lunes, 6 de marzo de 2017

APRENDER A NADAR LLORANDO


Llorar, nadar entre lágrimas y salvarse a tiempo: rescatar a Scott. Llorar por las esquinas y en sus giros cambiar el gesto,  deshacerse de la  tristeza los lunes y soltarla en alcantarillas. Vaciar ... llorarle  a todo con insistencia y fiereza, como catarata y tormenta, entre pedazos rotos, donde nadie os presienta, tras las puertas de los despachos, bajo la manta de tu cama donde vives los ratos que no cuentan. Llorar: hazlo y llora como lo hace el enamorado, varado a la espera de su rescate o como  niño encurtido encarcelado  en  entraña, o si lo prefieres como puerto abandonado que nada espera.
Asiste a un curso de formación para nada callar y llorarlo todo a tiempo. Llora por todas las avenidas del dolor y también llora por gozo y agradecimiento y cuando llegues al mar y esté todo llorado, y todo esté dicho, entonces ponte a salvo.
Elena

   



Llorar a lágrima viva


Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.

Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Oliverio Girono



Girondo fue junto con Huidobro uno de los más tempranos vanguardistas de suramérica, vital, nocturno y urbano trascendió siempre en su literatura una especie de ternura desnuda, una capacidad que sin duda debió envidiar su amigo Pablo Neruda, que le dedicó un poema póstumo que termina, como no podía ser de otra manera con una lágrima:  “De todos los muertos que amé / eres el único viviente. // No me dedico a las cenizas: te sigo nombrando y creyendo / en tu razón extravagante / cerca de aquí, lejos de aquí, / entre una esquina y una ola / adentro de un día redondo / en un planeta desangrado, / o en el origen de una lágrima”.

Martín Redondo


Poema póstumo de Pablo Neruda a Oliverio





Oliverio Girondo


Pero debajo de la alfombra

y más allá del pavimento

entre dos inmóviles olas

un hombre ha sido separado

y debo bajar y mirar
hasta saber de quién se trata.
Que no lo toque nadie aún:
es una lámina, una línea:
una flor guardada en un libro:
una osamenta transparente.

El Oliverio intacto entonces
se reconstituye en mis ojos
con la certeza del cristal,
pero cuanto adelante o calle,
cuanto recoja del silencio,
lo que me cunda en la memoria,
lo que me regale la muerte,
sólo será un pobre vestigio,
una silueta de papel.

Porque el que canto y rememoro
brillaba de vida insurrecta
y compartí su fogonazo,
su ir y venir y revolver,
la burla y la sabiduría,
y codo a codo amanecimos
rompiendo los vidrios del cielo,
subiendo las escalinatas
de palacios desmoronados,
tomando trenes que no existen,
reverberando de salud
en el alba de los lecheros.

Yo era el navegante silvestre
(y se me notaba en la ropa
la oscuridad del archipiélago)
cuando pasó y sobrepasó
las multitudes Oliverio,
sobresaliendo en las aduanas,
solícito en las travesías
(con el plastrón desordenado
en la otoñal investidura),
o cerveceando en la humareda
o espectro de Valparaíso.

En mi telaraña infantil
sucede Oliverio Girondo.

Yo era un mueble de las montañas.

Él, un caballero evidente.
Barbín, barbián, hermano claro,
hermano oscuro, hermano frío,
relampagueando en el ayer
preparabas la luz intrépida,
la invención de los alhelíes,
las sílabas fabulosas
de tu elegante laberinto
y así tu locura de santo
es ornato de la exigencia,
como si hubieras dibujado
con una tijera celeste
en la ventana tu retrato
para que lo vean después
con exactitud las gaviotas.

Yo, soy el cronista abrumado
por lo que puede suceder
y lo que debo predecir
(sin contar lo que me pasó,
ni lo que a mí me pasaron),
y en este canto pasa¡ero
a Oliverio Girondo canto,
a su insolencia: matutina.

Se trata del inolvidable.

De su indeleble puntería:
cuando borró la catedral
y con su risa de corcel
clausuró el turismo de Europa,
reveló el pánico del queso
frente a la francesa golosa
y dirigió al Guadalquivir
el disparo que merecía—

Oh primordial desenfadado!
Hacia tanta falta aquí
tu iconoclasta desenfreno!

