artista-Ed Fairburn |
Distraída en mi cordura
atiendo razones de estado
que necesitan consejo.
Nada más lejos de mi intención
convocar a la cabeza
¡tan sesuda y juiciosa ella!
Este dolor no necesita
explicación alguna:
ni argumentos ni razones están convocados.
Cuando sea oportuno,
solo ¡quizás!
este corazón varado en el puerto de la desdicha
atienda siervos argumentos:
con sus notas, letras y acompañamientos,
de esa lógica cansina que teoriza sin nada aclarar,
a un alma convaleciendo en pena.
Otras son las voces
otros los destellos
otra la maestra que atiendo
cuando acudo al silencio;
y entre sus líneas,
discreta, rauda,
la intuición habla;
y lo hace segura, sin requiebros,
directa sin dudas,
como el agua del río,
que discurre, moja ... penetra.
Cuando el corazón doliente
sereno, en atenta escucha confía,
abre puertas, ventanas,
iza persianas para que entre el día
y arrastre su duelo,
con ese aire renovado de sentimientos
y sabios consejos.
Es la intuición la excelencia,
la voz soberana sin séquitos,
la entrenada consejera de los aciertos
de todas las causas
la doctora que en un palpito maestro
deja su regalo:
diagnóstico y tratamiento.
elena
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