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martes, 4 de febrero de 2020

PARA EL CUATRO DE MARZO




Unos se medican con chocolate, yo como dice la imagen: escribiendo.



PARA EL CUATRO DE MARZO    

Se aceptan flores
chocolate y halagos,
palabras cariñosas
que no sean corrientes
ni de diario.

Se aceptan mensajes
en los espejos,
en la nevera
o en la tapa del wáter
que digan cosas como:
cuando lees a Pessoa
sentada en la taza,
mientras me afeito,
también te prefiero.

Se aceptan perfumes
sonrisas, libros, abrazos
te quieros sinceros
cumplidos atinados,
sin milongas de la edad
la salud o el peso.

Que los de Amazon dejen un regalo,
también se acepta.

De los sin palabras del mundo,
que son unos cuantos,
se aceptaría una letra de Machado
una canción de Sabina
una señal de humo
o un poema robado.

Y para acabar el pedido:
se aceptan besos en línea
abrazos diferidos
poesía a quema ropa;
pago en diferido,
también extiendo letras
y pagarés a corto plazo. 

Para el resto,
aceptaré lo que venga,
pero eso será otro día
y a portes pagados.

Elena Larruy



Un guiño a Luis Alberto de Cuenca cuyo título de su libro de poesía: Se aceptan cheques, flores y mentiras  ha inspirado este poema: Para el cuatro de Marzo



lunes, 3 de febrero de 2020

DESCRIPCIÓN DE LA MENTIRA



Este fragmento pertenece a uno de los libros más impactantes de la poesía española de finales de los setenta, Descripción de la mentira, de Antonio Gamoneda.





El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.
El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,

y no acepté otro valor que la imposibilidad.

Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,

escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;

escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que quedaba de mí;

escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,

y no pude resistir la perfección del silencio.

No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí:

han venido otra vez como líquenes inevitables.

La fermentación del verano se introduce en mi corazón y mis manos se deslizan cansadas en la lentitud.

Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire;

sin osamenta ni tránsito, como si consistieran únicamente en el contenido de mis ojos, en la unidad de mis palabras, en el espesor de mis oídos.

Son obedientes y yo siento su reunión como una salud que se refugia en la oscuridad.

Es una amistad dentro de mí mismo;

es un estambre urdido por manos que son suaves en el interior de los días.

Ahora es verano y me proveo de alquitranes y espinas y lápices iniciados,

y las sentencias suben hacia las cánulas de mis oídos.

He salido de la habitación obstinada.

Puedo hallar leche en frutos abandonados y escuchar llanto en un hospital vacío.

La prosperidad de mi lengua se revela en cuanto fue olvidado durante mucho tiempo y sin embargo visitado por las aguas.

Éste es un año de cansancio. Verdaderamente es un año muy viejo.

Éste es el año de la necesidad.

Durante quinientas semanas he estado ausente de mis designios,

depositado en nódulos y silencioso hasta la maldición.

Mientras tanto la tortura ha pactado con las palabras.

Ahora un rostro sonríe y su sonrisa se deposita sobre mis labios,

y la advertencia de su música explica todas las pérdidas y me acompaña.

Habla de mí como una vibración de pájaros que hubiesen desaparecido y retornasen;

habla de mí con labios que todavía responden a la dulzura de unos párpados.


miércoles, 29 de enero de 2020

COMO A TI TE GUSTA

Este poema dedicado a mi amiga Rosa es un tributo a la amistad, a la de ahora y a la de siempre. A todas aquellas amigas que un día fueron importantes, incluso a las que sin serlo desaparecieron y nos marcaron otros caminos. A las nuevas que nos encontraron o se dejaron encontrar y que hoy también tenemos el placer de disfrutar. Gracias a todas por los momentos extraordinarios que vivimos juntas riendo, compartiendo tristezas y apoyándonos y por todas aquellas historias que nos quedan por vivir. Recuerdo con especial cariño a alguna de ellas con las que ya no mantengo relación pero a las que sigo queriendo y echando de menos.  Hoy cumple años una de mis amigas más entrañable,  mi querida amiga Rosa, un alma noble, una mujer sin tiempo y sin edad, una de esas mujeres que sabe querer porque se quiere así misma y porque sabe vivir en el presente como nadie: despierta y con alegría,  disfrutando cada momento, sin apegos ni edulcorantes,  agradeciendo siempre a la vida y a sus amigos. Yo tengo el placer de compartir muchos de esos  momentos con ella, me siento afortunada de quererla y sentirme querida por ella, de tener alguien con quien hablar y escuchar, por extraño que parezca, hablar de otra cosa que no sean banalidades se ha  convertido en una extraña rareza humana. !¡¡¡Que suerte la mía amiga Rosa!!!  


Nos conocimos pasados los treinta
pero siempre tuvimos la sensación
que nuestra amistad venía de lejos


 COMO A TI TE GUSTA

Encontré estas copas
y pensé en ti,
tienen tu color,
tú transparencia
y tú brillo.

Encontré esta vela,
que también contiene tu llama.

Como el azar encuentra lo suyo

encontré este molde corazón
que lleva tu sello,
y me dije:
le haré un bizcocho,
perfumaré con jengibre y canela
la harina, como a ti te gusta,                                        
fundiré chocolate del ochenta
y lo vestiré de fiesta.

Encontré este sobre

y el corazón me dijo: 
pon en él la vela
y un poema sin azúcar                      
que celebre la vida
y la edad sin tiempo,
como a ti te gusta.

Encontré este verso
sin techo, 
y lo robé para ti:
"eres mi lugar de acogida preferido".

