viernes, 28 de enero de 2022

EL DESAMPARO


Hace unos días me contó una persona amiga el caso de una niña de quince años que sufría bullying en la escuela, en este caso psicológico. Laia, así se llama la niña,  se había ausentado del colegio tres días por motivos de unas prácticas que debía realizar. Cuando volvió a la escuela se dio cuenta que sus amigas le daban la espalda. Les pidió explicaciones  y  estas le contestaron que una de ellas -la niña del grupo que ejercía de líder- les había contado que las criticaba y hablaba mal de ellas. 

Laia, una niña tranquila y educada, hacía unos días que había discutido con la líder del grupo y esta aprovechó su ausencia para malmeter y contar mentiras y patrañas a las otras niñas; para aislarla,  ponerla en contra y así llevar al grupo a su terreno. Laia se encontró de un día para otro, sola y decepcionada por el abandono injusto de sus amigas, ya que todo lo que pudo oír de ellas eran mentiras y falsedades, ella no solo era una buena amiga sino también una buena compañera de las que hasta entonces habían sido  durante más de cuatro años su grupo. Cuando se acercó a pedir explicaciones a la que hasta entonces había sido la más cercana, ésta no quiso dárselas, evidenciando el temor a la represalia por parte de la líder.  




Este es un caso entre cientos que venimos escuchando cada día de tantos niños y niñas en edad adolescente sufriendo bullying. Me horroriza que haya un solo niño sufriendo la maldad de otros, que instituciones educativas no ponga fin a este maltrato, que no los protejan como debieran, que no corten de raíz un problema tan grave como es este.

Un niño que sufre el desprecio, el insulto, golpes brutales de todo tipo de otros menores,  debería ser salvaguardado y  protegido de la misma manera y con la misma firmeza que lo hace la ley ante el desamparo, de la misma manera que los asiste con sentencias firmes e inapelables en sus derechos fundamentales, como menores que son.  

Un niño maltratado o abandonado por su grupo, mediante la burla o el desprecio, sufre graves secuelas psicológicas que condicionan y dañan su personalidad. Estos niños pierden autoestima, se hacen pequeñitos, no desarrollan sus capacidades. Desvalorizados y abandonados en la intemperie más absoluta por los suyos, por los que ellos consideran sus referentes más importantes, sus amigos más íntimos, sufren pérdidas irrecuperables.  

La crueldad, incluso la brutalidad de estos comportamientos por jóvenes que ejercen ese tipo de violencia debería erradicarse desde el minuto uno, no solo por las víctimas que lo padecen y sufren sino también por ellos mismos, pues más pronto que tarde ellos serán los receptores de esa violencia; la vida los castigará en la misma medida, de diferentes formas. Esa es a ley de la correspondencia. Toda la maldad ejercida caerá sobre sus espaldas. 

Me resulta incomprensible y doloroso que haya un niño sufriendo cualquier tipo de maldad. Protegemos al tirano, al violento, al que en apariencia parece más fuerte, por miedo a las consecuencias, a los que nos pueda caer y dejamos a las víctimas en el más absoluto desamparo. 

Eso no es la vida, por mucho que puedan decir que se trata de la cruda realidad. Así no se educa. La auténtica y primordial realidad que debemos atender en estos momentos de la vida de un menor es saber que se está formando su personalidad; a estos niños se les debe estima, acogida, no rechazo:  y no lo estamos haciendo. Cómo queremos que estos jóvenes sean gente sana, nos sirvan y sean útiles a una sociedad de la que todos formamos parte, como les vamos a exigir que den lo mejor de sí mismos  si los estamos alimentando de odio, desconfianza, de estrategias defensivas de maldad, en el mejor de los casos. Las consecuencias de estos hechos lamentablemente y en muchos casos les lleva al peor de los desenlaces.

Las familias sufren por sus hijos, sufren de impotencia, enferman, y ¿las instituciones educativas no pueden poner freno a este drama humano? 

Los niños que de alguna manera expresan maldad han de ser tratados y escuchados aparte. Esa maldad no es gratuita, ha de ser tratada como un trastorno de la personalidad, por buenos psicólogos y profesionales, que les ayuden a valorarse, que reflexionen con ellos.  El maltratador también sufre y  sufren sus familiares,  ellos también son o han sido víctimas de alguna manera en algún momento de sus vidas. Una gran mayoría provienen de familias con carencias y desórdenes de todo tipo, con escasez de medios y poca formación. Necesitan víctimas propicias para volcar sus inseguridades y temores; son también víctimas  del desamor, de la falta de atención, del abandono. Se defienden a su manera, intimidando al grupo con su conducta, ejerciendo su influencia y los reclutan para proteger su seguridad. Tenemos la obligación y el deber de escuchar a los niños y entenderlos. 

Los educadores han de actuar con determinación, de manera ejemplarizante, cuando se cometen este tipo de actos, y tomar decisiones valientes. 

Basta ya de bullying. Basta ya de sufrimiento y angustia de nuestros menores.  Basta ya de no saber protegerlos. Devolvámosles la confianza,  principalmente desde la escuela, por supuesto desde las familias -no todas tienen los medios ni las capacidades para poder hacerlo-. No todos los niños tienen padres y educadores que les enseñen valores, que les enseñen respeto y confianza, que los amparen y valoren. Por desgracia hay muchos hijos de familias rotas, desestructuradas y con falta de medios, de ahí mi insistencia en señalar a las instituciones educativas como los principales promotores y responsables de llevar a cabo esta tarea tan primordial. 

La educación es la base de todo, incluso de la salud. Se puede enseñar a un niño resistencia y lucha, trabajar la voluntad, cuando persigue logros y metas,  pero no a resistir en el dolor y la tristeza, eso siempre explota y lo hace de la peor de las maneras. 

Elena Larruy


lunes, 24 de enero de 2022

El VIAJE FRUSTRADO


Sucedió en el 2020 a mediados de Octubre. Dos amigas y yo íbamos a pasar unos días a Palacios de la Sierra, un pueblecito de Burgos, invitadas por una de ellas: Carmen. Llevábamos preparando el viaje desde el verano, teníamos muchos deseos de salir de la ciudad, tocar tierra, ver cielo, conocer nuevos paisajes. Todo estaba preparado, listas las maletas y las ganas. Nuria recogería a Carmen con el coche en un punto estratégico de la ciudad, luego me recogería a mi,  le venía de paso para tomar la Gran Vía dirección Lérida-Zaragoza. Haríamos una parada en Soria para comer algo y descansar, probaríamos los torreznos, típicos de Soria y estiraríamos las piernas por la Alameda de Cervantes donde tomaríamos un café para más tarde continuar con el viaje un par de horas más, hasta llegar a Palacios. Calculamos sería entre cinco y seis de la tarde. Javi, un amigo de Carmen nos tendría calentita la casa, a petición de nuestra amiga. Pero sucedió lo que temíamos y no queríamos que sucediera. A menos de cuarenta y ocho horas de nuestra marcha, el Piqueras en una frase escueta nos pinchó los tres globos anunciando que confinaban Burgos -capital y provincia-. Así que no quedó más remedio que deshacer las maletas y las ganas: todas, y esperar a que llegara la  primavera y se fuera el maldito bicho. 


EL VIAJE FRUSTRADO 

Ropa de abrigo

calcetines de lana

pijama de franela

ropa interior nueva.

En Burgos las temperaturas son muy bajas

me recuerda la amiga. 

