lunes, 17 de abril de 2023
MIS SIETE DÍAS EN BERLÍN
lunes, 6 de febrero de 2023
LA IMPOSTORA
Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se maquillan, se perfuman, se peinan, se visten y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son. Julio Cortázar
A menudo me siento una impostora. ¿Quién soy yo en realidad? Me pasa cuando escribo, cuando hablo; cuando pienso también me engaño, hasta cuando rio. ¿Cómo saber quiénes somos con tanta niebla en el corazón?
"Entrelazando los párrafos de estas reflexiones que aquí dejo sobre "la impostora", encontraréis frases y citas extraídas de las novelas, ensayos y prosas de Julio Cortázar, que hacen alusión a los personajes que nos poseen a lo largo de la vida; que nos hacen ser otros -o no ser- desde la más tierna infancia"
No puede ser que estemos aquí para no poder ser.
No puede ser que estemos aquí para no poder ser.
Siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada. Vives de esperanzas, pero no sabes ni qué esperas.
En una de sus últimas publicaciones bajo el título: En la dirección correcta escribía este texto que extraigo de un párrafo.
Nací en una farsa, forjé mi carácter en una mentira y, mientras nos limpiábamos del polvo de aquel engaño, no parábamos de sorprendernos: los camaradas de repente eran lobos. Por algo «El Show de Truman» es mi película favorita.
Detrás de este triste espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria.
Nací a mediados de los años cincuenta. Mi generación aprendió a fingir antes que a hablar. La hipocresía era un modo natural de estar de la clase media. La iglesia y la dictadura franquista se emplearon a fondo, nos educaron para ser sus siervos con obediencia y sumisión, y le llamaron valores. Poco se supo de nosotros, aquellos que nos fuimos perdiendo por los confines oscuros de los adentros, hasta que ya adultos nos hicimos cargo de nosotros mismos como pudimos, nos rescatamos del escondite donde nos metieron a vivir en la infancia, como a la cenicienta del cuento.
Hay enormes zonas a las que no he llegado nunca. Lo que no se ha conocido es lo que no se es.
Por eso hoy se que "No soy lo que aún no he conocido de mí". Esta acertada frase que leí no sé dónde, me tiene expectante. Me hace estar despierta, atenta a mi propio descubrimiento. Tengo interés por saber como van mis progresos. Hace tiempo descubrí que no soy la misma que ayer, estamos siempre todos en continua transformación. Lo cual significa evolucionar. Los inmovilistas, que no defienden esta teoría, los obedientes a credos heredados, conservadores de pensamientos, costumbristas de las formas, con rancios apegos a pasados, los que se reafirman en su yo, los que poco o nada se cuestionan, ni se plantean la duda, los que no progresan... son los que militan siempre en su propia dictadura.
Cuídate de los tiranos.
Gran parte de mi generación aprendió a caminar con piedras en los zapatos y una incómoda camisa de fuerza con la que andábamos a la pata coja. Embutidos en otra piel uniformada que no era la nuestra, hasta alcanzar la adolescencia.
La explicación es un error bien vestido.
De habernos educado para ser otra cosa distinta que fotocopias y calcos, nos hubieran ahorrado mucho sufrimiento, tristeza y apegos que arrastramos de por vida, con los que no nos ha quedado otra que aprender a vivir. Seguramente hoy nuestras vidas serían mejores, nuestras miradas más limpia y no andaríamos con tanto lagrimeo, como ando yo ahora.
Para sobrevivir en esa humedad tuvimos que aprender a defendernos, a ser fuertes, mientras inhibíamos lo innato de quien en realidad éramos. Desnaturalizaron nuestra personalidad, nos obligaban a ocultarla, por ser de dudosa aprobación. Nos hicieron creer que éramos culpables y pecadores, merecedores del castigo. Nos vaciaron por dentro.
Había tanto tiempo perdido en vos, eras de tal manera el molde de lo que hubieras podido ser.
En muchos casos el cuerpo cronificó conductas y estados, por cuestión de supervivencia. Dio por buenos y válidos comportamientos y creencias, pues no tenía voluntad ni referencias, y hoy son muchas las personas que nunca despertaron de esa dictadura y siguen metidos en su escafandra, con mugrientas máscaras pegadas a la piel, otros en su papel de falsa apariencia de héroes de nada y triunfadores de mentira.
Tienes que vivir peleando entre nosotros, es la ley; la única forma en que las cosas valen la pena, pero duele.
No es de extrañar con tanta careta y gotelé chorreando por el rostro que nos desencantara conocernos, que no nos quisiéramos, que nos tuviésemos que pasar media vida buscándonos entre escondites, sin encontrarnos.
Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.
Pero para todo el mundo no fue igual, -todo lo que nos pasa, nos pasa en grado diferente a cada persona, como ya he dicho-: aquellos más dotados de gracia, espontaneidad e ingenio, los más graciosos y sagaces, los que por temperamento eran chistosos, más alegres y abiertos, estos salieron adelante menos afectados por el síndrome del fracaso, pero los otros niños y niñas de carácter introvertido, los más sensibles y vulnerables, los que no eran tan espontáneos ni agraciados "Marisoles ni Joselitos", los que no tuvieron padre ni madre, ni eran ricos, ni esbeltos ni guapitos. Estos se llevaron la peor parte.