Y por eso te bendigo
y te celebro por igual -clinc-.

Por ti brindo -clinc-.

Elena Larruy






viernes, 24 de enero de 2020

EN VOZ BAJA

Anudarse la corbata  es ponerse cada día el rostro que no toca



Poesía de Carlos Nadal Gaya
En voz baja



Anudarse la corbata
tiene sus riesgos.
Parecer por ejemplo,
no un correcto ejecutivo,
sino un viejo en abandono
que ni se sabe ausente.
Ser uno de tantos en la calle,
visto por mucha gente
sin merecer su mirada.

Anudarse la corbata
es ponerse cada día
el rostro que no toca,
darse el nombre con
el que no te bautizaron.
Hacerlo con voz y mano ajenas
y ni siquiera verlo.



Hemos de esforzarnos
cada instante para ser
pensables, presentables
como si el hecho de estar
visibles no fuera suficiente.

Fugaz, la imagen
nos hace y nos deshace.
Un otro agazapado,
sin lugar desde donde
hacerlo, nos mira
con ojo frío y neutro.




Instalarse a gusto en la vida,
sentir como me hace suya,
segura y lenta, en
retorno suave a las manos
prometidas, al respirar pautado,
a los labios de origen.

Habituarme al vivir,
a su cadencia, a la manera
que tiene de permanecer e irse.
Habituarme a la vida,
que se me haga costumbre,
paisaje y compañía compartidos.
Vida para hacerme en ella,
para hermanarme conmigo
y el entorno.

Despuçes cerrar los párpados
y entrar en la cámara oscura
donde la vida y yo dejamos
de ser nombrables.



Dad una máscara a hombre y os dirá la verdad.
Oscar Wilde

lunes, 20 de enero de 2020

TÚ, MI CASA






TÚ, MI CASA


Me invitaste a bailar en Febrero,
eran fiestas de San Blas.
Subí a tu pueblo a encontrarte;
de entre muchos te elegí,
tù, no viniste a buscarme.

De haber llevado traje de luces
no me habrías gustado,
como tampoco me atrajo,
tu pelo leonado
ni tu americana de pana.

Me distraje en tu cabeza,
en la onda expansiva de su alcance.
Dabas el perfil: de frente y de costado,
y me puse para ti interesante:
leona, financiera, frambuesa, chocolate.

En una de esas vueltas
al volante de mis curvas veinteañeras
me dijiste: sube, te llevo a casa,
y juntos nos fuimos
al paraíso, en un seiscientos.

Nos costó llegar,
un viejo motor agonizante
nos tiraba a cada paso
por empinadas vueltas de montaña,
a cuatro grados bajo cero,
y a cien kilómetros de casa.

Aquella noche aciaga,
salvando obstáculos y vallas,
una estampida de caballos
atravesó mi pecho,
y fue en ese instante ecuestre
que supe,

que ibas a ser mi casa
y yo... tu gata.

Elena Larruy




sábado, 14 de diciembre de 2019

QUERER A LOS PADRES CUANDO SE HAN IDO

La nostalgia, como el tango, no va conmigo. No echo la mirada al pasado, me pesan las heridas, lo que no rechazo es el sentimiento del cariño recibido de mis padres. Ahora que ya no están, estamos aprendiendo a querernos más y mejor, vengo de una generación que se quiso poco, y pocos fueron los abrazos. En su momento los quise como quieren los hijos, despreocupadamente y a medias. Completo ese cariño a medida que vivo y tengo otra medida de lo que fue el amor y la atención recibida. A menudo escucho el sentimiento de arrepentimiento en hijos que se lamentan por no haberlos querido más y mejor. Yo digo que nunca es tarde, también que no somos culpables por no haber sabido querer como merecían y seguramente esperaban; esto es una escuela, siempre estamos aprendiendo y siempre estamos a tiempo de quererlos, de alguna manera están, yo así lo siento "no todos son igual de expresivos", hay que bajar el ruido y conectar con el corazón para escucharlos y poder hablar y decirles lo que no les dijimos, yo por ejemplo les digo que los siento muy cerca del corazón, y ellos me responden lo mismo. Mis padres me dieron todo lo que tenían, de la mejor manera que supieron y sabían. De ese sentimiento salió este poema.




                                                                                                A mis padres


CUENTAS PENDIENTES

Con mis padres tengo
una deuda de cariño
que pago
a plazos vencidos;
ellos ya no están
aquí conmigo.
De tanto en tanto
siento un abrazo
con acuse de recibo
en una voz
pegada a mi oído
que me dice:
deuda satisfecha,
atendida:
cambio.

Elena


jueves, 5 de diciembre de 2019

NADA TUVE, NADA QUIERO



                                                        Sesión  KARMELO C.IRRIBARREN


Despidiendo al tío Vicente

Fue durante su entierro
que se acercó un familiar,
me dio dos besos
y me enseñó una fotografía
que llevaba en su mano:
son tus abuelos:
paternos,
me aclaró.
Mentiría si dijera
que no sé lo que sentí.

Fue como cuando alguien
te ofrece algo viejo 
que perdiste hace
mucho tiempo
         y no estás seguro
de querer recuperar.

Elena


lunes, 2 de diciembre de 2019

SALVAR LOS SUEÑOS


Autor Edward Fairburn



SALVAR LOS SUEÑOS


Hoy
me desperté
adolescente,
caprichosa y rebelde,
con la extrañeza
del que vuelve a casa
después de un viaje:
nunca somos los mismos
al regreso.
No se de donde vengo.
Pido cuentas al espejo;
me equivoco de persona,
la despido y me regreso
al paraíso de mi cama
a descansar la mirada:
un mal de ojos me ataca
con recuerdos inútiles y viejos,
más intacto deja el vacío
de los sueños,
para aquellos que aún
no despertaron.

