martes, 14 de mayo de 2019

MI VIAJE POR SICILIA

Aterrizamos en el aeropuerto de Palermo con mi pareja y una amiga a media tarde de un viernes de Junio. Teníamos bien estudiada la ruta que queríamos hacer y los lugares donde íbamos a alojarnos, atendiendo sugerencias y recomendaciones de otros viajeros. Nos disponíamos a pasar doce estupendos días de vacaciones recorriendo la histórica isla de Sicilia.  




Arrancar el vehículo en el aeropuerto nos llevó su tiempo, nos proporcionó una  dosis de estrés que hubiera podido evitarse de habernos explicado que para su encendido debíamos pisar el freno, pero eso no fue nada comparado con lo que nos esperaba más tarde en Palermo: la conducción temeraria de los sicilianos,  parecían todos querer atropellarnos y un GPS que nos tuvo dando vueltas por la ciudad un rato largo, en medio de un caos que nos puso de inmediato en alerta. Nos parecieron formas poco amables de recibir a unos viajeros entusiasmados y entregados como nosotros. El estado de alerta y la necesidad nos hizo captar de inmediato su código de circulación que venía a decir:
 " Viajero, si conduces por Sicilia y eres extranjero, que sepas que nunca has de pedir permiso ni parar antes de incorporarte a una vía principal, dejas que te vean y sin ningún remilgo ni permiso te lanzas y te cuelas" esa es la norma de circulación que rige en toda la isla. A su favor diré que en los doce días que estuvimos viajando jamás presenciamos ningún accidente, ni nada que se le pareciera.
Cuando conseguimos llegar al primer alojamiento, darnos una ducha y sacudirnos los nervios, salimos a conocer la ciudad. Solo íbamos a estar una noche, y el propósito era dar una mirada de pájaro recorriendo las calles del centro histórico. Encontramos una ciudad extremadamente monumental, palacios, templos, fontanas, teatros y edificios históricos de todo tipo,  todos impresionantes, a destacar el Duomo y el gran Teatro de la Ópera Massimo, el mayor de Italia y el tercero más grande de Europa donde se celebran eventos culturales de todo tipo, principalmente de ópera.



Nos perdimos por sus barrios antiguos de calles viejas, estrechas y malolientes, el  descuido de las casas y la suciedad en las calles nos sorprendió. No hacía ni dos horas que habíamos aterrizado; teníamos la sensación de no saber en qué país estábamos. Todo el casco viejo está impregnado de numerosas huellas de antiguas civilizaciones: árabes, normandas, españolas, bizantinas que perduran después de varios siglos en las estructura arquitectónicas de sus edificios clásicos. 



Después de tres horas  recorriendo la ciudad nos sentamos en una terraza, queríamos refrescarnos, pues el calor era intenso, y también degustar los arancinis, bolas fritas típicas sicilianas muy ricas, rellenas de carne, arroz, verduras y queso,  que se pueden encontrar en todas sus formas en cualquier establecimiento de comidas.




Siguiendo el programa establecido, al día siguiente, pusimos rumbo a Castellamare del Golfo donde nos íbamos a alojar para conocer el bellísimo e inacabado templo griego de Segesta, no sin antes conocer una de las catedrales más impresionantes de obligada visita, la catedral de Monreale, de estructura árabe normanda, con unos mosaicos muy hermosos.




Por la noche salimos a conocer el bonito pueblecito costero, nos dirigimos al puerto, era sábado, sus calles y terrazas llenas de gentes, sonrientes y amigables hicieron el paseo nocturno muy agradable. La temperatura, la compañía, la charla, un paseo como digo delicioso, nos sentíamos afortunados y felices. Regresamos a la casa de hermosas paredes de piedra, toda para nosotros, muy cuidada, muebles i limpieza impecables, tenía todo cuanto necesitábamos.





Siguiendo nuestra ruta hacia el este, el tercer día nos dirigimos a Castellvetrano, una localidad con poco interés turístico, salvo el lugar donde nos alojamos, una delicia de casa con un jardín espléndido, toda ella llena de detalles de valor y buen gusto, muy cuidada y dispuesta para nuestro disfrute. Nos lamentamos de estar solo un día, así que sin perder más tiempo fuimos a visitar el templo de Selinunte, majestuoso templo griego, bastante bien conservado, para más tarde disfrutar de la casa el poco tiempo que íbamos a estar.




A la mañana siguiente Mássimo, su anfitrión, nos ofreció un desayuno espléndido con frutas, cornetos de hojaldre y crema buenísimos y los pastelitos típicos de la región, acompañados de un excelente café que tomamos en una de los rincones del jardín, rodeados de hermosas flores y acompañados por el canto de los pájaros. Nos hicimos muchas fotos, nuestra cara era toda alegría, nos sentíamos muy agradecidos por como transcurría el viaje y por la buena sintonía que se respiraba entre nosotros.








La visión de la isla en cuanto a paisaje no nos maravillaba, viajábamos entre colinas y montañas de poca altura sin perder de vista el mar y aunque íbamos dispuestos a parar y darnos un baño en cualquier momento, no era fácil, pues su costa accidentada cuenta con escasas playas de arena.













El cuarto día parada, obligada en Agrigento, otra visita imprescindible recorriendo El Valle de los Templos, un largo paseo de hora y media en llano, visitando los vestigios de la cultura griega, eso sí, protegiendo siempre la cabeza con sombreros y pañuelos porque no había sombra humana donde cobijarse. Era media tarde y el sol pegaba fuerte, se recomendaba hacer la visita de mañana y llevar siempre agua. A destacar el templo de Hera y el de la Concordia, el más espectacular. Por la mañana nos habíamos acercado a la playa a conocer “Scala dei Turchi” o “Escalera de los Turcos, una formación geológica blanca muy curiosa que desemboca en el mar.








