lunes, 22 de enero de 2018

QUIERO SER POETA



Esta es la carta en la que Rainer Maria Rilke respondía a un joven, de diecinueve años, con vocación de poeta, que lo admiraba y al que había enviado sus poemas pidiéndole opinión y consejo. Se daba la coincidencia de que habían sido alumnos en el mismo colegio, solo que Rilque quince años antes. 
Han pasado más de cien años y aunque su contenido pueda parecer un tanto idílico y manido,  siguen vigentes sus reflexiones y consejos. Aportan luz, y confirman reglas necesarias sobre los silencios y las escuchas, el carácter y la voz propia en la expresión, la belleza, la mirada interior,  la comunión con la naturaleza, y más  detalles que  cualquier creador debe atender si su vocación es serlo.



Distinguido señor:

Hace pocos días me llegó su carta, y quiero agradecerle su confianza. Me temo que no sabré hacer mucho más. No puedo entrar en consideraciones sobre sus versos, porque me es totalmente ajena cualquier intención crítica. Y nada resulta menos adecuado, para tomar contacto con una obra de arte, que el lenguaje crítico, en el cual todo se reduce siempre a malentendidos más o menos felices. Las cosas no son tan comprensibles ni fáciles de expresar como muchas veces se nos quiere hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son indecibles; suceden en un ámbito al que no llega ninguna palabra. Y lo más inexpresable de todo son las obras de arte: realidades llenas de misterio, cuya vida perdura junto a la nuestra, que desaparece.

Dicho esto, apenas puedo añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, aunque sí hay brotes que despuntan iniciando algo personal. Especialmente en el último poema: “Mi alma”. Ahí hay algo propio que quiere manifestarse, y busca encontrar su voz y melodía. Y en los bellos versos “A Leopardi” encuentro una afinidad con ese gran solitario. Aun así, sus poemas no son todavía suficientemente independientes. Tampoco el último ni el que dedica a Leopardi. La amable carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, pero sin que con ello pueda señalarlas, dándoles su nombre.

Pregunta usted si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Antes lo ha peguntado a otras personas. Manda sus versos a revistas literarias. Los compara con otros versos, y se siente inquieto si esas revistas los rechazan. Pues bien –ya que usted me permite aconsejarlo– le pido que renuncie a todo eso. Usted mira hacia fuera, y esto es justo lo que ahora no debe hacer. Nadie puede ayudarlo. Nadie. No hay más que un solo camino: entre en usted. Examine a fondo qué es lo que lo mueve a escribir. Examine si ese deseo está enraizado en lo más profundo de su ser. Pregúntese si moriría si no le fuera posible escribir. Esto, ante todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche “¿debo escribir?” Excave en sí mismo en busca de una respuesta. Y si es afirmativa, si usted sale del encuentro con esa pregunta con una afirmación firme y sencilla, entonces construya su vida conforme a esta necesidad. Que sea su vida, hasta en su hora más insignificante, un signo y un testimonio de ese impulso. Acérquese a la naturaleza y diga, como si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehúya, al principio, las formas y los temas más transitados. Son los más difíciles, porque se necesita una gran madurez para poder decir algo propio ahí donde existen tantos buenos y brillantes aportes. Por esto mismo evite los motivos abstractos. Recurra en cambio a lo que cada día le ofrece su propia vida, sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos y su fe en la belleza; y todo dígalo todo con silenciosa, íntima y humilde sinceridad. Valiéndose, para ello, de lo que lo rodea. De las imágenes de sus sueños. De todo lo que vive en el recuerdo.

Si su vida cotidiana le parece pobre, acúsese usted mismo de no ser lo suficiente poeta para descubrir su riqueza. Porque para un espíritu creador no hay pobreza. Ni tampoco hay lugar que sea pobre o pueda serle indiferente. E incluso si estuviera en una cárcel, en la que no llegara hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no tendría aún su infancia, esa riqueza interminable, ese recinto que guarda los tesoros de la memoria? Vuelva ahí su atención. Trate de hacer resurgir las sensaciones de ese vívido pasado. Verá entonces cómo se afirma su personalidad, cómo se ensancha su soledad y se convierte en una misteriosa morada, mientras lejos, muy lejos, sucede el estrépito de lo demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este ir al fondo de su propio mundo, nacen unos versos, entonces ya no preguntará a nadie si son buenos. Ni se preocupará porque las revistas se interesen por ellos. Porque esos versos serán su riqueza más preciada y natural: fragmento y voz de su vida.