Muchas son
las cosas
que la nieve blanca de los años
nos esconde:
cuando el corazón
echa cuentas,
no le salen las letras.

Son los sueños
los que nos salvan
de la mirada gélida y adusta,
                por eso yo, los abrigo,
por eso yo los despierto.

Elena Larruy

sábado, 30 de noviembre de 2019

VIVO EN CASA DE MI GATO

Una vez tuve una gata, se llamaba Nuca, era como describe el poema, pero mucho más traviesa que no cuento, y no fue la única, varios fueron los gatos y gatas que tuvimos cuando criábamos hijos. Los gatos murieron, los hijos se hicieron mayores y fueron dejando el hogar, luego vinieron los nietos, como caídos del cielo, el mejor de los regalo. Ellos, la música y los gatos abrigan los corazones en el invierno, cuando se siente el frío y la nieve blanca cae sobre la edad.



                                                                                                  
Para Mía Huguet la gatita que ya es una gata


PARAMIAHU
mi música predilecta.

Me gusta su distinción,
sus rasgos felinos
su trato justiciero
acariciar su pelo fino,

sus andares elegantes
su manera de esperarme
y ajustarse a mi regazo,
cuando a mi costado se tumba
y ronronea: me gusta,
o cuando se pone zalamero
y remolón
y para mi hace la croqueta
y de repente brinca
a esconderse
en el primer cajón que encuentra.

Me acomodo
a su vivir independiente,
lo mismo que él hace al mío,
nunca inoportuno,
al contrario, me gusta la caricia
que me dice:

¡tú me gustas!.

A veces es engreído
ufano y altanero,
así: también lo quiero.

De su higiene y de su pelo
se ocupa con esmero,
afila sus uñas en un madero.

Algo exquisito en la comida:
come bien y poco,
si se indigesta: toma hierba
en su maceta y ayuna.

Políticamente incorrecto,
inadecuado a las visitas,
no se anda con chiquitas:
si le gustas, te acaricia con su lomo
si no, huye sin titubeos.

Cuando el radar de su cola
lo pone en guardia,
porque atisba un peligro:
arquea el lomo
huyendo a toda prisa
con los pelos en punta
y un soplido muy
pero que muy furo.

Más si de amores se trata
visita otras casas
en busca de gatas.
Maltrecho y despeinado,
a su regreso
no hay reproches ni enfado
bajo este techo,
para este amor correspondido
que cuida y protege
que acompaña y abriga
que asiste y reconforta
en la mejor medida,

que me espera cada día
al volver a casa.

¡Créeme!
¡Hazme caso!:

Deja que te adopte un gato.

Elena Larruy

miércoles, 27 de noviembre de 2019

ECOS DE HORROR Y CÁNTICOS COTIDIANOS




Este poema es un trabajo que Sara, la profesora de literatura, nos pidió en el taller de poesía al que asisto. Propuso crear una poesía a partir del poemario Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, y así lo intenté, inspirándome en otra ciudad  Bangkok, de donde acababa de regresar de unas vacaciones y había observado el mismo feroz capitalismo y la misma explotación humana que el poeta Granadino vió en Nueva York. Después de horas de intento frustrado, de ensuciarlo con datos y hojarasca de escaso valor poético, acabé abandonándolo.
En otra sesión la propuesta era construir otro poema de carácter cotidiano, en un  lenguaje coloquial inspirado en el poema Un jueves telefónico, de otro García: Montero. Este parecía más fácil, o así me lo pareció. De manera que atendiendo las propuestas y la pauta sugerente que nos acababa de dar, en el sentido de que hiciéramos que los poemas dialogaran, me puse en ello.
Y como a menudo pasa componiendo, se parte de una idea y el poema toma el mando para llevarte donde él quiere. Así fue en esta ocasión, y no solo eso sino que al final concluí que estaba matando  "dos pájaros de un tiro", aunque yo diría que a uno más que matarlo lo herí: dando así por terminados mis dos trabajos, lo que se dice "un dos por uno".


ECOS DE HORROR Y CÁNTICOS COTIDIANOS

Sobre las seis y media me despierto
con una idea fija en la cabeza
"hacer que dialoguen los  poemas",
que nos dijo Sara en la clase.

Con trazo indolente
retomo el mío, a medio hacer.
Un río aceitoso lo atraviesa;
entre sus lodos mugrientos
mis versos náufragos, en Bangkok.

Al otro lado,
en un clic de pestaña:
otra frontera, otro estado, otro tiempo.
Federico me espera en Nueva York
a orillas del Hudson, atrincherado
con sus vacas patos y corderos.

Millones de insectos sin alas
de apariencia frágil y humana
circulan con atropello
por las calles de Bangkok:
cemento y rascacielos:
"en tres de ellos cabe mi pueblo"
que diría el de Fuente Vaqueros.
Con sangre de coco y arroz
colonias de hormigas
del mismo aspecto,
malviven en Tailandia,
en una vasta explotación
implacable y desalmada.
Rama X:
el dueño del gran hato,
el reyezuelo explotador
ambicioso y malvado,
que reduce cabezas,
y "hace argamasas de adobe gris
con los cuerpos"
con las que construye fortuna
y casas.

