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jueves, 1 de octubre de 2020

LA FRAGILIDAD QUE NOS HABITA



Ahora ya sabemos que la vida es comer con un amigo en una terraza, ir de librerías, tomar el sol, ver una película en un cine, perderte por una calle desconocida, coger un tren.

Por eso, cuando la vida regrese, le pediremos menos cosas.

Y me acuerdo ahora de los restaurantes llenos, de las bodas, de las fiestas, de los viajes en autobús, en avión, en el metro.

Nostalgia de las rebajas de todas las tiendas y mercadillos de España, mi gran país, mi pobre país torturado y humillado.

Cuando esto termine, yo creo que jamás volveremos a dar un beso protocolario. Todos los besos se volverán besos poderosos, fuertes, grandes, sexis y salvajes.

Cuando regrese la vida, me verá guapo y elegante, como siempre.

Cuando ella vuelva, porque volverá, me encontrará bien dispuesto y a la orden.




Un poema de Manuel Vilas: LA ESPERA,








Junto a otros seis autores nos dejan testimonio de este tiempo inquietante de alarma mundial que  estamos viviendo  con el Covid19. 



Ada Salas - BOSQUE  
                         
                                     


Estos

pájaros

-ahora, sí, tan nítidos-

que oigo -su canto: esa luz-

convierten

la ciudad

en el centro de un bosque.

Apenas dicen nada

de la muerte

dicen:

yo soy

la primavera.

Estoy de nuevo aquí.

Me acerco a tu ventana luego

dicen:

también

entre el horror

más pura

la belleza.


Felipe Benítez Reyes - EL ENFERMO




Instalado en la pureza más sola del dolor,

en un territorio incontaminado

donde no vive más que el dolor puro,

como una identidad desvanecida

que se ha llevado el aire,

¿con qué sueña?

¿Aristas que se juntan,

espirales letárgicas que giran,

un abismo al abismo...?

¿Qué narratividad rige su sueño?

En su sueño agitado, ¿qué sucede?

¿Qué hay dentro de cada cual que no es de nadie?

En esta asepsia clínica, en este plenilunio de la nada,

¿qué se puede soñar cuando ya solo queda

la pureza más sola del dolor?



Marwan - UN EXTRAÑO UTENSILIO




Me llevo a papá al hospital,

le está costando respirar.

Son las 21:35 del miércoles 25 de marzo.

Las calles son pasillos de geriátrico.

El miedo toma forma real,

se acomoda en mi familia.


Mi padre está peleando contra el aire

en una habitación de un hospital del sur de Madrid.

Mi hermano es enfermero allí,

él lo cuidará, nos decimos,

buscando la suerte en la desgracia.

Pero nada es fácil,

la angustia es una goma elástica,

el miedo, un tubo de ensayo,

vivo en una de las negrísimas pinturas de Goya.


La esperanza es solamente un extraño utensilio

que hoy sostengo entre las manos,

el tiempo un lento tren que no quiere atravesar el paisaje.

Soy el niño que llora por el dolor del hombre

que no puede sostenerle la mano a su padre.


La rama es fuerte, la vida, un pez remontando río arriba,

papá se recupera.


¿Cómo no pensar en ellos,

en los que se quedaron colgados

como una chaqueta en la última conversación

con un familiar del que no se pudieron despedir?


La esperanza es solamente un extraño utensilio

que se sostiene entre las manos.



Joaquín Pérez Azaustre - REPATRIACIÓN



(Vuelo Argel-Madrid, 31 de marzo, 2020)

Dile a un padre que suba en ese avión

sin mirar atrás.

Que lo importante es él, que piense en él,

y no en el ángel bueno y laborioso

que intentó deslizar sobre el jardín

de las horas felices, con su bruma de espanto.

Dile al padre más fuerte que no es nada la fuerza

de su voz siempre alegre, dile que la custodia

se impone a los minutos y debe decidir

regresar a la vida o inmolarse después.

Dile a un padre que olvide que las manos pequeñas

hoy pudieron subirse en el último vuelo

y afrontar la batalla de las horas del día.

Dile a un padre que rece.

Y que sueñe palabras consulares de amparo

porque no queda tiempo de escribir su novela

de patria potestad.

Dile al padre que un día los ojos verdaderos

de los hombres que escriben su geografía de amor

volverán a encontrarse en un fuego lejano




Ana Merino - EL HECHIZO



Este presente de remolino

de gotas invisibles,

de veneno minúsculo,

de susurros distantes.


