Hoy me gustaría contar algo gracioso de esas cosas inesperadas que a veces nos pasan y nos hacen reír todo el día. Me acuerdo ahora de los andaluces de Cádiz, siempre con su buen humor y sus chirigotas, siempre con un chascarrillo en la boca, ellos sí saben reír a todas horas, ellos siempre cuentan cosas graciosas y anécdotas divertidas, se podría decir que es una actitud de chispa continua que le echan a la vida, como un pulso para que esta les mantenga en ese estado de humor permanente.
Yo soy más de sonreír, reír no se me da bien, ni tengo una risa fotogénica, pero reír a mandíbula abierta, cuando eso me pasa, es de las cosas que mejor me sientan. Aquí por donde yo vivo, nos reímos poco, en serio.
Yo ahora, a mi edad, procuro estar en modo sonrisa, a veces con una almendra amarga en la boca, como la de estos días con la resaca de marea azul que han dejado las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo. Esta semana los filibusteros políticos de turno celebran su triunfo. La política están todas enfermas y fracasadas. Son la anti sonrisa.
Y porque quiero sobrevivir a ese fracaso y no quiero que se me avinagre la cara, saco los pies del jardín donde me he metido sin querer y me voy al Parque Nacional del Timanfaya en Lanzarote, a contaros una anécdota graciosa que nos pasó hace unos años cuando volvíamos al hotel con mi marido. Nos dirigíamos hacia el norte en el coche y nos perdimos por un pueblecito del que no recuerdo el nombre, queríamos salir a estirar las piernas y paramos el motor para preguntar a un hombre, que pasaba justo en ese momento por allí, para preguntarle qué se podía ver de interés en ese lugar, a lo que el hombre, que debería tener entre cuarenta y cincuenta años, con mucha sorna contestó: "por aquí lo más interesante de ver es mi mujer, y ahora mismo está trabajando" explotamos de la risa los dos a mandíbula abierta con la ocurrente salida del lugareño y la sorna con la que pronunció la frase, estuvimos así toda la tarde, se nos caían las lágrimas, no podíamos parar de reír.
Hay pocas cosas tan auténticas y favorecedoras como la risa, cuando es espontánea. La sonrisa sin embargo tiene muchas facetas, y no siempre buenas: las hay amables, de postureo, falsas, cordiales, de cordero degollado, de bienvenida, de disimulo, políticas, desganadas, beatas, burlonas, sonrisas de camello, dulces, pegajosas, educadas, edulcoradas, malévolas, amorosas, sensuales, insinuantes, interesadas, ácidas, hipócritas, verticales, sonrisas a granel, a peso, multiusos, de ciruela pasa. SON RISAS MIL sobreviviendo.
La auténtica, la que no tiene doble cara, es LA SONRISA INTERIOR, la que ponemos cuando nadie nos mira: no dejes que nada ni nadie te la amargue.
El humor es lo que no espero perder. Muchas veces me ha sacado de alguna situación complicad. Un beso y un abrazo.
ResponderEliminarJ.Angel.
Siempre estás de buen humor, hasta cuando no tienes motivos, es como una puerta siempre abierta a los amigos, se te quiere por eso. Me quedo con tu abrazo, yo también te mando uno mío. Gracias
ResponderEliminarMe ha gustado mucho eso de la sonrisa. Poli
ResponderEliminarMe gusta que te guste. Gracias Poli
ResponderEliminarGracias Elena por compartir esas sencillas vivencias con humor, tan necesario, en estos momentos que está viviendo el planeta. Un abrazo grande
ResponderEliminarM.Dolors
Las cosas malas que pasan nos las retrasmiten a diario en los noticieros,
ResponderEliminar-aunque no todas-, las peores no nos las dan, sin embargo las buenas las omiten. No es difícil encontrarlas, solo hemos de focalizar bien en el día a día y sobre todo sacar la vista de lo que no nos conviene y ya sabemos y si es posible ponerle humor y siempre sonrisa. Gracias por tu comentario M.Dolors . Un abrazo
Como todo lo que desmenuzas escribiendo Elena, me ha gustado mucho pq me siento siempre identificada. Yo me rio a carcajada con llanto incluido con mis dos hijos, a veces tengo que decirles que paren pq me duele el estómago. Cuando mi madre vivía, también era de carcajada fácil, nos reíamos siempre mucho las dos.
ResponderEliminarUn beso Elena, me encanta leerte y releerte
M.Cruz
Yo envidio mucho esa faceta de la gente que ríe. Me encanta oír que tus hijos te hagan reír M.Cruz, que buen legado dejó tu madre.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras. Te mando un abrazo fuerte
Me llegas al alma con tus escritos Elena. Antes me reía mucho más que ahora. Sobreviviendo y como lo canta Heredia me hizo llorar. También es bueno sacar las lágrimas cuando no se puede reír.
ResponderEliminarAdriana
Sabía que te tocaría la música de Víctor Heredia, es argentino como tu, al que no tenía el gusto de conocer. A seguir sobreviviendo con alegría Adriana, aunque a veces sea llorando, como tu dices. Te abrazo amiga.
ResponderEliminarElena, como sabes durante un tiempo vivimos e Lanzarote, qué belleza de lugar y de gentes, ahora bien, esa faceta graciosa no me la encontré 😹😹😹 qué hombre más majo.Si su mujer lo supiera le haría un pedestal por una respuesta de ese calibre 👏👏👏👏👏👏👏 sí Sr. a mi también se me han saltado las lágrimas leyéndote.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Raquel Muíño Varela
Las islas Canarias, ¡que lugar tan extraordinario!, se siente una energía especial, a las 24 horas de pisar su suelo, notas que se mueve una vibración diferente. Conozco todas las islas, he estado hasta en la de el Hierro, se de lo que hablo. La gente isleña también es especial. Para muestra un botón.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Raquel. Besos