Mientras voy y vengo,
-entre desventura y desgana-,
enhebrando estrofas
y descosiendo versos,

por una ventana emergente
asoma Arturo: El Cid de las letras.
El periodista muestra
una historia que me atrapa:
le digo que sí,
que me voy con él a su casa.

Cuenta
que estando en Sevilla
y volviendo al Hotel
de Las Teresas, de tomar unas tapas,
se cruzó con Espartaco,
que los dos se fundieron
en un gran abrazo,
que sin ser amigos,
periodista y torero
se tenían  cariño:
que es hombre bueno
el de Espartinas,
humilde, cumplidor
y de buen trato.

Hace unos años
se enroló con su cuadrilla
dos semanas,       
para hacerle un reportaje.
Juntos recorrieron kilómetros,
por pueblos, ventas y plazas.
Una noche oscura
sentados en un porche,
el matador, al oído, le contó
una nefasta tarde de corrida:
de esas que en la plaza te gritan:
¡cobarde! ¡estafador! ¡sinvergüenza!

No lograba al toro, clavar el estoque.

En la barrera, la voz angustiada
de Alejandra, su hija,  en brazos de la madre
le gritaba al padre: ¡Vámonos a casa papá!

Una cortina de agua corría por sus ojos,
al astado morlaco no veía,
y se dijo: ¡o me mata o lo mato!

¡Y fue el toro el que derramó su sangre!
para que la hija volviera a casa
con el padre.

Conmovida por la historia
que acababa de leer
y antes del adiós
me cuenta Pérez Reverte
que le ha cambiado la mirada
que hace años que no pisa un tendido:
le mando mi ovación
desde la barrera de mi casa
y mientras aplaudo
oigo extrañada una voz
que al otro lado me grita:
 ¡traidora!
            ¡vuelve a casa conmigo
y acaba ya la faena! ¡Ingrata!

y me voy, me vuelvo,
me cambio ya de tendido,

me voy con Federico
al otro lado del Hudson.

Elena


El poema acabó siendo un relato vertical, que  me dejó la satisfacción del esfuerzo y del intento. Ese es mi mérito, y no otro. 
  



Poemas de referencia:

Un poeta en Nueva York de Federico García Lorca












Caricatura de Luis García Montero



martes, 29 de octubre de 2019

NO QUIERO


Retrato de Dora Maar-Picasso

En memoria de la poeta ANGELA FIGUERA AYMERICH y su poema No Quiero


La comprensión es una calle de doble sentido.
 Eleanor Roosevelt


No quiero
que haya miedo en las calles,
que se incendien ni  bañen de sangre
que dueños tengan los países
que las razones no sean plurales.

No quiero
que la tierra se cuartee
que el dinero gobierne este patio
que el que más tenga, mande
que monte un negocio de clones:
que los programe.

No quiero
memorias enmohecidas
no quiero siglas serviles
no quiero  consignas de arrastre
no quiero barcos sin vela
no quiero vela sin luz, sur sin norte
vida sin arte.

No quiero
que al suicida no se le abrace
no quiero un niño sin padres
no quiero al que no desaprende
no quiero al hombre ignorante.

No quiero vivir sin belleza

No quiero el dominio de nadie.

Elena



martes, 15 de octubre de 2019

SER LA DUEÑA DE UN TIEMPO QUE SE ACABA


El valor del hombre para no ser destruido,
puede ser vencido pero no derrotado.
Cicerón




SER LA DUEÑA DE UN TIEMPO QUE SE ACABA

Atravesar el crepúsculo
con sueños desarmados,                                     
reconocer el error
y enmendarlo,
levantar la cabeza,
ver crecer la luna
y mientras pasa
                     colorear recuerdos.

Recoger la mirada,
disfrutar de la música,
de la buena letra
de las manos que la acompasan.
Alterar el orden de las horas,
ser la dueña de un tiempo
que se acaba.
Dar al  corazón tribuna,
quitarle hierro y espesura:
avivar su tempo.

No existir a medias,
en memorias de condenas
y de ausencias, de dictados
que gobiernan la conciencia,
de duelos ya llorados,
y versos cansados
de rimar tristezas.

Cuanto más se del mundo,
cuanto más del hombre
y la razón que lo ordena,
mayor es mi arresto.
La verdad en mi boca
se hace pequeña;
un feroz desencanto crece
y en la garganta deja
el sabor amargo de un fermento.

"Apenas siento el corazón"
ni el cauce que hacia el tuyo
lleve el mio. Seré vencida, sí,
más nunca derrotada,
en las horas de la edad que pasa,
de un tiempo que se aleja
sin nada mio.


Elena Larruy


miércoles, 11 de septiembre de 2019

UN BYPASS PARA LA POESÍA



Juan Gelman

Entre los adelantos médicos figuran
el by-pass para que siga el corazón,
el láser para entrar a la vesícula
por un agüjerito, y
muchos otros que empujan al cuerpo
contra lo desconocido.
Esta semejanza de la vida
provoca el llanto de la razón.
Nadie estudia los nervios
de la estupidez, las arterias
del mal, la médula del dolor, los huesos
de tanta angustia que gira por ahí
con trazado oscilante.
Hay quien dice que es inútil
porque no hay remedios,
no hay farmacias del alma.
Hay quien dice que esta noche
es igual a todas las noches.
Pero en esta noche canta
lo que nunca tendremos
y el pasado es un canario ciego
que te había visto.
En el vacío de tu imagen
estaba el ancho sol.

