miércoles, 1 de agosto de 2018

ELEVAR LA CONCIENCIA





La vida contemplándose a sí misma 

He aquí parte de la memoria escrita de los encuentros que sostuvimos con Jacinta, una vieja andariega campesina venezolana, mística, silenciosa, apacible, con una tierna y profunda mirada, donde se vislumbran respuestas siderales y misteriosas para todo. De voz sublime y sonrisa de colores. Imperceptible para el subyugante dominio del ego. La conocimos desde niño, cuando ella llegaba en horas de la tarde a la casita donde vivíamos junto a mis padres y hermanos. El tiempo pasó casi imperceptible, pero los encuentros continuaron. En la espiral de la vida retornamos a los montes de nuestra niñez y allí estaba ella.

Ataviada con pantalones enrollados hasta la media rodilla, botas de cuero grueso y curtido por el tiempo, vestido largo, una marusa que le guindaba, cruzada entre sus hombros y una soñadora sonrisa que invitaba a penetrar su mirada y vivir sus misterios. Nuestros encuentros y conversas se hicieron muy frecuentes. Para cada encuentro, cada tarde, cada mañana o cada noche, tenía un cuento diferente, pero siempre manteniendo la esencia vivaz, natural de sus historias. Planteaba la vida percibiéndolo todo desde un enfoque profundamente espiritual. Ella realmente era un misterio, como una mensajera de la vida de las comunidades asentadas en el pie de Monte Andino, al occidente de Venezuela.

Una mañana, muy temprano llegó a nuestra casa. Luego de saborear un caliente café e intercambiar puntos de vista acerca del estado del tiempo y las siembras del periodo de lluvias, que ya se aproximaban, nos miró fijamente y dijo que ya había llegado el momento de contarnos algunas cosas que deberíamos saber. Dijo que la acompañara a su refugio, como así le decía a su casita que se escondía en la montaña de Los Barzales, entre nubes y aves anunciadoras del arcoíris. Nos preparamos para el viaje e iniciamos el camino. Durante el trayecto mantuvimos un silencio cómplice. Ella iba delante, no mostraba cansancio, a pesar que eran senderos bastante inclinados. A veces se volteaba y sonreía. Nos invadía una gran expectativa. Sentíamos una extraña sensación de alegre incertidumbre. Llegamos a una casita localizada entre unos frondosos guamos y bucares. Una bella casita de barro, madera y zinc, adornada con muchas flores y aves que entretejían sus nidos en las cornisas. Algo así como un refugio espiritual. Todo allí estaba dispuesto de una manera muy sencilla.



La mañana era fresca y la neblina besaba los tiernos guamos bañados de rocío. Una tenue llovizna aquietó la percepción humana, y sentimos una honda percepción mística. Regresaba a un lugar del cual había partido hacía muchísimo tiempo. Quizás no era un lugar. Ella más tarde nos dijo que era la elevación al mundo de la conciencia, a una dimensión espiritual. Esto fue lo que dijo, luego de invitarnos a pasar y sentarnos en una silla hecha de juncos, bejucos y tiras de tallo de ortigas, mientras ella tomaba asiento en una cómoda silla tejida artesanalmente y cerraba lentamente sus ojos:

Mira, uno el ser humano es como un árbol, va pasando por muchas etapas, cada etapa vivida le va dejando enseñanza. Uno no se queda en una sola etapa, la naturaleza no trabaja así. Lo que hay que hacer es vivir jugando a la vida. Revivir el pasado pero solo para tenerlo como referencia y buscar respuestas de cosas que suceden en el presente. Lo mismo pasa con el futuro, hacer proyecciones de lo que a uno le parece que debería ser el mundo venidero, pero no para vivir angustiado, preocupado, no, no señor. Vivir jugando al ahora, que es un eterno presente.

