Si queréis reducir el consumo de azúcar refinado porque lo consideráis un exceso calórico sin ningún aporte nutricional -el caso de la sacarosa-, o por ser un excitante innecesario -especialmente en el caso de los menores- os contaré como lo logré yo con los cafés.
El primer paso es absorber una mínima cantidad de café sin azúcar.
- la boca se impregna del sabor amargo-
Acto seguido poner al café el 50% de azúcar de la cantidad habitual.
- os aseguro que os sabrá estupendo-
Dejar pasar diez días, hasta acostumbraros a tomarlo con esta cantidad reducida de azúcar.
El día once vuelve a repetir la operación, desde el paso uno: Toma un sorbo sin azúcar.
A continuación pon solo la mitad de ese 50% y dejas pasar otros diez días. Aquí ya estarás tomando solo la cuarta parte del azúcar que consumías al inicio.
Y así hasta la tercera vez, que ya no pondrás y, si tan imposible te resulta, intenta reducirla al mínimo.
Haz lo mismo con las infusiones y especialmente con el baso de leche de tu hijo.
Y si te gusta hacer repostería -la mayoría de recetas con un contenido muy elevado de azúcar- reduce la cantidad un 20%. Tu postre saldrá igual de delicioso y tu salud te lo agradecerá.