Barbara Perrine Chu |
Con todo mi dolor metido dentro
me he asomado a la ventana.
Allí fuera parecía que no pasaba nada.
Los árboles temblaban levemente
y el río, aunque charlaba, no explicaba.
Las estrellas fulgían sin declararse heridas
y la noche parecía una música callada.
Era mentira. Ya sé. Todo me mentía,
si no necesidad, indiferencia.
Pero el que yo gritara mis pequeñas miserias
ante lo inmenso... ¡mira! ¡Que vergüenza
creer que mis problemas son cosas medio serias!
No encontraba la paz sino la risa
de un mundo sin sentido y una explosión perpetua.
Gabriel Celaya