Mi diagnóstico es sencillo: sé que no tengo remedio.
No es de extrañar, para los que vivimos en semejante humedad, que les costara sacar los pies del charco de barro y arrancarse la máscara donde andábamos metidos, sin tener miedo a sobrevivir en la intemperie de sus nuevas vidas. Tampoco es fácil ahora renunciar a la mentira en que nos convirtieron, por temor a que nos retiren la palabra, el saludo... los likes, los me gusta...
Que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros.
Hay tantos recuerdos por reconciliar, tantos agujeros que tapar, tantas creencias que desmentir, tantas y tantas emociones retenidas por las paredes de nuestros intestinos, que el camino sigue siendo pedregoso y cuesta arriba. Muchas veces lo vivimos como un imposible, otras como podemos, soñando en hacerlo realidad.
Soy lo que sueño y sueño lo que soy; despierto solo me conozco a medias.
He pasado parte de mi vida siendo una impostora, sin saberlo. No soy de las que echa la vista atrás. No me gusta que me asalten los recuerdos- No me castigo, prefiero reconciliarme, entenderlos sin sentirme culpable y olvidarlos. Escribir, es mi manera de taponar las heridas, de sanarme. Todo lo vivido está siempre en mí.
Los recuerdos son siempre un asco.
Hay ausencias que representan un verdadero triunfo.
Hay mucha niebla en nuestro corazón y en nuestra cara restos de tanta catarata.
Ellos ya sabían leer en sus silencios.
Cuando escribo reconozco la voz auténtica y la de la impostora. Me tienta el ego de la razón a dejar actuar a la fingidora, pero una vocecita interna, de la que me fio, me dice: no lo hagas, escribe tú verdad: como tu eres, sé honesta contigo, aunque al que tienes en frente no le guste: atrévete. Sé honesta contigo. ¿Qué esconderá esa palabra? otras veces me asalta la duda y el "compromiso" y también tengo dudas de querer estrechar ese lazo.
No hay cómo compartir una almohada, eso aclara completamente las ideas; a veces hasta acaba con ellas, lo cual es una tranquilidad.
Es como un caballo, solo adora las cosas puras y sin mezcla. Los colores primarios, la escala de siete notas. No es humana, créeme.
Y la vida sigue, y yo con ella. Mi propósito ahora es la desnudez y la alegría, a sabiendas de que me seguirán cayendo jarrones de agua fría. Y yo me enjuagaré la cara y la mirada. ¿Qué otra cosa puedo hacer mejor?
Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.
Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
Elena Larruy
martes, 10 de enero de 2023
CUANDO SE APAGA LA LUZ OTRA LUZ BRILLA
lunes, 26 de diciembre de 2022
CUANDO ESTÁS CONTIGO NO ESTÁS TAN SOLO
viernes, 16 de diciembre de 2022
ESCRIBIR, LEER, SOBREVIVIR EN EL GRAN LABERINTO PARA COMPRENDER
Leer para comprender, para no sentirse tan solos y abandonados, para recibir respeto.
Que razón tenía Antonio Machado cuando escribió: Que difícil es no caer cuando todo cae. Qué difícil es actuar inteligentemente si la sociedad se vuelve estúpida. ¿Cómo sobrevivir tanta inteligencia a un mundo tan estúpido?, tan determinado por estructuras económicas y políticas, por medios de opinión, ideologías, modas... Controlados y subyugados por fuerzas imbatibles imponiendo sus creencias culturales que nos presentan como evidencias, de las que no tenemos ninguna información porque nada hacemos por saber más: Las Culturas Fracasadas las llama José Antonio Marina en su libro.
Es fácil entender porque ante semejante fracaso la poesía pueda ser, y es, un refugio para tantos hombres y mujeres de valor, donde escapar de la inmundicia, donde sentirse a salvo y consolados.
En mí te pierdo aparición nocturna,
viernes, 11 de noviembre de 2022
POR EL DOLOR LA FUERZA
para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos
escribir
para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa
aunque en el alma no
en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos
escribir
como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera
escribir
para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra
[ ]
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable
escribir
como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo
escribir
para reorganizar
escribir
sin hacer concesiones
escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar
escribir
para apuntar al blanco
escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”
escribir
para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta
decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre
escribir
todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir
¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía
Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío
escribir
para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
--------apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto
[ ]
escribir
[ ]
¿y no hacer literatura?
…
¡y qué mas da!:
hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
------------Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse.
jueves, 3 de noviembre de 2022
MICRORRELATOS PARA PASAR EL RATO
Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba algo.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!
De Luis Mateo Diez, El pozo
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
De Franz Kafka , Una pequeña fábula
¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
De Luisa Valenzuela, Cada cosa en su lugar
Hay dramas más aterradores que otros. El de Juan, por ejemplo, que por culpa de su pésima memoria cada tanto optaba por guardar silencio y después se veía en la obligación de hablar y hablar y hablar hasta agotarse porque el silencio no podía recordar dónde lo había metido.
