Improviso un poema y un bizcocho,
busco unas palabras
y una vela
que devuelvan la sonrisa a Martina.
¿Estás ahí?, le pregunto en un Whatsapp
a tres pasos de casa.
¿Puedo pasar? «dale»
Me invita a un macchiato y un abrazo,
celosa la perra toma mi falda,
me cuenta que habló con su hija en Rosario
y que no para de llorar.
Hablamos de La Navidad, de mi Blog, de Darío
de los hidrolatos y las esencias
de la vicepresidenta argentina
de lo sola que está.
¡Tomé un enfado bravo!
mira vos que me contó Victoria...
En Febrero agarro un billete
y me presento en Rosario.
Me intereso por el tipo
que la invitó a cenar el sábado,
me muestra perfil y foto,
le digo lo que pienso: «un básico»
Me devuelve una sonrisa
y me contesta: a mí el que me conviene
es el flaquito, el de la escalera de al lado,
el de la bici,
parece un buen tipo.
¿Sabés vos de quien hablo?
De otro «fondo de armario» Martina.
Se peta de la risa a la cuestión que le planteo
¿no es mejor estar sola que con un ropero?.
Elena
parece un buen tipo.
¿Sabés vos de quien hablo?
De otro «fondo de armario» Martina.
Se peta de la risa a la cuestión que le planteo
¿no es mejor estar sola que con un ropero?.
Elena
Y así entre llanto y risa se va forjando una amistad entrañable...gracias Elena
ResponderEliminarYo también la siento así Adriana, creo que Lila estará de acuerdo. Muchas gracias
ResponderEliminarpor tu visita.