Calendario perplejo de días repetidos

que intuyen el enigma

de la fragilidad que nos habita.


Qué despierte esa idea del pensamiento pleno,

la energía anhelada,

el sueño solar de las alquimias,

que se inventen la fórmula del cielo

y encuentren su respuesta

en los laboratorios

y rompan este hechizo.




domingo, 27 de septiembre de 2020

TENGO PRISA POR VIVIR




Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de

aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los

primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que

quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se

discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,

sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar

de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más

capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…

Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana…, muy humana.

Que sepa reírse de sus errores.

Que no se envanezca con sus triunfos.

Que no se considere electa, antes de la hora.

Que no huya de sus responsabilidades.

Que defienda la dignidad humana.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…

Gente a quienes los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer

con toques suaves en el alma.

Sí…,

tengo prisa…, por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…

Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una…


Poema Golosinas de Mario de Andrade





miércoles, 19 de agosto de 2020

SOY CASI PERFECTA


Los ojos hablan,
La palabras miran,
Las miradas piensan.
            Octavio Paz




La analogía entre la literatura y la pintura.

Muchos son los puentes que se tienden entre la literatura y las artes plásticas o la música. A lo largo de la historia existen abundantes muestras de textos inspirados en obras pictóricas o piezas musicales. Otras han sido los propios textos los que han servido como punto de partida para obras de arte, tanto en pintura como escultura o composiciones musicales. Libros y obras de arte son constructores ambos de historias, imágenes de nuestra realidad. Podemos considerar cada obra de arte como un libro escrito con signos diferentes a los de la palabra. Ambas disciplinas se nutren una de la otra. Muchos son los artistas que a lo largo de la historia han dejado su testimonio, enriqueciendo sus trabajos.
La literatura en todas sus facetas lleva a la reflexión pictórica a través de la imagen -figurativa, simbólica incluso abstracta- sobre el proceso del arte y la creación artística.
Cuando leí el poema Deconstrúyeme de la poeta eslovena Katja Perat, me vinieron las imágenes de los retratos de mujeres de Pablo Picasso, y como acostumbro a hacer en casi todos mis trabajos, seleccioné aquellas pinturas que me hablaban del texto, en este caso del poema que estaba leyendo y que aquí os dejo. 




Deconstrúyeme


Yo

(con mi libertina actitud hacia la realidad)

Soy casi perfecta.

Sueños dorados vanguardistas,

Identidad desmantelada,

Victoria de una complicación inútil,




Una niña que se convierte en lavadora,

El cuerpo cortado

Esparcido por el desierto.


Esto es por cuanto luchamos,

Este es el reino

Que prevaleció sobre el fascismo,

Soy vuestra victoria,

Gracias.




No necesito atención,

No pido amor,




Somos justos y honestos con el universo,

No se me debe ningún favor.




Yo soy la perfección inventada,

Yo soy la infinidad de perfecciones inventadas

Que precisan infinito cuidado,




Yo soy, lo que soy

Yo soy, lo que sé

Yo soy, lo que he luchado





Yo soy, lo que quiero dejar atrás

Yo soy, lo que vislumbro




Yo soy, lo que se me ha asignado

Yo soy, lo que pasó desapercibido




Deconstrúyeme,

Es lo más íntimo que puedo pedir

Deconstrúyeme,

Sácame de la Literatura




Y prepárame para el amor.



Katja Perat poeta eslovena


Obras pictóricas de Pablo Picasso

sábado, 15 de agosto de 2020

QUIÉREME ENTERA


Lita Cabellut Artista




"Si me quieres, quiéreme entera

no por zonas de luz y sombra ...

si me quieres, quiéreme negra

y blanca. Y gris, y verde y rubia,

y morena ...

Quiéreme día,

quiéreme noche ...

¡Y madrugada en la ventana abierta! ...

Si me quieres no me recortes:

¡Quiéreme toda ... O no me quieras!"

                          Dulce Maria Loynaz





miércoles, 8 de julio de 2020

EN MI CIUDAD, CONMIGO, A SOLAS







MI CIUDAD Y YO

Me gusta mi ciudad en verano,
en su hora blanca

con las luces de la noche apagadas
y el silencio de sus calles vacías,

ajustarme a su paisaje
sin ser vista,

levantar castillos
debajo de un pino,

escuchar el trino
de un pájaro
        -me encantaría-
pero en mi ciudad
        no hay parques
ni escondites 
ni trinos de pájaros
ni pinos con nidos.
 
