléctricos para evitar las  radiaciones del impacto biológico, sobre nuestra salud, que están más que demostradas.

Las radiaciones como los medicamentos en pequeñas dosis no son malos, sin embargo llevadas al extremo pueden matar, eso es justo lo que está pasando ahora con las ondas electromagnéticas de alta frecuencia. Eso es lo que ha pasado a lo largo de la historia con las grandes epidemias del planeta y los diferentes estadios de electrificación, que hay mucha correlación directa y mucha información documentada al respecto, solo tenemos que tirar del hilo. 
El contagio, al parecer,  no se da como nos están contando, de persona a persona, el contagio se da cuando estamos en contacto con esas radiaciones, lo que explica no solo el hecho puntual del COVID19,  también da respuestas al cuestionamiento del por qué de tantas enfermedades raras que proliferan día a día,  y de muchas otras de índole menor a las que estamos tan acostumbrados,  como las migrañas, los dolores musculares, cansancios, arritmias, depresiones, pérdidas de memoria y una larga lista más. 




El planeta está vivo y sufre por la misma razón que lo hacemos los humanos, por las agresiones externas: contaminamos el aire, los mares, quemamos los bosques, llenamos de química los cultivos, los alimentos que nos llevamos a la boca... y ella ¿Cómo responde?: protegiéndose (nos protege) y lo hace con contundencia, como estamos viendo por los últimos desastres naturales, cada vez de más magnitud, que acaecen  en el planeta. Nuestra tierra madre se defiende en su pleno derecho y por nuestro bien, no hay más explicación: recibimos el trato que le damos, todo tiene una correspondencia. Cuidemos de ella, si queremos que ella nos alimente y proteja.
La vida nos exige equilibrio, tenemos la responsabilidad de mantener elevada nuestra frecuencia vibratoria para estar sanos: la bioquímica, la física, la emocional, la mental y la espiritual.
El derecho a estar bien informados, también es una exigencia, como el de filtrar y contrastar la información que nos llega, existen muchos profesionales muy preparados del mundo de la ciencia y la medicina que nos regalan sus conocimientos y experiencias de manera veraz y demostrable. 
No permitamos que nos manejen, como lo hacen las clases políticas dirigentes, nos quieren ignorantes.
No olvidemos que el verdadero propósito de la vida es vivirla: vivirla bien y no morir en los intentos, llenémonos de áurea madurez y disfrutemos de ella y su infinito.  

                                                                                                              Elena Larruy 


Fuente de la información:




Y para acabar, os dejo con un poema de Juan Ramón Jiménez

Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en el verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.

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