Una obra de arte es buena cuando nace de la necesidad. Ese aspecto de su origen es el único criterio válido para juzgarla, no hay ningún otro. Por eso no sé darle otro consejo que este: entre a usted mismo y explore las profundidades de su vida. Ahí encontrará la respuesta cuando se pregunte si para usted es necesario crear. Acepte esa respuesta tal como le llegue. Sin tratar de buscarle sutiles interpretaciones. Tal vez está usted llamado a ser poeta. Cargue entonces con su destino: cargue con su peso y su grandeza, sin preocuparse de las recompensas externas. El creador debe ser un mundo en sí, y debe encontrarlo todo dentro de sí y de la naturaleza, a la que está unido.

Pero tal vez después de haber entrado en la soledad de usted mismo, deba usted renunciar a ser poeta (basta sentir que se podría vivir sin escribir, repito, para no permitírselo siquiera.) De todos modos este profundo recogimiento no habrá sido inútil: su vida encontrará caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos y amplios, se lo deseo más de lo que pueden expresar las palabras.

¿Qué más podría agregar? Me parece que he dicho lo que podía decirle. Al fin y al cabo, solo he querido aconsejarle que crezca desde el impulso de su propio desarrollo. Nada puede causarle más daño que insistir en mirar hacia fuera, esperando que desde ahí llegue la respuesta a esas preguntas que solo en lo más íntimo, en la más silenciosa de sus horas, quizás pueda contestar.

Fue una gran alegría encontrar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardándole una profunda veneración y una gratitud que durará muchos años. Hágame el favor de expresarle esto. Es muy bondadoso al acordarse de mí, y lo sé apreciar.

Le devuelvo los versos que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por su gran confianza. Mediante esta respuesta, sincera y exhaustiva, he intentado hacerme digno de ella. Al menos un poco más digno de lo que, como desconocido, soy en realidad.

Con todo afecto,

Rainer Maria Rilke














sábado, 20 de enero de 2018

LA VERDAD DE LA HERIDA





Un poema de Elena Anníbali



soy tan de Dios como una hoja
un perro
un tramo de alambre
pero algo en mí
un monito parlante, un monito
ansioso y rebelado, no se conforma
con abrir la granada y ver
chorrear sus jugos
quiere, además, la gracia
del nombre, la gracia
de la garganta sin sus cuerdas
sin el buitre especular del silencio
sin el humo que ahoga, o la niebla
que enturbia el mundo
yo vine a exigir ese derecho
porque nada gano o pierdo
en todo lo perdido
porque no me importa, si en este salto,
el monito que soy, se cae
en la noche
y descubre, en la encía,
el sabor eterno de la sangre
la verdad de la herida

jueves, 11 de enero de 2018

LA SINGULAR ALEGRÍA DEL POMELO

Que nos parezca falsa
toda verdad
que no traiga consigo
al menos una alegría.
Nietzsche






“A pesar del invierno, la niebla, los coches, el ruido, el frío, los debates, el catarro, las tareas pendientes, las horas que se escapan, la gente que se odia, la campaña navideña, los árboles desnudos, las fachadas sucias, los taxistas que pitan, la señora enferma con la que acabo de cruzarme, la chinita triste que atiende el bar hacia el que me dirijo, los dedos casi helados sujetando el cigarro, avanzo por la calle como si llevase un brasero dentro del abrigo. No sé qué haría sin mi corazón. Vivir me gusta. Perdonen la alegría”.



Recogí este bello fragmento de Olga Bernad, del Blog de +Carmen Pinedo  del que siempre tengo cosas que aprender, que habla del corazón y de su alegría, de como esa actitud parece molestar a ciertas personas. Me acuerdo de una antigua amiga, profesora de sociología, que nos explicaba que ella entre clase y clase cantaba, y siempre sonreía, y cómo ciertos compañeros del instituto le reprobaban esa manera de ejercer su profesión.
Creo que a muchas amigas les gustará leerlo, pienso especialmente en una, en su alegría  anfitriona, acogedora y cantarina a la que nos gusta tener siempre cerca. Cuando era pequeña aunque tuvo motivos para dejar de sonreír, no dejó de hacerlo, la enseñaron a hacer feliz a los otros, y bien que lo consiguió, solo que se olvidó un poquito de ella. Pero ahí estamos nosotras, sus amigas, para recordarla, y hablarle de sus habilidades y destrezas, que a mi entender, sin ser esto un cumplido, son excelentes,  como lo es su noble corazón.
Cuando leía estas palabras, tan bien expresadas por la autora, pensé en la alegría de esta amiga, y la imaginé diciendo: "Perdonen ustedes esta alegría mía, no puedo con ella" y aun a sabiendas de sus tristezas y de su duelo, sigue haciendo felices a todos y todas que estamos cerca. Yo creo estar siempre en deuda contigo Pepa. Esto va por ti, es mi manera de quererte y agradecer esa alegría que siempre llevas puesta y me regalas, y porque siempre: siempre triunfo con tus recetas.  
elena

martes, 2 de enero de 2018

AL HABLARTE ME ESCUCHAS

Un poema de Homero Aridjis



Al hablarte me escuchas
desnuda de conceptos
renuncias a ti misma
para volverte aire
y al vuelo de mis pájaros verbales
concibes la palabra
siempre virgen y madre
vas perdurando los instantes
en tu cintura poderosa
algún día
cuando pierda al mundo
me harás permanecer.