En mi jardín urbano
de plátanos y asfalto
hay silencios interiores
entre rugidos de coches
semáforos -que hacen guiños-
arrullo de palomas
taxis negros y amarillos
ambulancias con urgencias
peatones con prisas
autobuses de dos pisos

gente extranjera sonriendo
por calles y avenidas,
entre templos
paellas
y fachadas modernistas.

En mi ciudad
    hay días de verano -como hoy-
que me pongo una gorra con visera
y me oculto tras las gafas
para perderme por las calles de Gracia,
como si yo misma
fuera la extranjera.

Me gusta el paseo matutino
sin agobio ni prisas.
Con la mirada primera                             
llegar hasta Las Ramblas 
-sin saber cómo ha sido-

sentarme en una terraza
de La Plaza Real,
pedir una caña
y un par de tapas,
    suspendida  en el aire,
-en el saliente de una cornisa-
con la sonrisa pegada a la cara,
ver pasar la gente
como agua de río,
    fluir en la corriente
de un pensamiento deshelado,
estar conmigo a solas,
un día cualquiera
en mi ciudad,
no ser esta, ni la otra,
no ser nada:
desarmada, 
            liviana.
                 Enamorada.

 Elena Larruy



martes, 30 de junio de 2020

Y TÚ, ¿HACIA DONDE VAS?




La poesía de Eugène Guillevic




HE AQUÍ UNA ORUGA


He aquí una oruga.
Y repta.

Repta hacia el alimento,
eso es al menos lo que ella cree,

Y además es cierto,
pero también repta

Hacia su avatar,
hacia su vida de mariposa,

Y este objetivo
ella no lo adivina.

Tú, tampoco adivinas todavía
hacia qué escribes.

Si te amaras
tanto como amas
al poema que buscas,
quizá.
no escribirías más.



BIEN QUISIERA


Bien quisieras
avanzar en tu poema
como un arroyo

sinuoso, apresurado
y tiemblas por volverte
como un estanque
donde quizá, estático,
no te reconocieras.



LAS PALABRAS

Participan
de todo lo otro,
las palabras,

Secretadas, masticadas
por los millones de ancestros

Que han todos confiado:
la esperanza, la cólera, los sueños, las revueltas,

Que los han habitado
como las portadas largamente vestimentas
como las camas



BATIR

Sin ala, sin pájaro, sin viento, pero de noche

Nada más que el batir de una ausencia de ruido



El ÁRBOL


Afuera está el árbol y es bueno que esté allá

Signo constante de las cosas que se hunden en el lodo

Es verde, es grande, tiene armas poderosas

Sus hojas como las manos de un niño dormido

Se mueven y parpadean



RECETA


Tome un tejado de viejas baldosas

Poco antes del mediodía.

Póngalo todo a un lado

De un tilo ya mayor

agitado por el viento.

Coloque sobre ellos

Un cielo azul, lavado

Por las blancas nubes.

Déjelos hacer.

Obsérvelos.





Eugene Guillevic



miércoles, 17 de junio de 2020

EL OLVIDO DISUELVE LA MATERIA PENSATIVA





Poesía seleccionada de ANTONIO GAMONEDA



AMÉ. Es incomprensible como el temblor de los álamos. Estoy extraviado pero yo sé que amé.

Yo vivía en un ser y su sangre se reunía con mi sangre y la música me envolvía y yo mismo era música.

Ahora, ¿quién es ciego en mis ojos?

Unas manos pasaban sobre mi rostro y envejecían lentamente. ¿Qué fue vivir entre heridas y sombras? ¿Quién fui en los brazos de mi madre?, quién fui en mi propio corazón?

Únicamente he aprendido a desconocer y olvidar. Es extraño. 
Todavía el amor
habita en el olvido.
                                                                                

                                                 ***                                        


AMO mi cuerpo; sus vértebras hendidas
por aceros vivientes, sus cartílagos
abrasados, mi corazón ligeramente húmedo
y mis cabellos enloquecidos
en tus manos.
                      Amo también
mi sangre atravesada por gemidos.
Amo la calcificación y la melancolía
arterial y la pasión del hígado
hirviendo en el pasado y las escamas
de mis párpados fríos.

