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lunes, 6 de agosto de 2018

CRÓNICA DE UN DESENCANTO


Escultura Albert György 




La vida no es tan dramática ni tan alegre como pueda parecer a simple vista en la expresión poética o artística, o si lo es, lo es de manera temporal y circunstancial; la vida está acompañada por  infinitos momentos de naturaleza positiva como negativa, con sus  contrariedades y quebrantos pero también de  mucha alegría y afectos.

 De nosotros depende, en gran medida, como la vivamos.

Cierto es que no es lo mismo la vida de una persona joven que la de un adulto, que ha vivido muchas más experiencias. Hay  en estos últimos señales evidentes de cansancio, de repetición de los hábitos, la falta de asombro, de desilusiones. La falta de atención y escucha del exterior como el deterioro físico, la monotonía del paisaje diario poco estimulante . la sensación de inutilidad hacen que estas personas  se retraigan, se abandonen más en cierta manera y se refugien en su propio mundo alejándose más de los otros. Sé que al leer estas líneas muchos pensareis que la soledad viene del abandono de los otros, y así es también, porque no es nada nueva la invisibilidad o la indiferencia que despierta la gente mayor en el conjunto de la sociedad, pero también creo que la soledad es un asunto en el que cada uno, mayor o  no, debe implicarse, pactar con ella  manteniendo despierta la curiosidad, la sexualidad, la atención, el propio aprecio y la manera de procesar los pensamientos y de estar; la forma en que manejamos el hilo de  deshacer cosas y construir otras con hilo fino de tejer ilusiones y alegrías. 



Artista Shirin Neshat



Si miramos atrás siempre habrá algo doloroso en forma de pérdida o de culpa, que nos hará sufrir, de ahí la importancia del vivir en y desde el presente.

La tristeza y la soledad en esas etapas avanzadas de la vida, cuando no son desmedidas, no tienen porque ser malas compañeras, ni consejeras, lo son cuando se viven desde el  dolor y el remordimiento.

No hablo de fingir, hablo de asumir la madurez con plenitud y aceptación. 

Pienso que  hombres y  mujeres siempre nos estamos construyendo; cuando no es así, envejecemos y morimos de manera acelerada, o nos destruimos. Siempre hay motivos para la alegría: bendita ella. Situaciones que nos empujan y dan valor, pero eso no quita que haya días de tristeza y desencanto que llamamos a las cosas por su nombre, como hago yo ahora en este poema inspirado en otro de la poeta Uruguaya  Idea Vilariño.




Pues eso


Mi desaliento
mi enojo
mi tristeza
mis ausencias
mi sentido común
mi fortaleza
mi rebeldía
mi angustia toda
mi herencia irrevocable
mis cicatrices
mi niña pequeña,
su llanto,
mis diecisiete años
mi instinto de loba
mi alegría
mis desapegos
mi soledad
mi poesía
mi abrumadora orfandad
esta sensación de amargo fiasco
y decepción
que me acompaña
Pues eso:
mi vida
entre intermedio y descanso.

Elena Larruy


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