Ahora ya sabemos que la vida es comer con un amigo en una terraza, ir de librerías, tomar el sol, ver una película en un cine, perderte por una calle desconocida, coger un tren.
Por eso, cuando la vida regrese, le pediremos menos cosas.
Y me acuerdo ahora de los restaurantes llenos, de las bodas, de las fiestas, de los viajes en autobús, en avión, en el metro.
Nostalgia de las rebajas de todas las tiendas y mercadillos de España, mi gran país, mi pobre país torturado y humillado.
Cuando esto termine, yo creo que jamás volveremos a dar un beso protocolario. Todos los besos se volverán besos poderosos, fuertes, grandes, sexis y salvajes.
Cuando regrese la vida, me verá guapo y elegante, como siempre.
Cuando ella vuelva, porque volverá, me encontrará bien dispuesto y a la orden.
Un poema de Manuel Vilas: LA ESPERA,
Junto a otros seis autores nos dejan testimonio de este tiempo inquietante de alarma mundial que estamos viviendo con el Covid19.
Ada Salas - BOSQUE
Estos
pájaros
-ahora, sí, tan nítidos-
que oigo -su canto: esa luz-
convierten
la ciudad
en el centro de un bosque.
Apenas dicen nada
de la muerte
dicen:
yo soy
la primavera.
Estoy de nuevo aquí.
Me acerco a tu ventana luego
dicen:
también
entre el horror
más pura
la belleza.
Felipe Benítez Reyes - EL ENFERMO
Instalado en la pureza más sola del dolor,
en un territorio incontaminado
donde no vive más que el dolor puro,
como una identidad desvanecida
que se ha llevado el aire,
¿con qué sueña?
¿Aristas que se juntan,
espirales letárgicas que giran,
un abismo al abismo...?
¿Qué narratividad rige su sueño?
En su sueño agitado, ¿qué sucede?
¿Qué hay dentro de cada cual que no es de nadie?
En esta asepsia clínica, en este plenilunio de la nada,
¿qué se puede soñar cuando ya solo queda
la pureza más sola del dolor?
Marwan - UN EXTRAÑO UTENSILIO
Me llevo a papá al hospital,
le está costando respirar.
Son las 21:35 del miércoles 25 de marzo.
Las calles son pasillos de geriátrico.
El miedo toma forma real,
se acomoda en mi familia.
Mi padre está peleando contra el aire
en una habitación de un hospital del sur de Madrid.
Mi hermano es enfermero allí,
él lo cuidará, nos decimos,
buscando la suerte en la desgracia.
Pero nada es fácil,
la angustia es una goma elástica,
el miedo, un tubo de ensayo,
vivo en una de las negrísimas pinturas de Goya.
La esperanza es solamente un extraño utensilio
que hoy sostengo entre las manos,
el tiempo un lento tren que no quiere atravesar el paisaje.
Soy el niño que llora por el dolor del hombre
que no puede sostenerle la mano a su padre.
La rama es fuerte, la vida, un pez remontando río arriba,
papá se recupera.
¿Cómo no pensar en ellos,
en los que se quedaron colgados
como una chaqueta en la última conversación
con un familiar del que no se pudieron despedir?
La esperanza es solamente un extraño utensilio
que se sostiene entre las manos.
Instalado en la pureza más sola del dolor,
en un territorio incontaminado
donde no vive más que el dolor puro,
como una identidad desvanecida
que se ha llevado el aire,
¿con qué sueña?
¿Aristas que se juntan,
espirales letárgicas que giran,
un abismo al abismo...?
¿Qué narratividad rige su sueño?
En su sueño agitado, ¿qué sucede?
¿Qué hay dentro de cada cual que no es de nadie?
En esta asepsia clínica, en este plenilunio de la nada,
¿qué se puede soñar cuando ya solo queda
la pureza más sola del dolor?
Marwan - UN EXTRAÑO UTENSILIO
Me llevo a papá al hospital,
le está costando respirar.
Son las 21:35 del miércoles 25 de marzo.
Las calles son pasillos de geriátrico.
El miedo toma forma real,
se acomoda en mi familia.
Mi padre está peleando contra el aire
en una habitación de un hospital del sur de Madrid.
Mi hermano es enfermero allí,
él lo cuidará, nos decimos,
buscando la suerte en la desgracia.
Pero nada es fácil,
la angustia es una goma elástica,
el miedo, un tubo de ensayo,
vivo en una de las negrísimas pinturas de Goya.
La esperanza es solamente un extraño utensilio
que hoy sostengo entre las manos,
el tiempo un lento tren que no quiere atravesar el paisaje.
Soy el niño que llora por el dolor del hombre
que no puede sostenerle la mano a su padre.
La rama es fuerte, la vida, un pez remontando río arriba,
papá se recupera.
¿Cómo no pensar en ellos,
en los que se quedaron colgados
como una chaqueta en la última conversación
con un familiar del que no se pudieron despedir?
La esperanza es solamente un extraño utensilio
que se sostiene entre las manos.
Joaquín Pérez Azaustre - REPATRIACIÓN
(Vuelo Argel-Madrid, 31 de marzo, 2020)
Dile a un padre que suba en ese avión
sin mirar atrás.
Que lo importante es él, que piense en él,
y no en el ángel bueno y laborioso
que intentó deslizar sobre el jardín
de las horas felices, con su bruma de espanto.
Dile al padre más fuerte que no es nada la fuerza
de su voz siempre alegre, dile que la custodia
se impone a los minutos y debe decidir
regresar a la vida o inmolarse después.
Dile a un padre que olvide que las manos pequeñas
hoy pudieron subirse en el último vuelo
y afrontar la batalla de las horas del día.
Dile a un padre que rece.
Y que sueñe palabras consulares de amparo
porque no queda tiempo de escribir su novela
de patria potestad.
Dile al padre que un día los ojos verdaderos
de los hombres que escriben su geografía de amor
volverán a encontrarse en un fuego lejano
Dile a un padre que suba en ese avión
sin mirar atrás.
Que lo importante es él, que piense en él,
y no en el ángel bueno y laborioso
que intentó deslizar sobre el jardín
de las horas felices, con su bruma de espanto.
Dile al padre más fuerte que no es nada la fuerza
de su voz siempre alegre, dile que la custodia
se impone a los minutos y debe decidir
regresar a la vida o inmolarse después.
Dile a un padre que olvide que las manos pequeñas
hoy pudieron subirse en el último vuelo
y afrontar la batalla de las horas del día.
Dile a un padre que rece.
Y que sueñe palabras consulares de amparo
porque no queda tiempo de escribir su novela
de patria potestad.
Dile al padre que un día los ojos verdaderos
de los hombres que escriben su geografía de amor
volverán a encontrarse en un fuego lejano
Ana Merino - EL HECHIZO
Este presente de remolino
de gotas invisibles,
de veneno minúsculo,
de susurros distantes.
Calendario perplejo de días repetidos
que intuyen el enigma
de la fragilidad que nos habita.
Qué despierte esa idea del pensamiento pleno,
la energía anhelada,
el sueño solar de las alquimias,
que se inventen la fórmula del cielo
y encuentren su respuesta
en los laboratorios
y rompan este hechizo.
de gotas invisibles,
de veneno minúsculo,
de susurros distantes.
Calendario perplejo de días repetidos
que intuyen el enigma
de la fragilidad que nos habita.
Qué despierte esa idea del pensamiento pleno,
la energía anhelada,
el sueño solar de las alquimias,
que se inventen la fórmula del cielo
y encuentren su respuesta
en los laboratorios
y rompan este hechizo.