Amo la quietud de los jardines
y las manos prietas y rojas de los peones.
Amo la ternura de la lluvia
y el paso inseguro de los mayores sobre la nieve.
Amo los árboles con dibujos de escarcha
y la quietud de los atardeceres cerca de la estufa.
Amo las noches interminables
y la gente que se apresura a la salida del cine.
El invierno no es triste:
Es un poco melancólico,
de una melancolía blanca y muy íntima.
El invierno no es el frío y la nieve:
es un olvidar la preponderancia del verde,
un recomenzar siempre esperanzado.
El invierno no es los días de niebla:
es una rara flexibilidad de la luz
sobre las cosas. El invierno es el silencio,
es el pueblo en silencio,
es el silencio de las casas
y el de las habitaciones
y el de la gente que mira, tras los cristales,
cómo la nieve unifica los horizontes y todo se vuelve
impresionantemente próximo y asequible.
I N V I E R N O de Miquel Martí i Pol