Acabamos bastante cansados, pero de regreso al hotel nos repuso una buena ducha con su descanso y sobre todo las deliciosas pizzas que nos tomamos en una preciosa terraza de ático de un restaurante desde donde se divisaba el mar.  Está ciudad, Agrigento, nos decepcionó en parte; estábamos alojados en la parte antigua, apenas podíamos estacionar el coche para bajar el equipaje, de nuevo calles sucias, estrechas, sin apenas luz natural. Por la tarde cuando la recorrimos relajados antes de la cena la vimos con otros ojos y apreciamos aspectos más interesantes  que mejoró la impresión del recibimiento. Lo que no mejoró fue la horrible sensación de un edificio antiguo, que ofendía las miradas, de lo que parecía una "iglesia remendada" (porque aquello no tenía otro nombre para describirla) con ladrillos, como si se tratara de un almacén de guardar piensos. Todo apuntaba la falta de recursos para mantener el grueso patrimonio histórico de la isla, toda Sicilia es un museo,  repleta de cultura y de historia. Los edificios más emblemáticos están cuidados y conservados, el resto deja que desear.

Las ciudades y pueblos que visitamos por todo el recorrido tenían todos una estructura similar,  compuesta por una calle muy, muy larga, vía casi única: ruta de tráfico, paseantes, y comercios, lo que venía a ser la arteria principal donde confluían todas las otras calles, sumamente estrechas y oscuras, también sucias, que no invitaban a recorrerse.
El quinto día dejamos atrás las costas y nos dirigimos hacia el interior de la isla para visitar Enna y Piazza Armerina con su preciosa Villa romana de Casale uno de los vestigios arqueológicos Romanos con los mosaicos mejor conservados que yo he visto nunca. Interesante y agradable recorrido que permite contemplarse sin los agobios del calor, ya que en todo su recorrido hay sombras con techos volantes construidos de manera que los mosaicos quedan protegidos. A la salida, nos refrescamos con una granita, otras de las especialidades Sicilianas, que viene a ser un granizado de diferentes gustos que se puede tomar en tarrina o en una especie de bollo que aunque parezca chocante no le queda mal, aunque a mí me pareciera que no era para tanto.






Ragusa y Módica, fueron las ciudades clásicas que visitamos el sexto día de viaje, muy singulares ambas, así como sus edificios barrocos muy bonitos y con mucha historia. Nos gustó más Módica influenciados tal vez por otro bonito apartamento donde nos tocó alojarnos esa noche, no sería fácil olvidarlo;  exquisito y de muy buen gusto, lleno de pequeños detalles, y con unas vistas panorámicas preciosas de la ciudad. Aquí nos ocurrió una  anécdota muy graciosa, Alice era la propietaria, pero no fue ella quién nos abrió el apartamento, fue el que imaginamos era su pareja. Al parecer confundió a la mía  con un actor de "alguna película de Almodovar" y Alice me mandó un Whatsapp pidiéndome si podíamos hacernos fotos en su apartamento para ella colgarla en sus redes, pues decía admirar mucho a este cineasta español. Lamentamos  defraudarla al comunicarle que se confundía de persona, pues ninguno de nosotros era actor. Se rió bastante cuando se lo contamos, nos quedarnos con las ganas de saber de qué actor se trataba, aunque alguna pista teníamos. Esta anécdota dio para muchas risas durante el resto del día y de la noche mientras degustábamos  las delicias del lugar en la terraza de un restaurante.











No he contado que los lugares que elegimos para dormir, fueron todos tipo b&b y también airbnb, alojamientos que nos garantizaban el confort, la amabilidad, la sorpresa y las condiciones que nos gusta encontrar cuando viajamos. Os dejaré las direcciones más abajo por si os son de utilidad. Todos, salvo pequeños detalles fueron excepcionales y muy recomendables.














Los días séptimo y octavo conocimos la preciosa arquitectura barroca de Noto, también Siracusa con su magnífico teatro Griego con capacidad para más de 15.000 espectadores, en la que se celebran actualmente espectáculos de teatro clásico durante todo el verano. Ortigia, es como una isla separada de Siracusa por un puente donde se encuentra la parte histórica de la ciudad y todo lo más interesante que ver. Aquí nos tomamos dos días de descanso para poder relajarnos, aunque a decir verdad ni el viaje ni el trajín del equipaje nos estresó en absoluto, íbamos bien preparados y llegar a los sitios nuevos con el trato tan bueno con recibíamos de los anfitriones lo hacía fácil. Una buena ducha nos sacudía el calor acumulado del viaje y nos ponía de nuevo en marcha para seguir visitando los lugares que con tanto gusto íbamos descubriendo. Siracusa nos gustó mucho, es una ciudad muy visitada por los turistas con mucho atractivo y con unas callecitas por su centro histórico que la hacían más que agradable: pasear, sentarse en una terraza a tomar una caña y ver pasear la gente era suficiente. Ese día cenamos en un pequeño restaurante del centro histórico, que nos había dicho el anfitrión, y siguiendo sus consejos pedimos atún con pistacho, a modo de gabardina, ese fruto seco que tanto abunda por Sicilia está muy presente en todos sus platos, he de decir que la recomendación fue muy acertada.