Reinaba aún Sully Prud'homme
con su redingote de lilas
y su bonhomía espantosa.
Hacía falta un argentino
que con las escuelas del tango
rompiera todos los espejos
incluyendo aquel abanico
que fue trizado por un búcaro.

Porque yo, pariente futuro
de la itálica piedra clara
o de Quevedo permante
o del nacional Aragón,
yo no quiero que espere nadie
la moneda falsa de Europa,
nosotros los pobres américos,
los dilatados en el viento,
los de metales más profundos,
los millonarios de guitarras,
no debemos poner el plato,
no mendiguemos la existencia.

Me gusta Oliverio por eso:
no se fue a vivir a otra parte
y murió junto a su caballo.
Me gustó la razón intrínseca
de su delirio necesario
y el matambre de la amistad
que no termina todavía:
amigo, vamos a encontrarnos
tal vez debajo de la alfombra
o sobre las letras del río
o en el termómetro obelisco
(o en la dirección delicada
del susurro y de la zozobra)
o en las raíces reunidas
bajo la luna de Figari.

Oh energúmeno de la miel,
patriota del espantapájaros,
celebraré, celebré, celebro
lo que cada día serás
y lo Oliverio que serías
compartiendo tu alma conmigo
si la muerte hubiera olvidado
subir una noche, y por qué?
buscando un número, y por qué?
por qué por la calle Suipacha?

De todos los muertos que amé
eres el único viviente.

No me dedico a las cenizas,
te sigo nombrando y creyendo
en tu razón extravagante!
cerca de aquí, lejos de aquí,
entre una esquina y una ola
adentro de un día redondo,
en un planeta desangrado
o en el origen de una lágrima.

miércoles, 1 de marzo de 2017

EL CRISTAL


Frondosa, firme, elevada como un bosque de hayas en el Otoño, untuosa como una deliciosa taza de chocolate negro a tiempo, tierna como el abrazo el regazo de esa abuela que imaginé, sentadas las dos en el porche de mis sueños: así es la poesía de Diana Bellesi.
                                                                                                                                                    Elena



Fageda d´en Jorda Olot


...cuando aquí es agosto allá es febrero



El CRISTAL


Con sereno equilibrio se va febrero
cada quien y toda la naturaleza

suspendida bajo el sol como si fuera
un capullo que reverbera en la tibieza

fresca y calma cuando se opaca la luz
y cae la noche mientras los últimos

colibríes atraviesan el follaje
agradecido de los árboles, y ellos

descansan por un momento, así mi alma
y el alma de las cosas saben de esa

melancolía, la mano amiga y cierta
de la belleza, tan entera y tan frágil

como la luna que nace en el cielo
de occidente al volverla visible al sol

en retirada y algo asciende y algo baja,
por ejemplo la dulzura de febrero

que uno a uno los vecinos halagan
con decidida vehemencia para hacerlo

todavía más hermosos reconociendo
su generosa partida que parece

decir: se va la vida y por eso la ven
radiante mis pequeños, ahora bébanla.

Diana Bellesi 

Argentina-1946

lunes, 27 de febrero de 2017

VENCIDA



Magdalena Lamri




Se parece el ocaso al morir de un poeta.

¡Gravedad de los años y los sueños vividos!
Mis horas de derrota las saboreo en paz:
es amiga la noche piadosa del vencido.

No alcanzaron mis versos esa excelencia plácida.
Lo he aceptado: nadie los leerá jamás.
Me han quedado la luna y el íntimo silencio,
los lirios y -ante todo- la mujer que he amado.

He conocido al menos el esplendor sin límite
del dolor, de la línea, del olor y el perfume...
Mi vida habré vivido igual que se recita
un poema: con arte con lentitud y ternura.

René Vivien







jueves, 23 de febrero de 2017

CON LUZ PROPIA





La madurez es aquella edad en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo.


Las mentes pequeñas tienen pequeñas preocupaciones, las grandes mentes no tienen tiempo para preocupaciones.


El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad.


Haz siempre lo que temas hacer.


No vayas donde te lleve el camino. Ve donde no hay ninguno y deja un rastro.


Cultivar el hábito de ser agradecido por todo lo bueno que te viene, y dar gracias continuamente. Y porque todas las cosas han contribuido a tu avance, debes incluir todas las cosas en tu gratitud.



No importa cuan larga sea la vida sino cuan profunda.


