Magdalena Lamri |
¡Gravedad de los años y los sueños vividos!
Mis horas de derrota las saboreo en paz:
es amiga la noche piadosa del vencido.
No alcanzaron mis versos esa excelencia plácida.
Lo he aceptado: nadie los leerá jamás.
Me han quedado la luna y el íntimo silencio,
los lirios y -ante todo- la mujer que he amado.
He conocido al menos el esplendor sin límite
del dolor, de la línea, del olor y el perfume...
Mi vida habré vivido igual que se recita
un poema: con arte con lentitud y ternura.
René Vivien
René Vivien