Por encima de los gobiernos y de las autoridades políticas están las élites de poder dominante que controlan la riqueza del mundo. Ellos crean las reglas y estrategias necesarias para debilitar y esclavizar a grupos humanos y mercados y satisfacer así su codicia. Disponen de poderosas herramientas y estructuras especializadas para llevar a cabo sus planes, manipulando la información en las plataformas mediáticas, con la mentira, la desinformación y las corrientes de humo para desviar atenciones. Intervienen y distraen mentes y voluntades, individuales y colectivas, crean corrientes de opinión en grupos sociales, actúan con falacias y artimañas en sectores productivos industriales de grandes empresas y multinacionales. Cuentan con información y conocimientos privilegiados que les da su condición de poder, con un dominio absoluto de tácticas y estrategias de juego.
Individuos sin alma y sin duda los máximos responsables de la ignorancia, la miseria y de la extrema pobreza de 1.300 millones de personas. Así actúan, y estas son sus reglas.
E.l.
* * *
Hubo un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los grupos de élites que los controlan no consideraban necesario alistarse en guerras de desinformación.
La propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. Las reglas se imponían mediante la amenaza de confiscar la propiedad y la ejecución de cualquiera que se apartara de la rígida estructura sociopolítica. Los que tenían información teológica, metafísica o científica fuera de la visión colectiva, convencional y programada del mundo eran torturados o asesinados. Las elites se guardaban la información para sí mismas y eliminaban los restos del reconocimiento dominante, a veces durante siglos antes de que se volvieran a descubrir.
Con la llegada del antifeudalismo y, lo que es más importante, el éxito de la Revolución Estadounidense, los elitistas ya no pudieron dominar la información con el filo de la espada o el cañón de un fusil. El establecimiento de repúblicas, con su filosofía de gobierno abierto y de gobierno por el pueblo, obligó a las minorías aristocráticas a urdir maneras más sutiles de obstruir la verdad y mantener así su control sobre el mundo sin exponerse a la retribución de las masas. Así nació el complejo arte de la desinformación.
Se refinó y perfeccionó la técnica, la “magia” de la mentira. La mecánica de la mente y el alma humana se convirtió en una interminable obsesión para la clase dirigente.
Hubo un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los grupos de élites que los controlan no consideraban necesario alistarse en guerras de desinformación.
La propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. Las reglas se imponían mediante la amenaza de confiscar la propiedad y la ejecución de cualquiera que se apartara de la rígida estructura sociopolítica. Los que tenían información teológica, metafísica o científica fuera de la visión colectiva, convencional y programada del mundo eran torturados o asesinados. Las elites se guardaban la información para sí mismas y eliminaban los restos del reconocimiento dominante, a veces durante siglos antes de que se volvieran a descubrir.
Con la llegada del antifeudalismo y, lo que es más importante, el éxito de la Revolución Estadounidense, los elitistas ya no pudieron dominar la información con el filo de la espada o el cañón de un fusil. El establecimiento de repúblicas, con su filosofía de gobierno abierto y de gobierno por el pueblo, obligó a las minorías aristocráticas a urdir maneras más sutiles de obstruir la verdad y mantener así su control sobre el mundo sin exponerse a la retribución de las masas. Así nació el complejo arte de la desinformación.
Se refinó y perfeccionó la técnica, la “magia” de la mentira. La mecánica de la mente y el alma humana se convirtió en una interminable obsesión para la clase dirigente.
El objetivo era maligno, pero socialmente radical; en lugar de gastar la imposible energía necesitada para dictar la forma misma y la existencia de la verdad, permitirían que se fuera al garete, oscurecida en una niebla de datos manipulados. Envolverían la verdad en un nudo gordiano de desorientación y maquinación tan estudiada que se sentirían seguros de que la mayoría de la gente se iba a rendir, renunciando mucho antes de llegar a terminar de aclarar el engaño. El objetivo no era destruir la verdad, sino ocultarla a plena vista.