No te preocupes si algo te dejas,

en la casa hay de todo,

no lleves secador

ni toallas

ni nada de baño,

tampoco comida,

llevo caldo para la cena

compraremos cecina y morcilla

en la tienda de Ana

todo está estupendo. 


Coge buen calzado

con pantalones de montaña

eso sí es obligado

para pasear por la sierra

y visitar la necrópolis del cerro 

-tiene su interés-

además de hermosas vistas. 

Pasaremos por el cementerio

a llevar flores a Juan,

y al bajar, visitaremos  

"el roble centenario"

al monumento más noble de Palacios.

Poco antes de comer

tomaremos unas cañas en la terraza de  Ana,

en su tienda de la plaza,

compraremos infusiones, tomates y rosquillas

-todo ecológico- de la mejor calidad.


Coge jersey de cuello alto

camisetas 

neceser con las pastillas,

la tarjeta de asistencia -por si acaso-

Que poquito nos queda querida:

¡y qué ganas tengo!

muchos han sido los meses de encierro.


¡A la mierda el viaje y las maletas!

Acaba de anunciar el Piqueras 

que confinan Burgos

desde mañana a las ocho,

que no podemos entrar

los que venimos de afuera,

que nos quedemos en casa,

que no se admiten turistas

ni viajeros, ni gente de paso,

que tiempo  habrá

de conocer La Catedral, El Espolón y La Cartuja,

el Monasterio de las Huelgas,

los paseos por el río Arlanza, 

el caminar por los pinares

o el casco viejo de Burgos.

Castillo, conventos, y cartujas

todo estará en el mismo sitio

en primavera. Solo cabe esperar,

confiar que se vaya este bicho.


Que el que quiera rezar

que rece 

pero que lo haga en su casa.

Que cada cual -en la suya-

se monte la fiesta en la terraza,

se sirva un par de cañas

con un pincho de morcilla

-comprado en el Bon Área-

y le eche ingenio y unas risas,

que para pecar

con un asado de lechazo

no hace falta irse tan lejos.

Ventajas tendrá

no tener que confesarse

aunque de buena mano se

que en Burgos dan indulgencias

a pronto pago,

se dice que el perdón

va incluido en la cuenta del asado.

"Valor añadido es":

¡Se me hace la boca agua!

¡Me consuelo!

Me deshago por dentro!

¡Mejor... no lo pienso!

me voy tan pronto pueda

escapar de este encierro

¡me voy para Palacios!

Tengo asuntos pendientes:

                      varios.

Elena


La primavera llegó siete meses más tarde -el Covid19 nos dió un respiro- y por fin hicimos el deseado viaje. Recorrimos todos los lugares descritos y otros parajes preciosos de la naturaleza Castellana-Leonesa,  porque Burgos es una extensa alfombra verde coronada por un cielo de nubes blancas espectaculares e intensas, caprichosas y viajeras que en los atardeceres por el ocaso se vuelven rojas y naranjas: no podía dejar de mirarlas. Toda la provincia fue fácil de recorrer. La catedral -visita obligada-  una  auténtica joya gótica. Los paseos por las tiendas del casco antiguo entre calles peatonales también son muy agradables. Y qué decir del lechazo a la leña con sus patatitas panaderas y su copa de Rivera...  genuino "placer de dioses" que no puede viajero alguno dejar de probar. 


lunes, 17 de enero de 2022

LA SONRISA DE LA TORTUGA




La Caretta o tortuga boba es un animal que puede llegar a pesar hasta 180 kl. Tiene una gran cabeza con dos grandes ojos, como faros, y un enorme y duro caparazón. Es un animal imponente. Las tortugas son omnívoras, disponen de una gran mandíbula extremadamente fuerte que utilizan para comer crustáceos: cangrejos, langostas, erizos... Tampoco desprecian otros pescados e incluso se alimentan de su verdura preferida, las algas.

Prefieren las aguas cálidas como las del Caribe. Se las puede encontrar repartidas por todos los océanos del mundo, nunca en aguas heladas. 

Tienen una gran capacidad migratoria. Las hembras preñadas pueden recorrer largas distancias hasta 12.000 km. para desovar y anidar sus huevos en la misma playa donde ellas nacieron. Los científicos que las han estudiado dicen de ellas que tienen una gran capacidad de orientación. ¿Pero como lo hacen? Son muy sensibles a los campos magnéticos de la tierra, por ellos se orientan.

Solo las hembras tocan tierra para depositar sus huevos, los machos permanecen siempre en el agua.

Una de las curiosidades respecto al sexo de sus crías viene determinado por la temperatura. Si los huevos maduran en temperaturas altas saldrán más hembras, mientras que si lo hacen en aguas frías eclosionan más machos.

Pasados 60 días las tortuguitas sumergidas en la arena ascienden, pero no asoman la cabeza hasta que se oculta el sol, para no ser vistas por los depredadores. Corren hasta el agua para salvar sus vidas. Pese a todo esfuerzo solo una de cada 1000 llegará a ser adulta. 

Aunque en español se las llama tortugas bobas, su comportamiento denota un nivel evolutivo desarrollado, lo que viene a decir que no son tan bobas: en absoluto. Cuando las pequeñas crías alcanzan las aguas, para sobrevivir, se refugian en el sargazo el alga parda que al mismo tiempo que las oculta y las protege, las alimenta. 


Por un momento creí ser una de ellas.
No somos tan diferentes
ni es tanta la distancia que nos separa.


NAVIDADES 2021


Ayer

me levanté con una sonrisa boba de tortuga.

Por la noche recibí noticias de Juana

con un poema.

Me acabo de comer un huevo

con deleite famélico de náufrago.

Ha remitido la fiebre. Ya no toso.

Todos los indicios son buenos

parece que el okupa se va de  mi casa

pero taaaaaan lentaaaaaaamente

que antes desfallezco.

Es veinticinco

pero no es Navidad en mi escalera:

el silencio es de mármol 

no hay risas de niños

ni algarabías festivas

propias de estas fechas 

ni un triste olor a langostino

se cuela por ningún sitio.


La Soledad de Gabriel me confunde

Me apaga la mía.

Abandono la lectura abrumada.

Cien años son muchos...


No puedo con esta callada

que insiste y persiste en San Esteban.

¡Malditas paredes sin puertas!

Maldito el Covid, que penetra

que posee a los cuerpos

sin permisos ni licencias.

¡Angustia de cuarentena!


Me acerco a la ventana

a estirar la mirada

con mi tristeza a cuestas

un cielo azul con rayas blancas

gotea, sobre inocentes cabezas.

Nada es lo que parece -nos decimos-

nada

      como lo cuentan...

no hay en qué creer.

Pese a toda amenaza

creo que hice bien en salir de la cama

quitarme el pijama

meterme en la ducha

dar por buenos los abrazos

que llegaron por la red,

los "te quiero recibidos"

de allegados y amigos.

Yo también los reparti

-a modo de aguinaldo-

por la misma línea:

claro.


Entre la noche y el día 

voy y vengo deshojando la duda

-margaritas no tengo-

Me gusta mirar al cielo

en la hora que la Luna festeja a Venus,

creo en las señales del amor.


También creo

que el corona se irá de mi cuerpo

como se van las nieves de invierno.

Del espacio ocupado

se borrarán memorias y recuerdos.

¿Cómo si no empezar de nuevo?.


Así de agotada

he llegado yo al día uno de enero

del año nuevo,

como una ola oceánica                      

que entrega su derrota en la arena                                      

           donde desovan

las tortugas bobas.


