lunes, 17 de febrero de 2020

A PESAR DE LA HUMEDAD



Un texto breve en forma de prosa poética inspirado en otro de la poeta aragonesa Olga Bernad



Edward Fairburn



"A pesar de la humedad, el ruido, el debate político, el humo negro de los coches,  la alarma china, el todo vale en  los medios, los árboles desnudos del parque, el pesar de los tristes,  las fachadas desconchadas con las meadas de los perros, la alegría fingida del tendero, las horas huyendo en desbandada, la vecina chismosa con la que acabo de cruzarme; salgo de mi casa, saludo al día,  atravieso la calle, doblo la esquina y camino por la ciudad como si llevara puesta una hoguera, en medio del frío.
"Vivir me gusta. No lo niego"
Elena Larruy
  

viernes, 7 de febrero de 2020

DESDE EL BANCO DE LA RESERVA, REFLEXIONES


Muchos son los sinsabores y quebrantos que padres y madres mayores sufren de los hijos adultos cuando estos están creciendo y madurando.  Muchos los hijos que en ese despertar a la frustración y discurrir por la vida, entre desencantos y entresijos, encuentran en los padres el blanco perfecto donde descargar la batería de insatisfacciones y de rabia. Frustraciones naturales de un desorden generacional que necesita su tiempo para ser entendido, procesado y disculpado, cuando no perdonado.


Corazones tendidos al sol desangrándose

Hablo del hijo intolerante que ya no atiende la voz de la madre o el consejo del padre, que los mira con desatino y desprecio, que tiende a reprochar, a ridiculizar, que se aleja. Cuando esto ocurre y nos ponemos en la piel de la madre que ha protegido y amado y lo sigue haciendo  -sin que eso la convierta en inocente ni perfecta- entendemos su dolor y su silencio, su prudencia. La mente pertinaz se flagela y le habla inútilmente a un corazón herido que no atiende razones. Cuando los padres fallan a los hijos que han hecho su crianza lo mejor que han sabido, y les han dado los medios para hacer de ellos personas sanas y rectas, no hay culpables, aunque el corazón así lo sienta.

¿Quién puede causar dolor sin antes haberlo sufrido? ¿Quién puede recibirlo sin antes haberlo dado?:  el dolor y las heridas son  inevitables al discurrir de la vida. Todos en algún momento somos víctimas y verdugos, de un sistema que nos culpa y encadena. Es natural que de padres a hijos se transmitan imperfecciones cuando criamos y educamos a nuestros menores. Esto es una gran escuela, aquí estamos todos aprendiendo y, todos lo hacemos de manera incompleta, cada uno en el contexto que le toca vivir. Se entiende que en la juventud cuando se produce el mayor despertar a la vida adulta, se produzcan enfrentamientos y rechazos con los padres, incomunicación,  enfrentamientos, incomprensión y como consecuencia, la insatisfacción. 

Cuando los padres nos hacemos mayores seguimos aprendiendo; la madurez nos enseña a interpretar las experiencias vividas de manera diferente, con una mirada más expandida, más comprensiva y dispuesta al entendimiento, aunque a efectos prácticos sirva en ocasiones de poco,  porque a ojos de la sociedad se van reduciendo, son menos escuchados, se les concede menor crédito. ¿Qué injusta realidad, verdad?. Cuando uno más sabe y está más preparado para aportar a la comunidad va y lo trasfieren a la reserva, al banco de los olvidos. Podría parecer una zona de confort pero no lo es, yo la llamo la zona peligrosa, porque la invisibilidad produce atropellos que los invalida, que los deja frágiles y vulnerables como pañuelos de papel. Es un hecho que pocos los miran y menos los ven. Por eso las personas adultas necesitan tanto de la comprensión y los afectos,  la gratitud y el cariño de los próximos, especialmente de los hijos, y como no, siempre del aprecio y del respeto.  

Hay padres y madres mayores, mentalmente muy jóvenes, mucho más jóvenes que la edad que tienen sus hijos, por su manera de estar y de pensar. La mayoría de hijos esto no lo entienden, porque no lo han vivido todavía. En este poema de la poeta nicaragüense Gioconda Belli, La madre de mis hijas se refiere a sí misma como "ella",  una extraña, una perfecta desconocida a la mirada de sus hijos, condenada a la clandestinidad y la incomprensión. De eso habla este poema. 
A muchas madres les resultará familiar alguno de sus versos. A aquellas que dándolo todo, ya adultas,  aún conservan la melena de leonas. 

