Louise Gluck
Un poema inspirado en otro de Louise Gluck,
Amor terrenal, de su libro Vita Nova
Las conveniencias del tiempo
los condenaron al fracaso,
exquisiteces comieron los primeros años,
al mundo aportaron tres hijos
cobijo y techo les dieron
alguna causa de peso
habría de tener toda esa farsa de:
"a-ti-me-uno-para-toda-la-vida"
"a-ciegas-me-la-juego-bajo-tu-techo".
Nosotros sin embargo
lo hicimos mejor,
lo nuestro no fue un convenio,
«lo nuestro era amor».
Unos y otros fuimos consagrados
en el altar de los sacrificios
de las mariposas que sueñan
ante un notario del cielo
y su escribano.
Los condenados del lazo
jurábamos todos lo mismo
en el mismo abismo eterno:
en el mismo libro
pura palabrería humana.
Ahora que sabemos
que la vida no iba en serio
podría decirse
que incluso la pena prometida valiera
que todo fuera crucial y humano
no importa si farsa, ilusión robada o engaño
para que unas mariposas consentidas
dieran lugar al feliz desenlace
de los años
cuando uno ya vivido
"a-ti-me-uno-para-toda-la-vida"
"a-ciegas-me-la-juego-bajo-tu-techo".
Nosotros sin embargo
lo hicimos mejor,
lo nuestro no fue un convenio,
«lo nuestro era amor».
Unos y otros fuimos consagrados
en el altar de los sacrificios
de las mariposas que sueñan
ante un notario del cielo
y su escribano.
Los condenados del lazo
jurábamos todos lo mismo
en el mismo abismo eterno:
en el mismo libro
pura palabrería humana.
Ahora que sabemos
que la vida no iba en serio
podría decirse
que incluso la pena prometida valiera
que todo fuera crucial y humano
no importa si farsa, ilusión robada o engaño
para que unas mariposas consentidas
dieran lugar al feliz desenlace
de los años
cuando uno ya vivido
sabe
fuera de todo tiempo y artificio.
que quererse a uno
es condición indispensable
para entregarse
para entregarse
para amar
y ser amado
fuera de todo tiempo y artificio.
Elena Larruy