Elena Larruy



martes, 11 de enero de 2022

ESTAMOS TOCANDO EL FONDO






«Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto.»
G.Celaya


Impresionante confesión la de Gabriel Celaya descubriendo que no existe el hombre en este mundo, por insignificante. Su entorno lo reduce,  no le escucha, no le deja explicarse: miente su verdad, la silencia. Gracias a su rica y extensa obra poética conocemos secretos inconfesables, -porque la verdad asusta- nos desvela que con los triunfos recogidos a lo largo de la experiencia vivida debemos ir construyendo un refugio y cavar una tumba. Esa es la verdad de otro hombre íntegro y auténtico que vivio expandiendo su conciencia, metido para adentro: claro. Uno más. 



PASA Y SIGUE

Uno va, viene y vuelve, cansado de su nombre;
va por los bulevares y vuelve por sus versos,
escucha el corazón que, insumiso, golpea
como un puño apretado fieramente llamando,
y se sienta en los bancos de los parques urbanos,
y ve pasar la gente que aún trata de ser alguien.

Entonces uno siente qué triste es ser un hombre.
Entonces uno siente qué duro es estar solo.
Se hojean febrilmente los anuarios buscando
la profesión «poeta» —¡ay, nunca registrada!—.
Y entonces uno siente cansancio, y más cansancio,
solamente cansancio, tiempo lento y cargado.

Quisiera que escucharais las hojas cuando crecen,
quisiera que supierais lo que es abrirse el aire
creyendo que uno colma de evidencia el instante
con su golpe de savia y ascendencia situada,
quisiera que pensarais después de tanto esfuerzo
que esa gloria y sorpresa fueron luz, fueron nada.

Lloraríais conmigo la lágrima o la estrella,
lloraríais verdades de temblor transparente,
caeríais como gotas de lo espeso afligido
y en lo pálido y liso diminutos tambores
sonarían al paso de los números neutros
como largos sumandos de implacable cansancio.

Lloraríais, y, ¡ay!, lloro, yo, plural, yo, horadado,
desalmándome lento, sintiendo ya los huesos
que, sueltos, se golpean, y al fin, desencajados,
baten, baten, aventan —polvo y paja— mi vida.
Lloraríais si vierais cómo pienso en vosotros.
Lloraríais, y, ¡ay!, lloro, lluevo amén mi fatiga.

Da miedo ser poeta; da miedo ser un hombre
consciente del lamento que exhala cuanto existe.
Da miedo decir alto lo que el mundo silencia.
Mas ¡ay! es necesario, mas ¡ay! soy responsable
de todo lo que siento y en mí se hace palabra,
gemido articulado, temblor que se pronuncia.

Pensadlo: ser poeta no es decirse a sí mismo.
Es asumir la pena de todo lo existente,
es hablar por los otros, es cargar con el peso
mortal de lo no dicho, contar años por siglos,
ser cualquiera o ser nadie, ser la voz ambulante
que recorre los limbos procurando poblarlos.

A través de mí pasa: yo irradio transparente,
yo transmito muriendo, yo sin yo doy estado
al hombre que si mira parece que algo exige,
y simplemente mira, me está siempre mirando,
y esperando, esperando desde hace mil milenios
que alguien pronuncie un verso donde poder tenderse.

Sonámbulos acuden a mí los que no saben
si sufren o si sólo por no muertos del todo
aún siguen suspirando sin encontrar su forma,
su expresión absoluta, su descanso y mi olvido.
Y como quien conjura fantasmas yo pronuncio
palabras en que dejo de ser quien soy por ellos.

Cuando grito, no grita mi yo para decirse.
Cuando lloro, quien llora dentro de mí es cualquiera,
y es tan sólo en los otros donde vivo de veras.
Mis cantos son los cantos rodados que una mansa
corriente milenaria suaviza y uniforma,
y el murmullo del agua los va deletreando.

¡Oh jóvenes poetas!, mirad, estoy llamando,
hundido en ese fondo que aún no ha sido expresado
de los muertos y el muerto que yo sumo al fracaso.
Decid lo que no supe, lo que nadie aún ha dicho.
Yo cumplí lo que pude, pero todo fue en vano,
y hoy me siento cansado —perdonadme—, cansado.

No me hagáis preguntas. Cantad cara al mañana
lo común de la sangre, lo perpetuo y corriente.
No, al solo yo atenidos, penséis que vuestra muerte
es la muerte sin vuelta y el fin de vuestro anhelo.
Mientras haya en la tierra un solo hombre que cante,
quedará una esperanza para todos nosotros.



CUÉNTAME COMO VIVES

(Cómo vas muriendo)

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias —sabio—,
cómo —frívolo— brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.



PACO IBAÑEZ INTERPRETA
lA POESÍA ES UNA ARMA CARGADA DE FUTURO DE G.CELAYA


ESTAMOS TOCANDO EL FONDO, ESTAMOS TOCANDO EL FONDO...

domingo, 2 de enero de 2022

DESDE EL UMBRAL DEL AMOR SE PIERDE LA SEÑAL



Cuando escribo estas líneas estoy aún convaleciente del Covid 19 del que nos contagiamos yo y mi marido hace unos días. El pasado quince de Diciembre me empecé a encontrar mal, con una fuerte presión a la altura del pecho. Me invadió una sensación intensa de debilidad, como si me hubieran desenchufado de la corriente de la vida. Estábamos celebrando el cumpleaños de mi hija Diana y tuve que abandonar la mesa y acostarme,  alejándome de todos y, evitando cualquier contacto directo. Algo desde dentro me decía que debía ser así. Tan pronto pudimos nos fuimos a nuestra casa, donde permanecimos y seguimos estando incomunicados hasta el día hoy. Han pasado doce días desde esa fecha. Doce días difíciles, de mucho desánimo y decaimiento, no solo físico, sino y principalmente anímico. Él lo está llevando con fuertes dolores de cabeza y una tos persistente que le impiden descansar. Lo mío ha sido como ya he dicho: inoperativa total, en todos los sentidos. Los dos perdimos el gusto por la comida, el hambre y, los dos las ganas de meternos en la boca ningún tipo de alimento ni bebida que no fuera agua. Lo más difícil fue deshacer los planes  familiares con hijos y nietos, encuentros deseados en torno a los días festivos de Navidad y, atender los protocolos establecidos, con todas sus consecuencias.

A decir verdad nunca temimos ser contagiados, nos sentíamos inmunes, jamás pensamos que nos fuera a pasar a nosotros. No teníamos miedo. Sin duda la experiencia nos ha dejado huella, una señal indeleble, una herida que tardará en cicatrizar. Cuando todo esto haya acabado será el momento de hacerse preguntas, de reflexionar y escuchar desde dentro el significado. Las respuestas que vienen de afuera son siempre las mismas, para todos iguales y vienen cargadas de muchas mentiras que suenan a verdad. 

Cuando ha empezado a remitir mi debilidad, me he traído a mí hasta aquí, a este refugio mío que es el Blog,  al que medio abandoné hace unos meses. Estaba en espera, presentía acontecimientos que desconocía y que ahora ya sé con certeza que me invitan a recorrer nuevos caminos. He vuelto a casa, sí,  y lo he hecho de la mano de Joan Margarit. No estaba lejos, no fue difícil. Siempre hay una mano tendida que nos saca de la zona de tinieblas cuando extiendes tus brazos y tus manos para pedir ayuda. Su poesía amiga me ha transmitido paz y confianza. Me da valor para superarlo. Ha hecho que la soledad y la tristeza que he sentido estos días de exilio, abrigada por el silencio del frío, fuera más llevadera. He vibrado en sus palabras, como vibra el nervio de la piedra en la helada, y he sentido lo que ya sabía, que la poesía es mi mejor aliada, la medicina que siempre me salva.