Amo el estambre celular, las heces
blancas al fin, el orificio
de la infelicidad, las médulas
de la tristeza, los anillos
de la vejez y la influencia
de la tiniebla intestinal.
                                      Amo los círculos
grasientos del dolor y las raíces
de los tumores lívidos.

Amo este cuerpo viejo y la sustancia
de su miseria clínica.
                                   El olvido
disuelve la materia pensativa
ante los grandes vidrios
de la mentira. 


***


ALGUIEN desata sus cordajes. Puedo
ser yo mismo, es lo probable, envuelto
en mi sábana negra. Es lo probable. Yo
ya no soy más que mi propio olvido. 

¿Sufro yo de
úlceras en el pensamiento, sufro
de las ocultas, invisibles lágrimas
de mi madre carnal, viuda incesante, Amelia,
bordadora y asmática,
agonizante y
enamorada?

                     Decía que
yo sufro sí, pero, en rigor,
no sé por qué.
                      Yo vivo
-es un decir-, yo vivo
intransitivo, inverso,
como habitando el mercurio arañado de
olvidados 
espejos.

                    No
tiene mucha importancia, ya, pero hay, digo yo, hay
probablemente un
penúltimo exceso:
                              haber
vivido sin
saber para qué y
morir sin
saber para qué.
                         En fin,
lo dicho: sufro
de causas frías. Quizá sufro,
elementalmente sufro
también de indiferencia, envuelto
en mi sábana negra.
                                No sé.
Elementalmente no sé.

                                    Estoy
muy cansado.
   

martes, 19 de mayo de 2020

PASADOS LOS CUARENTA



Artista Willian Stott



NO VOLVERÉ A SER JOVEN


Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde ­
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.


Jaime Gil de Vietna



Poesía recitada por GONZALO DE CASTRO






sábado, 16 de mayo de 2020

LOS BESOS DE GABRIELA MISTRAL




Los besos que pronto daremos, los que no dimos, los que se llevó el viento volados, los que whatssapeamos y quedaron retenidos, los que guardamos en la reserva, como se guarda el buen vino: todos serán dados, muy pronto...casi todos serán recibidos. 


Aquí os dejo los de Gabriela Mistral   



BESOS

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos… vibró un beso,
y qué viste después…? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Gabriela Mistral

Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889.
Poetisa, pedagoga, diplomática y feminista.
En el año 1945 le concedieron el Premio Nobel de Literatura, siendo la primera persona de América Latina en obtenerlo.
Murió el 10 de Enero de 1957 en Nueva York









lunes, 11 de mayo de 2020

CON LUZ DE PRIMAVERA





CON LUZ DE PRIMAVERA


En los caminos sin luz
donde perdemos la alegría
y la estrella que nos guía,
creemos morir de repente.

Un cuerpo helado
busca el abrigo
en el calor amigo
de un  abrazo confinado.

Al otro lado del hilo,
otros cuerpos tiritan,                     
rastrean la lumbre
que los desvista
del frío y de rocíos.

Perezosos los ojos,
en un desierto sin vistas,
piden parques amarillos
vuelos de gaviotas
fuentes cantarinas.

En todas las pisadas
huellas de vacíos
se adivinan,
corazones sin pulso
esperanzas bajo tierra
alegrías prohibidas.

Mas la  tristeza
     es natural y pasajera,
no es de dolor que está hecha
ni tan siquiera de materia:
Es un estado inerte
que se asienta
tras la hoguera.

Nacerá de sus cenizas
la alegría en primavera,
como el ave destruida
que siempre se reinventa.

En la ofrenda de su vuelo:
flores, alas, cantos y risas
y como hace con el  árbol,
en el alma dejará el fruto
donde se pose el pájaro,
a retomar su canto.

Elena Larruy




Con las alas al viento...


