Ya estoy aquí, no llores pequeñaja,
me parte el corazón verte llorar.
Me despedí de todos al marcharme,
menos de ti, no te encontré aquel día
y tuve que partir, tenía prisa,
no podía esperar. Pero les dije
que volvería en cuanto terminara
de hacer lo que tenía que hacer lejos.
¿Porqué nadie te dijo nada de esto?
¿Cómo han dejado que sufrieras tanto
pensando que había muerto? Pobre Amalia,
tan fría y racional en apariencia,
tan vulnerable corazón a dentro.
Ya estoy aquí. No llores, que tu llanto
podría disolverme en las tinieblas
de nuevo y para siempre.
Amalia Bautista