El árbol ni vive recordando sus hojas caídas ni de las flores que vendrán. El árbol es el árbol, mas nada. ¿Tú crees que cuando los cafetales echan esas flores tan blancas, bonitas y olorosas, lo hacen para que nosotras las miremos? No, vale, eso lo hacen es porque esas son matas de café y no pueden echar otro tipo de flores sino de café. Ellas expresan la naturaleza de lo que son. Desde hace cierto tiempo, ando transitando los senderos cósmicos de la existencia. Acontecimientos inesperados, inexplicables para el intelecto humano, han sido los símbolos y las señales que han motivado a explorar los intrincados caminos de la dimensión espiritual. Desde la perspectiva humana, soy una campesina buscadora y encontradora del significado de la memoria de los abuelos que aquí vivieron antes que yo. Desde niña, capté la enseñanza de amar a la naturaleza y sentirme parte de ella. Trepando guamos, pomarrosas y guayabos y escuchando las melodías de las aguas de la quebrada vecina a mi casita de barro, aprendí a existir en los bellos paisajes de la existencia. Allí descubrí cosas que son extrañas para el mundo, raras, porque no tienen una racionalidad científica.



Entre esas cosas está la espiritualidad profunda, que es un enfoque de vida. Un enfoque que vincula el todo, desde lo más minúsculo conocido, hasta los soles y galaxias que percibimos durante las noches estrelladas. Así comencé a recordar lo que realmente soy. En momentos de reflexión, algo vibraba por la aventura de introducirme en el laberinto incierto de las hojas, las flores, los frutos, ramas y tallo de un frondoso árbol. Había identificado los componentes de ese árbol, pero una fuerza interna insinuaba otras interrogantes: ¿Cómo es la fuente que sostiene a ese árbol? ¿Quién la dirige? ¿De dónde viene? ¿Podré tener acceso a ella? Instintivamente relacionaba esa fuente con la savia que circula por los árboles que rodean mi casita.

Ahora entiendo que no soy yo. Me estoy dejando llevar. Todo se mueve. Permanezco todo el tiempo en contacto con la naturaleza, escuchando sus sonidos, privilegiando el diálogo con la noche y sus estrellas, el cultivo de todo tipo de plantas, la escalada a las montañas que parecieran ser besadas por las nubes, el escuchar los sonidos de las quebradas y dibujando las vivencias campesinas con la musa poética que emerge del todo y la nada, libre de análisis, de interpretaciones mensurables desde la mente que abunda en razones alimentadas por el pensamiento, que siempre intenta justificar el conocimiento desde el intelecto. Nos han hecho creer en la individualidad, en la fragmentación de la vida. Esa es una dimensión del conocimiento que ostentan los niveles de consciencia bañados de pensamiento razonado, pero carente de la naturaleza espiritual de las corrientes de vida que danzan en este plano y que ya empiezan a redescubrirse.



La naturaleza real de la vida es vivir. Juega, no preguntes, déjate llevar por la natural incertidumbre del todo que es nada. No intentes analizar, interpretar, teorizar, porque serás abordado por la egoica y presumida razón, que solo busca teorizar para inventar tesis y leyes, que contribuirán para que el sistema de creencias dominante, se justifique asimismo. Conversemos sin apegos, sin análisis, sin interpretaciones. Vivamos cada encuentro. Sin planes, sin metas, sin objetivos. Esbozando la memoria de los encuentros, como un ingenuo pintor, que se deja llevar por la danza de los pinceles y por la imaginación de los colores. La naturaleza se descubre asimisma. En ella solo hay respuestas. Las preguntas vienen de la vanidad de la razón. ¿Es posible razonar, analizar, interpretar el amor?

Solo percibe, intérnate en la memoria contenida en la naturaleza y experimenta ser nada para llegar a ser todo. En ese momento, serás un árbol, un pájaro, una gota de agua de lluvia, un vientecillo disfrazado de olor de miel. No te harás preguntas porque serás la respuesta.