  


LA MADRE DE MIS HIJAS

  
La madre de mis hijas,

la del pelo de leona
una mujer niña
que padeció largos dolores de crecimiento
que, a la par de ellas,
-no antes-
conoció la poesía, el desafío,
el olor a aceite de fusil
la textura irregular
de las granadas de fragmentación.

La madre de mis hijas
tan preocupada siempre
por ser feliz
por no dejarse escatimar el día;
las que les pintó las cunas y el cuarto
con colores sicodélicos
-la cuna de Melissa, la cama de Maryam
naranja brillante-
ella que descubrió la piel escurridiza del tiempo
la infidelidad, el escondite
y que les lloraba en el pecho
-hija de las hijas-
ensimismada en sus cosas
llevándolas de un lado a otro
como paquetes
apurada y sin tiempo
para detenerse y jugar.

La madre de mis hijas
huyendo de ellas
por no saber como hacer las paces con ellas
cómo evitar la quieta censura
el reclamo en los ojos;
la que les escribió poemas de amor
para los días cuando la entendieran,
cuando el resentimiento
no les hiciera mella.

La madre de mis hijas
empecinada en vivir una vida
que valiera la pena
para que ellas al menos dijeran
"Esto, aquello, permanece
No en vano la extrañamos."

La madre de mis hijas
contempla la sólida nobleza de la mayor
la tenaz perseverancia de la segunda
la rebelde independencia de la tercera
ve tres mujeres florecidas
en ruta cierta al esplendor
ve a las que son madres
entregarse rotundas al oficio de los hijos
y piensa
que entre todo lo que hizo mal
o dejó de hacer
algo haría bien,
algo.


Giconda Belli

martes, 4 de febrero de 2020

PARA EL CUATRO DE MARZO




Unos se medican con chocolate, yo como dice la imagen: escribiendo.



PARA EL CUATRO DE MARZO    

Se aceptan flores
chocolate y halagos,
palabras cariñosas
que no sean corrientes
ni de diario.

Se aceptan mensajes
en los espejos,
en la nevera
o en la tapa del inodoro
que digan un te quiero,
como: cuando lees a Pessoa
mientras me afeito
sentada en la taza
también te prefiero.

Se aceptan perfumes
sonrisas, libros, abrazos
te quieros sinceros
cumplidos atinados,
sin milongas de la edad
la salud o el peso.

Que los de Amazon
dejen un regalo,
también se acepta.

De los sin palabras del mundo,
que son unos cuantos,
se aceptaría una letra de Machado
unos versos de Sabina
una señal de humo
o un poema robado.

Y para acabar el pedido:
pido besos en línea
abrazos en remoto
poesía a quema ropa:
pago en diferido
extiendo cheques
letras y pagarés a corto plazo. 

Del resto
aceptaré lo que venga,
pero eso será otro día
y a portes pagados.

Elena Larruy



Un guiño a Luis Alberto de Cuenca cuyo título de su libro de poesía: Se aceptan cheques, flores y mentiras  ha inspirado este poema: Para el cuatro de Marzo



lunes, 3 de febrero de 2020

DESCRIPCIÓN DE LA MENTIRA



Este fragmento pertenece a uno de los libros más impactantes de la poesía española de finales de los setenta, Descripción de la mentira, de Antonio Gamoneda.





El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.
El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,

y no acepté otro valor que la imposibilidad.

Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,

escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;

escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que quedaba de mí;

escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,

y no pude resistir la perfección del silencio.

No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí:

han venido otra vez como líquenes inevitables.

La fermentación del verano se introduce en mi corazón y mis manos se deslizan cansadas en la lentitud.

Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire;

sin osamenta ni tránsito, como si consistieran únicamente en el contenido de mis ojos, en la unidad de mis palabras, en el espesor de mis oídos.

Son obedientes y yo siento su reunión como una salud que se refugia en la oscuridad.

Es una amistad dentro de mí mismo;

es un estambre urdido por manos que son suaves en el interior de los días.

Ahora es verano y me proveo de alquitranes y espinas y lápices iniciados,

y las sentencias suben hacia las cánulas de mis oídos.

He salido de la habitación obstinada.

Puedo hallar leche en frutos abandonados y escuchar llanto en un hospital vacío.

La prosperidad de mi lengua se revela en cuanto fue olvidado durante mucho tiempo y sin embargo visitado por las aguas.

Éste es un año de cansancio. Verdaderamente es un año muy viejo.

Éste es el año de la necesidad.

Durante quinientas semanas he estado ausente de mis designios,

depositado en nódulos y silencioso hasta la maldición.

