Que no mueran las palabras
aquellas que me dijo mi madre,
acostadlas en mi lecho,
las que pronuncié para amar,
las que escuché sinceras,
las que se mostraron
de corazón o se ocultaron por pudor
y llevaban mi nombre,
que no se borre su verdad,
que la palabra no muera.
Elena Larruy