jueves, 7 de mayo de 2020

EL TÊTE A TÊTE DE LA POESÍA


Joseph Brodsky


Si el arte enseña algo (y al artista en primer lugar), es justamente la particularidad de la existencia humana. Siendo la más antigua – y la más literal – forma de empresa particular, el arte voluntaria o involuntariamente incentiva en la persona justamente su sensación de individualidad, unicidad, privacidad, transformándola de un animal social a una persona. Muchas cosas pueden ser compartidas: pan, lecho, convicciones, amada; pero jamás un poema de Reiner Maria Rilke, por ejemplo. Una obra de arte, la literatura sobre todo, y la poesía en particular, se dirige a una persona tête-a-tête estableciendo con ella relaciones directas, sin intermediarios. Exactamente por eso los defensores del bien común, líderes de las masas, voceros de la necesidad histórica sienten tanta antipatía hacia el arte en general, la literatura sobre todo, y la poesía en particular. Porque por donde pasó el arte, donde fue recitado un poema, ellos encuentran en lugar de una esperada aceptación y unanimidad, la indiferencia y las discrepancias, y en lugar de disposición para actuar, el descuido y la repugnancia. En otras palabras, a los ceros con los cuales los defensores del bien común y los líderes de las masas pretenden operar, el arte agrega su “punto-punto-coma-menos”, convirtiendo así a cada cero en una carita no necesariamente atractiva, pero siempre humana.


Fragmento del Discurso de aceptación del Premio Novel de Literatura de Joseph Brodsky en 1987




Cuanta más poesía leemos, más aborrecible nos resulta cualquier tipo de verborrea, tanto en el discurso político o filosófico, como en los estudios históricos y sociales, o en el arte de la ficción. El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, de la rapidez y de la lacónica intensidad de la dicción poética.


sábado, 2 de mayo de 2020

JOAN MARGARIT Y LA DIGNIDAD


Joan Margarit

De él se cuenta que su poesía es la más fiel representación de sí mismo. Un retrato según los amigos. Arquitecto de profesión y catedrático de la UPC, defiende que la poesía, como es en su oficio, requiere estructuras sólidas, de ahí la  precisión y el cuidadoso hacer de sus letras.  Él dice de los fieles de la poesía que más que lectores son intérpretes y que eso explica por qué hay tan pocos adeptos.
La poesía de Margarit es abrigo, y refugio donde retirarse estos días de confinamiento con el Covid19,  no tanto por la realidad televisada de los hechos como por la falsedad y manipulación de los mismos. Un baño de dignidad y lucidez humana, ¡tan necesarias!: eso es su poesía.     
El pasado mes de Noviembre el ministerio de cultura le concedió el merecido Premio Cervantes de las letras 2019, máximo galardón de las letras en castellano, cuya entrega prevista para el 23 de abril, -díada de Sant Jordi en Catalunya- no fue posible.
Tiene el mérito Margarit,  de hermanar en su obra dos lenguas, la castellana y la catalana. Toda su poesía, o casi toda, ha sido escrita en los dos idiomas:  no traducida, como él aclara. Y lo ha hecho así con determinación y valentía, no solo por el contexto histórico que vivió sino por convencimiento y  sentimiento;  dice amar las dos lenguas, la materna y la de sus vivencias. Con ese compromiso de respeto hacia sí mismo y de pensamiento universal, crea cimientos culturales sólidos y valores colaborativos y no enfrentados, haciendo un gran favor a la literatura y a los seres humanos en general.
Personas con su talante y conocimiento dan sentido y engrandecen la vida de muchas otras,  y las animan  en el empeño de mejorarla: la propia y la de la comunidad del mundo dónde viven, no importa donde.
He intentado por todo ello agradecerle con palabras mi admiración y gratitud, pero no ha sido posible. Desde aquí mi humilde homenaje y cariño. Gracias poeta Joan Margarit, gracias por tu amor a la poesía,  por tu sensibilidad y tu talento, por tu dedicación.
Tengo todos tus poemas, donde pienso pasar muchas horas en tu compañía.
                                                                                                                                                                                                                         Elena Larruy




FOOTING

Playa desierta, graznan solitarias
las gaviotas, y tú corres al alba,
minúscula figura de un gran friso.
Las olas dejan, cuando se retiran,
velos de agua brillantes como espejos.
Tus pies los rompen, y la huella
vuelve a borrarla el mar, ya convcertido
en borroso recuerdo que te sigue,
diciéndote: aquí fuiste feliz.
El tiempo es una playa donde, con la distancia,
menguas hacia el final del gran arco de arena.
Sin pasado, iría  tras de ti.
por la costa de hoteles que cierran en otoño.
Quizá están escuchando nuestros sueños,
como gaviotas en el temporal.
Aléjate, amor mío, por la orilla
de este mar gris, gastado, que hemos sido.



LA ESPERA

Te están echando en falta tantas cosas.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.