Autor: Héctor Rodriguez Orellana

martes, 31 de julio de 2018

QUE LA PALABRA NO MUERA





Que no mueran las palabras

aquellas que me dijo mi madre,
acostadlas en mi lecho,
las que pronuncié para amar,
las que escuché sinceras,
las que se mostraron
de corazón o se ocultaron por pudor
y llevaban  mi nombre,
que no se borre su verdad,
que la palabra no muera.

Elena Larruy

lunes, 30 de julio de 2018

AMISTADES ENTRAÑABLES

Música y poesía en la voz de dos grandes poetas y amigos, Benjamín Prado y Leiva, bajo los acordes musicales de Lo Niego Todo, del amigo y poeta Joaquín Sabina.






No quiero seguir siendo quien no soy.
No quiero recordar lo mismo que tú olvidas.
Prefiero que no estés a que te hayas marchado.
No quiero que me expliques qué has querido decir.

Me conformo con más de lo que me merezco.
No quiero que la muerte me sorprenda esperándola.
No quiero regresar al sitio del que he huído
a buscar las razones por las que me marché.

No te quiero decir lo que quieres que oigamos.
No quiero ser tu bala en la recámara.
No quiero días largos que lleguen muy lejos
ni que donde esté solo, haya siempre alguien más.

Quiero salir de casa sin infundir sospechas.
No quiero preguntarme lo que pudo haber sido.
No quiero descubrir que hace ya muchos años
que no hago nada por primera vez.

No quiero que las cosas se queden como estaban.
No quiero que me guardes el secreto.
Quiero que al despertar recuerdes qué he soñado.
No quiero que no haya más tiempo que perder.

No quiero que me expliques de qué va todo esto.
No quiero que tengamos que hacernos a la idea.
No quiero que se cumplan los pronósticos,
que pase lo que tenga que pasar.

No quiero que nos sobren las palabras
y lo que calle busque a otro que lo diga.
No quiero ver el vaso medio lleno.
No quiero que pudiese haber sido peor.

Sólo quiero
saber que cambiarías a cualquiera por mí.


Ya no es tarde, Benjamín Prado


domingo, 29 de julio de 2018

REFLEXIONES DESDE EL BANCO DE LOS OLVIDADOS

Muchos son los sinsabores y quebrantos que padres y madres mayores sufren de los hijos adultos cuando estos están creciendo y madurando, en otros aspectos que no son el físico, claro.  Muchos los hijos que en ese despertar a la frustración y discurrir por la vida entre desencantos y entresijos lógicos que la vida produce, encuentran en los padres el blanco perfecto donde descargar la batería de insatisfacciones y rabia. Frustraciones naturales de un desorden generacional que necesita su tiempo para ser entendido y procesado y disculpado cuando no perdonado. 


Corazones tendidos al sol desangrándose



Hablo del hijo intolerante que ya no atiende la voz de la madre o el consejo del padre, que los mira con desatino y desprecio, que tiende a reprochar, ridiculizar, que se aleja. Cuando esto ocurre y nos ponemos en la piel de la madre que ha amado y sigue amando, cuida y protege a sus hijos, -sin que eso la convierta en inocente ni perfecta-, entendemos algo de su dolor y su silencio, de su prudencia, de los pensamientos rayados que procesa  su cabeza hablándole al corazón en un discurso tan inútil como pertinaz: sé que te fallé, no me ataques, de nada soy culpable, lo hice de la mejor manera.

¿Quién puede causar dolor sin antes haberlo sufrido? ¿Quién puede recibirlo sin antes haberlo dado?: involuntaria inconscientemente, sí, pero dolor inevitable que conlleva el discurrir por los caminos de la evolución. Todos somos víctimas y verdugos de un sistema que nos culpa y encadena. Es natural que de padres a hijos se transmitan esas imperfecciones cuando criamos y educamos a nuestros menores, todos estamos aprendiendo y todos lo hacemos de manera imperfecta e incompleta porque el propio mundo es así: de ahí el rechazo, de ahí la  incomunicación y como consecuencia la lógica insatisfacción. 

