Mostrando entradas con la etiqueta Carilda Olivier. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carilda Olivier. Mostrar todas las entradas

jueves, 30 de agosto de 2018

EL BRILLO DE UNA ESTRELLA, CARILDA OLIVIER


Ayer 29 de agosto, a los 96 años de edad, falleció la prestigiosa poeta Cubana Carilda Olivier en su pueblo natal de Matanzas. Impresionante poetisa, defensora incansable  de la feminidad, la sensualidad y el erotismo. Reconocida internacionalmente por su calurosa y caudalosa obra, con más de 40 poemarios publicados. Le fueron otorgados grandes y prestigiosos premios literarios, entre los que se encuentra el Premio Nacional de Literatura. Mujer leal a sus principios, valiente y rompedora de normas y puritanismos, en la misma medida que lo fue su expresión dulce y humana. Resulta difícil separar a la mujer de la poeta.
Fue para mí un placer descubrirla, leer y releer sus poemas. Ardua la tarea de dejar una muestra, de tan rica y extensa obra, por lo que elijo el más emblemático y por el que yo la conocí:

ME DESORDENO AMOR, ME DESORDENO


“No me importa que me critiquen. Solo soy una persona que llevo la vida con franqueza y espontaneidad. He tratado de ser autocrítica, pero nunca otra mujer."


Siempre que nos abandona un artista de su talla, nos queda su obra: "Que suerte la nuestra", me digo para adentro: tenemos su voz, su rastro, su compañía eterna. Gracias Carilda por ese testimonio valioso de vida que como generosa herencia recibimos  los que amamos y nos reconocemos en la vida, con todos sus atributos,  también a los que buscamos la belleza de la verdad en la poesía. Y gracias a esa manera tuya de contárnosla: tórrida y caudalosa, brava y suave a la vez, con toda la franqueza de un alma transparente, con luz propia, noble y valiente. 




Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.




Guárdame el tiempo, guárdamelo...




Descansa; duerme el sueño eterno en paz mujer, poeta. Fuiste para mí la excelencia. Algo de tu espíritu habita para siempre en mí corazón.

Elena 




Muestra poética de Carilda Olivier 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...