Aquí os dejo con ellas,  para aquellos que necesiteis, como yo, valor y confianza, o para los que solo queráis disfrutar de sus sabias palabras; están extraídas del libro TODOS SUS POEMAS (1975-2015) Sirvan estas de recuerdo póstumo a su persona, de admiración y agradecimiento a ese gran legado de amor que nos dejó con su poesía.





No estaba lejos, no era difícil. Ya está aquí este tiempo que no es el mío, en el que vivo con una mezcla agridulce de proximidad y distancia. Siento como el entorno se me va haciendo extraño. Ya no reconozco algunos valores y conductas que hoy son habituales. Cambian demasiado deprisa los paisajes. No, este tiempo no es el mio. Pero es ahora cuando en gran parte gracias a la poesía, siento una alegría amable que años atrás ignoraba. No estaba lejos esta edad donde nadie duda en considerarme un viejo, aunque siempre con unas preocupaciones que me hacen sonreir, debida a la absurda mala prensa que tiene esta palabra -sobre todo si es un sustantivo-. Tampoco era difícil hacerme cargo con naturalidad, con complacencia incluso, de algunos sentimientos de los que la juventud suele hacer esfuerzos para alejarse o defenderse. La soledad y la tristeza, por ejemplo. Creo que la asunción de estos sentimientos es como un mecanismo de relojería que la  vida va activando para situar a la muerte en un horizonte familiar. He entendido las respuestas más peligrosas que la proximidad de la muerte pueden  generar, y que se sitúan entre dos extremos: la desesperación y la huida hacia adelante, es decir, la sumisión a valores de la juventud. Por lo tanto, también a una forma de desesperación. Equidistante está la lucidez, el paso previo a la dignidad. Y la admiración, el umbral del amor, como la alternativa a la queja y al desprecio.

Estos últimos años me he dado cuenta de que, a la vez que va disminuyendo mi capacidad de aprendizaje, hace su aparición, como contrapunto, otra capacidad que ha acabado por ser la más importante: la de utilizar al límite, en la exploración de los nuevos territorios intelectuales y sentimentales, todo lo que he aprendido a lo largo de la vida. De esta manera puede alcanzarse a si mismo la lucidez necesaria para comprender el miedo. Pero la nueva capacidad depende de cómo ha sido el desarrollo personal hasta entonces. No hay manera de evitar una cierta irreversibilidad de la situación. Es lo que hace que la última etapa pueda ser la más profunda, pero también la más banal, de la vida de una persona. 

El miedo es falta de amor: un pozo que tratamos de llenar inútilmente con las cosas más variadas, en una acción directa, sin sutilezas, que no se acaba nunca, porque el pozo siempre está igual de vacío y oscuro. Cuando no se entiende el miedo, no se puede intentar nada más que esta acción sin matices, que es la del egoísmo. Entonces el amor quizá no está lejos pero es difícil. Hay que volver al tiempo antes del pozo, saber cómo y cuándo comenzó a cavarse. A mi edad esto es algo que resulta ineludible. A la sustitución del miedo por la lucidez, la llamo dignidad. Entonces es cuando resulta que el amor no estaba lejos, ni era difícil.

La palabra "dignidad" viene del latín dignus, "merecedor", y este significado evoluciona hacia los más complejos de  "merecedor de respeto" y, más aún, el de "respeto por si mismo", que es el significado que me interesa. Esta dignidad que es respeto por uno mismos conduce al amor, el cual se adentra a la vez por la inteligencia, el sentimiento y la sensualidad, que sucede dentro de cada uno y que solo tiene que ver circunstancialmente con las actividades públicas de dedicación a los más necesitados, acciones que pertenecen siempre, de una manera explícita o implícita, al territorio de la política. 

Amar es lo bastante complejo como para necesitar de todas las herramientas y maestrías que pusimos a punto en la época del aprendizaje. No he encontrado mejor manera de amar a los demás que el ejercicio de la poesía, una vez como lector y otras como poeta -he dicho en muchas ocasiones que para mi las dos opciones son lo mismo-, y poniendo, tanto en la composición como en la interpretación de un poema, la misma honestidad que procuro practicar en cualquier aspecto de la vida civil y de la vida íntima. Pienso que este planteamiento es posible porque la poesía tiene la intensidad de la verdad. Lo que un poeta es, eso serán sus poemas: y no hay nadie más difícil de engañar que los buenos lectores de poesía. Al fin y al cabo una persona culta es la que sabe distinguir entre Montaigne y un libro de autoayuda. No hay ni un solo buen poema en el que su autor no se haya involucrado de alguna manera hasta el fondo. Esto es lo que lo convierte en un acto de amor. "Somebody loves is all" -Alguien nos ama a todos-, como dice el gran verso final del poema "Filling Station", de Elizabeth Bishop. 

En medio de todo esto, la poesía que más sigue interesándome se mueve en un territorio que yo llamaría sensato, evitando, en su relación con el misterio, los dos extremos en los que la falacia de la originalidad siempre intenta arrinconarla. Por un lado está la devaluación del misterio que ha convertido ya a una parte de las artes plásticas y de la música contemporáneas en algo ajeno al riesgo y a la emoción y, por tanto, a la verdad. El otro extremo consiste en enfatizarlo de una manera exagerada, es decir, ignorar que hasta el misterio, o más que nada el misterio, debe ser tratado con sensatez. Que se conozca el sentido o la explicación de algo, no implica que sea aceptable cualquier explicación por descabellada que sea. La poesía, a pesar de su exactitud y concisión, no puede ser nunca un atajo.

Mi tiempo ha huido y me ha dejado solo en otro tiempo, pero mi soledad es una soledad de lujo. Me hace pensar en el exilio final de Maquiavelo en el mundo rural de su infancia, en aquellas tabernas donde como explica en sus memorias, sólo hablaba con los rudos e incultos campesinos. Pero por la noche ponía una gran mesa con los mejores y más finos manteles, vajillas y cristalerías -que había traído de Florencia- y cenaba y conversaba con los sabios de la Antigüedad.

Por lo que a mi respecta, en este otro exilio que es, por su propia naturaleza, la etapa final de la vida, siento que soy yo mi propio interlocutor. Ya  no se está a tiempo de improvisar. He de haber hablado ya con los que han sido mis propios sabios para que, en muchas ocasiones a través de mis poemas, pueda reencontrarme conmigo mismo en el territorio de la dignidad. La dignidad de no asustarme de mi destino.  

Joan Margarit                                                                                                                                     Verano de 2010


sábado, 16 de octubre de 2021

EN LA GEOMETRÍA TAMBIÉN HAY POESÍA

 


Brócolí Romanescu

exquisito fractal

en verde espiral dorada.

Aúrea pitagórica

en forma sagrada.

Consumas tu acto

en gesta creadora.

Poesía de las formas.

GeometrÍa inspirada

en conCiencia pura.

