"Escribo y amo. Mi vida es secreta, apasionada y, sobre todo, libre. Acepto al hombre que me acepta como soy. Pertenezco al siglo XXI. No cultivo mis nostalgias ni mis debilidades, y me aburren las tragedias. En mecánica, soy fanática de la inyección directa. He jurado ser siempre joven. Otros datos no importan".
Así se definió a sí misma Betina Edelberg 1921-2010
La poesía según Betina Edelberg:
"Más allá del tono lastimero y pesimista o de negación y falsa cólera, más allá de la premeditación optimista y épica existe una poesía tranquilamente modesta que no busca agradar ni seducir sino expresarse por sí misma, a veces con humor o con ironía, a veces como una inclemencia : creo que entrega una dolorosa versión de la esperanza.
Esta poesía denuncia o describe su tiempo privada de la anécdota y de la complacencia del canto. Su desnudez la lleva a la pobreza de la palabra primordial. Proviene de seres indigentes y resignados a entregar sólo una aproximación de lo que fuera la efervescente embriaguez del poeta ante la crispada realidad o sueño y ante la palabra ambigua. Esta poesía de la intemperie es frugal y próxima al silencio. No es el único camino, pero es el que prefiero en estos momentos. Acaso me haya equivocado y me haya perdido para siempre".
P o e s í a E x q u i s i t a
PATRAGATHIA
(POEMA DEDICADO A SU PADRE CUANDO TENÍA 70 AÑOS)
Quédate un momento
detenido
como en una larga sobremesa,
con tu nostálgica sonrisa,
la mano apacible
caerá hasta dormitar sobre el mantel,
siempre oyendo
mientras la mirada se aleja...
la espalda arqueada,
el escaso pelo,
la voz creando los atributos de tu bondad.
Así te veré mañana
cuando te festejemos.
Así te pienso
en medio del tiempo que me devora,
el tiempo me aleja,
me separa,
envuelve,
y sin embargo te pienso siempre
y mansamente vuelvo a la infancia,
al lugar junto a la mesa,
a tu venerada presencia.
Vuelvo a la voz,
a las palabras
y voy desentrañando su dibujo
y voy cayendo al pie de mis raíces.
Así te veré mañana
sin haberte merecido todavía.
Betina Edelberg
SALVACIÓN POR LA PALABRA
Y sin embargo
en el comienzo de la mentira
en el movimiento ciego y apurado
y sin asilo
en el falso espejo de la palabra
está nuestra morada
y nos consume
y aprisiona con su palma de siglos.
Aceptar esta muerte morosa
el imperio de esta lenta podredumbre
y sin hoguera
sin resurrección acaso.
Aceptar la soledad de una frase
que destruye el mundo que rodea
en una imagen sin recuerdo
sin ojo.
Aceptar el altivo exilio de nombrar.
Aceptar
la débil esperanza de la profecía
y del oráculo
que nadie entendió.
Betina Edelberg
Del libro "MUTACIONES"
detenido
como en una larga sobremesa,
con tu nostálgica sonrisa,
la mano apacible
caerá hasta dormitar sobre el mantel,
siempre oyendo
mientras la mirada se aleja...
la espalda arqueada,
el escaso pelo,
la voz creando los atributos de tu bondad.
Así te veré mañana
cuando te festejemos.
Así te pienso
en medio del tiempo que me devora,
el tiempo me aleja,
me separa,
envuelve,
y sin embargo te pienso siempre
y mansamente vuelvo a la infancia,
al lugar junto a la mesa,
a tu venerada presencia.
Vuelvo a la voz,
a las palabras
y voy desentrañando su dibujo
y voy cayendo al pie de mis raíces.
Así te veré mañana
sin haberte merecido todavía.
Betina Edelberg
Del libro “Crónica Menor"
SALVACIÓN POR LA PALABRA
Y sin embargo
en el comienzo de la mentira
en el movimiento ciego y apurado
y sin asilo
en el falso espejo de la palabra
está nuestra morada
y nos consume
y aprisiona con su palma de siglos.
Aceptar esta muerte morosa
el imperio de esta lenta podredumbre
y sin hoguera
sin resurrección acaso.
Aceptar la soledad de una frase
que destruye el mundo que rodea
en una imagen sin recuerdo
sin ojo.
Aceptar el altivo exilio de nombrar.
Aceptar
la débil esperanza de la profecía
y del oráculo
que nadie entendió.
Betina Edelberg
Del libro "MUTACIONES"
EPOPEYA DE LA NEGACIÓN
No quiero murmurar nostalgia,
repetir desolación,
lamer el vano sortilegio de un lenguaje.
No quiero estos fastuosos resúmenes:
un vacío que llamamos vida
y que puede ser dificultad o cobardía
o vergüenza de ser nada,
la lenta profanación de ser solamente,
acumular minúsculas traiciones,
inútil movilidad.
Alguien canta falsos estíos
o un mundo sonriente que no existe,
porque hay que fingir un altísimo solo,
desconocer una triste marea y su naufragio.
Alguien cambia mentira por amor
y todo es la fábula de una puñalada
o desaparición total.
La realidad describe sonrientes fotografías:
un himno infatigable a los jefes de la destrucción.
No quiero murmurar hojas,
repetir antiguos paisajes o sentimientos perdidos,
no quiero aceptar vagas reverencias o sumisiones,
mezquinas ganancias,
un mundo aferrado a la vejez, al miedo, al trueque.
Elijo ser nadie,
ser pobremente yo,
disiparme en verdad,
aunque el precio sea volverme
y no contemplar un hervor que me mira y me conquista,
aunque el precio sea esta soledad,
esta soledad.
Betina Edelberg