Noveno y décimo día nos dirigimos a Catanía recorrimos los poco mas de cincuenta kilómetros que la separan de Taormina y conocer así uno de los enclaves más turísticos y ricos de la isla: restaurantes, hoteles, tiendas de ropa, joyerías, objetos artesanales... Una ciudad que parecía vivir toda ella para recibir al turista. Espectacular su teatro griego con vistas al mar, donde hicimos muchas fotos y charlamos con otros viajeros de nuestra lengua, la mayoría argentinos, como el matrimonio de Entrerios algo mayor que nosotros que nos pidió que les sacásemos una foto y con los que estuvimos charlando amigablemente un poco de todo, nos contaron que se conocían desde que tenían diecisiete años, que los dos se habían casado por separado y enviudaron hacía pocos años y que se habían vuelto a encontrar; él tenía cuatro hijos adultos y ella ahora solo dos porque la tercera junto a una nieta se las llevo un terrible accidente y ahora, nos decía, la vida la estaba recompensando al encontrarse de nuevo a este antiguo amigo o novio, no sé muy bien, por tanto dolor vivido. Esta y otras historias que vivimos con diferentes viajeros con los que nos íbamos encontrando a lo largo de todo el trayecto  y que duraban el discurrir de un tramo de calle o el tiempo de  espera de una cola en taquillas, le daban al viaje un carácter amable de cordialidad y curiosidad, también un sentido de hermandad. La verdad que agradecíamos esos momentos, así como el trato abierto y simpático de los sicilianos, en especial de ellas, también el de las personas que nos recibían cuando nos hospedábamos, se notaba un manifiesto interés por agradar y acomodarnos con gusto, la puntuación que luego debíamos hacer en las páginas de internet, a petición de casi todos, debía ser bien favorable, pero ellos se mostraban naturales y serviciales, cosa que agradecíamos en todo momento.






Taormina nos gustó mucho y Catania nos recibió muy bien, a pesar de su mercado central del que salimos huyendo de sus pestilentes olores y sus ríos de agua sucia corriendo por el suelo y  ensuciando nuestros pies. Se nos había hecho tarde, nos entretuvimos en una de las principales plazas centrales de la ciudad, de la que no recuerdo el nombre, que acogía a novios recién casados, en carruajes haciéndose fotos, queríamos comprar pez espada, lo habíamos comido hacía un par de días, a la brasa y nos pareció delicioso, y salimos con un kilo de cerezas, judías tiernas y un asco que no podíamos con él, supusimos que llegamos en mala hora, cuando los comerciantes desmontan los tendidos y con prisas recogen para cerrar.


Una de las dos comidas principales la preparábamos en casa, lo resolvíamos rápido, y la otra la hacíamos fuera. Esa tarde paseamos con mi amiga por las calles del centro mirando escaparates y disfrutando de la moda italiana, yo me había comprado un conjunto muy bonito de blusón semi trasparente estampado en rojos y un pantalón pitillo verde  de los que no acostumbro a ver en mi ciudad, estábamos contentas con el momento schopping,  mientras, mi pareja había ido a visitar una exposición de litografias de  Toulouse Lautrec a la que no nos habíamos apuntado. Vimos muy pocas exposiciones de interés o de pintura en todo el recorrido del viaje, y nada prácticamente de música, cosa que nos extrañó y nos hubiese encantado.

Catania es una ciudad grande, en cierta manera me recordaba a Francia con sus múltiples y pequeñas terrazas en las aceras de los también pequeños restaurantes, todas preparados para degustar platos sencillos bien servidos. En una de esas terrazas nos sentamos en una bocacalle que da a la Avenida  principal, Etna pudiera ser su nombre,  y justo en la mesa de al lado, de nuevo unos viajeros extranjeros que al oír nuestro español se interesaron por nosotros: alucinamos con su historia, era un matrimonio mayor de Interlaken, Suiza, habían recorrido la isla en bicicleta, ella nos confesó tener setenta y cinco años y él por ahí andaría, tenían un aspecto delgado, muy saludable, pero lo que los hacía singulares era su alegría.  Nos contaron que habían recorrido nuestras costas españolas desde Biarrizt, todo el cantábrico, antes habían pedaleado por el Tourmalec y también se habían hecho la costa mediterránea del levante. No sé lo que debieron comer  porque cuando nos sentamos ellos ya habían acabado, recuerdo que yo le dije a él que debían comer bastante, con tantas calorías como quemaban en la bicicleta y el en tono jocoso  me contesto y "beber" señalándome una jarrita de vino vacía. Fue una pena porque el camarero nos interrumpió y ellos  aprovecharon para pedir la cuenta, decían que al día siguiente ya estaban de regreso a casa y se tenían que acostar temprano. La verdad es que en los viajes, esas pequeñas anécdotas que vives con la gente que vas conociendo dan notas amables de color que nunca se olvidan.

La vida siempre sonríe si tú le sonríes, la vida siempre te daña si tú la dañas.
Con este pensamiento vivimos y viajamos por el mundo, también con el convencimiento que nada pasa por casualidad, que todo lo que deseas y esperas tarde o temprano sale a tu encuentro o permanece quieto para que lo encontremos. Todo aquello que deseamos y nos esforzamos en merecer lo obtenemos. 