En nuestros tiempos y con métodos cuidadosamente preparados este objetivo generalmente se ha cumplido. Sin embargo, estos métodos tienen debilidades inherentes. Las mentiras son frágiles. Requieren constante atención para mantenerlas vivas. La presentación de una sola verdad puede desgarrar todo un océano de mentiras, evaporándolo instantáneamente.
En este artículo, examinaremos los métodos utilizados para fertilizar y promover el crecimiento de la desinformación, así como cómo identificar las raíces de la desinformación y cortarlas efectivamente, aniquilando todo el sistema de falacias de una vez por todas.
Métodos de desinformación en los medios
Los medios dominantes, otrora encargados de la tarea de investigar la corrupción gubernamental y de mantener bajo control a los elitistas, se han convertido en nada más que una firma de relaciones públicas para funcionarios corruptos y sus manipuladores globalistas. Los días del legítimo “periodista de investigación” han pasado hace tiempo (si existieron algún día) y el propio periodismo se ha convertido en un rancio charco de así llamados “editorialistas televisivos” que tratan sus propias infundadas opiniones como si fueran hechos confirmados.
La apropiación elitista de noticias ha estado ocurriendo en una u otra forma desde la invención de la máquina impresora. Sin embargo, los primeros métodos de desinformación en los medios fructificaron verdaderamente bajo la supervisión del magnate de la prensa William Randolph Hearst, el cual creía que la verdad era “subjetiva” y estaba sujeta a su interpretación personal.
Algunas de las principales tácticas utilizadas por los medios dominantes para engañar a las masas son los siguientes:
Grandes mentiras, retractaciones insignificantes: las fuentes mediáticas dominantes (en especial los periódicos) son tristemente célebres por la publicación de noticias deshonestas y no fundamentadas en su primera plana, y por retractarse tranquilamente en la última página cuando son atrapados. En ese caso, la intención es introducir la mentira en la consciencia colectiva. Una vez que la mentira termina por salir a la luz, ya es demasiado tarde y una gran porción de la población no se dará cuenta o no se interesará cuando se conozca la verdad.
Fuentes no confirmadas o bajo control presentadas como hechos: las noticias por cable citan a menudo información de fuentes “anónimas”, fuentes gubernamentales que tienen interés propio o un plan obvio, o fuentes de “expertos”, sin suministrar el punto de vista de un “experto” alternativo. La información suministrada por estas fuentes no suele estar respaldada por otra cosa que la fe ciega.
Omisión calculada: conocida también como “selección a gusto” de datos. Una simple información o ítem raíz de la verdad puede descarrillar toda una noticia de desinformación y, por lo tanto, en lugar de mencionarla simplemente pretenden que no existe. Cuando se omite el hecho la mentira puede aparecer como si fuera enteramente racional. Esta táctica también se utiliza ampliamente cuando agentes de desinformación y periodistas corruptos participan en debates abiertos.
Distracción y elaboración de relevancia: a veces la verdad llega a la consciencia pública a pesar de todos los intentos de los medios por enterrarla. Cuando esto ocurre su único recurso es intentar cambiar la atención del público y distraerlo as de la verdad que estaba a punto de llegar a comprender. Los medios lo logran mediante la “sobre-información” respecto a un tema que no tiene nada que ver con los problemas más importantes de la actualidad. Irónicamente, los medios pueden tomar una historia sin importancia e informar sobre ella ad nauseam, ¡llevar a que muchos ciudadanos asuman que porque los medios no se callan, tiene que ser importante!
Tácticas deshonestas de debate: a veces, personas que realmente se preocupan por la búsqueda media de honradez e información legítima basada en hechos se abren paso y aparecen en la televisión. Sin embargo, pocas veces se les permite compartir sus puntos de vista o conocimientos sin que tengan que imponerse contra un muro de engaños y propaganda cuidadosamente articulada. Como los medios saben que perderán credibilidad si no permiten de vez en cuando que se pronuncien invitados con puntos de vista opuestos, preparan y coreografían debates especializados en la televisión en ambientes altamente restrictivos que ponen al invitado a la defensiva y hacen que le resulte difícil comunicar claramente sus ideas o hechos.