Cuando los padres se hacen mayores siguen aprendiendo; una de las cosas que les enseña su madurez es a interpretar las experiencias de manera diferente, con una mirada más extensa y expandida, cosa que a efectos prácticos les sirve de muy poco porque a la vez que eso sucede se van haciendo cada vez más pequeños e invisibles a los ojos ajenos de la sociedad. ¿Que injusta realidad, verdad?. Cuando uno sabe y está más preparado para aportar a la comunidad va y lo trasfieren a la reserva, al banco de los olvidos. Podría parecer una zona de confort y no lo es, yo la llamo zona de alto riesgo, porque la invisibilidad produce atropellos que los invalida y deja frágiles y vulnerables como un pañuelo de papel. Es un hecho que pocos los miran y menos los ven. Por eso necesitan tanto de la comprensión y los afectos de los próximos, especialmente de los hijos, y como no, del aprecio y siempre del respeto. 

Hay padres mayores mentalmente muy jóvenes, mucho más jóvenes de la edad que tienen o aparentan, también en lo físico, conozco casos de padres más jóvenes que sus hijos, por su manera de estar y de pensar, esto la mayoría de hijos no lo entienden, porque no lo han vivido,  pero es así, esos padres, esas mujeres ricas y frondosas: universos y madres como la autora de este poema: LA MADRE DE MIS HIJAS se refiere a sí misma como "ella", se presenta como una extraña, una perfecta desconocida a la mirada de sus hijos, condenada a la clandestinidad y la incomprensión. De eso habla este poema, de lo mismo que hablo yo cuando digo que yo también me ocupe de los hijos como una leona, y para bien o para mal y hasta el final seguiré conservando la melena.

Elena


  

LA MADRE DE MIS HIJAS

  

La madre de mis hijas,

la del pelo de leona

una mujer niña

que padeció largos dolores de crecimiento
que, a la par de ellas,
-no antes-
conoció la poesía, el desafío,
el olor a aceite de fusil
la textura irregular
de las granadas de fragmentación.

La madre de mis hijas
tan preocupada siempre
por ser feliz
por no dejarse escatimar el día;
las que les pintó las cunas y el cuarto
con colores sicodélicos
-la cuna de Melissa, la cama de Maryam
naranja brillante-
ella que descubrió la piel escurridiza del tiempo
la infidelidad, el escondite
y que les lloraba en el pecho
-hija de las hijas-
ensimismada en sus cosas
llevándolas de un lado a otro
como paquetes
apurada y sin tiempo
para detenerse y jugar.

La madre de mis hijas
huyendo de ellas
por no saber como hacer las paces con ellas
cómo evitar la quieta censura
el reclamo en los ojos;
la que les escribió poemas de amor
para los días cuando la entendieran,
cuando el resentimiento
no les hiciera mella.

La madre de mis hijas
empecinada en vivir una vida
que valiera la pena
para que ellas al menos dijeran
"Esto, aquello, permanece
No en vano la extrañamos."

La madre de mis hijas
contempla la sólida nobleza de la mayor
la tenaz perseverancia de la segunda
la rebelde independencia de la tercera
ve tres mujeres florecidas
en ruta cierta al esplendor
ve a las que son madres
entregarse rotundas al oficio de los hijos
y piensa
que entre todo lo que hizo mal
o dejó de hacer
algo haría bien,
algo.


Giconda Belli

martes, 24 de julio de 2018

RETIRO SENTIMENTAL




En mi familia no se dijo nunca “te quiero”.
Jamás oí decir “lo siento” a mi padre o a mi madre.
No sé si era vergüenza: una ternura demasiado estridente para enser
cotidiano.
¡Incluso leer poemas! Eso sí que era algo sospechoso,
tanto como una mancha repentina o un suspiro o una puerta cerrada
con demasiada llave.
Nunca “amor”, “estoy triste” o “te echaré de menos”, ¡podía uno reírse
de esas cosas!
Entiendo que hay un pacto tácito de pudor en algunos afectos, y no
obstante
yo hoy llamo a eso la incomodidad con todo lo cercano.