RECONCILIACIONES

Los años ya no pueden aproximarme a ti
y las costumbre que nos desconocen
nos vuelven cada día más extraños.
No yendo a parte alguna, nos alejamos siempre.
La muerte no resuelve este misterio.
A pesar de lo que hay en cada uno
que se encuentra más lejos cada día,
te propongo volver a cruzar juntos
una enojosa vida cotidiana.
Porque el invierno de las nuevas viñas,
el invierno del sol reluciente en la escarcha,
del fuego reflejado en los cristales,
el invierno rojizo del sembrado,
no es mal lugar para acabar el viaje.


NO ESTABA LEJOS, NO ERA DIFÍCIL

Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.




Aquí dejo la dirección de su web, -muy recomendable, por cierto-, donde podréis encontrar un amplio repertorio de su trabajo, en diferentes formatos, y conocer a fondo al autor:

viernes, 24 de abril de 2020

FALACES Y FALSAS MANIOBRAS

A propósito de los actores políticos del acontecimiento  Covid19  dejo un fragmento poético del gran poeta, ensayista venezolano Rafael Cadenas, premio, entre otros de prestigio, del Reina Sofía de Poesía latinoamericana 2018, extraído de su obra FALSAS MANIOBRAS de 1966 

Artista Rafal Olbinsky


DIFICULTAD

El actor destruye todo lo que pueda reflejarlo. En vez de la vía directa prefiere el interminable rodeo. Vive entre dilaciones, aguzando su capacidad de perder de vista, pasando por alto, mirando oblicuamente, escondiendo pruebas, alterando los hechos, elaborando versiones, poniéndole a todo su oscura sal.

¿Y si los echamos a todos?


sábado, 18 de abril de 2020

DE LA INOCENCIA A LA CULPA




DE LA INOCENCIA A LA CULPA

Desobedecía a escondidas,
con la terca inocencia
del que no tiene argumento
que lo libre del castigo,
        con el afinado instinto
del que atiende las señales
que dan en lo cierto.

Cuando cumplí los siete años
me obligaron a aprender
el catecismo
para recibir a Cristo:
           ¡si yo ya lo tenía!:
andaba por mis adentros
como Pedro por su casa,
     -pero ellos, no lo sabían-.

Desobedecía así de niña,
cuando a confesar los pecados
me mandaban, y yo
me escapaba de la fila,
me escondía tras las puertas:
        porque  no mataba
ni robaba, ni mentía
ni incumplía los preceptos
de La Santa Madre Iglesia:
a mi padre ya lo honraba
y madre
     ya tenía.

El noveno mandamiento
¡debía ser muy malo!
a saber: ¿la lujuria?.
un pecado de mayores:
                         me decía.

Al salir del colegio
algunos días,
me compraba en El Cubano
chicles Bazoka,
chufas y pipas
que escondía en la cartera
por si fuera pecado.

Nunca creí en el infierno.
Para el cielo no tenía edad
ni preguntas.
Me quedó grabada la culpa
como señal de la iglesia
como marcan al ganado
para saber que tiene dueño.

Me robaron la sonrisa.
Fui antes que adulta
penitente.

Así de gris y constreñida
en mi uniforme estrecho
crecí de niña,
           aún me parece a veces
que lo llevo puesto.

Elena Larruy



viernes, 10 de abril de 2020

TIEMPO DE RETIRADA CON PESSOA


Fernando Pessoa - Obra de Antonio Faria





Cuando llegue la primavera

si ya me he muerto,
las flores florecerán de la misma manera
y los árboles no serán menos verdes que
la primavera pasada.
La realidad no precisa de mí.
Siento una alegría enorme
al pensar que mi muerte no tiene importancia ninguna.
Si supiese que iba a morirme mañana
y la primavera iba a llegar pasado mañana,
me moriría contento, porque ella llegaría pasado mañana.
Si ése es su tiempo, ¿cuándo había de venir sino en su tiempo?
Me gusta que todo sea real y que todo esté bien;
y me gusta porque sería así aunque no me gustase.
Por eso, si me muero ahora, muero contento,
porque todo es real y todo está bien.
Podéis rezar en latín sobre mi féretro si queréis.
Podéis bailar y cantar a su alrededor, si queréis.
No tengo preferencias para cuando ya no se pueda
tener preferencias.
Lo que sea, cuando sea, es lo que será lo que es.
Si, después de morir, quisieran escribir mi biografía
No hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento
y la de mi muerte.



Tengo tanto sentimiento

que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.



Nada queda de nada. Nada somos.