El hombre debería aprender a mantenerse ecuánime. Con el fuego de la ira a sus inferiores los hace superiores a sí mismo.


Para la mayoría de los hombres la experiencia es como la luz de popa de un barco que ilumina sólo el camino que queda a la espalda.


Lo que haces habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices.


No me dejes caer en el vulgar error que soy perseguido cada vez que alguien me contradice.


En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida.


Ser uno mismo en un mundo que constantemente trata de que no lo seas, es el mayor de los logros.


Todo hombre es una divinidad disfrazada, un dios haciéndose el tonto.


Todo libro que ha sido echado a la hoguera ilumina el mundo.


El esplendor de la amistad no radica en una mano extendida, en la bondad de una sonrisa o en el placer de una compañía, sino en la inspiración del espíritu al descubrir que alguien cree en nosotros y está dispuesto a brindarnos su confianza.


El conocimiento es el antídoto contra el miedo.


La característica del auténtico heroísmo es la persistencia. Todos los hombres tienen impulsos erráticos, momentos puntuales de generosidad. Pero cuando has decidido ser grande, cumple contigo mismo y no trates de reconciliarte con el mundo. El heroico no puede ser común, ni el común heroico.


El hombre es un pedazo de universo hecho vida.

A los hombres les encanta maravillarse. Esto es la semilla de la ciencia.


Aquello que habita en el pasado y aquello que habita en el futuro es solo una pequeña cosa comparado con aquello que habita en nosotros.


Termine cada día y olvídelo. Usted hizo todo lo que pudo, equivocaciones o torpezas pudieron cometerse. ¡Olvídelas enseguida! mañana será un nuevo día y usted tiene que empezarlo lleno de vigor y serenidad.


La única manera de hacer un amigo es serlo.


Nada grande se ha realizado nunca sin entusiasmo.


Más podemos conocer de una persona por lo que ella dice de los demás que por lo que los demás dicen de ella.


Medite al atardecer mirando las estrellas y acariciando a su perro es un remedio infalible.


Gravaté esto en tu corazón, cada día comienza en nosotros un año nuevo, una nueva vida.


Todo escritor es un explorador, cada paso lo adentra en territorio desconocido.


Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la belleza, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla.


Las buenas formas están hechas de sacrificios insignificantes.


La única persona que estás destinado a convertirte es la persona que decides ser.


Por cada minuto que estás enojado pierdas sesenta segundos de felicidad.


Los años enseñan muchas cosas que los días nunca supieron.


Caracter firme es aquel que puede continuar sin éxitos.



  El éxito

Reír mucho y a menudo, ganarse el respeto de las personas inteligentes y el aprecio de los niños; merecer el elogio de los críticos sinceros y mostrarse tolerantes con las traiciones de los falsos amigos; saber apreciar la belleza y hallar lo mejor en el prójimo; dejar un mundo algo mejor, bien sea por medio de un hijo sano, de un rincón de jardín o de una condición social redimida; saber que al  menos un vida ha alentado más libremente gracias a la nuestra; eso es haber triunfado.

Ralph W.Emerson

miércoles, 22 de febrero de 2017

ELIJO SER NADIE


EPOPEYA DE LA NEGACIÓN





No quiero murmurar nostalgia,
repetir desolación, 
lamer el vano sortilegio de un lenguaje.
No quiero estos fastuosos resúmenes:
un vacío que llamamos vida
y que puede ser dificultad o cobardía
o vergüenza de ser nada, 
la lenta profanación de ser solamente, 
acumular minúsculas traiciones, 
inútil movilidad.
Alguien canta falsos estíos
o un mundo sonriente que no existe,
porque hay que fingir un altísimo solo, 
desconocer una triste marea y su naufragio.
Alguien cambia mentira por amor
y todo es la fábula de una puñalada
o desaparición total.
La realidad describe sonrientes fotografías:
un himno infatigable a los jefes de la destrucción.




No quiero murmurar hojas,
repetir antiguos paisajes o sentimientos perdidos,
no quiero aceptar vagas reverencias o sumisiones,
mezquinas ganancias,
un mundo aferrado a la vejez, al miedo, al trueque.
Elijo ser nadie,
ser pobremente yo,
disiparme en verdad,
aunque el precio sea volverme
y no contemplar un hervor que me mira y me
conquista,
aunque el precio sea esta soledad,
esta soledad.


