Mis ojos están empañados como los
cristales de la casa de mis padres cuando íbamos en Navidad con nuestros hijos pequeños. Ellos siempre nos recibían de la manera más generosa que pueda uno imaginar. Todo les parecía poco para nosotros. Mi madre preparaba ricas comidas y caldos deliciosos que
dejaban los cristales entelados, como están mis ojos ahora. Escribo desde esa
humedad del cristal. Fuera hace frío y en estos momentos no veo más que oscuridad.
Los padres no deberían morir nunca. Es lo más auténtico, incondicional y amoroso que ha pasado por nuestras vidas. Cuando más los necesitamos y más capacitados estamos para decirles lo que los queremos, ya no están. Ya no hay un número de teléfono donde llamar a la madre y decirle: mamá me he separado, y escuchar su voz diciendo: ¡no te preocupes hija, vente a casa, nosotros cuidaremos de ti!.
Hoy soy como la niña huérfana que no encuentra lugar de acogida para su tristeza. Pero sé que pasará, no sin dejar huella; pasará y lo contaré sin pudor y sin vergüenza como cuento todo lo mío. Hay demasiado silencio sobre lo que nos preocupa y atormenta. Silencios atronadores creando tumores y perforando entrañas que enferman los cuerpos. Yo no voy a morir de silencios.
Pero sí me puede la tristeza de estos días, todo está muy reciente. Me consuela encontraros en esos cruces de caminos humanos, donde todos transitamos, y os paráis a mirarme con cariño y comprensión, y me dejáis en el oído palabras bonitas que recibo con agrado. Frases como tiritas que taponan las heridas y el dolor que siento en estos momentos.
Cuando asumes lo poco importante que eres para el resto del mundo, el alma se deshace de su ropero y empieza a ser ella misma. Voy a emprender un viaje nuevo con ese equipaje ligero.
Me siento muy cerca de todos vosotros estos días. Me escribís y me abrazáis por WhatsApp y me mandáis besos desde la distancia más remota. Todos me contáis algo sobre este hecho , de diferente manera. Me consoláis y me decís que me queréis, que me admiráis, no importa si son verdades a
medias, o mentiras de consuelo, lo acepto todo de corazón, porque conozco los vuestros,
a veces tan necesitados como está el mío ahora. Cada día de nuestra existencia todos sufrimos de muchas maneras alguna perdida o rotura por donde sangramos.
Yo también siento vuestro dolor. Vuestras tristezas y vuestros duelos son también los míos. Las personas que más se acuerdan de nosotros cuando estamos necesitados de cariño, son las que más nos necesitan.
Me despido de vosotros, con un Hasta Pronto. Cuando alivie mi dolor, me ocuparé del vuestro, si me dejáis.
Gracias a todos los que me habéis escuchado, aunque algunos no hayáis podido articular apenas palabras. Os quiero a todos.
Elena
Hola, Elena. Me encanta tu escrito. Has conseguido reflejar la separación como una situación que te envuelve, desde dentro, mostrando nostalgia y agradecimiento a las personas que te quieren y te han querido, de una manera especial, sin olvidar a los amigos que intentamos ponernos en tu lugar. La metáfora del terrón de azúcar y la exquisitez de la foto es el broche que abre todos los corazones.
ResponderEliminarGracias Teresa, tu fuiste una de esas personas amigas que estuviste a mi lado. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por todo lo que me has dado y me das .Eres muy humana y sabes estar del lado del más débil.
ResponderEliminarTodo pasa y todo llega ..porque lo nuestro es pasar ,pasar haciendo camino...Así eres tú.
Un fuerte abrazo siempre serás mi AMIGA .
Que bonitas palabras y el verso de la canción de Serrat, de Antonio Machado que cierto. No se quien eres, pero estoy segura que recibo lo mismo de ti.
EliminarAmiga, hermosa palabra. Gracias
Muy pocos son los que han llegado a esta carta, porque no la envié por whatsapp a los amigos que es lo que hago si quiero que una publicación se lea. No se quien eres, pero hablas de amistad, seguro que estás en primera línea de mi vida, sobre todo al corriente de como vivo mi separación, de como mi corazón se deshidrata muchos días porque consume más agua. Gracias amiga. Te quiero
ResponderEliminarQue bonito texto Elena y que emotivo. Interesante reflexión sobre los padres y cuanta razón tienes al decir que cuando podriamos agradecerles desde un corazón maduro y amoroso lo que nos han querido y acogido, ya no los tenemos.
ResponderEliminarLa vida es un recorrido que a menudo nos tambalea para que podamos seguir avanzando. Las separaciones cuestan y nos duelen, aunque son necesarias para seguir creciendo , como los huesos en los niños cuando dan estirones. Pero poco a poco todo se va recolocando y de nuevo los ojos dejaran de estar empañados para seguir viendo el camino que tenemos delante. Una abrazo grande grande, amiga.