Nada queda de nada. Nada somos.
Al sol y al aire libre, un poco, nos atrasamos
Por lo irrespirable de la tiniebla que pesa sobre nosotros,
Por lo húmedo de esta tierra impuesta.
Cadáveres aplazados que procrean.
Leyes decretadas, estatuas vistas, odas ya escritas.
Todo tiene su color. Si nosotros, carne
Al que un íntimo sol brinda sangre, tendremos
Un ocaso, ¿por qué no ellas?
Somos cuentos contando cuentos, nada.





lunes, 16 de marzo de 2020

CUENTO DE INVIERNO- UN POEMA DE OLGA OROZCO




CUENTO DE INVIERNO un poema de OLGA OROZCO
Nadie me desmintió la primavera, ni el ardor de las ascuas, ni el oro de la fiesta. Pero hace muchos años que habito en esta choza en medio del bosque, donde las ramas hablan sin motivo, los silencios son crueles y en los sueños más bellos se cobijan los lobos. Tal vez sea la casa de la bruja, o quizás la posada de las ánimas. No lo sé; lo he olvidado como se olvida uno las luces y las sombras de costumbre, o acaso me confunda con el rincón para las penitencias o con el apeadero de los vientos. Aquí los días tiemblan, tormentosos, porque les temen a las noches; nunca se asoma el sol, siempre acosado por los largos colmillos del invierno, y todo cuanto amé se disolvió en las nubes o me fue arrebatado por unas alas pálidas que llegan y se van y en cuyas duras plumas se guarece tal vez la eternidad. ¿Cómo llegué a esta cueva sin calor y sin misericordia? No he dejado guijarros ni migajas de pan como señales de luz para el regreso. ¿Y hacia dónde volver, si todos los caminos me devuelven aquí, como en los laberintos de los niños perdidos? Aunque quizás no vuelva de nuevo a este lugar sólo porque algún vértigo me aspire, sino porque lo llevo adherido a mis pies, a mi propia condena. Lo anticipó la niebla girando con mi paso en el jardín; lo anunciaba el reflejo de esta casa todavía remota en el estanque; lo confirma el chirrido de tu llave en la puerta del oxidado amanecer, cuando ya te aproximas, cuando ya me olfateas, cuando llegas. Sí, tú, la enemiga invisible con corazón de perro, sombra de cuervo, rastro de serpiente; la voraz que consume un poco cada día esta mano que asomo a través de la jaula, a través de mi cuento, hasta el otro final.




'la poesía espera para si misma la misteriosa gratificación de asir lo inasible y expresar lo inexpresable'.




miércoles, 4 de marzo de 2020

PERDÓN, HOY CUMPLO AÑOS



Helena Sofia Schjerfbeck



PERDÓN, HOY CUMPLO AÑOS

Me confieso a las puertas
de otro otoño.
Creo que mi pecado
es común y viejo. Pido perdón:
hoy, cumplo años.

Nada del tedioso futuro
le interesa a mi felicidad
sin pulso. Cruzo las manos,
pienso un deseo,
invoco a las partes
que intervengan en este asunto
de huida parsimoniosa
hacía el olvido:
A ellos pido orientación
y fortaleza.

Alguien se acerca
lleva en sus manos un pastel
y una vela encendida:
construyo una presencia
afectuosa y escéptica.
Soplo la llama.
Mi rostro en fuga
también se apaga
a la espera
que se alineen los planetas:
Júpiter en Piscis

sería lo adecuado.

Elena Larruy


viernes, 7 de febrero de 2020

DESDE EL BANCO DE LA RESERVA, REFLEXIONES


Muchos son los sinsabores y quebrantos que padres y madres mayores sufren de los hijos adultos cuando estos están creciendo y madurando, en otros aspectos que no son el físico, claro.  Muchos los hijos que en ese despertar a la frustración y discurrir por la vida entre desencantos y entresijos lógicos, encuentran en los padres el blanco perfecto donde descargar la batería de insatisfacciones y rabia. Frustraciones naturales de un desorden generacional que necesita su tiempo para ser entendido, procesado y disculpado, cuando no perdonado.


Corazones tendidos al sol desangrándose

Hablo del hijo intolerante que ya no atiende la voz de la madre o el consejo del padre, que los mira con desatino y desprecio, que tiende a reprochar, ridiculizar, que se aleja. Cuando esto ocurre y nos ponemos en la piel de la madre que ha amado y sigue amando, cuida y protege a sus hijos, -sin que eso la convierta en inocente ni perfecta-, entendemos algo de su dolor y su silencio, de su prudencia, de los pensamientos que procesa  su cabeza hablándole al corazón en un discurso tan inútil como pertinaz: sé que te fallé, no me ataques, de nada soy culpable, lo hice de la mejor manera. Hay en ese discurso un sentimiento de culpa, sí, en efecto, pero eso no la hace culpable.

