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jueves, 10 de octubre de 2019

UN VIVIR EMBOTELLADO



Hace pocos días hablando con una nieta que vive en Suiza, me explicaba algo relacionado con sus estudios que me llamó la atención. A la observación que le hacía sobre la importancia de subrayar los textos a la hora de estudiar para retener y memorizar contenidos, me decía que su profesora les hacía formar frases con la materia subrayada con el fin de concretar, concentrar y retener lo relevante y esencial de la lección. En ese momento leía yo máximas escritas por Eduard Punset, relacionadas con el humanismo y el crecimiento del hombre; una de esas frases, importantes, con las que reflexionar decía: En materias de amor y desamor somos como recién nacidos toda la vida: cierto es, o si no, así lo pienso Otra venía a decir: Repetimos el pasado por no saber imaginar el futuro, y también es cierta, cometemos siempre los mismos errores porque nos falta imaginación y también valentía, y la tercera y última decía así, (y lo decía alguien que había dedicado parte de su vida precisamente a la política): La política es la peor invención humana.


Pues bien, a colación de la conversación con Mia, ese es su nombre,  y de la lección importante que me estaba enseñando, pensé hacer ese mismo ejercicio con las tres sentencias de Punset que estaba leyendo, y quedó la siguiente frase que aquí dejo, y que bien resume la ineficacia del hombre por resolver asuntos de vital importancia para su buen desarrollo:

SI VAS A COMETER ERRORES, ASEGÚRATE QUE SEAN NUEVOS. Si no hay error, no hay acierto. 



Y por último dejaré escrito otro aforismo de Federico García Lorca que acabo de encontrar y que me parece sabio y certero: La única cosa que la vida me ha enseñado es que la mayoría de las personas pasan sus vidas embotelladas dentro de sus casas haciendo las cosas que odian. Habla precisamente de esa incapacidad que tenemos los humanos para cambiar el mundo, de romper esquemas, de arriesgar y equivocarnos. Repetimos y repetimos, en un sin vivir, siempre las mismas cosas. Transitamos por los mismos caminos, tropezamos en las mismas piedras...Eso no nos lleva muy lejos y nos deja un sabor acre en la garganta unas veces y otras profundas cicatrices o morimos de hastío y aburrimiento. Ni el amor nos encuentra ni lo encontramos, y además somos gobernados por ineptos, malvados o dormidos que nos privan de libertad y conocimientos, dejamos de ser los dueños, los conductores de nuestras vidas. Algo así como muestra la imagen del pez en su pecera, rodando y rodando con cara de incógnita que nunca se despeja, en la misma pecera toda la vida. Uffffff...

Elena
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