Betina Edelberg




martes, 21 de febrero de 2017

ALUMBRANDO CAMINOS Gil de Biedma

Renunciar a dejar huella, a ceder tu bocado, a soltar el caballo que ya no puedes montar; cuestionarte el valor de los aplausos... callar la boca y los sentimientos, ¿y qué más? ...    




Kwangho Shin




   NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma



En memoria y recuerdo de Gil de Biedma en el 25 aniversario de su fallecimiento. Este enlace nos acerca al conocimiento de su persona y su obra intemporal. Entrar

viernes, 17 de febrero de 2017

Carilda Oliver Labra - Poesía Erótica


Carilda Oliver


El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre ... Está relacionado con la más alta forma de espíritu. Carl Gustav Jung




Me desordeno, amor, me desordeno



Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

De: memoria de la fiebre






Declaración de Amor

Make love, no war




Pregunto si llevo corazón

cuando despierto el peligro entre sus muslos,
si me equivoco
cuando preparo la única trinchera
en su garganta.

Yo sé que la guerra es probable;
sobre todo hoy
porque ha nacido un geranio.

Por favor, no apuntéis al cielo
con vuestras armas:
se asustan los gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que da sobre los pobres.

No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi patria;
pero no habléis tanto de cohetes atómicos,
que sucede una cosa terrible:
lo he besado poco.







Discurso de Eva


Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?
Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.

Amor...
( ¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise decir que ya te odio. )
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Este es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana


jueves, 16 de febrero de 2017

DÉJAME VIVIR EN TU CORAZÓN

Será por que siempre anda abriendo puertas por lo que cuando  lees su poesía esta te acoge y envuelve, como el sépalo a la flor . Hace mía su voz y su herida y lo hace de manera entendible, entrañable y balsámica.

Me llamo Begoña, pero me llaman "rara" No escribo nada que no pudiera entender mi madre. Esa es mi medida de "lo importante", tanto en la forma como en el fondo. Se define así misma como una mujer sincera, honesta y desnuda. También dice de ella que es una herida que habla y que "estoy poeta" porque quiero, porque cada verso para mí es una reclamación de paz.
Pero a mí escribir me salva -concluye-. Esa es mi forma de estar en el mundo y también mi forma de querer y de ser“.

He elegido de su libro Estoy Poeta (o diferentes maneras de estar sobre la tierra) pequeños poemas, que nos  cuentan  como es ella y  su maravillosa manera de dejar huella con su voz y su talento poético. 

Begoña Abad





Sesenta y tres años

para plantar un Alepo,

escribir ocho libros,

tener dos hijos

y para saber lo que es,

por fin, amar a un hombre.






Si pudiera elegir

escribiría como tú:

todo luz.

Pero sólo tengo el brillo

de la noche que soy.





La transparencia,

la desnudez,

la mayor de mis fortalezas.





Vine a este mundo como aprendiz de amor

Todas mis desdichas suceden

cuando lo olvido

y me empeño en hacer algo más importante.





No sé por que escribo todavía,

Tantas palabras,¿ para qué?

Las más grandes hazañas

siempre las he hecho piel a piel,

sin palabras.




Ojalá me encontraras siempre

 dentro de ti.

Aunque la vida se empeñe

en convertirte en piedra.




Hasta que no llegaste no tuve casa.

Tu ni siquiera lo sabes




Hoy tendría suficiente

con un centímetro de tu piel

para dedicarle veinticuatro horas





El lado frío de la cama me recuerda

que sigues siendo invierno

y que yo soy casi siempre, primavera.




Ha de ser a fondo,

a fondo perdido,

que yo sea,

con todas las consecuencias.




Un último deseo:

déjame vivir en tu corazón

cuando me haya ido.

sábado, 11 de febrero de 2017

PAISAJES FRONTERIZOS


Sueñan las palabras
 que despiertan,

al océano de tu pecho.
A la orilla de tu mano
al alba
 nacen versos.

Elena Larruy


Florence Coll





ANCLANDO SUEÑOS


Romualdas Balinskas



Queríamos crecer
como la hierba
y estuvimos huyendo muchos años
sin tierra, sin raíces.
Navegamos en islas, inviernos y castillos.
Volamos sobre puentes y molinos de viento.
Recorrimos las hojas de panteones antiguos,
los urinarios públicos y los barrios judíos.
La nieve hizo de nuestras huellas
un camino hacia pueblos bebedores de vino.
Hicimos el amor en catacumbas,
en trenes sin fronteras, monasterios, arroyos.
Cada lugar se volvía un puerto extraño
para zarpar al amanecer.
Ahora que hemos anclado nuestros sueños,
contamos las imágenes pasadas
para sentir otra vez que estamos vivos.