Cuando viajamos queremos  tener muchos datos de lo que vamos encontrando, nos dejamos impresionar por la historia escrita y trasmitida de todo aquello que vemos, pero nos olvidamos que somos hijos y  herederos del pasado, que hay una huella impresa en nuestros genes de todo lo acontecido, que para entender y saber en una dimensión mayor, con una mirada amplia y holística se deben de eliminar filtros y barreras que nos permitan tener una comprensión mucho más completa. Para ello debemos sensibilizarnos con la percepción intuitiva, sin juicios ni barreras mentales: alejarnos de la contaminante charlatanería a la que estamos expuestos, y aislarnos en la medida que podamos para así  leer en modo percepción de entre las entrelineas de todo aquello que vemos, oímos, leemos o nos cuentan. Vestir la información con la sensación y valorar en su conjunto donde reside el valor genuino y auténtico de las cosas, qué tiene y que no importancia, que es de verdad lo que da valor y sentido a nuestras vidas. Quizás muchos dejarían de adorar deidades y abandonarían falsas creencias, mitos y leyendas mil. Lo más importante de la humanidad está en nosotros, por muchos mundos que recorramos en busca de su historia,  todas las llevamos dentro; con esa visión del mundo viajo y vivo, aprendo y disfruto. 
Otras de las característica de viajar en grupo es los escasos momentos que se tienen para recogerse a  escuchar lo que el lugar tiene que contarnos. A lo largo de este viaje, no obstante nosotros lo hicimos,  personalmente sentía que algo se me escapaba, no estaba allí solo por turismo o por casualidad.  ¿Qué tenía ese lugar, con tanta historia, que contarme que no me explicaban los guías ni los folletos? No lo escuchaba, o eso creía:  sus paisajes interiores  no me acababan de satisfacer, no sentía la suficiente conexión con la isla, sí apreciaba el interés histórico cultural del lugar, pero los mares que rodeaban la isla los percibía lejanos, apenas había playas donde poner un pie, yo irónica lo explicaba diciendo que Sicilia era una isla más dispuesta a ser asaltada que disfrutada. Pero no era cierto, ese  encantamiento que yo ansiaba llegó hacia el final del viaje.
Han pasado varios meses desde que regresé y cuando he vuelto a estas líneas que dejé abandonadas al poco de llegar las retomo con gusto y siento la conexión con el lugar y los maravillosos momentos vividos,  aprecio con otro valor la experiencia del viaje y la grandeza manifiesta y belleza del lugar, su espectacular monumentalidad arquitectónica y todo el legado cultural de su  patrimonio. Sucia, si, descuidada también, pero acogedora y excepcional isla, con sus tres mares abrazándola, digna de ser tomada, conquistada  y disfrutada sin lugar a dudas. 


Cuando acabando el recorrido pisé por primera vez Nicolosi, y respiré el olor de la ginesta a los pies del Etna, pude apreciar la majestuosidad de la montaña volcánica. Recorrí  impresionada los doce kilómetros que la separan hasta llegar al primer cráter, quedé maravillada, estaba ante un auténtico templo de la naturaleza, sentí la conexión con la tierra: nos pertenecíamos, era sin lugar a dudas el lugar más sagrado de todo lo visitado hasta el momento. Ahí estaba mi yo auténtico, esa tierra era mi casa, todo en ella era verdad.
Nos descalzamos para sentir el contacto cálido de la tierra caliente, áspera y pura. La única nota contaminante del lugar,  nosotros los turistas sacando selfis, bajando y subiendo pesadamente de los autocares en indecorosa alineación, estropeando las vistas de la naturaleza,  sin el debido y merecido respeto que la montaña volcánica merece.




Ese día y esa noche serían los últimos que pasaríamos en la isla, nos alojamos en casa de Patrizia, una mujer nerviosa, en sus gestos y manera de hablar, de mediana edad, que se deshizo por atendernos, nos alojó en el piso encima de su casa  donde vivía con su familia, una casita con su pequeño huerto y jardín en un entorno entre rural y residencial. Queríamos lavar el coche, lo traíamos lleno de polvo y sucio de todo el viaje, al día siguiente lo debíamos dejar limpio en el aeropuerto y les pedimos cubos y agua:  no consintieron, ella y su marido mano a mano con una manguera en un pestañeo nos lo dejaron completamente limpio. Este es un detalle más de los muchos que hicieron que este viaje fuera tan agradable y digno de recordar, y de otros tantos que por extensión he ahorrado.





El Etna con sus cuarenta kilómetros de diámetro nos conquistó, sí,  sus cráteres, la majestuosidad de su cuerpo montañoso, lo que íbamos sabiendo y conociendo de su dominante historia. Como en el siglo XVII,  hacia el año 1650 sus lenguas de lava alcanzaron las puertas de Catania, a 25 kilómetros de distancia. Me cuesta imaginar sepultadas en sus entrañas tanta vida  engullida y arrasada volviendo a emerger. Hoy a sus pies viven gentes en pequeños pueblos  en la más absoluta normalidad. El volcán sigue activo, en clara  actividad, los vapores emergentes que lo coronan de manera permanente y pueden apreciarse claramente. Contradictoriamente sentí que ese paisaje era también mi casa, un lugar donde vivir que trasmitía paz y fuerza, un lugar cerca del cielo donde todo estaba adecuadamente orquestado por la naturaleza a la que pertenecía y me  con la que me sentía conectada. Su silencio creativo motivaba, proporcionaba serenidad y pureza. Eso daba un sentido auténtico a la vida, al viaje, al camino.






Cuando nos despedíamos del lugar para dirigirnos ya de regreso al aeropuerto de Palermo sentí que era el momento de sentarnos a agradecer lo felices que fuimos esos doce días por todo lo que acabábamos de vivir, y así lo hicimos. Yo expresé mi agradecimiento a mi compañero de viaje y de vida: el otro cráter volcánico, como yo, al que llevo unida desde muy jovencita, el que me abre infinitos caminos y me pone piedrecitas para que supere retos, al que quiero, al que admiro por sus muchos conocimientos y su incansable curiosidad de niño, el mismo que siempre quiere salvarme aunque yo no me deje, y a ella, mi gran amiga Rosa, la mejor compañera de viaje que uno pueda llevar: destaco su generosidad en el sentido más amplio de la palabra, su buen carácter y su alegría. Rosa sabe querer, dar valor a las cosas y sobre todo a las personas, estar con ella es como estar en casa. Y como no a la vida, a los pies del Etna, agradecer el precioso viaje que nos había regalado, lo mucho que aprendimos y disfrutamos, dándole sentido y valor a todo cuanto nos rodeaba, y haciéndonos entender que formamos parte de un todo, que somos ciclo y recorrido que culmina y se repite, para iniciar de nuevo el viaje. Guerreros convulsos, como el volcán, también hechos de silencios, y es desde ese silencio que crecemos y nos construimos como templos, consistentes y hermosos sin más elocuencia que lo vivido. Vivamos todo de la mejor manera, intentando mejorar la vida, entendiéndonos, amando y sintiendo. Disfrutando con conciencia del maravilloso viaje de vivir.

