Si aquietases
tu pesar en la arena
si pudieras soltar el amarre esclavo
al que tu mente anda sujeta
mientras te diriges despacio
hacia el faro,
te sería sencillo quizás
despejar de las brumas
una a una
tus revueltas.
Sí fueses capaz
de encontrar la esquina
donde tu sombra se escapa
y la atropella un tranvía,
tal vez, en ese caso
liberado el peso de la carga
entenderías la ligereza que supone
para un cuerpo cansado
volar sin alas.
de encontrar la esquina
donde tu sombra se escapa
y la atropella un tranvía,
tal vez, en ese caso
liberado el peso de la carga
entenderías la ligereza que supone
para un cuerpo cansado
volar sin alas.
Y con esa alegría incierta
de deleite de ocaso
en tu rostro ceniza
y tu pelo plateado
elegir pudieras
la alegría: del que suelta
de deleite de ocaso
en tu rostro ceniza
y tu pelo plateado
elegir pudieras
la alegría: del que suelta
del que afloja y libera,
del que piensa
en el transcurrir natural
de las cosas de la vida
y acepta sus sentencias.
¡El olvido o la vida!
¡Camina!
No abandones,
cuando tu te paras
yo tambien me extingo.
Elena
del que piensa
en el transcurrir natural
de las cosas de la vida
y acepta sus sentencias.
¡El olvido o la vida!
¡Camina!
No abandones,
cuando tu te paras
yo tambien me extingo.
Elena
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias José. Un abrazo
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