Los eruditos de la televisión suelen estar entrenados en lo que se llama comúnmente “Tácticas Alinsky”. Saul Alinsky fue un relativista moral y un campeón de la mentira como instrumento por el “bien común”; esencialmente, un Maquiavelo de nuestros días. Sus “Reglas para radicales” debían servir supuestamente para activistas de base que se oponían al establishment y subrayaban el uso de cualquier medio necesario para derrotar a la oposición política. ¿Pero es verdaderamente posible derrotar a un establishment construido sobre mentiras, utilizando mentiras aún más perfeccionadas o sacrificando la propia ética? En realidad, sus estrategias constituyen el formato perfecto para instituciones y gobiernos corruptos a fin de desviar el disenso de las masas. Actualmente, las reglas de Alinsky las utiliza más el establishment que los que se le oponen.
La estrategia de Alinsky: ganar a cualquier precio, aunque haya que mentir
Gobiernos y especialistas de la desinformación en todo el mundo han adoptado las tácticas de Alinsky, pero son más visibles en los debates en la televisión. Aunque Alinsky sermoneó sobre la necesidad de la confrontación en la sociedad, sus tácticas de debate están realmente pensadas para esquivar una confrontación real y honesta de ideas opuestas mediante trucos escurridizos y desviaciones. Las tácticas de Alinsky, y su usanza moderna, se pueden resumir como sigue:
1) El poder no es solo el que posees, sino el que los adversarios creen que posees.
Vemos esta táctica en muchas formas. Por ejemplo, presentar el propio movimiento como dominante y al oponente como marginal. Convencer al oponente de que su lucha es fútil. El lado opuesto puede actuar de modo diferente o incluso dudar sobre si actuar, sobre la base de su percepción de tu poder. ¿Cuán a menudo hemos oído lo siguiente: “El gobierno tiene drones depredadores? Ya no hay nada que hacer…”. Es una proyección de invencibilidad exagerada hecha para provocar la apatía de las masas.
2) Cuando sea posible, aléjate de la experiencia de tus adversarios.
No te involucres en un debate sobre un tema que no dominas tan bien o mejor que el lado opuesto. Si es posible, llévalo a una situación semejante. Ándate por la tangente. Busca modos de aumentar la inseguridad, la ansiedad y la incertidumbre en el lado opuesto. Esto se suele utilizar contra entrevistados involuntarios cuyas posiciones se ajustan para ser sesgadas en los programas de noticias de cable. Se pilla al entrevistado por sorpresa mediante argumentos aparentemente irrelevantes que se ve obligado a encarar. En la televisión y la radio, esto también sirve para perder tiempo de transmisión a fin de impedir que el objetivo exprese su propia posición.
3) Obliga a tus adversarios a ajustarse a sus propias reglas.
El objetivo es atacar la credibilidad y reputación del oponente mediante acusaciones de hipocresía. Si el táctico logra atrapar al oponente auqneu sea en el menor error, crea una oportunidad para más ataques y distrae de la cuestión moral más amplia.
4) El ridículo es el arma más poderosa del hombre.
“Ron Paul es un chalado”, “Los partidarios del oro están locos”, “Los constitucionalistas son extremistas marginales”. Es casi imposible rebatir el ridículo sin fundamento porque tiene la intención de ser irracional. Enfurece a la oposición, que entonces reacciona en tu propio beneficio. También funciona como un punto de presión para obligar al enemigo a hacer concesiones.
5) Una táctica no es buena si la gente no obtiene placer al aplicarla.
La popularización del término “Teabaggers” [denominación burlesca para partidarios del grupo político Tea Party enEE.UU., N.d.T.] es un ejemplo clásico; se impuso porque la gente parece creer que es ingenioso y les gusta decirlo. El mantener puntos de conversación simples y divertidos ayuda a que tu lado se mantenga motivado y a que vuestras tácticas se propaguen autónomamente, sin instrucción o aliento.
