jueves, 26 de diciembre de 2019

UNA SONRISA PARA MARTINA

























Improviso un poema y un bizcocho,
mientras busco unas palabras
y encuentro una vela
que devuelvan la sonrisa a Martina.

¿Estás ahí?, le pregunto en un WhatsApp
en el rellano enfrente de casa
¿Puedo pasar?  «dale»
 me responde en «argentino».

Me invita a un macchiato y a un abrazo,
celosa la perra toma  mi falda.
Me cuenta que habló con su hija en Rosario
y que no para de llorar.

Hablamos de La Navidad, de mi Blog, de Darío
de los hidrolatos y las esencias
de la vicepresidenta argentina
y de lo sola que está.

¡Tomé un enfado bravo!
mira vos que me contó Victoria...
En Febrero agarro un billete
y me presento en Rosario.

El asunto se pone feo.
Le doy un giro al asunto.
Me intereso por el tipo
que la invitó a cenar el sábado,
me muestra perfil y foto,
le digo lo que pienso: «un básico»

Me devuelve una sonrisa
de oreja a oreja
y me contesta: a  mí el que me conviene
es el flaquito, de la escalera de al lado,
el de la bici:
parece un buen tipo.

¿Sabés vos de quien  hablo?
De otro «fondo de armario»
Se peta de la risa
Hazme caso, Martina
mejor que tener un ropero
es estar sola. 

Elena


2 comentarios:

  1. Y así entre llanto y risa se va forjando una amistad entrañable...gracias Elena

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  2. Yo también la siento así Adriana, creo que Lila estará de acuerdo. Muchas gracias
    por tu visita.

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