Juan Gelman   A Mara






LA POESÍA QUE LIBERA EL ALMA
 POR CRISTINA DOMENECH

lunes, 9 de septiembre de 2019

CUANDO LA SANGRE SE ENFRÍA

Autor Aurelio Huguet

"NO HE FRACASADO, HE ENCONTRADO DIEZ MIL FORMAS QUE NO FUNCIONAN"
THOMAS EDISON


Cada mañana al despertar veo pasar el día por mi ventana y contemplo a mis sesenta y algo un paisaje distinto: como el resto de mortales, soy sutilmente diferente con cada experiencia, con cada día que pasa. El mundo se pasea indiferente a mi mirada cansada, al sentimiento otro con que lo observo. Me saluda, se para un punto y se va: yo respondo ¡buenos días mundo!, aunque no me lo parezca y, disimulo y sonrío aún sin  motivos, porque pese a todo desinterés y apatía por mi persona yo sí lo admiro:  me parece extremadamente bello. Es desde esas dos miradas existenciales que recibo al día unas veces sin paisaje alguno -como cristal empañado- y no alcanzo a ver más que un reflejo desolado con sus marcas de agua. Contemplo en mi cara un desierto árido y desesperanzado mientras pienso qué haré de comer o qué noticia buena me alegrará la mañana. Apuro mi primer café, busco entre los poetas y encuentro en ellos el aliento que necesito, también el alimento perfecto para saciar mis vacíos. Tomo notas en mi agenda también vacía, organizo la semana de insustancias letales, barro pensamientos basura: corrijo sus letras torcidas, salgo a la terraza buscando una señal en mis macetas, indicios de actividad en el cielo,  resurrecciones de muertos, brillos de materia inerte despertando de su letargo. Pienso en la familia, en mis padres,  en la luz de mis pequeñas nietas, necesito sus sonrisas... mi otro alimento. Me esfuerzo en quitarle hierro a la vida cuando se pone fea. Otros día más que veo pasar las nubes de largo sin ningún atisbo de culpa. El sol a lo suyo: calienta, busca acomodo en mi piel y me hace un guiño esta vez: ¡eh Elena!... ¡reinicia!. ¡Elena despierta!

Elena



Pasan las horas de la edad florida
como suele escribir renglón de fuego
cometa por los aires encendida.

Viene la edad mayor, y viene luego,
tal es su brevedad, y finalmente
pone templanza el varonil sosiego.

Mas cuando un hombre de sí mismo siente
que sabe alguna cosa, y que podría
comenzar a escribir mas cuerdamente,

ya se acaba la edad y ya se enfría
la sangre, el gusto, y la salud padece
avisos varios que la muerte envía.

De suerte que la edad, cuando florece,
no sabe aquello que adquirió pasando,
y cuando supo más, desaparece.

LOPE DE VEGA a Don Juan de Urguijo
Epístola XIX (fragmento)

lunes, 2 de septiembre de 2019

AGRADECIDA

Marc Chagall

Agradezco a la sombra del árbol, al caudal manso del río antes de la helada, a la clara luna de esta noche que me acompaña, a los rojos y amarillos oxidados que alfombraran el invierno cuando fermente este verano que ya pasa. Mientras eso ocurre, vivo y olvido, estoy algo cansada. Amanezco en cada madrugada en compañía de Saramago, Pessoa y la Wislawa, amigos poetas que me acompañan en esta travesía adulta de regreso a casa. Otra es la mirada, otras las manos maestras que toman mi hombro y me guían, que ponen palabras y sentimientos a la música que suena dentro de mi. Estoy al sol que más calienta, el que más luz me manda: la poesía. Todos tenemos algo que contar al oído que nos quite peso y gravedad, pero sobre todo todos tenemos mucho que agradecer a la vida. Me gusta como lo hace Girondo en este sencillo poema, a modo de oración. Para el mi agradecimiento ¡gran poeta! y para todas aquellas personas buenas y agradecidas que mejoran la vida con las pequeñas acciones, que se rodean siempre de gente buena, de cosas buenas y de poesía. Gracias






Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.

Oliverio Girondo,
agradecido.


A ti también


lunes, 26 de agosto de 2019

LOS DOS SILENCIOS DE OLGA OROZCO

Hay dos clases de silencio: está el silencio de la pausa, es decir el silencio del vacío, que puede darse por muchas razones. Y está el silencio de la plenitud, que siempre es aparente (enseguida sientes que lo tienes que llenar con algo nuevo).

OLGA OROZCO


Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero.
Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe,
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas,
la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre alucinaciones,
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer.
Mi historia está en mis manos y en las manos con que otros las tatuaron.
De mi estadía quedan las magias y los ritos,
unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor,
la humareda distante de la casa donde nunca estuvimos,
y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me conocieron.
Lo demás aún se cumple en el olvido,
aún labra la desdicha en el rostro de aquello que se buscaba en mí igual que en un espejo de sonrientes praderas,
y a la que tú verás extrañamente ajena:
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo.
Ella hubiera querido guardarme en el desdén o en el orgullo,
en un último instante fulmíneo como el rayo,
no en el túmulo incierto donde alzo todavía la voz ronca y llorada
entre los remolinos de tu corazón.
No. Esta muerte no tiene descanso ni grandeza.
No puedo estar mirándola por primera vez durante tanto tiempo.
Pero debo seguir muriendo hasta tu muerte
porque soy tu testigo ante una ley más honda y más oscura que los cambiantes sueños,
allá, donde escribimos la sentencia:
“Ellos han muerto ya.
Se habían elegido por castigo y perdón, por cielo y por infierno.
Son ahora una mancha de humedad en las paredes del primer aposento”.