De Ángel García Galiano, La última cena
El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida.
miércoles, 26 de octubre de 2022
FRAGMENTOS DE IDENTIDAD
miércoles, 24 de agosto de 2022
UN VIVIR MEJORADO
LA REFORMA
Actualizar una vida
es necesario,
como quien reforma un baño
alicata una cocina
o repara un tejado.
Mudarse a otra piel
y saciarse de olvidos,
quitar gravedad al dolor
y no echar pulsos
con el pasado
es jugar a ganar.
Éxitos y fracasos
como agua entre las manos
se escapan todos por igual.
Y qué más da
si lo vivido
fue ficción o realidad.
Nada se debe arrastrar
que nos impida
aprender y disfrutar.
Lo que cuenta
es el instante -bien vivido-
nada más.
Cuando la noche te echa de menoste escondes a llorar,
lo mejor es cambiar.
El viaje va de eso
de acostumbrarse a perder
a despedirse y a soltar,
a tirar
para adelante
sin cargas ni pesares.
El Covid deja secuelas sutiles -y otras no tanto- en personas que lo han padecido y que afectan a diferentes órganos y estados del cuerpo. Los trastornos, por un lado, nos hablan de que debemos reforzar nuestro sistema inmune con buena alimentación y complementos vitamínicos y por otro nos inducen a mejorar la condición humana, en todas sus dimensiones. Vivir o Morir, depende en gran medida de nosotros, mucho más de lo que pueda parecer.
No siempre sabemos, pero siempre debemos intentar un vivir mejorado. Yo ahora percibo en mi estado de ánimo secuelas de la enfermedad que pasé hace ocho meses. Me aconsejaba una buena amiga que cambiara mis pensamientos negativos, a lo que le respondí que no creía tenerlos, no soy persona pesimista ni destructiva, pero si admito llevar una considerable carga negativa que me pesa con la edad y que me resta felicidad, como consecuencia de todo lo vivido. Nada diferente a lo que puedan estar viviendo o les pueda pasar a otras personas.
Hay en mí muchas edades no resueltas, que han ido dejando un poso de insatisfacción y de tristeza en los diferentes cuerpos -físico, mental, emocional- en forma de residuos tóxicos, que alimentan a Arnold: el enemigo depresivo al que Manuel Vilas, le pone nombre - el autor de Ordesa y de Alegría- así llama él al personaje fantasma que le fastidia la existencia en muchos momentos de su vida. Ese "individuo temido y poderoso" le arrastra hasta su sombra y le chupa la energía para quedarse con su alegría.
Coincidimos hace unos días con mi amiga M.Dolors por teléfono, que la felicidad hay que trabajarla cada día. Las cosas no nos son dadas fáciles. Hay momentos que cuesta mucho sonreír.
De ahí este poema; de la necesidad -"siempre la necesidad"- de cambiar hábitos y conductas que mejoren la salud y los estados de ánimo. Los cambios siempre favorecen, son buenos y necesarios, despiertan la dinámica del cuerpo, nos obligan a tomar decisiones, a estar creativos, a renunciar a apegos y pensamientos tan inútiles como centrífugos, que no nos llevan a ningún parte.
jueves, 18 de agosto de 2022
DESCENSO AL UNIVERSO DE LOUISE GLUCK
Tanto para los cazadores como para las presas,
esconderse bien es una condición indispensable para sobrevivir. John Berger
CONFESIÓN
Mentiría si digo que no tengo miedo.Le temo a la enfermedad, a la humillación.
Como todo el mundo tengo mis sueños.
Pero he aprendido a esconderlos,
a cuidarme a mí misma
de la plenitud: cualquier felicidad
atrae a las Furias del Destino.
Son hermanas, salvajes.
No poseen ningún tipo de emoción,
sólo envidia.
PRIMER RECUERDO
Hace mucho me hirieron. Viví
para vengarme
de mi padre, no
por lo que fue
sino por lo que era yo:
desde el principio de los tiempos,
en la infancia, pensé
que el dolor significaba
que no era amada.
Significaba que yo amaba.
DESCENSO AL VALLE
Los años de ascensión me parecieron
difíciles, llenos de angustia.
No dudaba de mis capacidades:
cuando avanzaba hacia él,
temía el futuro, cuya forma
podía percibir. Vi
la forma de una vida humana:
por un lado, siempre hacia arriba y hacia adelante
hasta la luz; por otro lado,
hacia abajo hasta las nieblas de la incertidumbre.
Todo entusiasmo minado por el conocimiento.
La luz de la cumbre, la luz que era,
en teoría, el objetivo de la subida,
ha resultado ser patéticamente abstracta:
mi mente, en su ascensión,
se dedicó por completo a los detalles, no
a la percepción de la forma: mis ojos
nerviosos, atentos a mantener el equilibrio.
Qué dulce es mi vida ahora
en su descenso hacia el valle,
el valle no cubierto de niebla,
sino fértil y apacible.
Así que por primera vez me encuentro
capaz de mirar hacia adelante, capaz de mirar al mundo,
incluso de acercarme a él.