E. Larruy

jueves, 23 de septiembre de 2021

El POETA COMO ESPEJO DE LA HUMANIDAD


Caricatura de Jose Ángel Valente

El poeta es el ser humano general: todo aquello que conmueve el corazón de un hombre y que la naturaleza humana, en cualquier situación, hace brotar de sí misma, aquello que habita y late en el pecho de un ser humano, así como también toda la naturaleza restante, todo eso constituye su tema y su material. De ahí que el poeta le cante igual de bien a la lujuria como  la mística, que pueda ser tanto Anacreón como Ángelus Silesius, que escriba tanto tragedias como comedias, que representa tanto su convicción sublime como ordinaria, según su humor y sus gustos: cada poeta encauzará, no obstante, su individualidad conforme aquello que le agrade y que, por tanto, mejor comprende. Por esta razón nadie debe ordenar al poeta que sea noble y sublime, moral, devoto, cristiano o esto o lo otro de más allá y, menos aún debe reprocharle que no sea esto o lo otro. Él es el espejo de la humanidad y aporta a ésta, aquello que siente y realiza.

Arthur Schopenhauer

domingo, 29 de agosto de 2021

SIEMPRE MÍA

 

 


Te quiero a la una, a las dos y a las tres

de cada día

de todos los tiempos presentes

y venideros.

Te quiero como siempre te quise,

en mi mundo paralelo,

-estés donde estés-

porque eres Mía:

mi motor

mi verano

mi luna

mi extensión

mi brazo izquierdo

mi ojito derecho,

la razón de existir de mi bazo

de mi cordura insumisa

de mi pecho dolorido,

el motivo más importante

de que yo siga.    

Te quiero los mediodías

cuando el reloj se detiene

en mi tiempo desgastado

a la hora del descanso

y sin saber si son las cinco

o son las cuatro

me despiertas

con tu abrazo

y me tomas presa 

para dejar en mi oído

tus cantos de polluelo

recién salido del nido.

 

Pronto lo abandonarás -me digo-,

tienes raza y estilo

volarás alto

con un vuelo diferente 

serás en apariencia aquella

o la otra,

lo que tu quieras ser,

habrá quien pase por tu lado

y no te reconozca.


Y yo estaré

donde siempre he estado

para seguir siendo tu faro

tu compañía

junto a la orilla del querer

de las horas todas:

siempre tuya

hasta extinguirse tu memoria.

Elena

viernes, 20 de agosto de 2021

CONVERSACIONES AMIGAS

 

Carta para Adriana

He leído estos días Vivir para contarla de Garcia Marquez, uno de esos libros que rescaté de tu altillo, de la caja de los desahucios de Flor. Lo saqué de entre sus preciados y queridos libros de medicina -aún calientes-  con una dedicatoria tuya de la que te envío una imagen, a modo de recordatorio para que no olvides que existieron tiempos felices, que sin ser los mejores, sin saber lo que el destino os tenía preparado eran simplemente maravillosos comparados con los que ahora os toca vivir.

Quería contarte que este libro me está ensanchando el corazón de conocimientos y autenticidad. Este Gabito inmenso, vivaz, intenso y tímido a la vez, contando los pasajes de su historia infantil y juvenil, mostrando los entramados donde se tejió su vida y la de su familia, la que después daría pie a sus grandes obras,  con esa vocación innata de escritor despertando en el, a contracorriente de los intereses paternos que querían de manera insistente convertirlo en abogado, y predestinada a lo que finalmente fue su profesión.   Ese impulso legítimo y auténtico despertando en Garcia Marquez acompañado por lecturas que devoraba con auténtico entusiasmo poco común en jóvenes de su edad, que tanto oficio le dieron para hacer de él lo que finalmente fue, un laureado y prestigioso escritor.  

Este es un libro maestro Adriana, cuyo pecho de autor llenaría de medallas y valores:  ¡cuan pequeña se queda una después de estas lecturas!. Cuantos caminos no recorridos... ¡Cuánto y cuánto por aprender!. El conocimiento es infinito. 

Leo en tu dedicatoria a Flor "De los malos también se aprende" De los malos momentos y de las malas personas también se aprende..., claro, como no, todo nos enseña cuando el propósito no es otro que aprender. No todos lo mismo, cada uno en su contexto, cada cual con sus propias asignaturas. 

Yo creo que hay mucha gente con una asignatura pendiente, la de escuchar el corazón. El corazón siempre nos habla no solo de manera amorosa, también certera. Aprender a escuchar las razones del corazón es atender con la misma escucha y credibilidad que cuando escuchamos a la madre.  Gente inteligente llena de  conocimientos y datos pero incompleta de lecturas, de esas que no están escritas en ningún libro de texto, ni en ningún manual, el mundo está lleno de esas personas, gentes dirigidas por otras mentes. Si observamos actuar la inteligencia en la naturaleza nos daremos cuenta que está regida por programas innatos autónomos. No necesita la inteligencia del hombre para sobrevivir ni reproducirse. Lo hace sola. A una madre tampoco le hace falta un manual para sacar adelante a sus hijos. Amar a los hijos no se aprende en ningún libro.  ¿Cómo podríamos llamar a esa asignatura? Filología aplicada del corazón? Ensayo mudo de la razón del corazón? ¿Pedagogía del corazón? Da lo mismo el nombre, nunca aprenderemos a escucharlo sin acallar los ruidos externos. Es como cuando estás en la cafetería de unos almacenes y se escucha una voz por megafonía tan elevada que no puedes escuchar al que tienes al lado. Hay quien se encarga de que no escuchemos las notas del corazón por miedo a que aprendamos a conducirnos con autotomía propia que nos permita pensar por nosotros mismos. Acuño la frase de la novelista Margaret Drabble «CUANDO NADA ES CIERTO TODO ES POSIBLE». Eso es justo lo que ahora esta sucediendo con el Covid, la pandemia y las vacunas.   

Ojalá nosotros algún día podamos contar nuestra verdad de manera tan clara, bella y amorosa como lo hace la madre tierra. Ojalá algún día podamos resolver nuestros asuntos con el mismo respeto, solvencia y lealtad al entorno, contar que aprendimos con todo y ampliamos nuestra conciencia. Ojalá algún día acabemos nuestros días en paz en medio de tanta oscuridad como nos rodea. No es fácil Adriana, lo se, hablamos mucho en este tiempo de confinamiento que compartimos hace ahora un año. "Nos inscribimos en un curso harto difícil" -algunos más que otros, ¿verdad? - con asignaturas altamente costosas y dolorosas- ¿Pero acaso no es esa, y no otra, la finalidad de la vida?: persistir, aprender y disfrutar: cuando no es así estamos muertos. Desgraciadamente hay muchos muertos en vida y otros viviendo en estado vegetativo. Eso no es vivir.

El corazón nos da respuesta a todo. El corazón está lleno de inteligencia, nos marca el paso, los tiempos, los aciertos. Nos indica cuando es momento de siembra, de cosecha, de abono, de espera, de cuidados... Todo lo sabe. Cuando lo atendemos bien no necesitamos noticieros ni maestros para cuidar de nosotros. Hemos de centrarnos en nosotros mismos con lealtad y voluntad. 

Deseo que estés en esa honda Adriana.



sábado, 24 de julio de 2021

HUELLAS DE LUZ

La náyade Lete bebiendo del agua letea, por Wilhelm Wandschneider


¿Cómo podría la voluntad de vivir soportar esta existencia vacía, hueca y penosa a lo largo de un tiempo infinito si el intelecto no se renovase incesantemente con La muerte y con su hermano -el nacimiento- y no hiciese las veces de Leteo, al servicio de cada voluntad individual, pues el Leteo nos ahorra al menos la monotonía de lo insoportable, en tanto que permite aparecer aquello que se repite millones de veces como si fuera continuamente algo nuevo? Arthur Schopenahaue (El arte de envejecer)



La reencarnación es la creencia consistente en que la esencia individual de las personas (alma o espíritu) empieza una nueva vida en un cuerpo o forma física diferente después de la muerte biológica. En la mitología griega Lete o Letea es el nombre de uno de los ríos de Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.