ENTRE PERRO Y LOBO

Me clausuran en mí.
Me dividen en dos.
Me engendran cada día en la paciencia
y en un negro organismo que ruge como el mar.
Me recortan después con las tijeras de la pesadilla
y caigo en este mundo con media sangre vuelta a cada
lado:
una cara labrada desde el fondo por los colmillos de la
furia a solas,
y otra que se disuelve entre la niebla de las grandes
manadas.
No consigo saber quién es el amo aquí.
Cambio bajo mi piel de perro a lobo.
Yo decreto la peste y atravieso con mis flancos en llamas
las planicies del porvenir y del pasado;
yo me tiendo a roer los huesecitos de tantos sueños
muertos entre celestes pastizales.
Mi reino está en mi sombra y va conmigo dondequiera
que vaya,
o se desploma en ruinas con las puertas abiertas a la
invasión del enemigo.
Cada noche desgarro a dentelladas todo lazo ceñido al
corazón,
y cada amanecer me encuentra con mi jaula de obediencia
en el lomo.
Si devoro a mi dios uso su rostro debajo de mi máscara,
y sin embargo sólo bebo en el abrevadero de los
hombres un aterciopelado veneno de piedad que raspa
en las entrañas.
He labrado el torneo en las dos tramas de la tapicería:
he ganado mi cetro de bestia en la intemperie,
y he otorgado también jirones de mansedumbre por trofeo.
Pero ¿quién vence en mí?
¿Quién defiende de mi bastión solitario en el desierto, la
sábana del sueño?
¿Y quién roe mis labios, despacito y a oscuras, desde
mis propios dientes.




CORRE SOBRE LOS MUELLES

Hace ya muchos años que corres dando tumbos por estos laberintos
y aún ahora no logro comprender si buscas a borbotones la salida
o si acudes como un manso ganado a ese último recinto
donde se fragua el crimen con las puertas abiertas.
Sólo sé que me llevas a cuestas por este mapa al rojo que anticipa el destino
y que acato las tablas de tu implacable ley
bajo el hacha de un solo mandamiento.
Hemos firmado un pacto de guardianas en esta extraña cárcel que remonta en la noche la corriente,
más abiertas que un faro,
y no importa que a veces me arrebaten las sombras de otros vuelos
o que te precipites con un grito de triunfo en el cadalso.
Porque al final de cada deserción estamos juntas,
con una llaga más, con un vacío menos,
y pagamos a medias el precio del rescate para seguir hirviendo en la misma caldera.
Pero ¿quién rige a quién en esta enajenada travesía casi a ras del planeta?
¿Quién soy, ajena a ti, en este visionario depósito de templos sobre lunas
y jardines errantes sobre arenas?
¿Dónde está mi lugar entre estas pertenencias
por las que me deslizo como la nervadura de un escalofrío?
En cada encrucijada donde escarbo mi nombre compruebo que no estoy.
¡Sangre insensata, sangre peligrosa, mi sangre de sonámbula a punto de caer!
No juegues a perderme en estas destilerías palpitantes;
no me filtres ahora con tu alquimia de animal iniciado en todos los arcanos
ni me arrojes desnuda e ignorante contra el indescifrable grimorio de los cielos,
porque tú y yo no somos dos mitades de una inútil batalla,
ni siquiera dos caras acuñadas por la misma derrota,
sino tal vez apenas una pequeña parte de algún huésped sin número
y sin rostro que aguarda en el umbral.
¡Vamos, entonces, sangre ilimitada, sangre de abrazo, sangre de colmena!
Envuélveme otra vez en esa miel caliente con que pegas los trozos de este mundo
para erigir la torre:
tu Babel de un vocablo hasta el final.
Has fundado tu reino en la tormenta,
bajo el ala inasible de una desesperada y única primavera.
Has acarreado herencias, combates y naufragios insolubles
como el cristal azul de la memoria en la sal de las lágrimas.
Has apilado bosques, insomnios y fantasmas embalsamados vivos
en estas galerías delirantes que solamente se abren para volver a entrar.
Has hurgado en la lumbre de la fiebre y el ocio
para extraer esa tinaja de oro que irremediablemente se convierte en carbón.
Has encerrado el mar en un sollozo y has guardado los ojos del abismo vistos desde lo alto del amor.
Vestida estás de reina, de bruja y de mendiga.
Y aún sigues transitando por esta red de venas y de arterias,
bajo los dos relámpagos que iluminan tu noche con el signo de la purificación,
mientras arrastras fardos y canciones lo mismo que la loca de los muelles
o igual que una inmigrante que se lleva en pedazos su país,
para depositar toda tu carga de pruebas y de errores a los pies del gran mártir o el pequeño verdugo:
ese juez prodigioso que bajó al sexto día,
que está sentado aquí, a la siniestra, en su sitial de zarzas,
y que será juzgado por vivos y por muertos.