Elena Larruy






La mejor manera de viajar es sentir. Sentirlo todo de todas las maneras. Fernando Pessoa



Estancias recomendadas donde estuvimos:

Palermo  Palermo Rooms

Castellmare del Golfo: Casa Vacanze Cappucini

Castellvetrato: Dimora la Grazia

Agrigento: B&B Garibaldi 61

Piazza Armerina: Giucalem La casa Negli Orti

Módica: Casa Nuvole

Siracusa: Il Borgo

Catania: Airb Casamiaincitta

Nicolasi: Airb La Terra Patrizia

viernes, 26 de abril de 2019

UN GATO EN UN PISO VACÍO

Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque, ¿qué puede hacer un gato
en un piso vacío?

Trepar por las paredes.
Restregarse contra los muebles.






Parece que nada ha cambiado,
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.

Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son esos.

La mano deja pescado en el plato;
tampoco es la que lo ponía.

Hay algo que no empieza
a la hora de siempre.

Algo no sucede
como debería.

Alguien estaba aquí, estaba siempre,
y de repente se fue
y se empeña en no estar.

Se ha buscado ya en los armarios,
se han recorrido los estantes.
Se ha comprobado bajo la alfombra.
Incluso se ha roto la prohibición
de esparcir papeles.

¿Qué más se puede hacer?

Dormir y esperar.

Ya verá, cuando regrese,
ya verá, cuando aparezca.

Se enterará de que no son maneras
de tratar a un gato.

Se irá hacia él
como quien no quiere la cosa,
despacito,
con las patas muy ofendidas.

Y nada de brincos ni maullidos al principio.




Un gato en un piso vacío es el título de este conocido poema de Wislawa Szymborska que evidencia lo que es la poesía de esta gran poeta Polaca: curiosa, ingeniosa, observadora inteligente, irónica... Su más sabido interés por el conocimiento la llevó a leer lo mismo antropología y ciencia que libros de jardinería o de animales. Era una gran observadora, de ahí que escribiera sobre todos los temas, porque todo le interesaba, menos lo referido al erotismos, del que decía no encontrar ninguna lectura que le hiciera justicia, y no se refería al amor. Descubrió a Rilke y es a través de él que empezó su fascinación por la poesía, pese a todo decía leer poca. Wislawa jugaba con las palabras, hacía de la poesía un juego. Partía de la curiosidad que se interroga y duda; duda que la lleva siempre a buscar posibilidades y respuestas con las que se seguir interrogando y jugando, y lo hace de manera única. No hay en su poesía rabia, ni rasgadura, ni dolor. Esto opinaba sobre ella:

"Todos los poemas nacen del amor, incluso aquéllos que transmiten el mal, tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida... Y si no es así, lo siento por esos poetas"


 Publicó su primer poema Busco la Palabra el 14 de marzo de 1945 en Dziennik Krakowski (Diario de Cracovia)  con apenas 22 años 



Quiero definirlos en una sola palabra:
¿Cómo son?
Tomo las palabras corrientes, robo de
los diccionarios,
mido, peso e investigo.
Ninguna
responde
La más valiente – cobarde,
La más desdeñosa – aún santa
La más cruel – demasiado
misericordiosa,
La más odiosa - poco porfiada.
Esta palabra debe ser como un volcán,
que pegue, arrastre y derribe,
como la temerosa ira de Dios,
como el hervor del odio.
Quiero que ésta una sola palabra
esté impregnada de sangre,
que como los muros del calabozo
encierre en sí cada tumba colectiva.
Que describa precisa y claramente
quienes eran - todo lo que pasó.
Porque lo que oigo,
lo que se escribe,
resulta poco,
siempre poco.
Nuestra habla es endeble,
sus sonidos de pronto - pobres.
Con empeño busco ideas,
busco esta palabra -
y no la encuentro.
No la encuentro.


Cómo todo gran poeta su voz se hizo singular. Antes de que la academia sueca le concediera en 1996 el premio Nobel de Literatura su país ya la había laureado y honrado. Una mujer inteligente, capaz, que creo curiosidad, expectación y sorpresa. Sin duda un gran referente para la literatura universal. Sembró "la duda" como herramienta de búsqueda, para que los que detrás veníamos nos moviéramos en ese temblor que la creatividad necesita: "no se avanza sin un no se". De mirada original sobre las pequeñas cosas, sobre asuntos que nunca nadie antes había tratado en poesía. Cuentan que en Polonia los niños aprenden a memorizar con la poesía del gato, quiero pensar que buscan sensibilizarlos con este género literario que tan buenos poetas ha dado su país. La poesía es cultura, y la cultura es conocimiento y comprensión. No todo lo que se sabe se comprende, y en este sentido creo que la poesía sigue siendo la gran desconocida, la más incomprendida. Hay grandes lectores de todos los géneros, pero solo una minoría llegan a ella.






Y porque de gatos va esta entrada, de ironía y de pasar el rato, ahí os dejo mi poema del que fue mi gato. Os podría contar muchas fechorías y genialidades de Lucky y nunca acabar, pero mejor lo ahorraré. Fue un gato afortunado, al que sobreviví en este caso. Las mascotas siempre dejan buenos recuerdos de los que poder hablar, a diferencia de otros, estos nunca hacen daño y siempre dibujan una sonrisa agradable en la cara. Como decían las palabras de la poeta, a pesar de las muchas trastadas y gordas que Lucky nos llegó a hacer a lo largo de doce años, su recuerdo y las historias que de él contamos en familia siempre nacen del cariño.   