La amputación de lo sentimental, estoy de acuerdo, nos hace mane-
jables los rituales difíciles de convivir; una pequeña argucia.
Así el templo: las fórmulas, nada de desgarrarse.
En el templo, en la casa, como en un hospital, es necesaria la asepsia
de los gestos repetidos, seguros:
Procura ser feliz de una forma privada.

Y, como añadidura, está el saqueo
de palabras por parte de películas y canciones idiotas y esas niñas con
novios revoltosos en un parque, entre arbustos enanos.

Y hay a quien gustan mucho las escenas
y tocar la guitarra sentimental de todos los salones y de todas las playas
adolescentes, lánguidas igual que un veraneo despacioso,
mientras algunos más nos quedamos a solas,
bebiendo (y arrugados como estúpidos plátanos),
pensando qué decir.

En mi casa jamás se dijeron en alto las cosas importantes.
Busca hoy dentro de ti una lágrima, un gesto de ternura:
Ya se nos hizo tarde para esas tonterías.


José Luis Piquero Mieres, 1967
Retiro Sentimental
de su poemario Monstruos Perfectos


lunes, 23 de julio de 2018

UN TIPO QUE AMÓ LA VIDA

Cuando la vida es un don se vive y disfruta como lo hizo Ray Bradbury, gran escritor estadounidense de ciencia ficción y genial visionario.

Caricatura de Ray Bradbury


ESCRIBO POR AMOR


«Lo que funda toda escritura es el amor, es hacer lo que amamos y amar lo que hacemos. Y olvidarse del dinero. En mis comienzos, yo ganaba 30 dólares por semana, y mi novia era rica, pero le pedí que hiciera voto de pobreza para casarse conmigo. No teníamos ni automóvil ni teléfono, vivíamos en un departamento pequeño en Venice, pero la estación de servicio de enfrente tenía una cabina telefónica. Iba corriendo a atender cuando sonaba y la gente creía que me llamaba a mi oficina. Yo les repito: “Rodéense de personas que los quieran, y si no los quieren, échenlos. No hay necesidad de ir a la Universidad, donde no se aprende a escribir. Vayan más bien a las bibliotecas”. Yo escribí Fahrenheit 451 porque había oído hablar del incendio de la biblioteca de Alejandría y de los libros quemados por Hitler en Berlín. Escribo todos los días, cada mañana, desde hace setenta años. ¡No paro! Y escribo para el teatro desde hace cuarenta y cinco años; me encanta».


Sentencia a modo de decálogo que nos dejó el gran padre de la literatura de ficción, que nos contaba "haber encontrado su amor en una librería". Cuando se rastrea su interesante vida se aprecia que no pudo ser de otra manera, muchas fueron las visitas que les hizo y muchas más las horas que pasó en las bibliotecas, donde adquirió los conocimientos y la  vasta cultura que no le dio la universidad. Sus inmortales obras de ciencia ficción alcanzaron tal magnitud que los propios estadounidenses en el año 2000 pusieron su nombre a un asteroide.
Leer sus vitales aforismos y sus inteligentes sentencias trasmite una sonrisa de alegría y esperanza, la misma que él tenía depositada en la vida.  Sin duda un referente ejemplar donde perderse.