El leteo un poema de Charles Baudelaire

Ven sobre mi corazón, alma cruel y sorda,
Tigre adorado, monstruo de aires indolentes;
Quiero, por largo rato sumergir mis dedos temblorosos
En el espesor de tu melena densa;

En tus enaguas saturadas de tu perfume
Sepultar mi cabeza dolorida,
Y aspirar, como una flor marchita,
El dulce relente de mi amor difunto.

¡Quiero dormir! ¡Dormir antes que vivir!
En un sueño tan dulce como la muerte,
Yo derramaré mis besos sin remordimiento,
Sobre tu hermoso cuerpo pulido como el cobre.

Para absorber mis sollozos sosegados
Nada equiparable al abismo de tu lecho;
El olvido poderoso mora sobre tu boca,
Y el Leteo corre en tus besos.

A mi destino, en lo sucesivo, mi delicia,
Yo obedeceré como un predestinado;
Mártir dócil, inocente condenado,
Del cual el fervor atiza el suplicio,

Yo absorberé, para ahogar mi tormento,
El nepente y la buena cicuta,
En los pezones encantadores de ese pecho agudo
Que jamás aprisionó un corazón.




En su planteamiento filosófico, Schopenhauer sostenía que mediante la introspección era posible acceder al conocimiento esencial del 'yo', lo que denominó 'voluntad' o 'voluntad de vivir'. Así, la voluntad, se podía manifestar en todos los estratos del mundo natural, desde una piedra hasta el propio hombre, simbolizando en esencia un impulso carente de motivos o fundamentos.


SELECCIÓN DE PENSAMIENTOS DE A.SCHOPENHAUER

“La felicidad es solamente la ausencia del dolor”.

 

“La vida es sólo la muerte aplazada”.

 

“El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales”.

 

“Cada partida es una anticipación de la muerte y cada encuentro una anticipación de la resurrección”.

 

“A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia”.

 

“De vez en cuando se aprende algo, pero se olvida el día entero”.

 

“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros los que las jugamos”.

 

“Hay seres de los que no se concibe cómo llegan a caminar sobre dos piernas, aunque eso no signifique mucho”.

 

“La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”.

 

“Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de la oscuridad para brillar”.

 

“No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.

 

“Pocas veces pensamos en lo que tenemos, pero siempre en lo que nos falta”.

 

“Se dice que la maldad se expía en aquel mundo; pero la estupidez se expía en este”.

 

“Toda vida es sufrimiento”.

 

“Los hombres vulgares sólo piensan en cómo pasar el tiempo. Un hombre inteligente procura aprovecharlo”.






sábado, 26 de junio de 2021

PALABRAS DE AVITUALLAMIENTO PARA EL AMIGO

 

Lluis Bartomeu

Hace unos días un antiguo compañero de trabajo al que no veía desde hacía unos años, me mandó este dibujo suyo hecho a plumilla, de un pueblo medieval, con unas palabras que decían "tú en parte has sido la culpable de que este trabajo haya salido adelante": tus palabras de el otro día me emocionaron con el cariño que estaban escritas:  que suerte habernos encontrado Elena. Cuando leí las palabras que Lluis me dedicaba fui corriendo a leer las que yo le había escrito y que hacían mención al trabajo que estaba haciendo en esos momentos y que no le salía: "como una mierda pinchada en un palo" -decía textualmente-:  Querido Lluis, yo también tengo muchos borradores de mis escritos que descarto; conforme sabemos más, somos más críticos, no hay trabajo en balde: pienso que hemos de ser atrevidos y arriesgados, si no no evolucionamos. Al final sale/sale siempre: acaba saliendo aquello que nos bulle en la sangre, y,  ahí está nuestra creación manifiesta -el fruto de nuestra persistencia- Entonces todo se justifica y se entiende, y lo más importante nos deja paz. Todo nos enseña a crecer Lluis. ¿Te has preguntado por qué estamos aquí?: para aprender/ para aprender a amar -no sin dolor, pero a amar. Esos son mis mantras: amar y gozar. Lo demás lo podríamos decir con tus palabras, pero yo prefiero decir: como escribir hamor con h, que aunque lleve falta ortográfica, se perdona porque suena igual de bien que si no la llevara.  Sigue en lo tuyo: creando y amando. 

Estas palabras mías "de avituallamiento" motivaron a Lluis. Le dieron el empuje necesario para acabar lo que tenía entre manos. Las recibió como al atleta que alcanzando la meta con las fuerzas agotadas necesita un último empujón a modo de aliento, ese  "botellín de agua fresca" que una mano amiga le alcanza.

Lluis terminaba diciendo: amiga mía, me acabas de alegrar el día...y los que vendrán. 

Así han sido también para mi estos últimos días de Junio. He sentido muchas manos amigas tendidas quienes con sus palabras sencillas,  amables, conmovedoras algunas,  me han hecho saber  que contaban conmigo, que me querían, que estaban pensando en mi, que me necesitaban...

¿Qué más puedo pedir? Me siento dichosa, afortunada, agradecida por esos "botellines de agua fresca" que a veces nos regalan los amigos en momentos que los necesitamos, que nos hidratan el corazón: especialmente agradecida a las palabras de Juana: yo también te siento en el corazón.

Gracias a todos y cada uno de vosotros por tantas cosas buenas que me hacéis llegar. Os quiero y os  necesito. Yo también os lo hago saber. 

Elena

viernes, 28 de mayo de 2021

TENER ÉXITO

Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido, aprendo de él

Escultura Jaume Plensa



Reír a menudo y mucho; ganar el respeto de gente inteligente y el cariño de los niños, conseguir el aprecio de críticos honestos y aguantar la traición de falsos amigos; apreciar la belleza; encontrar lo mejor en los demás; dejar el mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, una huerta o una condición social redimida; saber que por lo menos una vida ha respirado mejor porque tú has vivido. Eso es tener éxito.


Ralp Waldo  Emerson


miércoles, 19 de mayo de 2021

COMO ESTAR MUERTO

 




SIN ALIENTO EN LAS VENAS

 

ni música en la sangre

Ser un hombre plano

como una partitura sin notas

como un calendario sin días de fiesta

como un retrato sepia   

como una cerilla sin leña  

como una mirada de piedra   

como una voz sin cuerdas    

como una piel de ballena

como un oído planchado  

como un corazón con rejas

como un sabor a palo seco

 

como un desierto de arena

donde nunca ir a por agua

ni de visita

ni a por leña.

 

Ser un hombre plano

inclinado

en lo recto

significa no tener “bisagras”  

ni conjeturas

ni una carcoma de duda,

es dejar que los gusanos     

mueran.

 

Es

yacer

en una caja

 

de la misma hechura.

miércoles, 5 de mayo de 2021

ESE MOMENTO SALVAJE

                                         


             Poética Erótica de Elena Larruy




Poema inspirado
en la poesía erótica
de Carilda Oliver


ESPERANDO TU ASALTO

Yo sé
que la guerra hoy es probable

que te tiemblan las piernas
que apuntas al cielo con tu arma.

Aguardaré tu cerco
en el lugar donde se inmolan las gatas
con los senos desnudos,

maullaré con fuerza
esperando tu asalto.

No tengo miedo de tus balas
tus batallas no me asustan.