6) Una táctica que se practica demasiado tiempo se agota.
Ved la regla Nº 5. No os convirtáis en noticias viejas. Si mantenéis frescas vuestras tácticas, es más fácil mantener activa a vuestra agente. No todos los agentes de la desinformación son pagados. Los “idiotas útiles” tienen que ser motivados por otros medios. La desinformación dominante cambia a menudo de velocidad de un método al siguiente y de vuelta.
7) Mantened la presión con diferentes tácticas y acciones, y utilizad todos los eventos del período para vuestros propósitos.
Tratad continuamente de usar algo nuevo para desequilibrar al lado opuesto. Cuando éste domine un tema, atacadlo desde el flanco con algo nuevo. Nunca hay que dar al objetivo la posibilidad de descansar, reagruparse, recuperarse o cambiar de estrategia. Hay que aprovechar los acontecimientos actuales y sesgar sus implicaciones para apoyar vuestra posición. Nunca hay que desperdiciar una buena crisis.
8) La amenaza aterroriza más que la acción misma.
Esto corresponde a la Regla Nº 1. La percepción es realidad. Permitid que el lado opuesto gaste toda su energía a la espera de un escenario insuperable. Las calamitosas posibilidades pueden envenenar fácilmente la mente y llevar a la desmoralización.
9) La ley principal de táctica es el desarrollo de operaciones que mantengan la presión constante sobre el adversario.
El objetivo de esta presión es obligar al lado opuesto a reaccionar y cometer los errores que son necesarios para el éxito final de la campaña.
10) Si impones una negativa lo suficientemente dura y profundamente, se convertirá en lo contrario.
Como instrumentos del activismo de base, las tácticas de Alinsky se han utilizado históricamente (por ejemplo, por movimientos sindicales o especialistas en operaciones clandestinas) para obligar al lado opuesto a reaccionar con violencia contra activistas, lo que lleva a la simpatía popular por la causa de los activistas. Actualmente, movimientos de base y revoluciones falsas (o cooptadas) utilizan esta técnica en debates así como en acciones callejeras planificadas y rebeliones (considerad Siria cómo un ejemplo reciente).
11) El precio de un ataque exitoso es una alternativa constructiva.
No hay que permitir que el enemigo consiga ventajas porque uno se encuentra ante una solución para el problema. Hoy en día, esto se utiliza a menudo de modo ofensivo contra activistas legítimos, como los oponentes a la Reserva Federal. Quejaos de que vuestro oponente solo “señala los problemas”. Exigid que ofrezca no solo “una solución” sino La solución. Obviamente nadie tiene “la solución”. Cuando no logre producir el milagro que solicitasteis, descartad todo el argumento y todos los hechos que ha presentado como injustificados.
12) Escoged el objetivo, congeladlo y polarizadlo.
Separad la red de apoyo y aislad el objetivo de la simpatía. Los partidarios del lado opuesto se desenmascararán ellos mismos. Atacad a individuos, no a organizaciones o instituciones. Se hiere más rápido a la gente que a las instituciones.
La próxima vez que veáis un debate en MSM, observad cuidadosamente a los expertos y probablemente veréis que muchas, si no todas, las estrategias mencionadas se utilizan frente a algunos individuos ingenuos que tratan de decir la verdad.
Métodos de desinformación en internet
Trolls en Internet, conocidos también como “afiches pagados” o “blogueros pagados” son creciente y abiertamente utilizados tanto por corporaciones privadas como por gobiernos, a menudo con propósitos de mercadeo o de “relaciones públicas” (Obama es tristemente conocido por esta práctica.) El “trolleo” en Internet es por cierto una industria en rápido crecimiento.
Los trolls usan una amplia variedad de estrategias, algunas de las cuales son exclusivas de internet. Éstas son solo unas pocas.
1. Haced comentarios ofensivos para distraer o frustrar: una táctica de Alinsky utilizada para emocionar a la gente, aunque es menos efectiva debido a la naturaleza impersonal de la Web.