Mientras tanto la tortura ha pactado con las palabras.

Ahora un rostro sonríe y su sonrisa se deposita sobre mis labios,

y la advertencia de su música explica todas las pérdidas y me acompaña.

Habla de mí como una vibración de pájaros que hubiesen desaparecido y retornasen;

habla de mí con labios que todavía responden a la dulzura de unos párpados.


miércoles, 29 de enero de 2020

COMO A TI TE GUSTA

Este poema dedicado a mi amiga Rosa es un tributo a la amistad, a la de ahora y a la de siempre. A todas aquellas amigas que un día fueron importantes, incluso a las que sin serlo desaparecieron y nos marcaron otros caminos. A las nuevas que nos encontraron o se dejaron encontrar y hoy tenemos el placer de disfrutar. Gracias a todas por los momentos extraordinarios que vivimos juntas: riendo, compartiendo tristezas y apoyándonos, y por todas aquellas historias que nos quedan por vivir. Recuerdo con cariño remoto algunas con las que ya no mantengo relación pero a las que sigo queriendo de alguna manera.  Hoy cumple años Rosa, una de mis amigas más entrañable, un alma noble, una mujer sin tiempo y sin edad, una de esas personas que sabe querer porque se quiere así misma y porque sabe vivir en el presente: despierta y con alegría,  disfrutando cada momento, sin apegos ni edulcorantes,  agradeciendo siempre a la vida y a sus amigos. Yo tengo el placer de compartir muchos momentos con ella; me siento afortunada de quererla y sentirme querida por ella, de tener alguien que me escucha y con quien poder hablar; por extraño que parezca, hablar de otra cosa que no sea del tiempo y de banalidades se ha  convertido en una extraña rareza humana.   


Nos conocimos pasados los treinta
pero siempre tuvimos la sensación
que nuestra amistad venía de lejos


 COMO A TI TE GUSTA

Encontré estas copas
y pensé en ti,
tienen tu color
tú transparencia
y tú brillo.

Encontré esta vela
que también contiene tu llama.

Como el azar encuentra lo suyo

encontré este corazón
que lleva tu sello,
y me dije:
le haré un bizcocho,
lo perfumaré de jengibre y canela
de harina tamizada, como a ti te gusta,                                        
fundiré chocolate -del ochenta-
para vestirlo de fiesta.

Encontré este sobre

y mi corazón me dijo: 
pon dentro la vela
y un poema sin azúcar,                      
que celebre la vida
y la edad sin tiempo,
como a ti te gusta.

Encontré este verso
sin techo, 
y lo robé para ti:
"eres mi lugar de acogida preferido".

Y por eso te bendigo
te quiero
y te celebro. 
Clinc-.

Elena Larruy






viernes, 24 de enero de 2020

EN VOZ BAJA

Anudarse la corbata  es ponerse cada día el rostro que no toca



Poesía de Carlos Nadal Gaya
En voz baja



Anudarse la corbata
tiene sus riesgos.
Parecer por ejemplo,
no un correcto ejecutivo,
sino un viejo en abandono
que ni se sabe ausente.
Ser uno de tantos en la calle,
visto por mucha gente
sin merecer su mirada.

Anudarse la corbata
es ponerse cada día
el rostro que no toca,
darse el nombre con
el que no te bautizaron.
Hacerlo con voz y mano ajenas
y ni siquiera verlo.



Hemos de esforzarnos
cada instante para ser
pensables, presentables
como si el hecho de estar
visibles no fuera suficiente.

Fugaz, la imagen
nos hace y nos deshace.
Un otro agazapado,
sin lugar desde donde
hacerlo, nos mira
con ojo frío y neutro.



Instalarse a gusto en la vida,
sentir como me hace suya,
segura y lenta, en
retorno suave a las manos
prometidas, al respirar pautado,
a los labios de origen.

Habituarme al vivir,
a su cadencia, a la manera
que tiene de permanecer e irse.
Habituarme a la vida,
que se me haga costumbre,
paisaje y compañía compartidos.
Vida para hacerme en ella,
para hermanarme conmigo
y el entorno.

Después cerrar los párpados
y entrar en la cámara oscura
donde la vida y yo dejamos
de ser nombrables.



Dad una máscara al hombre y os dirá la verdad.
Oscar Wilde

lunes, 20 de enero de 2020

TÚ, MI CASA






TÚ, MI CASA


Me invitaste a bailar en Febrero,
eran fiestas de San Blas.
Subí a tu pueblo a encontrarte;
de entre muchos te elegí,
tù, no viniste a buscarme.