MENÚ FESTIVO

De entre las frutas sabrosas
que a los postres nos esperan
en la mesa del deleite

melocotones
plátanos
fresas
peras.

Descartadas las manzanas,
de entre todas
yo prefiero
ese momento salvaje de

león come a gacela.




miércoles, 28 de abril de 2021

MIRADA INTERIOR CON VISTAS

          

Marc Chagall


Como cada primavera cuando regreso a mi pueblo, llegando a La Litera, me reciben las cigüeñas sobrevolando los paisajes verdes y dorados de los trigos y la cebada. Este lienzo, tan natural como hermoso, sin excesos ni sobresaltos, es mío, me pertenece, no así el castillo templario que nunca amé, que se divisa al fondo de la carretera, a un lado, "siempre en el mismo", con la misma insistencia en recordándome lo pequeña que soy, que somos todos; las murallas defensivas inmóviles, sin vida, proyectando sombras de una historia que se reescribe, embellece y reinventa para atraer a visitantes y turistas que en escaso número llegan. Con ese Jesús de brazos abiertos que todos quieren: unos quitarlo,  otros dejarlo -donde siempre-, que no se atreve a volar, ¡tan quieto y tan remoto! perpetuando su mudez, sin dar abrigo ni estrechar abrazos, ni dar hospedaje alguno a las cigüeñas. Ellas sin embargo cuando salen a buscarme –así lo siento- no hay cremallera ni botón que se resista, mi corazón atrona y se lanza al tendido como queriendo alcanzar su vuelo. No puedo dejar de mirarlas hasta que se hacen pequeñas y mi vista las pierde en el horizonte. Unas veces van al Cinca otras al Sosa en busca de alimentos y de gusanos para ellas y sus crías, otras al bosque de Los Sotos a por ramas de pinos para hacer sus nidos, en las torres más altas de las iglesias, de los pueblos más cercanos, o en las torretas eléctricas. Acostumbran a estar en pareja. Cuando una vuela, si la otra se queda en el nido es casi seguro que está protegiendo a sus crías. Todas son elegantes y hermosas; las envidian todos los pájaros y el cielo y yo su vuelo. Hace años descubrí que cuando volaban de frente, hacía mí, traían buenos presagios, pronto sucedían acontecimientos buenos en mi vida, sin embargo cuando invertían el vuelo y lo hacían en sentido contrario significaba despedida,  pérdida,  cierre, final o  quizás una muerte. Nunca nada trágico. Ellas simbolizan la vida y sus ciclos, van y vienen de norte a sur, de sur a norte, entre azules y verdes. Recordarlas cada año volando encima de los campos es como mirar cuadros de Renoir con cigüeñas mensajeras. Contemplar enormes extensiones de trigo y de cebada con sus verdes y dorados, salpicados de amapolas y amarillos  pistacho de las flores de la colza, me llena de fuerza, me hace sentir a salvo,  me regala una alegría intensa que me deja sin palabras; la emoción se encumbra con la música que voy escuchando mientras circulo en la voz de Mark Knopfler,  Good On You Son   (bien por ti hijo) me hace entender que esa tierra es mi padre y es mi madre y yo soy hija suya.

          Siempre dos sentimientos, no tan enfrentados como paralelos, por un lado el recuerdo de una vida percibida como un accidente, un descarrilamiento, no mortal, pero si doliente, de esos que cuando pasan te dices no debió suceder –aunque ahora no lo tengo tan claro-  y por otro el legado de la tierra donde uno nace y descubre la vida con asombro, entusiasmo y susto por primera vez, con todo los pequeños detalles enraizando en la piel interna del corazón.

         Con la misma insistencia que amo, la astenia se instala tenaz y persistente en mí, en esta estación de cambio. Me baja la energía, la presión, el desánimo se hace presente, me reduzco muchos días –a ratos- a un pequeño escombro, a una cosa pequeña asustada que se esconde tras el mueble; no es momento de tomar decisiones, de escribir, de iniciar planes, de quedar con los amigos, solo tengo ganas de estar conmigo, en casa. Tampoco doy la barrila a nadie. Ya pasará me digo, pero me voy reduciendo y ensombrando en grises.

         Memorias de dolor me recorren con sus enseres, atravesando esos parajes de mis horas bajas. Sé que se irán, como siempre pasa, como las cigüeñas con su vuelo, unas veces de frente, otras de espalda. No puedo pensar en lo mal que me encuentro porque me acabo hundiendo más y ya no tengo más suelo. Quiero pensar que estoy gestando letras que pronto se convertirán en poemas de dudosa belleza que me harán feliz, me llenaré de vida nueva, reflexionaré, me escucharé por dentro y me contaré relatos, como ahora estoy haciendo, que me ayudarán a comprender los biomagnetismos de mis genes heredados latiendo en mi ADN, sin yo saber que puedo influir en su signo, que todo esto es difícil de entender ¿acaso vivir no lo es? crecer en otra dimensión que no puedo tocar ni ver es posible; practicaré el Ho´oponopono hasta llegar a la parte más íntima y honesta del perdón. Crecer ¡da risa escucharlo! a cierta edad, eso de crecer suena raro, pero yo nunca quiero dejar de hacerlo y volar entre las torres más altas imitando a las cigüeña.

          Nací en el Cinca medio, una comarca de medianías y de aguas del deshielo, así soy yo; también estoy hecha de desvelos y  magias pirenaicas. Cultivo mi cuerpo en todas sus parcelas, con el mismo mimo que se cultivan las viñas del Somontano. Mi corazón está hecho de  cabernet sauvignon, merlot y tempranillo: es alegre, bueno y enredado, unas veces, otras triste y apagado, pétreo, inmóvil, como la muralla del castillo de mi pueblo que nunca amaré. Ahora que memorias invernales lo atraviesan, dominando su paz, no me resisto, estoy quieta, me preparo para el baile que está a punto de empezar. Soy trasportista de vida como las cigüeñas. Cuando mi alma de luz se enhebra con los verdes y los dorados de los campos de mi tierra, pienso con equívoco acierto que esos colores y su luz me fueron robados, pero no fue así, en realidad solo fue un empréstito o un trueque –mejor-,  que pronto volverán,  que cogieron de manera savia y necesaria las fuerzas poderosas que administran la vida: sus bienes y sus ciclos.

          Mientras acabo este relato me siento en paz y agradecida con la vida como la cigüeña en lo alto de la torre del campanario, como la mujer que vuela con el amado sobre los tejados en un cuadro de Chagall: Igual.



miércoles, 21 de abril de 2021

MEMORIAS DE DOLOR

 



Para poder sanar, antes necesitamos decir nuestra verdad, no sólo nuestro dolor, sino también los daños producidos y los sentimientos de cólera y venganza experimentados.


Dice la doctora Clarisa Pinkola en su libro Mujeres que corren con los lobos, que las mujeres que han pasado mucho tiempo superando un trauma, por crueldad, olvido, ignorancia, falta de respeto o por causas del destino, llega un  momento que han de perdonar para que la psique recupere el estado normal de paz y serenidad.

Cuando esa rabia no se libera suele deberse a que utiliza esa cólera para fortalecerse, y esa fortaleza que en un principio puede parecer útil y en cierta manera lo es, más tarde puede convertirse en fuego que quema su energía primaria. Es como pretender vivir una existencia equilibrada pisando a fondo el acelerador. Es vivir en una actitud defensiva permanente que cuando ya no es necesaria para protegerse, cuesta mucho mantener. Cuando esa rabia no es liberada al cabo del tiempo quema, intoxica y contamina, no dejando ver otras maneras de percibir y comprender. Nos resta libertad.

