POEMAS DE MARIO BENEDETTI
V E R A N O
Voy a cerrar la tarde
se acabó
no trabajo
tiene la culpa el cielo
que urge como un río
tiene la culpa el aire
que está ansioso y no cambia
se acabó
no trabajo
tengo los dedos blandos
la cabeza remota
tengo los ojos llenos
de sueños
yo que sé
veo sólo paredes
se acabó
no trabajo
paredes con reproches
con órdenes
con rabia
pobrecitas paredes
con un solo almanaque
se acabó
no trabajo
que gira lentamente
dieciséis de diciembre.
Iba a cerrar la tarde
pero suena el teléfono
sí señor enseguida
comonó cuandoquiera.
A G U I N A L D O
Ya he sacado mis cuentas
y no le pago
a nadie.
Ni al sastre que me hizo estas solapas
como alas de palomo
ni al pobre almacenero
que no me vende azúcar
ni al Banco que me ahorca
ni al librero que gime
ni al destino que claro no recoge
las tiernas oraciones
que envío contra reembolso.
Ya he sacado mis cuentas
y no le pago
a nadie.
Cobraré el aguinaldo en billetes de uno a uno,
y me iré caminando por Dieciocho
silbando un tango amargo
como otro distraído.
E L E G Í A E X T R A
Hoy
un domingo
como cualquier otro
uno de esos
que Dios ha reservado
para el mate
la radio despacito
para el amor
repetido en los parques
para el descanso
el vino
y el Estadio
para la dulce farra
de la siesta
precisamente hoy
un domingo cualquiera
debo abrir puertas
de silencio horrible
debo juntarme
con mi aburrimiento
debo enfrentar mi mesa
empecinada
asquerosa de tinta
y de papeles.
El sol allí cerquita
sucio domingo
pienso
yo a veces di consejos
claros como setiembre
yo me hice mala sangre
hasta la madrugada
¿y ahora qué?
ahora
espesos y rituales
Gardel y un alboroto
bajan del sexto piso
el sol va recorriendo
tranquilamente
el muro
y yo como un intruso
yo como una pieza
dislocada
yo frente al miedo
de la Ciudad Vieja
más allá del fervor
y el pesimismo
porque a mis dedos
ya
nadie los mueve
y quedan más planillas
más planillas
más inmundas planillas
todas
con siete copias.
K I N D E R G A R T E N
Vino el patrón y nos dejó su niño
casi tres horas nos dejó su niño,
indefenso, sonriente, millonario,
un angelito gordo y sin palabras.
Lo sentamos allí, frente a la máquina
y él se puso a romper su patrimonio.
Cómo un experto desgarró la cinta
y le gustaron efes y paréntesis.
Nosotros, satisfechos como tías,
lo dejamos hacer. Después de todo,
sólo dice «papá». El año que viene
dirá estádespedido y noseaidiota.
D I R E C T O R I O
Hay una tos
reseca
como de cigarrillo
reseca
como de cigarrillo
después
un comentario murmurado
un arrastre de silla
dos bostezos
la lectura del acta anterior
esa peste.
El delgado tabique
toma partido y cuenta
nos cuenta todo
como un gran secreto.
Ahora un largo silencio
alguien escribe
alguien
y a mí todo eso
ni me va ni me viene.
Se discute
se vota
se toma coca cola
en una paz cansada
se estudia el presupuesto.
De pronto uno difunde
el alerta.
Otros gritan.
Este dice: «Jamás»
y aquéllos dicen: «Nunca».
Los reproches golpean
la tímida mampara
pero yo estoy tranquilo
tranquilo e importante.
Un orgullo pueril
me enciende
y sobriamente
reconozco que ahora
están hablando de mí.
ORACIÓN
Déjame este zumbido de verano
y la ausencia bendita de la siesta
déjame este lápiz
este block
esta máquina
este impecable atraso de dos meses
este mensaje del tabulador
déjame solo con mi sueldo
con mis deudas y mi patrón
déjame
pero
no me dejes
después de las siete
menos diez
Señor
cuando esta niebla de ficción
se esfume
y quedes Tú
si quedo Yo
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