2. Preséntate como un partidario de la verdad, luego haz comentarios que desacrediten al movimiento: Hemos visto esto incluso en nuestros propios foros – trolls se presentan como partidarios del Movimiento por la Libertad, luego colocan largas diatribas incoherentes para aparentar ser racistas o dementes. La clave de esta táctica es hacer referencias a argumentos comunes del Movimiento por la Libertad mientras al mismo tiempo se barbotean insensateces, para hacer que argumentos de otra manera válidos parezcan ridículos por asociación. Es sabido que esos “Trolls-troyanos” colocan comentarios que incitan a la violencia – una técnica que obviamente tiene el propósito de justificar las aseveraciones de propagandistas de think-tanks, que pretenden que hay que temer a los constitucionalistas como si fueran potenciales terroristas del interior.
3. Dominio de discusiones: los Trolls se interponen frecuentemente en discusiones productivas en la web a fin de apartarlas de su objetivo y frustrar a los participantes.
4. Respuestas pre-escritas: muchos trolls reciben una lista o base de datos con puntos de conversación previamente planificados, preparados como respuestas generalizadas y engañosas a argumentos honestos. Cuando las colocan, sus palabras suenan extrañamente plásticas y bien ensayadas.
5. Asociación falsa: esto funciona mano a mano con el ítem Nº 2, invocando los estereotipos establecidos por el “Troll-troyano”. Por ejemplo, calificar a los que se oponen a la Reserva Federal” de “teóricos conspirativos” o “lunáticos”; asociando deliberadamente a los movimientos antiglobalistas con racistas y terroristas internos; mediante connotaciones inherentemente negativas; y utilizando asociaciones falsas para provocar prejuicios y disuadir a la gente de examinar objetivamente la evidencia.
6. Moderación falsa: pretendiendo ser la “voz de la razón” en una discusión con partes obvias y definidas en un intento de alejar a la gente de lo que es evidentemente verídico hacia una “área gris”, en la cual la verdad se hace “relativa”.
7. Argumentos de testaferro: una técnica muy común. Aunque no lo haga, el troll acusará al lado opuesto de suscribir un cierto punto de vista y después ataca ese punto de vista. O el troll pone palabras en la boca del lado contrario y luego rechaza esas palabras específicas.
A veces estas estrategias son utilizadas por gente común y corriente con serios problemas de personalidad. Sin embargo, si se ve a alguien que utiliza frecuentemente estas tácticas, o utiliza muchas de ellas al mismo tiempo, se puede estar ante un troll de internet pagado.
Detener la desinformación
La mejor manera de desarmar a los agentes de la desinformación es conocer integralmente sus métodos. Esto nos capacita para señalar exactamente lo que están haciendo en el instante en que tratan de hacerlo. La denuncia inmediata de una táctica de desinformación mientras se está utilizando es altamente destructiva para el usuario. Hace que parezcan estúpidos, deshonestos y débiles incluso por intentarlo. Los trolls de Internet en especial no saben cómo enfrentar el hecho de que sus métodos sean desenmascarados directamente frente a sus ojos y generalmente abandonan el debate cuando ocurre.
La verdad es preciosa. Es una lástima que haya tantas personas en nuestra sociedad que perdido el respeto por ella; personas que han vendido su conciencia y su alma por recompensas financieras temporales mientras sacrifican la estabilidad y el equilibrio del resto del país al hacerlo.
La psique humana vive del aire de la verdad. Sin ella, la humanidad no puede sobrevivir. Sin ella, la especie colapsará a falta de sustento intelectual y emocional.
La desinformación no solo amenaza nuestra visión del funcionamiento de nuestro mundo, nos hace vulnerables al miedo, al malentendido y la duda, cosas todas ellas que llevan a su destrucción. Puede llevar a buenas personas a cometer terribles atrocidades contra otros o incluso contra sí mismas. Sin un esfuerzo concertado y organizado por neutralizar las mentiras producidas en masa, el futuro ciertamente será frío y sombrío.
FUENTE: proyectgoliath.wordpress.com