VIVO EN CASA DE  MI GATO

Me gusta su distinción,
sus rasgos felinos
su trato justiciero
acariciar su pelo fino,


sus andares elegantes
su mirada fiera,
su manera de esperarme

y ajustarse a mi regazo,
cuando se tumba a mi costado
y ronronea: me gusta,
o cuando se pone zalamero
y remolón  hace la croqueta,
y brinca de repente para esconderse
en el primer cajón que encuentra.

Me acomodo a su vivir independiente,
lo mismo que él hace conmigo,
nunca inoportuno, invade mi espacio
.
Cuando se muestra engreído y ufano
también me gusta.


De su higiene y de su pelo
se ocupa con esmero,
afila sus uñas en un madero.
Aunque algo caprichoso,
nada exige cuando come,
si se indispone:

se dirige a su maceta
y come la hierba
que en orden lo pone.

Políticamente incorrecto,
inadecuado a las visitas,
no se anda con chiquitas:
si le gustas te acaricia,
si no, huye sin titubeos.

Cuando el radar de su cola,

-siempre en guardia-
atisba un peligro,
pelos y chepa pierden compostura
y con un soplido furo 
a la amenaza
desaparece de la vista.

Más si de amores se trata
los tejados vecinos visita
para encontrar una gata.
Al regreso, maltrecho y despeinado,
no hay reproches ni enfado
bajo este techo, 

para este amor correspondido
que cuida y acompaña
que protege y abriga,
que asiste y reconforta
que te aguarda cada día,

tras la puerta, al llegar a casa.

Así es nuestro hogar,
así su casa.

Hazme caso:
¡deja que te adopte un gato!


Elena Larruy




domingo, 14 de abril de 2019

ACTIVAR LA INTELIGENCIA CON LA MEDITACIÓN


Autor Thomas P. Peschak


“Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas. Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora”.
 Eckhart Tolle El silencio Habla 2003


Todo ser vivo tiene a su alrededor un campo de energía electromagnético a través del cual percibe más allá de sus cinco sentidos. La base científica demuestra que cada célula del organismo tiene una carga eléctrica de entre 70 y 90 milivoltios en estado de salud. Cada célula, como cada uno de nuestros órganos y sistemas, generan un gran campo electromagnético (CEM) que se extiende y actúa a nuestro alrededor cumpliendo determinadas funciones y generando importantes influencias en nuestro cuerpo. Este campo de energía  conocido comúnmente como el aura tiene un radio de acción y una intensidad medible. Sus ondas de longitud y frecuencia emiten y trasmiten información de manera sutil sobre nuestro estado físico, psicológico y emocional, a la vez que interactúan con el exterior y las personas que lo rodean. A través de las vibraciones de baja, media o alta frecuencia, se puede obtener información.
Se dice que una persona tiene salud energética cuando se mueve y adapta  con facilidad en las tres frecuencias.  Eso le permite percibir y trasmitir más allá de los cinco sentidos. Sin embargo, cuando se encierra en una escala de frecuencia se vuelve rígida, apareciendo alteraciones que derivan a niveles que se perciben claramente en el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Cuando hay perturbaciones en el CEM, los procesos psicofísicos se alteran. Estas alteraciones cerebrales de tipo eléctrico ─que pueden venir del interior─ como cuando sentimos miedo o tristeza, desestabilizan al campo electromagnético; si esta situación es pasajera pronto se normalizará, pero si el estado es permanente se vuelve crónico, y el CEM queda "dañado". Cuando las alteraciones vienen del exterior, recibimos energías que influyen en nuestro estado anímico y de percepción, de manera que pueden cambiar nuestra disposición física y psicológica. Todos en diferente grado estamos interactuando en los otros, influenciando, afectando sus campos electromagnéticos. 


Ahora que ya sabemos que nuestro cuerpo físico -y todos los otros cuerpos- están rodeados por un gran campo electromagnético que recibe y emite ondas, entenderemos, sin entrar en detalle de su complejidad, lo importante que es implicar a cada una de las partes en lograr el equilibrio para una mayor salud física y mental.

Tenemos el conocimiento, somos conscientes de la importancia que es mantener esa energía vital limpia y de calidad. Ahora solo nos falta practicar y entrenar esa capacidad para alcanzar vivir en mayores estados de armonía y de bienestar. 
La meditación es una práctica que nos ayuda a conseguir el equilibrio deseado. A la meditación se llega por el silencio. Los estados de silencio nos permiten modificar los campos dañados, que actúan sobre los órganos y sistemas del cuerpo físico y de los cuerpos emocionales. En el silencio no hay fantasía, ni interpretación, ni juicio. La meditación es una  experiencia de vaciado y de silencio; en la meditación no hay resistencia ni ruido ─no debe haberlo. Pueden aparecer imágenes, ideas, formas y pensamientos diversos que dejaremos fluir sin identificarnos, ni hacer interpretaciones, como cuando estamos con los ojos abiertos y nada miramos: ese sería el ejemplo. Solo dejamos que todo suceda,  que transcurra sin oposición ni interrupciones.
La experiencia sensible no es casual: significa algo. ¿Pero qué? Todos tenemos una interpretación básica de las sensaciones. Bloqueo, tensión o constricción sugieren dificultad. Ligereza, facilidad y fluidez apuntan a un buen funcionamiento. Esto no siempre es así, pero sirve de orientación. Cuando  mediante la práctica de la meditación logramos sostener las sensaciones, la no resistencia desde la aceptación, el silencio se pronuncia de manera inconfundible, hace que surjan las percepciones, las intuiciones y la claridad mental.  Las respuestas y señales que llegan a través del oráculo del silencio siempre son certeras, ese es el poder que nos otorga la meditación.     