El gran decálogo de Ray Bradbury

sábado, 21 de julio de 2018

LA ASALTANTE DE CIELOS


Artista Susan Saladino

La excelencia en la voz siempre fértil, incansable y pasional de Gioconda Belli 



SECRETO DE MUJER


A cierta hora del día
ciertos días
la noción de ser hembra
emerge como espuma
y sube hacia los contornos de mi cuerpo.
Plexo solar, muslos, brazos
se esponjan de una sensualidad
que va mucho mas allá del sexo.
El regocijo interno,
el perfecto balance del alma y el cuerpo
me pone en un aire de àguila y paloma
desde el que se me otorga percibir
la exacta redondez y tersura de las cosas.
Desde los tobillos
un efluvio circular asciende a los sentidos
como si habitada por el antiguo poder de lo femenino
dejara de ser yo material y limitada
para transmutarme en el ala del ave
que, tensando los mùsculos,
vuela íngrima y absorta hacia el sol.
¿Quién dijo que soy débil?
¿Quién se atrevió a compadecerme?
En esos momentos
del impùdico goce de saber qué soy
pienso que debería, por decoro, taparme el rostro
el brillo sostenido, directo, de los ojos
para que ni los hombres,
ni los animales domésticos del vecindario
intuyendo mi olor a pájara o semilla germinada
salieran en pos de mí
queriendo poseer la escencia de mi fuerza.
Como toda mujer se precia de serlo
cierro con un candado de llaves imposibles
la secreta noción de mi poder
y aparezco ante los demás
sin delatarme


Poeta Nicaragüense cuya obra desde sus inicios ha sido y es una constante reivindicación de lo femenino, un canto a la mujer que nos cuenta a voces sus secretos, que se reconoce en su gozo y lascivia y nos da detalle sin miedo, a la madre amorosa y prudente, a la sensual que le quema la piel junto a la de su amado, a la activista comprometida, a la amiga, a la compañera. Pero también y sobre todo a la incansable  que nos explica qué significa ser mujer en un mundo de hombres, hombres a los que admira y ama intensa y apasionadamente. Mujer que envejeciendo y asistiendo al derrumbe del cuerpo lo acepta mientras escucha la voz de lo imposible, la de la joven que vive adentro, y quiere seguir asaltando cielos, la que  con tristeza y aceptación observa desde la reja como en su jardín se arremolinan las hojas de otoño.



Preguntas

Sufro una tristeza de hojas
que el viento bate contra una puerta cerrada.
Es el otoño y se hace remolinos la hojarasca
Como si todos los días vacíos de la vida
se apilaran en el jardín, crujiendo su desperdicio.

Recuerdo la pasión.
El tiempo cuando lo prohibido o lo imposible
me tentaba.
Cuando saltaba sin red
o entraba a las jaulas de las panteras
pensando en domar la vida
o darle un curso nuevo a la historia.

El tiempo del deseo no conoce el recato
mucho menos la prudencia.

Ante mi ventana la brisa deja las ramas
avergonzadas en su desnudez.
¿Llega el momento en que uno acepta el despojo?
¿Salir al patio, barrer las hojas caídas
y prepararse para el invierno?
¿Cuántas estaciones alcanzan en una vida?
¿Cuántas hojas muertas?



jueves, 19 de julio de 2018

UNA JAULA CON BARROTES DE SILENCIO



Artista Xi Pan

Curriculum Vitae

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.


Blanca Varela 


lunes, 16 de julio de 2018

SARAMAGO CON VOZ Y LUZ PROPIA



LA VIDA COMO LOS CUADROS CONVIENE MIRARLA CUATRO PASOS ATRÁS





Espero morir como he vivido, respetándome a mi mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame.



El ser humano no recibió el don de la palabra para ocultar sus pensamientos.


Cuanto más viejo más libre y cuanto más libre más radical.

Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal.

En democracia el ciudadano debe elegir, que yo sepa las multinacionales no se presentan a las elecciones y tienen el poder efectivo, real. Es una comedia de engaños.

La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad.

Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es exactamente lo que somos.

Dicen que el tiempo cura las heridas, pero nadie ha vivido lo suficiente para probar dicha teoría.

El poder lo contamina todo, es tóxico. Es posible mantener la pureza de los principios mientras estás alejado del poder. Pero necesitamos llegar al poder para poner en práctica nuestras convicciones. Y ahí la cosa se derrumba, cuando nuestras convicciones se enturbian con la suciedad del poder”.

...la voz pública que, como sabemos, es capaz de jurar lo que no vio y afirmar lo que no sabe.

¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?