CUENTO DE INVIERNO

Nadie me desmintió la primavera, ni el ardor de las ascuas, ni el oro de la fiesta.
Pero hace muchos años que habito en esta choza en medio del bosque,
donde las ramas hablan sin motivo, los silencios son crueles
y en los sueños más bellos se cobijan los lobos.
Tal vez sea la casa de la bruja, o quizás la posada de las ánimas.
No lo sé; lo he olvidado
como se olvida uno las luces y las sombras de costumbre,
o acaso me confunda con el rincón para las penitencias o con el apeadero de los vientos.
Aquí los días tiemblan, tormentosos, porque les temen a las noches;
nunca se asoma el sol, siempre acosado por los largos colmillos del invierno,
y todo cuanto amé se disolvió en las nubes
o me fue arrebatado por unas alas pálidas que llegan y se van
y en cuyas duras plumas se guarece tal vez la eternidad.
¿Cómo llegué a esta cueva sin calor y sin misericordia?
No he dejado guijarros ni migajas de pan como señales de luz para el regreso.
¿Y hacia dónde volver, si todos los caminos me devuelven aquí, como en los laberintos de los niños perdidos?
Aunque quizás no vuelva de nuevo a este lugar sólo porque algún vértigo me aspire,
sino porque lo llevo adherido a mis pies, a mi propia condena.
Lo anticipó la niebla girando con mi paso en el jardín;
lo anunciaba el reflejo de esta casa todavía remota en el estanque;
lo confirma el chirrido de tu llave en la puerta del oxidado amanecer,
cuando ya te aproximas, cuando ya me olfateas, cuando llegas.
Sí, tú, la enemiga invisible con corazón de perro,
sombra de cuervo, rastro de serpiente;
la voraz que consume un poco cada día esta mano que asomo a través de la jaula,
a través de mi cuento, hasta el otro final



MUJER EN SU VENTANA

Ella está sumergida en su ventana
contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino, definitivamente
inalterable desde ahora
como el mar en un cuadro,
y sin embargo el cielo continúa pasando con sus
angelicales procesiones.
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como
si nada,
y alguien en cualquier parte levantará su casa
sobre el polvo y el humo de otra casa.
Inhóspito este mundo.
Aspero este lugar de nunca más.
Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la
noche.
-¿O acaso será un dios que cae agonizando sobre el
mundo?
Pero nadie lo ha visto, nadie sabe,
ni el que va creyendo que los lazos rotos nacen
preciosas alas,
los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura,
aunque cada pisada clausure con un sello todos los
paraísos prometidos.
Ella oyó en cada paso la condena.
Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en
su ventana,
la simple arquitectura de la sombra asilada en su piel,
como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio,
un adiós,
hubieran sido el verdadero límite,
el abismo final entre una mujer y un hombre.


jueves, 22 de agosto de 2019

FRACASAMOS SIN HACER RUIDO



“Escribir poesía es un acto de felicidad y también un tormento. Puede llegar a ser una desesperación. Si uno está satisfecho con el resultado, puede llegar a ser un estado de exaltación, como un estado de gracia.”  Joaquin Giannuzzi




Poesia seleccionada de Joaquin Giannuzzi


Paisaje Urbano

Con mis piernas surcadas por una especie de fracaso placentero


y una perspectiva de huesos lentos,

desde la ventana del bar contemplo esta furiosa esquina

donde los átomos se han enloquecido

y se cruzan interminables ríos de motores.

He aquí el mundo

componiendo una música tan excesivamente humana

que un accidente no modificaría la situación.

Yo bebo una cerveza y me pregunto

si valía la pena, si necesitábamos este tumulto,

si este vértigo de la materia triturada es digno de nuestra fe.

Me pregunto también

si está incubando un orden distinto, una desconocida naturaleza,

donde puedan instalarse los jardines

que giran prisioneros por mi cerebro irritado.





Por Alguna Razón

Compré café, cigarrillos, fósforos.

Fumé, bebí

y fiel a mi retórica particular

puse los pies sobre la mesa.

Cincuenta años y una certeza de condenado.

Como casi todo el mundo fracasé sin hacer ruido;

Bostezando al caer la noche murmuré mis decepciones,

escupí sobre mi sombra antes de ir a la cama.

Esta fue toda la respuesta que pude ofrecer a un mundo

que reclamaba de mí un estilo que posiblemente no me

correspondía.

O puede ser que se trate de otra cosa. Quizás

hubo un proyecto distinto para mí

en alguna probable lotería

y mi número no salió.

Quizá nadie resuelva un destino estrictamente privado.

Quizás la marea histórica lo resuelva por uno y por todos.

Me queda esto.

Una porción de vida que me cansó de antemano,

Un poema paralizado en mitad de camino

hacia una conclusión desconocida;

un resto de café en la taza

que por alguna razón

nunca me atreví a apurar hasta el fondo.





Apuntes de Época

Frecuencia de tiroteos

En las inmediaciones de nuestro cuerpo.

Las noches llegan como amenazas secretas.

Explosiones, aullidos de ambulancias y neumáticos,

pasos que se precipitan.

Espasmos de una agitación avanzada.

La vieja época

pierde el ritmo cardíaco, boquea

en el estanque seco de su propia historia.

Detrás de las puertas

cerradas a doble llave, pasador y moral sin dientes

todo el mundo conteniendo el aliento.

Timbales y música a volumen crítico.

El baile de los muchachos

del otro lado de la pared.

Desde aquí no hay mucho que explicar:

acumulo muecas, examino ideologías

pero en conjunto ignoro

si son libres o felices,

qué heroísmo reclaman, qué sueños conciben.

A veces hay un accidente en el tocadiscos

y entonces los muchachos

con puños y pies golpean las paredes

para escapar de estos tiempos difíciles y oscuros.





