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sábado, 24 de marzo de 2018

CUANDO EL NILO LLEGA AL CAIRO

"En la juventud predomina la opinión, en la vejez el pensamiento: de ahí que aquella sea el tiempo de la poesía y ésta más bien de la filosofía " En la primera hay "más concepción, en la segunda más juicio, penetración y fundamentos" 



 El Árbol del Tule


Si el carácter de la primera mitad de la vida viene determinado por el anhelo insatisfecho de la felicidad, de igual modo el carácter de la segunda mitad viene determinado por la preocupación ante la infelicidad. En la primera prevalecen ilusiones, sueños y quimeras; en la segunda, el desencanto, en el cual "se destaca la vanidad de todos".
Y mientras en la juventud prevalecen alegría y sociabilidad, la experiencia acumulada en la segunda mitad de la vida deja paso a una inclinación a la misantropía. Mientras en la primera la energía de la vida brota a borbotones, en la segunda se va extinguiendo inexorablemente, como el aceite de una vela que pronto se apagará. Así, la vida puede compararse igualmente "con un tejido de punto", el cual uno ve, en la primera mitad de su existencia del derecho, y en la segunda sin embargo, del revés: éste no resulta tan bonito, aunque sí instructivo, porque permite reconocer el entretejido de los hilos. Para decirlo brevemente: "Solo quien alcanza la vejez recibe una representación completa y comedida de la vida, pues él la abarca de una ojeada en su plenitud y no meramente como hacen otros, sólo desde su comienzo, sino también desde su final, a través del cual reconoce perfectamente la vanidad de la misma", Y finalmente: "En otro sentido se puede decir así mismo que los primeros cuarenta años de nuestra vida suministran el texto; los treinta siguientes el comentario del mismo, el cual nos instruye en la comprensión de su verdadero sentido y cohesión así también de su moral y todas sus sutilizas"
No es verdad por tanto que "la juventud constituya el tiempo feliz de la vida", y que "la vejez el triste"; así como tampoco que "el destino de la vejez sea la enfermedad y el aburrimiento", Por el contrario "La juventud va despedazada de un lado a otro debido a las pasiones, con poca alegría y muchas penalidades. A la atemperada vejez le dejan las pasiones en calma y, seguidamente, adquiere una apariencia contemplativa: pues el conocimiento se libera y se sitúa en lo más alto". Podemos decir entonces "La juventud es el periodo de la intranquilidad; la vejez el del sosiego". Y "La vejez conlleva la alegría de quien ha soportado los grilletes durante mucho tiempo y se mueve ahora libremente. El anciano dispone, pues, de aquella especial tranquilidad de espíritu que le permite contemplar seducción, exaltación y dolor desde la distancia. "Esta tranquilidad constituye una parte considerable de la felicidad; es más, constituye, incluso, la condición y lo esencial de ella".

SCHOPENHAUER
El arte de envejecer
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