De haber llevado traje de luces
no me habrías gustado,
como tampoco me atrajo,
tu pelo leonado
ni tu americana de pana.

Me distraje en tu cabeza,
en la onda expansiva de su alcance.
Dabas el perfil: de frente y de costado,
y me puse para ti interesante:
leona, financiera, frambuesa, chocolate.

En una de esas vueltas
al volante de mis curvas veinteañeras
me dijiste: sube, te llevo a casa,
y juntos nos fuimos
al paraíso, en un seiscientos.

Nos costó llegar,
un viejo motor agonizante
nos tiraba a cada paso
por empinadas vueltas de montaña,
a cuatro grados bajo cero,
y a cien kilómetros de casa.

Aquella noche aciaga,
salvando obstáculos y vallas,
una estampida de caballos
atravesó mi pecho,
y fue en ese instante ecuestre
que supe,

que ibas a ser mi casa
y yo... tu gata.

Elena Larruy




lunes, 13 de enero de 2020

DIVAGANDO POR LA RED


DIVAGAR POR LA RED ME PRODUCE BIENESTAR PSICOLÓGICO


Busco a Carmen Posadas en la revista digital XLSemanal que sigo, me interesa un relato suyo que leí donde hablaba de sus dos horribles defectos -aprendo con ello- no de sus imperfecciones, quiero decir, si no de su manera de contarlo y de su experiencia. Me cuestiono los míos, dudo sobre si son confesables, me quedo divagando mientras la mirada más abajo se queda y clica en otro título de la misma "Un relato de grandeza y Odio", repaso antes su cara y constato la timidez de la que ella misma habla. El relato en cuestión recoge la visión del hispanista francés Bernard Vincent, cito texto: "la leyenda negra insistió mucho en los procesos de la inquisición y en la suerte reservada a los indios de América" también en el cómo y cuándo se fabrican los tópicos románticos más arraigados, de los que dice tienen las sombras muy alargadas y pone el claro ejemplo de la visión que desde fuera se tiene de España con el flamenco, los toros y las sevillanas; no, no es mi tema, pero acabo la lectura, ya he contado que es un ejercicio de observación y aprendizaje autodidacta. A continuación y a pie de página tropiezo con la frugalidad de un sandwich, receta del famoso cocinero Martín Berasategui, por el que no tengo especial simpatía, por un asunto familiar, pero me interesa su bocata de jamón ibérico y mozzarella, me llama la atención la pasta verde con la que está untado el pan de molde, así que meto la nariz en la receta y  voy directamente a la vinagreta, porque de eso se trata de una mezcla con nada menos que doce ingredientes, doce, ganas me da de retirarme pero me quedo enganchada en el perifollo, del que no se nada, y me digo: si lleva alcaparras, perejil, y cebollino entre otras ¿Qué necesidad hay del perifollo?, que viene a ser otro perejil, en fin demasiada complicación para un tentempié, pero me quedo con la idea, me gusta la cocina y los pequeños detalles que mejoran su presentación y la diferencian, mientras esto pienso voy desplazando el mouse hacia abajo y me encuentro con la foto de Serena Willians, la tenista con su flamante esposo, no logro ver la fecha de la publicación, si se casó hoy o anteayer, las entradas de estas revistas tienen la fea costumbre de no datarlos; el reportaje cuenta un cotilleo, que no se casa por dinero, que la brillante deportista cuenta y amasa una gran fortuna. Como va de deportistas aparece Conchita Martínez, otra tenista, para más detalle, de Monzón mi pueblo.  Esta no amasa fortuna, dice tener lo suficiente para poder vivir, si quisiera, sin dedicarse a lo que le gusta, el mundo del tenis. Conozco a sus padres, de los que habla ampliamente, me interesa saber todo lo que cuenta, pues aunque ella no lo sabe nos criamos en diferente tiempo pero en el mismo espacio, su padre y el mío trabajaban en la misma empresa y las dos empezamos de pequeñas jugando en la misma pista de tenis, que veíamos desde la ventana de la cocina de nuestras casas,  en la que ella forjó su sueño y sin ser el mío también jugué como aficionada al tenis. Me ha gustado recordar sus muchos logros deportivos, entre los que se encuentra el prestigioso torneo de Wimbledon que ganó en el año 1994 y que tuve la fortuna de disfrutar. Cuando dejó la competición, de manera voluntaria, se dedicó a entrenar a otras tenistas, cosa que aun hace, a dirigir torneos, clubes y eventos tenísticos, creo su propio club y llegó a ser la capitana de las selecciones españolas masculina y femenina de tenis. Desde muy pequeña tuvo el sueño de llegar a conquistar esas pistas, y ya lo creo que lo consiguió. 
Un día más me percato de esta manera mía, nada particular,  de distraerme por la red como el que sale de casa de paseo y va tomando calles según le va apeteciendo a su capricho, como a salto de rana. Cuando esto ocurre tengo dos maneras de salir, casi siempre opto por la segunda, la marcha atrás, o sea no tomo el atajo de salida directo sino que vuelvo por las páginas que visité, de manera que repaso y me quedo muchas veces, no todas, con un recorte, una imagen, una frase o un momento a conservar. Y de nuevo aparecen los mismos personajes, otros nuevos que paso de largo, el sandwich del cocinero hasta llegar de vuelta a Carmen Posadas que me recuerda la motivación inicial que me llevó a preguntarme por dos de mis principales defectos, y no sé por dónde empezar; la excesiva  divagación quizá, por venir a cuento, aunque piense lo mismo que piensa la periodista, que son los defectos los que le ayudan a buscar fortalezas. Miro la hora, una alarma me avisa desde la cocina que es hora de abandonar el paseo, el arroz de la paella me espera y se pasa, y mis defectos no, ellos siempre tienen y tienden a la espera. Así que si os parece otro día os los cuento. 