De manera cíclica esas  vivencias afloran a la psique en forma de ansiedad y tormento y aun cuando intentemos purificarlas, de ese dolor siempre quedan residuos a modo de cenizas que no  pueden borrarse por completo. Por consiguiente la limpieza de esa cólera debe llevarse a cabo de manera higiénica y periódica de modo que nos libere. Llevar permanentemente esa pesada carga produce cansancio, agotamiento, ansiedad, porque no podemos vivir siempre con esa máscara de arrogancia, cinismo y victimismo, destrozando todo aquello que es tierno, esperanzador y prometedor.

Cuando sentimos miedo de perder antes de abrir la boca, cuando nos sentimos desvalidos, víctimas, cuando callamos irritadamente, y ese silencio es de carácter defensivo, cuando por dentro alcanzamos ese punto de explosión, necesitamos perdonar.

El perdón es un acto singular, que no se completa en una sesión como nos han enseñado que es. El perdón tiene muchas estaciones. Perdonar no significa olvidar, pasar por alto, disimular.

«No sé si alguna vez podré perdonarte»

«O si lo haré del todo o si lo deseo»

«No estoy segura de querer perdonarte y todavía lo estoy pensando»

«O si me arrepentiré»

«Te perdono de momento…»

«O hasta entonces…»

Hay muchos niveles para el perdón, lo más importante es empezar  y continuar, es ir enfriando ese porcentaje de enfado de más a menos. Esa tarea nos puede llevar toda una vida, contra más comprendamos más fácil nos será perdonar. Desgraciadamente la mayoría de personas necesitan mantenerse en ese estado de resentimiento hasta llegar al perdón. Hay personas que por carácter tienen más facilidad de perdonar, pero en otras se requiere un esfuerzo mayor, y controlado por medio de métodos y técnicas. No eres mala si te cuesta perdonar, como tampoco eres una santa si lo haces.

Para poder sanar, antes necesitamos decir nuestra verdad, no sólo nuestro dolor, sino también los daños producidos y los sentimientos de rabia y venganza experimentados.

Para ello la doctora Clarisa Pinkola propone cuatro fases:

APARTARSE, durante algún tiempo de aquella persona o acontecimiento.

TOLERAR, abstenerse de castigar, tener paciencia, saber canalizar la emoción.

OLVIDAR, soltar la memoria, negarse a pensar, aflojar la presa.

PERDONAR,  el perdón definitivo no es una rendición, es una decisión consciente de dejar de guardar rencor, y se llega recorriendo un camino de comprensión y entendimiento durante el tiempo necesario para evitar actitudes falsas o condescendientes. El perdón es un acto de creación. Se sabe que se ha perdonado cuando se compadece de la circunstancia en lugar de sentir cólera, cuando se compadece de  la persona o situación que la provocó, cuando al respecto de esa causa se tiende a no querer decir nada, a olvidar, cuando se comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa, cuando se prefiere permanecer al margen y ya no se quiere ni espera nada. Y aunque ese perdón no acabe como el cuento «vivieron felices y comieron perdices», en ese momento con toda certeza se abrirán nuevos capítulos que enriquecerán las vidas y que empezarán por esa frase que todos conocemos  «Había una vez…»




sábado, 17 de abril de 2021

OLVÍDATE DE SER ALGUIEN




Poética (o consejos a un joven poeta)

Trabaja y calla. No pidas. No llames. No cejes. No llores. No mendigues jamás lo que mereces. No escribas a quienes no quieren conocerte. Escribe solo. Olvídate de ser alguien. Estás solo y solo has de llevar a cabo tu trabajo. Eres nadie. Eres un náufrago. Arroja, si lo deseas, tus mensajes al mar, y olvídate de esperar una respuesta. No hay respuestas. Entrégate día y noche, en cuerpo y alma, al amor, a la vida, a la poesía, y lo demás que venga si ha de venir, o que no venga. Olvídate del mundo. Olvídate del siglo. Aleja de ti las pantallas. No publiques hasta que alguien no venga a pedirte tu libro. Y si no viene, nada, prepárate a morir, a ser inédito, a ser leído solo después de muerto, o nunca. La fama no te sirve para escribir mejor. A menudo sucede lo contrario. Lee, escribe, vive, sé feliz, haz feliz, canta. Y calla. Recuerda las palabras de Platón: Lo mejor para la sed es el silencio.




NOMBRES BORRADOS

La mente no es un lápiz para tomar apuntes,
es una goma de borrar.

(Marko Vesovič)


Mi padre fue perdiendo poco a poco el lenguaje.
Y empezó por los nombres. Lo primero
que olvidó su cerebro no fueron los adverbios
ni los pronombres ni los adjetivos,
como uno estaría tentado de creer,
ni las motas de polvo de las preposiciones,
sino los sustantivos.

La manzana dejó de ser manzana,
el vaso pasó a ser eso,
y quienes se acercaban dejaban de llamarse.

La muerte comenzó su labor minuciosa
robándole los nombres,
borrándolos, poniendo
en su lugar un esto o un aquello,
un dame, un balbuceo, un gesto de la mano.

Lo último que se pierde son los verbos,
los verbos que se mueven en la sangre
como si fuesen peces
hasta que acaba el mundo,
hasta que ya no puede el cuerpo con su alma.

Los adjetivos son afectuosos,
visten de amor lo que miran
y por eso perviven.

Pero los nombres se esfuman.
Y la sustancia de los sustantivos
es agua de borrajas, niebla, torres de humo.

La manzana deja de ser manzana.
Yo dejo de llamarme
La palabra dolor no significa nada.




YO QUE TÚ

Yo que tú me amaría, llamaría,
no perdería tiempo, me diría que sí.
No dudaría más, escaparía.
Daría lo que tienes, lo que tengo,
por tener lo que das, lo que me dieras.
Me soltaría el pelo, lloraría
de gozo, cantaría descalza, bailaría,
le pondría a febrero un sol de agosto,
moriría de gusto, no pondría
ningún pero a este amor, inventaría
nombres y verbos nuevos, temblaría
de miedo ante la duda de que fuese
sólo un sueño, me iría
para siempre de ti, de allí, conmigo.
Yo que tú me amaría.
Me diría que sí, me faltaría
tiempo para correr hasta mis brazos,
o al menos, qué sé yo, respondería
a mis mensajes, a mis tentativas
de saber qué es de ti, me llamaría,
qué va a ser de nosotros, me daría
una señal de vida, yo que tú.




PALMERAS

Nacemos de la sed. Somos palmeras
que van creciendo a fuerza de perder
sus ramas. Nuestros troncos son heridas,
cicatrices que el viento y la luz cierran,
cuando el tiempo, el que hace y el que pasa,
ocupa el corazón y lo hace nido
de pérdidas, erige
en él su templo, su áspera columna.

Por eso las palmeras son alegres
como los que han sabido sufrir en soledad
y se mecen al aire, barren nubes
y entregan en sus copas
salomas a la luz, fuentes de fuego,
abanicos a dios, adiós a todo.

Tiemblan como testigos de un milagro
que sólo ellas conocen.

Somos como la sed de las palmeras,
y cada herida abierta hacia la luz
nos va haciendo más altos, más alegres.

Nuestros troncos son pérdidas. Es trono
nuestro dolor. Es malo
sufrir pero es preciso haber sufrido
para sentir, como un nido en la sangre,
el asombro de los supervivientes
al aire agradecidos y estallar
de alta alegría en medio del desierto.






Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...