lunes, 1 de enero de 2018

A TODOS LOS QUE HACEN QUE LA VIDA SEA MEJOR




El arte dignifica al hombre, ensancha sus vidas. Hay arte en todos los conocimientos, como poesía hay en la manera de mirar las cosas, y en las intenciones. Allí donde está la belleza estoy yo, con todas mis imperfecciones, intentando siempre aprender y disfrutar.  A todos los que leéis, escucháis y observáis sin grandes juicios, a los que hacéis que la vida sea mejor: gracias, por que de vosotros aprendo y puedo cultivar el arte de vivir con honestidad, también con nobleza.
A todos feliz año 2018, estrellas y abrazos, soles y cantos os mando.

elena 

viernes, 29 de diciembre de 2017

SOY FELIZ CUANDO OS RECUERDO


Bailarina-Joan Miró



Penso en tots vosaltres, mai he deixat de fer-ho, ni tampoc d´escriure.
Sóc feliç quan us recordo, m´agrada fer-vos un petó, una abraçada,
Molts petons i moltes abraçades.
Us envio amor, estrelles i jardins.
Les estrelles us les envio cada Nadal, el cel n´és ple,
Encara en queden, el cel les guarda. 

Feliç Nadal i un molt bon Any Nou

Maria Josep Saus


Pienso en todos vosotros,
nunca he dejado de hacerlo,
ni tampoco de escribir.
Muchos besos y muchos abrazos.
os envío amor, estrellas y jardines.
Las estrellas os las envío cada Navidad,
el cielo está lleno,
aún quedan, el cielo las guarda.



Querida amiga M.Josep, de entre las cosas más bonitas y entrañables que pasan cada Diciembre por nuestra casa, está tu felicitación de la Navidad. Gracias por tu recuerdo, tus besos y tus abrazos. Te recordamos siempre con cariño y te queremos. Tú si eres una estrella.

martes, 26 de diciembre de 2017

NAVIDAD EN MI FALDA





La Navidad presiona
en mi plexo.
Un grueso nudo lo atraviesa.
Faltan pocas horas
para la función.
Se han encendido las luces,
toca ser feliz, comer pavo,
el foie del malogrado pato
los turrones y el caba,
adornar el árbol, decir tonterías,
sonreír a la familia,
acordarse de los que ya no están,
intercambiar palmadas y abrazos,
recibir regalos,
y halagos.
Siempre habrá alguien nuevo
en la mesa, al que agasajar,
y ausencias naturales.

Las familias ya no son lo que eran,
dicen los más viejos,
ni nosotros somos los mismos.
El que cenaba a tu lado
ocupará un lugar, quizá, en otra mesa,
nuevas caras vendrán.
Pese a la alegría,
con amor confitado, de estos días
no tengo paz.
Vacío está mi corazón,
lleno mi plato,
sin otro apetito
que comerte a ti a bocados
cachito a cachito,
vida mia:
cuando me buscas
en la mesa
y te pides mi falda:
entonces, solo entonces
empieza
la Navidad,

Elena

viernes, 22 de diciembre de 2017

NO ANDES BUSCANDO FUERA DE TI

Fuera de ti no esperes encontrar
lo que dentro de ti nunca has buscado.
No es más hermoso el sol de otros lugares,
por lejanos que estén:
lo que importa es la luz que da vida a tus ojos.
No fatigues tus días
en recorrer países en busca de otros mundos.
No tardes en emprender el viaje a tu interior,
no vaya a ser que pronto sea tarde:
no estás de ti tan cerca como crees,
ni es tanto el tiempo de que aún dispones
para descubrirte y conquistarte.

Autor: Angel Guinda





Feliz encuentro con la luz en este solsticio de invierno, donde los días crecen, haciendo más largos los momentos de luz. Un nuevo ciclo de vida nos ilumina, despejando las sombras; nos indica el camino a recorrer a cada uno de nosotros, para poder encontrar la divinidad oculta y para proyectar luz a aquellos que mas la necesitan. Feliz celebración de la Navidad. Paz y amor para el mundo.
                                                                                                           Elena


lunes, 18 de diciembre de 2017

INCERTIDUMBRE Y PRINCIPIOS DE LA POESÍA DE WISLAWA SZYMBORSKA




No hay palabra al azar
en sus versos que no se interrogue curiosa
y movilice extrañezas.