Marisa Trejo Sirvent
 a José Luis Ruiz Abreu



Raluca Deca


Razón del Sueño

No es el modo casual con que caminas,
ni el dibujo inexacto de tu mano:
es tu ruda tristeza mal vestida
quien se pone de acuerdo con los astros.

Cansado de nacer para los ángeles,
tienes todo el dolor de la ceniza.
Alarma cotidiana de mi sangre,
pasajero rebelde de esta herida:
sucedes por adentro de mi carne
y dueles en el centro de mi misma.

Carilda Oliver Labra




... recuerdo tu sonrisa, cierro los ojos, y la sostengo en mi sueño


Xi Pan





Conozco esas lágrimas que no caen y se consumen en los ojos, conozco ese dolor feliz, esa especie de felicidad dolorosa, ese ser y no ser, ese tener y no tener, ese querer y no poder

José Saramago


Antonio Fillol




Juventud nunca vivida quien te volviera a soñar.
Antonio Machado

Christian Coigny






Antonio Lopez




E L S U E Ñ O

Máscara tibia de otra más helada
sobre tu cara cae y si te borra
naces para un paisaje de neblina
en que tus muertos crecen, la flor corre.
Allí el mito despliega sus arañas;
y enflora la sospecha; y se deshace
la cólera de ayer y el iris luce;
y alguien que ya no es más besa tu boca;
Que un no ser, que es un más ser, doblado,
prendido estás aquí y estás ausente
por praderas de magias y de olvido.
¿Qué alentador sagaz, tras el reposo,
creó este renacer de la mañana
que es juventud del día volvedora?

Alfonsina Storni




Dee Neckerson



Sueños


No te dejes.
No permitas que tus pasos propaguen el veneno,
vestido de venganza
compungida.

Si supieras
cuán pleitesía rindes al cuchillo
contemplando la herida tanto rato,
extraviándote en ella
cual aurora, donde aprender pudiste qué es lo bello.

Ahórrale a la tierra cualquier daño
vertido por despecho.
Ya tiene suficiente con aquellos
que anticipan la muerte:
los hijos naturales de fusiles
empuñados en orden obsecuente,
la camada común de la pobreza,
los dolores de Juicio sin testigos,
los sueños de pateras rodeadas de agua
de cuantos desconocen
cómo se siente un hombre
cuando llega a su casa cada día.

Los males de los que fuiste objeto
quémalos,
y esparce las cenizas,
de modo que tu herida
sea nube,
no el espejo de un cielo
condenado al reproche
al que no das descanso
-piénsalo-,
con tu antorcha encendida
alumbrando perfidias
rebosantes de pus.

Aparta de tu vista los oscuros pesares
que duelen a destiempo.
Ya no les perteneces.
Aun si fuera mentira que amanece de nuevo,
hay sueños que sostienen la
belleza del mundo.
Suéñalos.

M.Jesus Mingot





Pablo Picasso




VOY A DORMIR 


Dientes de flores, cofia de rocío, 
manos de hierbas, tú, nodriza fina, 
tenme prestas las sábanas terrosas 
y el edredón de musgos escardados. 
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. 
Ponme una lámpara a la cabecera; 
una constelación, la que te guste; 
todas son buenas: bájala un poquito. 
Déjame sola: oyes romper los brotes... 
te acuna un pie celeste desde arriba 
y un pájaro te traza unos compases 
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo: 
si él llama nuevamente por teléfono 
le dices que no insista, que he salido... 

ALFONINA STORNI



“Indivisible centro de vida temblorosa,
dime,
cuántos mares habitan en tu seno,
y cuántos resucitan cuando tú desfalleces.”

M.Jesus Mingot
Fragmento del poema Lluvia



Pablo Picasso





Ojalá te encuentre por aquí, en alguna calle del sueño. Es una alegría ésta  de aprisionarte con mis párpados al dormir.


Jaime Sabines


Daniel Huenedgardt


Más paisajes de poesía y sueños aquí
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