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domingo, 6 de septiembre de 2020

UNA HISTORIA DE AMOR CINCO ESTRELLAS


Solo el amor se conserva, nada de lo que tenemos tiene más valor que el amor. Nada de lo material nos llevaremos el día que nos vayamos; Con estas palabras abría la noche del sábado la entrevista que, su compañero de trabajo, Jorge Javier le hacía a la también presentadora y humorista Paz Padilla.

Hace poco más de un mes que falleció el marido de Paz Padilla, Antonio Vidal. Los que me seguís sabréis de la debilidad que tengo por los hombres buenos; Todos los indicios apuntan que este hombre lo era. Se veía en su cara y en su mirada, en su manera de sonreír, se sabía por el constante testimonio que de ello nos hizo la que durante cinco años fuera su esposa.

Paz y Antonio se querían como dos almas gemelas, -que decía ella que eran-, con un amor sin condiciones, a toda prueba, con un deseo continuo de manifestar ese amor el uno al otro.

A la pregunta de Jorge Javier en el programa Sálvame de Lux: ¿qué hacer con ese dolor? la presentadora le corrigió:

No es dolor Jorge, es amor lo que me ha quedado. Es un amor tan grande el que siento que estoy llena. Cuando pienso en él, hay muchos momentos de tristeza, es lógico que así sea, pero lo que siento de verdad es amor, un profundo amor por nuestras vidas compartidas, por todos los momentos de felicidad que viví junto él. Conservo ese amor, todo está en mí y lo estará siempre.

Desde el mismo momento de nacer estamos destinados a morir, pero en occidente nadie nos enseña a llevar ese tránsito, sí nos enseñan a vivir, pero no a morir. La muerte forma parte de la vida. Yo ya no le temo a la muerte, sé que algún día moriré de la misma manera que lo ha hecho Antonio. He vivido esa experiencia primero con mi madre y ahora con él, ahora puedo contar que se lo que es. Antonio se fue en Paz, escuchó, entendió, aceptó con esa paz. Se despidió de todos nosotros, rodeado por el afecto de su familia y  amigos. Con mi mano sujetando la suya y diciéndole a todas horas: te quiero, te quiero, vete, vete en paz.

Juan era una persona sumamente buena, nunca se enfadaba, iba con la corriente de la vida, siempre decía a las cosas que sí. Ese es el ejemplo de vida que dejó en todos nosotros: en su hija a la que adoraba, y en la mía que era como la suya; Fue un auténtico padre: protector y amoroso.

Desde el mismo día que nos dieron el diagnóstico -a bocajarro,"sin anestesia"- desde el mismo instante que Antonio supo que tenía un tumor maligno en la cabeza, luchamos juntos hasta el final. Me preocupé en darle lo mejor. Me entregué a sus cuidados en cuerpo y alma. Escuché a todos los expertos, vi, escuché, escuché y vi sin cansancio para facilitar su tránsito. Eliminé de su dieta todos los alimentos nocivos, llené su espacio de aromas de lavanda, de música relajante. Juntos en nuestra casa, junto a mi hija Anna. Le proporcioné un ambiente de cuidados y cariño día y noche. La familia me ayudaba, yo sola no podía, Juan era un hombre muy alto, medía metro noventa, mis brazos no resistían.

Durante todo ese tiempo no paré de decirle lo mucho que lo quería, que era mi alma gemela, le daba las gracias: gracias por los años de felicidad que me había dado, lo mucho que me había querido y lo tremendamente felices que habíamos sido juntos desde que nos habíamos vuelto a encontrar, después de muchos años, y decidimos darnos una segunda oportunidad. Los dos éramos muy jóvenes cuando nos conocimos. Yo tenía solo catorce años y Antonio quince, luego la vida nos separó por caminos diferentes, los dos nos habíamos casado y separado de nuestras parejas, y los dos  teníamos una hija. Pero el destino quiso que nos volviéramos a encontrar, y fue en la playa de Zahara de los Atunes que Antonio después de dos décadas me besara y sucedió algo mágico: sentí que había vuelto a casa. 

Antonio Juan -así era su nombre completo-, siempre decía sí a todo lo que Paz proponía. Eran felices como nunca antes lo habían sido. Su amor no tenía condiciones, simplemente se querían a todas horas. Así fue como él no pudo resistirse cuando Paz le dijo que se casaban al día siguiente por el rito Balinés. Estaban en la India pasando unas pequeñas vacaciones en Junio de 2016, y Paz lo organizó todo para darle una sorpresa. Ya tendrían tiempo de celebrar con los amigos y familia en España, pero eso sería más adelante, ahora tocaba casarse al más estilo Bollybood porque a Paz le ilusionaba que así fuera; Y como no podía ser de otra manera Antonio se rindió al amor. Cuentan que fue una boda especialmente bonita.

Amor infinito es lo que siento por Antonio, nos cuenta Paz, es lo que he sentido y sentiré siempre, no me cansaré de repetirlo. Sé que nos volveremos a encontrar en otro espacio, en otro momento. Nunca volveré a amar de la misma manera. Esta experiencia es transformadora, no soy la misma o si lo soy estoy mucho más llena de amor.

Nadie sabe lo que yo he llorado en un año -siempre por atrás- procurando que no me viera Antonio, incluso trabajando, en los descansos había veces que me iba a llorar a escondidas, para luego repetirme lo que me decía mi madre "palante hija, siempre palante" ¡vamos!, tú puedes;  No podía dejarme vencer y continuaba.

Espérame Antonio, hazme un sitio a tu lado "pero no tengas prisa" apostillaba la humorista; Me dedico al humor siempre seré humorista y haré reír, no concibo la vida sin humor. Así es como quiero vivir la pérdida: feliz, sabiendo que se ha de reír, que se ha de llorar, siempre amando. SIEMPRE AMANDO

Elena Larruy


Marc Chagall


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