Lila, «la quita penas»
vive Lila, puerta con puerta.
Apenas oye la mía
No hay llamada al orden
que contenga a la perrita,
que aquiete su entusiasmo,
su corazón da un vuelco,
brinca, salta, me envuelve
brinca, salta, me envuelve
con su locura
hasta hacerme suya.
Toma mi falda
Toma mi falda
como si de ella fuera.
La «quita penas»
La «quita penas»
vive al otro lado
con Adriana -su dueña-.
Me lame la cara
no dejo que haga y la riño,
entonces ella
va en busca de mi oreja.
Yo acaricio las suyas
y le rasco la barriga
-es con diferencia, lo que más le gusta-
Corren tiempos difíciles
para Adriana,
hace un par de años
para Adriana,
hace un par de años
que la primavera
no pasa por su casa.
Una pared separa su casa de la mía,
y un rellano, que atravieso cada día
y un rellano, que atravieso cada día
para dejar un abrazo
y ponernos las dos al día.
Nos queremos
ella llora, yo más río
-pongamos que la vida
está siendo más generosa conmigo-
Lila insiste en reclamar para ella
mi abrazo, y claro está que lo consigue
mientras Adriana y yo nos contamos.
Cariñosa y lista como el hambre
"entiende idiomas"
"conoce todos las lenguas"
porque sabe que la quiero
busca mi boca.
Le explico
que no viene a cuento
tanta tontería
que apenas horas han pasado
desde la última vez que me viera,
pero ella no atiende a razones
pero ella no atiende a razones
cuando de si no son dueña,
la gobierna el corazón
lo mismo que a mi
me pasa con ella.
Adriana me cuenta
que Lila la consuela
le baja la fiebre
la hace reír sin ganas,
y sentir que no está sola;
es la que se acomoda a mi cintura en la cama
y me calienta en las frías noches
de este invierno tan largo,
la compañera leal
la compañera leal
que vela y suspira por mi,
la mejor asistenta de mi corazón.
No hay llamada al orden
que contenga a la perrita,
que aquiete su entusiasmo,
así es Lila cuando está alegre y contenta.
Hay tardes cuando me ve
que no aguanta y se mea,
entonces yo me enfado,
la riño y me pongo seria
muy seria, la dejo de hablar un rato.
muy seria, la dejo de hablar un rato.
¡Tuna ella!
me acerca la pelota en su boca
con las orejas gachas y su "cara de buena"
y me invita a jugar:
como no le hago caso
como no le hago caso
coge otro juguete
y me insiste
hasta que yo cedo,
y una vez más ella gana -por goleada-
Y es que el corazón de Lila
es ganador,
está entrenado para el amor.
Cuando mi amiga algún día
me pide que la saque de paseo
toma la correa y la pone en mi mano,
como el que dice: ¡ya es tiempo, vamos!
como el que dice: ¡ya es tiempo, vamos!
le digo que no
que hemos de esperar. La «teje corazones»
tuerce el morro y la cabeza
me mira atenta
con sus ojos azabache
en medio de "una selva negra"
y espera que sea la hora.
Mientras bajamos en el ascensor
la llamo guapa, preciosa
"eres mi luna"
piropos corrientes
piropos corrientes
que a la «quita penas» le gustan,
porque mueve alegre su cola.
Lila desordena el corazón
de las personas,
lejos de ser un defecto, es un don:
los momentos grises
los colorea:
no sabe de tristezas
ni el dolor va con ella,
lo suyo es la alegría
la compañía,
el jardín de su casa
donde Adriana se sienta cada mañana
a esperar que florezca para ella la primavera
y de nuevo regrese su Flor primera:
porque es tiempo de deshielo
porque a su corazón
ya le toca.
Elena