Mostrando entradas con la etiqueta Nada del pasado ha de ser una barrera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nada del pasado ha de ser una barrera. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de enero de 2025

CORAZÓN EN MUDANZA

 



CORAZÓN EN MUDANZA

Empecé el año 2025 bailando, con una extraña alegría que no reconozco en mí. Celebré el fin de año sola, con el alma desdoblada, que no descosida. En serena y presente despedida, sin desconciertos mentales ni añoranzas de ningún tipo. Con un adiós, como cuando despides a una visita pesada, que no deseas volver a recibir en tu casa. Vete en paz, 2024. Gracias por lo que aprendí de ti y contigo, ahora me voy a por otro. Año de bienestar y bendiciones, así lo presiente mi corazón.

Me fui a la cama, con la Pedroche y un cocinero ocasional, que no era su marido. No sabía si aguantaría despierta hasta las doce, pero resistí. Tome gajos de mandarina en lugar de las uvas. No soy nada convencional con las tradiciones. Aunque reconozco que todas tienen un sentido que deberíamos entender, para vivirlas con conciencia de lo que se celebra, o no vivirlas. Tengo amigos que no soportan estas fiestas, las sufren más que otra cosa, y procuran vivirlas al margen de celebraciones y comidas familiares. Siempre podemos elegir lo que nos hace estar bien.

Yo este año crucé muchos deseos, besos y abrazos; el WhatsApp, la alegría, la energía especial que se mueve estas fechas ─no la comercial─ y la copita de cava, facilitan el momento. Mandé besos de los que no di, ni me robaron. En remoto abracé a personas queridas que se alejaron sin nada que decir, como si el dolor fuera exclusivo, o tuviera rango, y el mío estuviera desclasificado. Como si retirarse a la callada fuera elegante. Hay muchas formas de distanciarse, de ir cada uno a lo suyo, sin abandonar. Y hay silencios dolorosos, y personas muy poco entrenadas para heroicidades.  

Celebrar en soledad las fiestas de fin de año ha tenido sus ventajas. No me enfadé con nadie. Al día siguiente amanecí sin resaca ni cuentas pendientes de ningún tipo, pues no hubo cuñado pesado al que reírle los chistes malos, ni parientes cansinos al que aguantar. Yo tampoco aburrí a nadie con mis hazañas.  Me acosté con una sonrisa, que hoy, víspera de reyes, aún perdura en mi cara.  Duermo con ella puesta todas las noches. Es un fenómeno extraño que nada lo justifica, al que me gustaría ponerle cara y nombre, pero de momento solo pienso que los astros se han alineado a mi favor. Y como dice un amigo al que acabo de conocer: “se ha de estar a la altura del azar”. Palabras de Nietzsche.

Mientras espero sin desespero, distraída en mis cosas, tengo un pálpito. Siento la vibración de una fuerza arrolladora, la que se tiene cuando alguien o algo bueno está por llegar a tu vida. En estos momentos de la mía, me siento una mujer sin edad, y a la vez las tengo todas. Soy como el árbol que crece dibujando anillos y echando raíces. Siento la savia serpenteando mi cuerpo, despierto cada mañana fecunda, echando brotes, flores y frutos. En todas las extensiones sensitivas de mi cuerpo hay pájaros cantando y anidando vida.

Mi corazón está de mudanzas. He llorado mucho este año llenando cajas con recuerdos, con ropajes viejos que ya no me servían. Otras de álbumes y nostalgias para quemar en la hoguera. Nada del pasado ha de ser una barrera, me dicen los que saben. Para mudar una vida, para cambiar de ropero, de techo, de casa, de dirección, de compañero has de despejar el camino.

Elena, en cuanto el universo pase a abonarte lo tuyo: PREPÁRATE QUERIDA, me dice una buena amiga. Y yo me preparo en esta noche de Reyes, para estar a la altura de esa circunstancia apenas velada, solo intuida, que está por llegar. Y que espero merecer y, me encuentre, por capricho del azar o por designio divino de algo superior que se me escapa. O simplemente porque yo ya escribí mi carta, y creo en los Reyes.

Feliz año 2025 a todos. Que lo mejor esté siempre por suceder. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...