Elena Larruy







HAIKUS



Hay pocas cosas 
tan ensordecedoras 
como el silencio 


Lo peor del eco
es que dice las mismas
barbaridades

Mario Benedetti


La mente quieta
se llena de energía, 
observa y crea.


La mente inquieta
piensa, controla y corre;
exhausta queda.

 Aurelio Huguet



Soy tan partidario de la disciplina del silencio que podría hablar horas enteras sobre ella.
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.

miércoles, 27 de marzo de 2019

VIVIR ES TRANSFORMARSE

Vivir es trasformarse, desnudarse, cambiar la mirada y el pensamiento.




A N O T A C I O N E S


Visión humana

En mi vida personal no soy una persona dramática pero tengo una visión humana muy triste de la existencia. No renuncio a vivir otras vidas. Creo que existen mundos paralelos en otras dimensiones  imperceptibles a nuestros sentidos donde energías superiores de conciencia elevada  desarrollan inteligencias y humanidades con principios éticos. No pierdo la esperanza de vivir y sentir en ese espacio, este mundo nuestro enfermo y viciado en la mentira me parece una gran estafa.


El miedo se vive del revés

Me deleita en la madurez el gozo que me proporciona la escritura y la poesía. De pequeña aprendí más que me enseñaron, y lo hice con dolor y miedo. Hay una frase que tomo de un famoso escritor Portugués, Miguel Torga, que decía en un epígrafe "siento miedo al revés". Así era mi miedo: reversible, más para adentro que para afuera. Yo me sentía una niña al revés a la que ningún adulto le preguntaba opinión y qué era lo que le hacía feliz. También es cierto que yo no fui ninguna excepción, en el contexto socio político de los años cincuenta las formas y normas dictaban obediencia y apariencia. Nada de lo interno era relevante. De ahí mi interés y fascinación por ese espacio interior donde se forma el carácter y se deforma la personalidad.



La arquitectura de la soledad

En la adolescencia mi cabeza era como un ovillo de lana enredado por un gatito juguetón. Mi mente confusa, repleta de nudos y cabos sueltos no sabía como ordenar semejante  maraña, ni articular una idea; es más  ¿Las ideas? ¿Qué eran las ideas? Mi corazón me respondía en clave  morse, en un tono consolador y amoroso que no necesitaba traducción ninguna, solo su pálpito hacía que no me sintiera tan naufraga. Empecé a sospechar que había algo más importante que un cuerpo a lo que atender y escuché la voz que me hablaba desde dentro y aprendí a estar sola, con y para esa voz que me daba respuestas y esperanza, aprendí a aceptar los desafíos, a superar los retos, a vencer los miedos, aprendí, aprendí y aprendí a construir fortalezas y murallas. Ahora que me entiendo más o menos y me quiero con ambigua generosidad, he pactado una franquicia con la soledad a modo de sinergias. Con ella y para ella, mi compañera y aliada,  de ella y en ella sigo aprendiendo.



Vivir es transformarse

Prefiero pensar que soy más singular que rara. Tengo bastante interés por mi persona y mis logros; me construyo con material de mosaico que tomo de los desechos. Me rompo y reconstruyo como la imagen de una moviola. Prefiero divagar a razonar a la hora de buscar respuestas y soluciones, y sobre todo defiendo la duda, no como indecisión, si no como acción necesaria que nos pone a la escucha para valorar y empatizar con otras ideas, planteamientos y personas, en el saber de que todo es cambio y transformación, que somos como  jardines en su  continuo morir y vivir.



La identidad

Estoy afiliada al ser humano, sus causas y efectos, su historia personal, su arquitectura, sus actos, sus patrones de conducta; cómo libera sus cadenas y se orienta sin credos ni condicionantes, cómo se condena. Como miembro de ese gran grupo humano me siento comprometida con los afectos y el conocimiento, aunque no sea la mejor aliada, estoy en ello. Admiro a las personas con ideas curvas que se construyen sólidas sin trampas ni mentiras, flexibles como juncos y sobre todo las que ponen en sus vidas música, poesía y belleza.




A propósito del paisaje interior

Me gusta abrir ventanas que corra el aire, respirar su frescura y dejar que arrastre lo vivido y lo viciado aceptando que en las paredes de la memoria hay huellas imborrables que siempre estarán allí. Mucho más que la geografía, la historia o las matemáticas el paisaje interior es lo que más me gusta  con diferencia. Si hubiera podido hacer de ello una profesión, me hubiera llamado Paisajista de Interiores.



En clave de Sol

Cada persona toca un instrumento para el que está más dotada, y es su responsabilidad mantenerlo afinado y limpio para que la  orquesta de la que forma parte suene bien y su música sea armónica.




Principios sobre la rebeldía y la responsabilidad

Hay muchas maneras de ser rebelde, yo lo soy;  Cuando te desmarcas de algo siempre hay alguien que te señala y acusa o te etiqueta  y te hace su enemigo. Prefiero la rebeldía activa  silenciosa la que se ejerce desde la individualidad, consciente del efecto, no tan inmediato como sí eficaz y decisivo que tiene en el conjunto de una sociedad libre y responsable en la que me gusta vivir. Otra forma de rebeldía es llevar la contraria y querer convencer al otro, a ese respecto José Saramago decía que era invasivo. Me gusta ese pensamiento.



