Ed Faiburn |
Soy de esas mujeres que no le gustan los mapas, que le cuesta orientarse cuando cae uno en sus manos. Cuando el lugar a visitar lo requiere acostumbro a ir con alguien que los maneja por mí. Me dejo llevar por la intuición, a menudo prefiero lo que hay por descubrir al destino elegido, me gusta más el viento volando que el pájaro en mano. De la misma manera me oriento por la vida, más por instinto que por agenda o señales visuales. La mayoría pensará que es poco práctico, a mí no me lo parece. Esto me lleva, a menudo, a lugares desconocidos generalmente oportunos que de otra manera nunca pisaría. Disfruto en el doble sentido, me gusta el riesgo y esa manera de ir por la vida.
Si tuviera que dibujar mi propio mapa de idas y venidas, sería caótico, he hecho grandes recorridos en lo que debían ser distancias cortas, -nada ha sido en vano- pero también largas distancias -en territorios espinosos- en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué es más importante para ti? o ¿Cuál es tu forma de ir por el mundo?.
"Cuando nosotras las mujeres ofrecemos nuestra experiencia como nuestra verdad, como la verdad humana, cambian todos los mapas. Aparecen nuevas montañas”.
Esta reflexión de la escritora Ursula K.Le Guin es para mí la clave, que viene a explicar cómo a través de la experiencia personal crecemos en nuevos territorios que vamos configurando, para recorrer nuevos paisajes.
Ese caminar creativo renueva circuitos y miradas, y hace nuestra verdad sólida y consistente. El viejo mapa de ayer, nos ancla a los mismos lugares, nos hace estáticos, ya no nos sirve.
En lo personal defiendo el territorio de las ideas que se sostienen, que perduran en el tiempo infinito, como auténticas y fiables. Un mapa puede llevarnos a un lugar que a lo mejor ya no existe, que nunca estará tan actualizado y será tan veraz como lo está y lo es la intuición. De la intuición me fío.
Elena Larruy