¿Quién puede causar dolor sin antes haberlo sufrido? ¿Quién puede recibirlo sin antes haberlo dado?: involuntaria inconscientemente, el dolor y las heridas son  inevitables al discurrir de la vida por los caminos de la evolución. Todos somos víctimas y verdugos de un sistema que nos culpa y encadena. Es natural que de padres a hijos se transmitan esas imperfecciones cuando criamos y educamos a nuestros menores, todos estamos aprendiendo y todos lo hacemos de manera imperfecta e incompleta porque el propio mundo es así: de ahí el rechazo, de ahí la  incomunicación, la incomprensión y como consecuencia de todo eso, la lógica insatisfacción. 

Cuando los padres se hacen, nos hacemos mayores seguimos aprendiendo; una de las cosas que enseña la madurez es a interpretar las experiencias de manera diferente, con una mirada más extensa y expandida, más comprensiva y dispuesta, cosa que a efectos prácticos sirve de muy poco porque a la vez que eso sucede se van haciendo cada vez más pequeños e invisibles a los ojos ajenos de la sociedad. ¿Que injusta realidad, verdad?. Cuando uno más sabe y está más preparado para aportar a la comunidad va y lo trasfieren a la reserva, al banco de los olvidos. Podría parecer una zona de confort y no lo es, yo la llamo zona de alto riesgo, porque la invisibilidad produce atropellos que los invalida y deja frágiles y vulnerables como pañuelos de papel. Es un hecho que pocos los miran y menos los ven. Por eso necesitan tanto de la comprensión y los afectos y la gratitud de los próximos, especialmente de los hijos, y como no, del aprecio, la admiración y siempre del respeto. 

Hay padres mayores mentalmente muy jóvenes, mucho más jóvenes de la edad que tienen o aparentan, también en lo físico, conozco casos de padres más jóvenes que sus hijos, por su manera de estar y de pensar, esto la mayoría de hijos no lo entienden, porque no lo han vivido,  pero es así, esos padres, esas mujeres ricas y frondosas: universos de madres como la autora de este poema: La madre de mis hijas donde se refiere a sí misma como "ella", se presenta como una extraña, una perfecta desconocida a la mirada de sus hijos, condenada a la clandestinidad y la incomprensión. De eso habla este poema.
Yo también me ocupé de los de los hijos como una leona y aun conservo la melena.

Elena Larruy


  


LA MADRE DE MIS HIJAS

  
La madre de mis hijas,

la del pelo de leona
una mujer niña
que padeció largos dolores de crecimiento
que, a la par de ellas,
-no antes-
conoció la poesía, el desafío,
el olor a aceite de fusil
la textura irregular
de las granadas de fragmentación.

La madre de mis hijas
tan preocupada siempre
por ser feliz
por no dejarse escatimar el día;
las que les pintó las cunas y el cuarto
con colores sicodélicos
-la cuna de Melissa, la cama de Maryam
naranja brillante-
ella que descubrió la piel escurridiza del tiempo
la infidelidad, el escondite
y que les lloraba en el pecho
-hija de las hijas-
ensimismada en sus cosas
llevándolas de un lado a otro
como paquetes
apurada y sin tiempo
para detenerse y jugar.

La madre de mis hijas
huyendo de ellas
por no saber como hacer las paces con ellas
cómo evitar la quieta censura
el reclamo en los ojos;
la que les escribió poemas de amor
para los días cuando la entendieran,
cuando el resentimiento
no les hiciera mella.

La madre de mis hijas
empecinada en vivir una vida
que valiera la pena
para que ellas al menos dijeran
"Esto, aquello, permanece
No en vano la extrañamos."

La madre de mis hijas
contempla la sólida nobleza de la mayor
la tenaz perseverancia de la segunda
la rebelde independencia de la tercera
ve tres mujeres florecidas
en ruta cierta al esplendor
ve a las que son madres
entregarse rotundas al oficio de los hijos
y piensa
que entre todo lo que hizo mal
o dejó de hacer
algo haría bien,
algo.


Giconda Belli
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