“la poesía señala resistencia, siempre va a contrapelo de lo convencional, de ciertos códigos. Apunta siempre a la verdad, a la verdad profunda del mundo.”

domingo, 18 de agosto de 2019

EL ARTE DE LOS EXCLUIDOS

M.Teresa Leon


Suele decirse de ciertos poetas que son raros, señalando su extrema originalidad. Pero me atrevo a pensar que los auténticos raros son los que pertenecen a las mayorías mudas y silenciosas, que jamás se ajustan a la supuesta moneda corriente, es decir, a los códigos de circulación social santificados como potables, como decentes, como maduros, y duramente atrincherados para evitar cualquier fisura, para evitara movimientos que impliquen transformación, cambio. Se abre la puerta a esta rareza sólo cuando supone que va a rendir plusvalía, cuando puede convertirse en dinero. Entonces simultáneamente se la congela, se paraliza su poder disruptivo, es la tragedia de casi todas las vanguardias. Por eso creo que el arte que más habla es el que va detrás de la gente, no adelante. Todas las grandes revueltas, ásperas, tormentosas y con hondura lírica o paródica, las lleva a cabo esta mayoría silenciosa, rara, y peligrosa para los que se arrogan el poder de controlarla, expresando necesidad, rompiendo el corsé asfixiante de lo establecido.

Anotaciones del libro La pequeña voz del mundo de la poeta Diana Bellesi




NACE EL POETA CON LA MANO HERIDA
Un poema de Teresa Gracia

Nace el poeta con la mano herida
porque a ras de la palma le han cortado
el cordón en los dedos enredado
con que a su madre musa estuvo unida.

Pero se mueve en el papel caída
dejando siempre por el mismo lado
en filial obediencia a un dictado
la señal de que va perdiendo vida.

Sólo un brazo en el cuerpo la protege
y se la lleva al alma, cuna y tumba
donde entrará también cuando sucumba

el puño que en los versos entreteje
golpes contra el barrote de la pluma
que a la pena mayor, la cárcel suma.

jueves, 11 de julio de 2019

SABINA Y POESÍA PARA TODOS

La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura.
Joaquín Sabina

Para los que viven sin patria ni dueño y para los que en verano prefieren el tango y morir bailando





Sabina Joaquín, CAMBIA VERSOS POR PENAS


martes, 25 de junio de 2019

CUANTO MÁS PEQUEÑO EL CORAZÓN, MÁS ODIO ALBERGA







El odio, un poema de Wisława Szymborska

Contemplad, que activo sigue siendo,
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza afronta los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.

No es como otros sentimientos.
Es más viejo y más joven que ellos al mismo tiempo.
Él mismo crea las razones,
que lo despiertan a la vida.
Si se queda dormido no es nunca el suyo un sueño eterno.
El insomnio no le quita fuerza, antes se la da.

Con religión o sin ella,
lo importante es arrodillarse en la salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es lanzarse a correr.
Para empezar no está mal eso de la justicia.
Después ya corre solo.
¡Odio! ¡Odio!
Su rostro lo desfigura una mueca
de éxtasis amoroso.

¡Ay, estos otros sentimientos,
enclenques e indolentes!
¿Desde cuando la fraternidad 

puede contar con las multitudes?
¿Alguna vez la compasión
ha llegado la primera a la meta?
¿Cuántos admiradores arrastra tras de si la incertidumbre?
Arrastra sólo el odio, que sabe lo suyo.

Lúcido, inteligente, muy trabajador.
Hace falta decir cuantas canciones ha compuesto.
Cuántas páginas de la historia ha numerado.
Cuántas alfombras de gente ha extendido.
en cuántas plazas, en cuántos estadios.

No nos engañemos:
sabe crear belleza.
Son espléndidos sus resplandores en la oscuridad de la noche.
Estupendas las humaredas de sus explosiones de destellos rosados.
Difícil negar a unas ruinas su pathos
y el vulgar humor
de unas columnas vigorosamente erectas entre ellas.

Es  maestro del contraste
entre el estrépito y el silencio,
entre la roja sangre y la blanca nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el tema de un torturador impecable
sobre su victima mancillada.

Listo en todo momento, para nuevos quehaceres.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
y él, sólo él, mira al futuro
confiado.

Traducción de David Carrion Sánchez



A propósito del odio



Cuanto más pequeño es el corazón más odio alberga. Victor Hugo

Cuídate de que nadie te odie con razón. Marco Poncio Catón

Más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor. Jacinto Benavente

Cuando nuestro odio es demasiado profundo nos colocamos por debajo de aquellos a quienes odiamos. François de la Rochefoucauld

El odio es un borracho al fondo de una taberna que constantemente renueva su sed con la bebida. Charles Baudelaire

Basta que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera. Jean Paul Sartre

No honres con tu odio a quien no podrías odiar con tu amor. Friedrich Hebbel

Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen a alguien que está dentro de nosotros. Hermann Hesse

Yo estaba dispuesto a amar al mundo, pero nadie me entendía, así que aprendí a odiar. M. Lermontov

Si las masas pueden amar sin saber porqué, también pueden odiar sin mayor fundamento. Willian Shakespeare





El odio lleva a las tragedias, el alma necesita venganza para satisfacer sus ansias, sus deseos más bajos. El odio es la otra cara del amor, forma parte de la dualidad natural y humana de la vida. Amor y odio pertenecen a una misma naturaleza, solo que se encuentran en extremos opuestos, lo mismo que el frío y el calor: los distancia su grado. A la pregunta qué clase de amor es el de las personas que no odian: se podría pensar que pequeño, templado... Me respondo que satisfecho pero también incompleto; odia el que ama, ama el que primero ha sido amado y lo hace en el mismo grado y medida. Si el amor fuera tan perfecto y elevado estaría integrado en una única unidad, no existiría el odio. Mientras recorremos ese largo camino imaginemos un mundo perfecto, donde los extremos se tocan y unen sus polos equilibrando fuerzas y templanzas... ¡imaginemos! Vamos, vamos. 
                                                                                                    Elena



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