OCUPACIONES VERANIEGAS
Por fin dispongo de tiempo, hasta dispongo de tiempo para hacer lo que quiera de mis días, por ejemplo, tumbarme al sol y aguardar la llegada de las hormigas. No pueden tardar, y cuando lleguen aquí me encuentran, a mí, que soy vacilación, o lo que quede de mí, buenas noches, unas sandalias, unas gafas, algunas sílabas casi de vidrio. Tengo que pensar en lo que diré a criaturas tan susceptibles; sería de mal gusto distraerlas de sus ocupaciones, les hablaré del trigo rojo de Hungría, a veces casi violeta, de los cardos de Epidauro rastreando en la tierra, en busca del corazón del agua. Pero cuando me volví para seguir el vuelo de un pájaro, me di cuenta de que el tiempo había cambiado, las hormigas no vendrían ya. En efecto, el sol se había nublado, la lluvia no tardaría, torrencial. ¿Y ahora, quién te ayudará a soportar la eternidad?
Eugenio de Andrade
NADA
ni el blanco fuego del trigo
ni las agujas clavadas en las pupilas de los pájaros
te dirán la palabra
No interrogues no preguntes
entre la razón y la turbulencia de la nieve
no hay diferencias
No colecciones heces tu destino eres tú
Desnúdate
no hay otro camino
Eugénio de Andrade
"Ocupaciones veraniegas"