Soy una mujer de mi tiempo

Me gusta escribir sobre el dolor, la perplejidad y el drama humano. Me siento una mujer del presente, llevo conmigo todo lo que viví y heredé, por eso no me gusta recrearme en los detalles del pasado; con demasiada frecuencia observo en la gente que me rodea enganches,  trampas, dolor, dependencias, vacíos existenciales  y mucho chantaje de todo tipo. Echando  la vista atrás se pierden paisajes del presente y  horizontes  cargados de futuro, ¡hay mucho por hacer!. Yo pertenezco al futuro. Siempre estoy aprendiendo, no concibo otra manera de vivir. Método y trabajo, persistencia y creencia en lo que se quiere, son necesarios para hacer cosas importantes. Vivir de manera saludable con y en la alegría debería ser un estado y no una finalidad y sobre todo un propósito.




Mundo depredador y corrupto sin fecha de caducidad

Hoy ha sido en el desayuno cuando me he vuelto del revés  presenciando en los medios la escena del llanto de un niño negro de unos dos añitos, medio desnudo en una charca con sus padres asesinados a sus pies, y no en la cena como noche tras noche presencio  mientras me llevo un trozo de pan a la boca: una lapidación, una violación, un asesinato,  o una tortura gratuita...   No puedo borrar de mi mente la imagen de ese niño: ¿Cómo quitármela de la cabeza?(...igual me acerco en la mañana al corte ingles a distraerme un rato o me uno a una causa que me importe una mierda pero que me llene este vacío  existencial y su frío helador de huesos, o ¿y si me compro unos pendientes o un perro? ironías aparte, hoy he sentido el terror y la desolación de ese niño  condenado a la cadena perpetua de la orfandad y el desprecio a la vida. ¿Cómo impediremos que ese inocente haga lo mismo y le devuelva al mundo con la misma crueldad su justo precio? No tengo respuesta para eso. 



Visto lo visto   

El tono es importante cuando se escribe y cuando se vive. ¿En qué nota de ese tono queremos vivir?. La cuestión es si una vez elegido el tono que nos favorezca somos capaces de sostener esa sintonía cuando nadamos contracorriente, cuando luchamos contra lo imposible, cuando se pone a prueba nuestra vulnerabilidad.




Demasiado cobardes para ser ciertos.

Creo en las personas: creo que somos humanos y buenos, importantes y capaces, pero también que somos insustanciales, frívolos, inconstantes, mentirosos, mediocres y cobardes, a los crueles ya los nombré, de esos no formo parte, espero que ninguna fuerza extrema me ponga a prueba.




Lazos y nudos

En las relaciones humanas también intentamos lo imposible, extendemos lazos que nos unan unos, otros de soga que nos aten y hasta nos condenen,  nudos gordianos, emocionales, pretenciosos, y también fracasamos, porque nada de lo esencial podemos compartirlo en su totalidad sin salir heridos o trasquilados. Valoramos las cosas desde nuestro propio ombligo, por eso la gloria y la fatalidad se viven en  solitario. Hay un pensamiento de Leo Buscaglia, un orador y profesor universitario de origen italiano, que me gusta pensar que es así y que dice: Cada hombre que se acerca más así mismo, en alguna forma, se acerca mayormente a los demás. 



martes, 19 de marzo de 2019

LA AMISTAD FUENTE DE FELICIDAD Y CELEBRACIÓN


Selección de citas sobre la amistad

“Decir amistad es decir entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria; es decir, fidelidad.”
Gabriela Mistral

“No necesitamos tanto de la ayuda de nuestros amigos como de la confianza en esa ayuda.”
Epicuro de Samos

“¿Hay algo más dulce que tener a alguien con quien poder hablar de todas tus cosas, como si contigo mismo fuera?”
Cicerón

“Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia.”
Aristóteles

“Cada hombre que se acerca más a sí mismo, en alguna forma, se acerca mayormente a los demás.”
Leo Buscaglia

“Tal vez no existen los buenos y los malos amigos; tal vez sólo hay amigos, gente que nos apoya cuando sufrimos y que nos ayuda a no sentirnos tan solos. Tal vez siempre vale la pena sentir miedo por ellos, y esperanzas, y vivir por ellos.” 
Stephen King

“La amistad es un acto de fe en otra persona, no un acto de renuncia.” 
Paulo Coelho







Poema para mis amigos
M.Dolors y José Ángel
por su fe y lealtad en la amistad






Quitemos el velo que nos oculta,
los abalorios que nos adornan,
la palabra falsa que nos ensucia
y seamos nosotros mismos:
imperfectos, trasparentes,
claroscuros...
Que nada quite brillo ni reste belleza
al todo que nos completa
y nos hace perfectos.
Llamémonos hermanos
M.Dolors, José Ángel;
deseemos que cada palabra
sea lo que dice,
que su fruto sea bueno,
auténticos sus actos.
Celebremos la amistad,
vuestro aniversario y tu santo,
hoy diecinueve de Marzo.
Renovemos los deseos
de que unidas sigan nuestras manos
y la de los hermanos mayores
y sabios, referentes de amor y fortaleza.
Porque no estamos solos.
Porque nada nos falta: agradezcamos,
               Sonriamos…

Elena

miércoles, 13 de marzo de 2019

DE TU A TU





Si aquietases
tu pesar en la arena
si pudieras soltar el amarre esclavo
al que tu mente anda sujeta
mientras te diriges despacio
hacia el faro,
te sería sencillo quizás
despejar de las brumas
una a una
tus revueltas.

Sí fueses capaz
de encontrar la esquina
donde tu sombra se escapa
y la atropella un tranvía,
tal vez, en ese caso
liberado el peso de la carga
entenderías la ligereza que supone
para un cuerpo cansado
volar sin alas.

Y con esa alegría incierta
de deleite de ocaso
en tu rostro ceniza
y tu pelo plateado
elegir pudieras
la alegría: del que suelta
del que afloja y libera,
del que piensa
en el transcurrir natural
de las cosas de la vida
y acepta sus sentencias.

¡El olvido o la vida!

¡Camina!
No abandones,
cuando tu te paras
yo tambien me extingo.

Elena
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...