Este poema dedicado a mi amiga Rosa es un tributo a la amistad, a la de ahora y a la de siempre. A todas aquellas amigas que un día fueron importantes, incluso a las que sin serlo desaparecieron y nos marcaron otros caminos. A las nuevas que nos encontraron o se dejaron encontrar y hoy tenemos el placer de disfrutar. Gracias a todas por los momentos extraordinarios que vivimos juntas: riendo, compartiendo tristezas y apoyándonos, y por todas aquellas historias que nos quedan por vivir. Recuerdo con cariño remoto algunas con las que ya no mantengo relación pero a las que sigo queriendo de alguna manera. Hoy cumple años Rosa, una de mis amigas más entrañable, un alma noble, una mujer sin tiempo y sin edad, una de esas personas que sabe querer porque se quiere así misma y porque sabe vivir en el presente: despierta y con alegría, disfrutando cada momento, sin apegos ni edulcorantes, agradeciendo siempre a la vida y a sus amigos. Yo tengo el placer de compartir muchos momentos con ella; me siento afortunada de quererla y sentirme querida por ella, de tener alguien que me escucha y con quien poder hablar; por extraño que parezca, hablar de otra cosa que no sea del tiempo y de banalidades se ha convertido en una extraña rareza humana.
![]() |
| Nos conocimos pasados los treinta pero siempre tuvimos la sensación que nuestra amistad venía de lejos |
y pensé en ti,
tienen tu color
tú transparencia
y tú brillo.
Encontré esta vela
que también contiene tu llama.
Como el azar encuentra lo suyo
encontré este corazón
que lleva tu sello,
y me dije:
le haré un bizcocho,
lo perfumaré de jengibre y canela
de harina tamizada, como a ti te gusta,
fundiré chocolate -del ochenta-
para vestirlo de fiesta.
Encontré este sobre
y mi corazón me dijo:
pon dentro la vela
y un poema sin azúcar,
que celebre la vida
y la edad sin tiempo,
como a ti te gusta.
Encontré este verso
sin techo,
y lo robé para ti:
"eres mi lugar de acogida preferido".
Y por eso te bendigo
te quiero

