SENTIR
SOLTAR
SONREÍR
DISFRUTAR
Ahora entiendo que no soy yo. Me estoy dejando llevar. Todo se mueve. Permanezco todo el tiempo en contacto con la naturaleza, escuchando sus sonidos, privilegiando el diálogo con la noche y sus estrellas, el cultivo de todo tipo de plantas, la escalada a las montañas que parecieran ser besadas por las nubes, el escuchar los sonidos de las quebradas y dibujando las vivencias campesinas con la musa poética que emerge del todo y la nada, libre de análisis, de interpretaciones mensurables desde la mente que abunda en razones alimentadas por el pensamiento, que siempre intenta justificar el conocimiento desde el intelecto. Nos han hecho creer en la individualidad, en la fragmentación de la vida. Esa es una dimensión del conocimiento que ostentan los niveles de consciencia bañados de pensamiento razonado, pero carente de la naturaleza espiritual de las corrientes de vida que danzan en este plano y que ya empiezan a redescubrirse.
La vida contemplándose a sí misma
Héctor Rodríguez Orellana