SIN
ALIENTO EN LAS VENAS
ni música en la sangre
Ser un hombre plano
como una partitura sin notas
como un calendario sin días de fiesta
como un retrato sepia
como una cerilla sin leña
como una mirada de piedra
como una voz sin cuerdas
como una piel de ballena
como un oído planchado
como un corazón con rejas
como un sabor a palo seco
como un desierto de arena
donde nunca ir a por agua
ni de visita
ni a por leña.
Ser un hombre plano
inclinado
en lo recto
significa no tener “bisagras”
ni conjeturas
ni una carcoma de duda,
es dejar que los gusanos
mueran.
Es
yacer
en una caja
de la misma hechura.