El poeta es el ser humano general: todo aquello que conmueve el corazón de un hombre y que la naturaleza humana, en cualquier situación, hace brotar de sí misma, aquello que habita y late en el pecho de un ser humano, así como también toda la naturaleza restante, todo eso constituye su tema y su material. De ahí que el poeta le cante igual de bien a la lujuria como la mística, que pueda ser tanto Anacreón como Ángelus Silesius, que escriba tanto tragedias como comedias, que representa tanto su convicción sublime como ordinaria, según su humor y sus gustos: cada poeta encauzará, no obstante, su individualidad conforme aquello que le agrade y que, por tanto, mejor comprende. Por esta razón nadie debe ordenar al poeta que sea noble y sublime, moral, devoto, cristiano o esto o lo otro de más allá y, menos aún debe reprocharle que no sea esto o lo otro. Él es el espejo de la humanidad y aporta a ésta, aquello que siente y realiza.
Arthur Schopenhauer
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