Ahora, no hay duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda. Esa soledad del agua que no se mueve.

Ni la juventud sabe lo que puede ni la vejez puede lo que sabe.

Al igual que el hábito no hace al monje, el cetro no hace al rey.

Cuanto más te disfraces más te parecerás más a ti mismo.

Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver pero que no miran.


Vamos hacia los quinientos canales de televisión, y ¿para qué sirven? para que la gente no cuestione el poder. 

Nuestra única defensa contra la muerte es el amor.

Solo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a entender las grandes.

El problema es que la derecha no necesita ningún ideal para gobernar, mientras que la izquierda no puede gobernar sin ideales.

No nos faltan movimientos sociales reclamando un mundo diferente, pero si no nos coordinamos de manera internacional, el capitalismo simplemente se ríe de estas pequeñas organizaciones.

He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.


Los escritores viven de la infelicidad del mundo. En un mundo feliz no sería escritor.

Haber sido despedido es lo mejor que me ha pasado en la vida. Me hizo pararme a reflexionar. Fue mi nacimiento como escritor.

Creo que soy una persona que no se complica la vida. Siempre he vivido mi vida sin dramatizar, procurando vivir cada momento, ya fuese bueno o malo.

En ocasiones es mejor conformarse con lo que uno tiene con tal de no perderlo todo.

La sociedad ha de cambiar, pero los poderes políticos que poseemos actualmente no son suficientes para efectuar este cambio. Para ello, el sistema democrático en su totalidad habría de ser rediseñado.

Podemos escapar de todo excepto de nosotros mismos.

Las conciencias permanecen en silencio más de lo que deberían.

Si soy sincero hoy, ¿qué importa si me arrepiento mañana?

La actitud de altanería insolente es propia de las relaciones que los americanos forman con aquello que les es extraño.

Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio, que es bueno para mi salud, pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista: tienes que leer. 

En realidad no soy novelista, sino un ensayista fracasado que empezó a escribir novelas porque no sabía cómo escribir ensayos.

El peor dolor no es el que se siente en el momento, sino el que se siente más tarde cuando no hay nada que se pueda hacer.

Para continuar viviendo, hemos de morir. Esa es la historia de la humanidad, generación tras generación.

Usamos las palabras para entendernos los unos a los otros, y algunas veces, para encontrarnos.

Nunca me han gustado los “héroes positivos” de la literatura. Casi siempre son clichés, copias de copias, hasta que se ha trillado el modelo. Prefiero la confusión, la duda, la inseguridad; no simplemente porque es material crudo y productivo, literariamente hablando, sino porque es como realmente somos los humanos.

Cada segundo que pasa es una puerta hacia el futuro. Pero quizás sea más acertado decir que el futuro es inmenso vacío del cual se nutre el eterno presente.

El mundo está gobernado por instituciones no democráticas: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, etc.

El poder real es económico entonces no tiene sentido hablar de democracia.

Es incomprensible que haya personas que participen en elecciones y referéndums de manera democrática, y que luego sean incapaces de aceptar la voluntad democrática del pueblo.

No dudo que el hombre pueda vivir solo perfectamente, pero estoy convencido de que empieza a morir tan pronto como cierra la puerta de su casa tras de sí.

El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir.


En todas las etapas siempre hay nuevas maravillas que sorprenden al ser humano hasta que se acostumbra y pierde el interés.

La gente vive bajo la ilusión de que tenemos un sistema democrático, pero eso es únicamente la forma externa de dicho sistema. En realidad vivimos en una plutocracia, el sistema de gobierno de los ricos.

Discúlpame si lo que es pequeño para ti, lo es todo para mí.

La abstención significa que te quedaste en casa o que fuiste a la playa. Al votar en blanco estás diciendo que tienes una consciencia política, pero que no estás de acuerdo con ninguna de las opciones políticas disponibles.

No tenía libros en casa. Empecé a frecuentar una biblioteca pública en Lisboa, donde, sin ninguna ayuda excepto la curiosidad y el afán por aprender, mi gusto por la lectura empezó a desarrollarse y refinarse.