En su hoja blanca tantea a la duda con precisión polaca,

 de su silencio aguarda  la pausa.

Es en ese instante de encuentro,
 que el poema inicia su marcha
con andares de gata:

cadente, minucioso, preciso.

Confía en su instinto equilibrista 
sorteando el vacío,
 en la estrecha cuerda
del precipicio. 

Se recrea en la incertidumbre y el misterio
le da voz a la niña,
para captar así muestra mirada
blanca. 
Inocente, atenta,
 siempre en vilo,
sosteniendo la templanza,
con pisada cautelosa
la andadura del verso avanza;
 atenta nuestra mirada,
sigue el temblor de la cuerda.
 sin mover una pestaña, 

¿Y si te caes?,
¡ni tu ni tu alma lleváis arnés!
Ni alas tiene la gata,
y siempre cae a cuatro patas,
le contestas con ironía al miedo.

 No hay valor sin riesgo,
 ni posibilidad sin duda,
 ni atención sin escucha,
ni palabra sin regla en ningún comienzo
que no se juegue la existencia, cuando todo se acaba.

La vida como los poemas tiemblan
bajo los pies.

Siempre tiemblan.
No se avanza sin un "no se"

Elena






Elegante y delicada "gata", estrella de la palabra,  poeta polaca, entrañable, inocente. Reconciliable, reconciliada, admirada y querida Wislawa. La mujer talentosa que jugó con las letras y sus reglas para dejarnos  una preciada obra poética de extenso conocimiento de vida. Sí, querida amiga, tu poesía nos ensancha y da vuelo, así nos lo expresaste en el magnífico discurso, que aquí dejo,  aceptando el prestigioso premio nobel de literatura, que la academia sueca tuvo el acierto de concederte en 1996,  como prueba de reconocimiento a tu trabajo y a tu talento, con sello propio. Así eres y serás siempre recordada, querida Wislawa Szymborska.


jueves, 14 de diciembre de 2017

CUANDO LA PALABRA ENFERMA



Yo siempre he estado mucho más interesada en lo que pasa dentro que en lo de afuera, hablo por boca de mi misma, me lo recuerdo porque a veces hasta lo dudo. Lo de afuera  lo atendí mucho más que lo de afuera a mi, y contra más lo atendía más enmudecía: ¡tanta la falsedad, la mentira, la decepción y la trampa...! Casi todo lo que sé y tiene valor e interés,  desde que uso la razón,  lo he aprendido observando con todos mis sentidos y con la boca cerrada: actuando lo necesario hasta "desgañitarme los huesos y la esperanza".
No se si los demás aprendieron mucho o poco de mi, o nada,  pero yo si aprendí mucho de ellos. Contra más observaba y escuchaba, y contra más y más observo y aprendo mayor fue y es mi interés por decir nada: nada -hoy no cuenta-  y mucho menos de utilizar la palabra de la manera tan indigna como se la utiliza ahora.

La sordera en la calle, con tanto ruido y griterío, va en aumento, la necedad, los narcotraficantes del verbo, tantos los insultos, los insulsos de porexpan, los disparos de los francotiradores, las respuestas soeces, los listos  por turnos y temporada, los idiotas anónimos y las emociones tontas y refritas de mal gusto de tanto tonto en acción benéfica asistiendo la tontería.
Yo, que creía en la palabra, -aún no he perdido la esperanza en ella-  que ahora temo ser contagiada de estúpidas opiniones idiotas y tendencias de baratija al uso televisado: quincalla a granel en las redes, en los noticieros, en los juzgados, -"tan serios, ilustradas señorías, los letrados"- por los políticos de medio pelo y los calvos, por los implantados y por  los impostores de todos los oficios y colores.
Tantos tantos y requetetantos, tonteando con idioteces y debates basura cada día y por doquier, que esta mudez mía es cada día más grave. Porque digo yo que a lo mejor no es tan malo, que alguien calle para sanar la frase, el texto o el argumento y compense a la enferma y devaluada palabra de este mal trato, -en boca de tramposos, analfabetos funcionales y de idiotas al cuadrado-.

Reitero la mudez para estas fiestas, que es como me quedo yo de momento, pero solo de momento, a ver si cae del cielo la lucidez con los polvorones y dignifica la palabra en todas las bocas enfermas y sucias, y a mí se me va esta afonía.


Elena Larruy


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