Una de las cosas buenas del verano, son los momentos de cariño y amistad que compartimos con los amigos que queremos y nos importan, las largas charlas de sobremesa frente al mar -después de un exquisito arroz caldoso de cangrejo-, o mientras nos damos un baño o un paseo. Ayer fue uno de esos días entrañables de amistad con M.Dolors y José Ángel, nos invitaron a su casa de vacaciones, fue un día muy agradable en su compañía; cuando estamos con ellos es como estar en casa. Por la noche cuando volvimos a la nuestra, recordé esta canción: A mis amigos, del gran Alberto Cortez, que yo escuchaba en mi juventud, junto a Castillos en el aire, cientos y cientos de veces. Os dejo su letra porque describe con acierto y mucho tino lo que es la amistad y lo que son los amigos. Esa cosa entrañable que te envuelve con su abrazo y te llena de atenciones y de ternura, y ese frágil barco de papel, que a veces parece que es y que ninguna tempestad tumba; las negligencias, los olvidos, la vanidad y las dudas... todo se olvida cuando estas en el amigo y el amigo está contigo.
Cuando nos hacemos mayores, los amigos van desapareciendo de nuestras vidas, nos abandonan, unos porque les ha llegado la hora, otros porque se retiran para un vivir más recogido. Hace unos días escuché decir por boca del Doctor Karmelo Bizcarra, que conoce mucha gente que muere joven y los entierran a los noventa. La amistad también es imperfeta, yo misma he fallado, como fallaron conmigo, lo se, pero sigo queriendo al amigo que ya no está conmigo: me acuerdo ahora de tres nombres de amigas, a las que sigo evocando y queriendo con la misma intensidad, porque las quise de verdad y amo su recuerdo.
Por todos vosotros: los amigos, por los que estáis, viejos y nuevos, por los que se fueron, y por los que vendrán y sigo esperando con los brazos abiertos.
A MIS AMIGOS A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo,
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme mis espinas más agudas,
los arrebatos del humor, la negligencia
las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad,
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad.
Porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón,
por capitán y timonel.
¡un corazón!
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara sin querer nuestra armonía,
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra,
y entre los versos olvidados de un poema
mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento
a donde quieras escucharla te reclama,
serás plural porque lo exige el sentimiento
cuando se llevan los amigos en el alma.