Las palabras que vienen del corazón nunca son dichas, se atoran en la garganta y solo se pueden leer en los ojos de los demás.

Leer es probablemente otra manera de estar en un lugar.

Existen esos momentos en la vida, cuando mientras el cielo se abre, es necesario que una puerta se cierre.

Tal vez solo en un mundo ciego las cosas se verían como realmente son.

La única cosa más aterradora que la ceguera es ser el único que pueda ver.

Sabes el nombre que te fue otorgado, pero no sabes el nombre que tienes.

Nunca consideramos que las cosas que los perros saben de nosotros son cosas de las que no tenemos ni la más mínima idea.

Un árbol llora cuando lo cortan, un perro aúlla cuando le pegan, pero un hombre madura cuando le ofenden.

El caos no es más que el orden esperando ser descifrado.

La duda es el privilegio de aquellos que han vivido por un largo tiempo.

Cada parte en si misma constituye el todo a lo que pertenece.

No es que sea pesimista es que vivo en un mundo pésimo.

La muerte definitiva de un escritor tiene lugar cuando absolutamente nadie lee sus libros. Esa es la verdadera muerte.

La muerte está presente cada día de nuestras vidas. No es que ello me produzca una fascinación morbosa, pero es una de las verdades de la vida.

La novela no es un género literario, sino un espacio literario, como un mar que se alimenta de muchos ríos.

No hay personas inocentes; cuando uno no hes culpable de un crimen, es indefectiblemente culpable de una falta.
La naturaleza humana es, por definición, habladora, imprudente, indiscreta, chismosa, e incapaz de cerrar la boca y mantenerla cerrada.

El humano es un ser que está constantemente en construcción, pero también, y de manera paralela, siempre en un estado de destrucción.

No solo escribo, sino que escribo lo que soy.

Acaso no sabes, si no das un paso fuera de ti mismo, nunca descubrirás quién eres.

Todo en la vida es un uniforme; el único tiempo que nuestros cuerpos están realmente vestidos de civil es cuando estamos desnudos.

La importancia que tiene usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo.

Tus preguntas son falsas si ya conoces las respuestas.

Un estómago acostumbrado a pasar hambre se satisface con muy poco.

La memoria es selectiva y tiende a borrar las partes más duras, va armando un recuerdo basado solo en lo más dulce...pero hay que tratar de ser honestos.
¿Acaso nadie entiende que matar en nombre de Dios solo te hace un asesino?

Como todo lo demás en esta vida, dejemos que el tiempo tome su curso y encontrará soluciones

No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona.






Ningún humano puede lograr todos sus deseos en esta vida excepto en los sueños, así que buenas noches a todos.

sábado, 14 de julio de 2018

BENDITA ALEGRÍA




BENDITA ALEGRÍA



Te confunden con otras, alegría:
ingenuidad, simpleza,
candidez,
inocencia.
Te subestiman con diminutivos
sucedáneo de la felicidad
eterna hermana pobre de la euforia.

Parecen no acordarse de la helada rutina,
cuando las insistencias se vacían de sangre
y el espanto aprisiona como un despeñadero.

No recojas el guante, te lo ruego,
olvida el desafío que lanza la ignorancia.
No nos dejes perdidos en medio de qué océano,
sin tu luz, alegría,
la de las manos anchas
la que convierte el alma en lugar habitable.

Desatiende el rumor de las trincheras,
la retórica vana de los oportunistas.
Tú eres el destilado de libertad más único,
el orgasmo espontáneo del espíritu.

Bienhallada alegría
la pura de sabor
la complaciente
tú que vives y reinas en el tuétano limpio
ahora y en el albor de toda hora
quédate con nosotros

Raquel Lanseros




Porque la vida es finita y efímera el presente adquiere una vital importancia.








DE PALABRAS, SENTIMIENTOS, EMOCIONES ... Palabras que curan





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