                                                                    Elena Larruy 

viernes, 10 de enero de 2020

LA RESPUESTA DE UN ESPEJO VICTORIANO

HUMOR POÉTICO

Ilustradora Maggie Taylor



LA RESPUESTA
(de un espejo Victoriano ¿que cabe esperar?)

Que extraño mirar el mío
cuando me asomo al espejo:
se produce un desafío.

Una intrusa con cara de pocos amigos
aparece al frente, me mira, la miro
me observa sin clemencia.

Con gesto de desprecio
respondo a su mirada fiera
severa y sentenciosa:
Yo, no soy tú, le digo,
¡que soy otra!
¿De donde has salido
con esa pinta de antigua
y esa cara de boba?

¡Hasta luego M.Carmen!
y me marcho ligerita,
como la chica de treinta y cinco:
justo los años que tengo.

        ¡Ahí te quedas tú solita!
¡Suéltate el pelo! ¡Pestañea!
¡Sacúdete la naftalina!
¡Pierde unos kilitos!
y, ¡regresa al baúl
de donde has salido!.

Le doy la espalda, engreída,
y a la vuelta de la esquina
cuando creo que nadie me mira,
día y hora pido al peluquero
... y al oculista.

Una voz en GPS
saliendo de un globo sonda
sigue mi rastro,
me persigue,
no consigo despistarla ¡Dios!

¡y no me dice la idiota!:
            En el psiquiatra
Elena, también gradúan la vista.

Elena



jueves, 2 de enero de 2020

CERRANDO EL AÑO




CERRANDO EL AÑO
(Tarde de fiesta en Las Arenas)


En la esquina de Plaza España con Cruz Cubierta

un joven latino toca una guitarra,


música festiva se abre paso

entre viandantes y turistas.

A su frente unas fuentes y un palacio,


a la derecha mi casa;

sobre la escena urbana

un cielo azul claro,

hasta la barrera.


Camino hacia Las Arenas, 


ultimando unas compras,

no hay avisos ni carteles

sobre el tendido,

hoy no es tarde de corrida,

ningún sacrificio en el ruedo,

avanzan las saetas 

con la única amenaza

de acabar con el año. 

Brillos de fiesta, alegría y bullicio,

de rojo encendido

se viste la gente 

para recibir el nuevo año.

En la terraza de un burladero

me saluda un vecino,

toma pan, jamón y una caña

charlamos de la gente 

de las luces de la plaza.
¡Ostrás!

¡Se me olvidan las uvas!,

vuelvo a por ellas,

buen rollo en el super,

encuentro a otro amigo

me invita a un nespresso

hablamos de los hijos,

del mil hojas de foie con mango

que preparé para la cena, 

de que este año

tomará las uvas en otra mesa.


Los buenos deseos chispean,

burbujea la tarde,

las campanas

entrenan alegres sus cuartos.

Cenar con la familia

reír,  besar, abrir regalos,

jugar con mis nietas,

en mi falda la más pequeña.


Mientras por la ventana se descuelga venus,

la luna la festeja

y en ese instante de gloria

siento que soy otra

feliz hasta el último tendido,

ya suenan los avisos, visito la capilla,

me encomiendo y rezo.


Esto de ser feliz trae consecuencias.


Elena  Larruy

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